¿Eres esclava del “tengo que gustarle a todo el mundo”?
Veamos…
Siempre quieres agradar y complacer a los demás.
Haces cosas para que los demás te valoren.
Evitas a toda costa que alguien se moleste por algo que tú has hecho.
Dices que sí a cosas que no quieres hacer por miedo a que al otro le parezca mal.
Te cuesta expresar tu opinión si es diferente a la del resto.
Eres incapaz de llevarle la contraria a alguien.
Tienes miedo a no satisfacer las expectativas de los demás.
Buscas que los demás aprueben tus decisiones.
Te resulta difícil poner límites.
Evitas los conflictos.
Haces todo lo posible por no enfadar, disgustar o contrariar a los demás (y si al final alguien se enfada te sientes fatal).
En definitiva, en un montón de ocasiones dejas de ser tú misma para gustar a los demás.
¿Te suena? Entonces es posible que el “complace” sea uno de tus mandatos internos.
En este post te hablé de los mandatos internos y te presenté el primero, el de “se fuerte”.
En este otro post te hablé del segundo, el de “se perfecta”.
Y en este otro del tercero, el de “date prisa”.
Hoy toca el cuarto, el de “complace”.
Este es el mandato de quien se exige gustarle a todo el mundo.
Es decir, quien quiere agradar y gustar a todo el mundo, para conseguirlo, inconscientemente se da la orden de “tengo que complacer a los demás”.
Este mandato del “tengo que complacer a los demás” hace que solo te valores cuando sientes que gustas y que los demás te aceptan y te valoran.
Así que te ofreces a hacer cosas que en realidad no quieres hacer para complacer al otro.
Te adaptas para que los demás no se enfaden ni se disgusten contigo.
Te esfuerzas mucho por ser encantadora y gustar a los demás.
Complaces tanto a los demás que a menudo te quedas sin tiempo para ti.
¿Consecuencia? Que no te perdonas que alguien pueda haberse llevado una mala impresión de ti.
Que te puedes quedar horas dándole vueltas a si a alguien le pasa algo contigo o si se habrá enfadado por algo que has hecho.
Y que te incomoda muchísimo la idea de caerle mal a alguien.
…
Todo eso sumado hace que no te des permiso para ser tú misma.
¡¿Cómo vas a ser tú misma si en lo que estás pensando es en complacer al otro y gustarle a todo el mundo?!
Que no te atrevas a decir, con toda sinceridad, lo que quieres o lo que piensas sobre algo.
Que no seas capaz de hacer lo que quieres hacer si no recibes antes la aprobación de los demás.
Y que no te atrevas a decir que no o que te sientas culpable cuando lo haces.
¡Ah! Y lo mismo que te exiges complacer a los demás, es probable que también esperes que los demás te complazcan a ti.
Por eso esperas que los demás satisfagan tus expectativas y te quedas mal cuando alguien te dice que no, aunque lo haga de una forma asertiva.
Si no le gusto a todo el mundo, no valgo
¿Cuál crees que es la creencia que sostiene el mandato de “complace”?
De nuevo, como en el resto de mandatos, vuelve a ser el “no valgo”.
Es decir, si no complazco a los demás, no valgo.
Si no le gusto a todo el mundo, no valgo.
Si no me valoran, no valgo.
Si alguien se enfada conmigo, no valgo.
Si a alguien le parece mal algo que yo he hecho, no valgo.
Porque, obviamente, ¡si no gusto no valgo!
Así que tengo que complacer a los demás, decir que sí a todo, quedar siempre bien y evitar cualquier conflicto.
¿Y cómo lo hago? Pues dejando de ser yo misma.
Dejando de ser auténtica para que los demás me quieran…
Porque si soy yo misma va a haber alguien a quien no le guste y entonces yo voy a pensar que no valgo. Y me voy a sentir muy mal conmigo misma. Y me voy a criticar. Y voy a reforzar la creencia de que, tachaaaaaaan, ¡no valgo lo suficiente! Justo lo que yo decía :-).
Y, por supuesto, los demás también se van a dar cuenta de que no valgo.
Así que me vuelvo a exigir complacer a los demás y gustarle a todo el mundo, esta vez con más empeño que la vez anterior…
Y ya está el lío armado :-).
Por ejemplo, imagínate a una madre que quiere quedar siempre bien con el resto de mamás del cole. Así que cualquier cosa que necesitan, ella se ofrece. Si piensa diferente al resto, se calla para que nadie se enfade. Y siempre está pendiente de la impresión que da cuando escribe en el grupo de whatsapp. Lo que sea con tal de gustar y agradar a las demás. Y si un día cree que a otra madre le puede haber molestado algo, se siente culpable y al día siguiente se esfuerza mucho más por complacerla. ¿Te suena?
Probablemente éste sea, junto con el de “se perfecta”, el mandato más habitual en las personas con las que trabajo para que mejoren su autoestima.
Por ejemplo, recuerdo a una coachee que se sentía obligada a decir que sí cuando alguien le pedía algo. Siempre muy dulce, muy amable, muy detallista y muy pendiente de los demás. ¿De dónde venía eso? Pues de la creencia de que “no soy suficiente por mí misma, y necesito ser complaciente contigo para sentirme suficiente, o necesito gustarte para ser suficiente”.
Y ojo, que con esto no quiero decir que todas las personas generosas se muevan por el mandato de “complace”. Hay una diferencia entre dar porque me apetece y me siento bien dando a dar porque así voy a gustar y me van a querer…
¿Comprendes ahora cómo funciona el “complace”?
En general suelen ser personas muy pendientes de gustar y de agradar a los demás, que se sienten mal si creen que no le caen bien a alguien, si creen que pueden haber dado una mala impresión ante alguien o que alguien puede haberse molestado por algo.
¿Y cuáles crees que son sus consecuencias? Pues que terminas haciendo cosas que no quieres hacer y dejando de ser tú misma con tal de gustar a los demás.
Por ejemplo, recuerdo a otra persona a la que le costaba mucho poner límites en el trabajo y terminaba haciendo todo lo que le pedían por miedo a que su jefa o algún compañero se enfadara si decía que no.
Igual que el de otra coachee a la que le molestaban algunos comportamientos y algunos comentarios despectivos de su cuñada, pero se callaba y no decía nada por miedo a no gustarle o a molestarle. Y si por lo que fuera un día terminaba saltando y diciendo algo, después se sentía culpable, se pasaba horas pensando en ello y al día siguiente volvía más sumisa que nunca.
Cómo se sale del complace
Entonces, ¿cómo se sale del “complace”?
Pues lo más importante es que te des permiso para ser tú misma.
Que digas honestamente lo que piensas y lo que quieres.
Que hagas lo que quieres hacer.
Que seas como de verdad eres.
Que te des permiso para decir que no cuando no quieres hacer algo.
Que respetes cuando otra persona te dice que no.
Que te des permiso para no gustarle a alguien (porque es completamente imposible gustarle a todo el mundo).
Que sepas que eres igual de valiosa cuando no le gustas a alguien.
Que trabajes tu autoimagen y aprendas a valorarte al margen de que otros te valoren.
Que también te des permiso para que no te guste todo el mundo.
Que te reconozcas el derecho a priorizarte y pensar en ti primero.
Que te escuches y pienses en lo que sientes, lo que quieres y lo que te apetece.
Que te respetes, te cuides y te dediques tiempo a ti misma.
Y que, cada vez que te pierdas, tu brújula sea “ser yo misma”.
Pasos para ponerlo en práctica
Es más sencillo de lo que crees. Vete dando estos pasos de uno en uno:
1.Empieza por elegir algo en lo que estés buscando complacer a los demás.
2.Piensa en cómo te hace sentir y en cómo te limita exigirte complacer en ese aspecto.
3.Decide qué cambios quieres aplicar para sentirte mejor en ese aspecto. ¿Qué permiso te puedes dar? ¿Qué podrías hacer diferente?
4.Imagina que te das ese permiso. ¿Cómo te sentirías? ¿Qué pasaría?
5.Valora los cambios y disfruta de ellos.
Por ejemplo, recuerdo a una coachee a la que le costaba mucho decir que no cuando alguien le proponía hacer algo que a ella no le apetecía, daba igual que fuera una amiga, la vecina o un familiar.
Si en algún momento decía que no, después se sentía culpable y le daba mucho miedo que a la otra persona le hubiera parecido mal. El problema es que cuando decía que sí y dedicaba su tiempo a hacer algo que no quería hacer, después tampoco se quedaba bien.
¿Cómo se sentía con ello y cómo le limitaba complacer al otro en esos momentos? Pues se sentía triste, decepcionada consigo misma y un poco enfadada, y le limitaba en que dejaba de hacer sus planes o lo que de verdad le apetecía hacer.
Decidió darse permiso para decir que no al menos una de cada dos veces que alguien le propusiera o le pidiera algo que no quería hacer.
Haciéndolo así se sentiría más honesta consigo misma, más coherente, más dueña de su tiempo y de su vida y muy orgullosa de sí misma.
Y así fue como poco a poco fue viendo como no pasaba nada por decir que no, y cada vez fue atreviéndose a decirlo más. Es más, comprendió que podía decir que no y gustar a los demás, precisamente por estar siendo auténtica, en vez de por estar siendo complaciente.
Y ya está, un muy buen ejemplo práctico de por donde se empieza a salir del “tengo que complacer a los demás”.
…
¿Y tú? Si te sientes identificada con este mandato de “complace”, ¿por dónde podrías empezar a hacer cambios? Si te apetece puedes compartirlo conmigo en los comentarios aquí debajo.
¿Podrias tratar el tema de sentirte invisible? Es no encajar sin saber por qué.
Hola Penélope,
Lo tendré en cuenta, muchas gracias. De todas formas es diferente sentirte invisible en el sentido de no valorarte y no sentirte suficiente, que sí es algo de lo que hablo en los post de autoestima, con no encajar en un lugar o con un grupo de personas.
Un abrazo,
Vanessa
Me refiero a por qué la gente se hace la despistada para no saludarte, o en whatsapp que nadie te eche de menos si no contestas o en grupos del trabajo que no cuenten contigo,etc. Cuando te consideras una persona sociable, amable, normal. Es frustrante y agotador. Acepto que no tenemos que gustar a tod@s, pero no saber en qué fallas y sentirte invisible es doloroso, cuando tú te esfuerzas en socializar, caer bien, gustar, y no ves resultados. ¿Es ego?
Hola de nuevo,
En tu comentario hay varias generalizaciones, ¿qué gente en concreto se hace la despistada? ¿Quién no te echa de menos si no contestas? ¿Quién no cuenta contigo? Quiero decir que lo más probable es que sean personas concretas y en momentos puntuales, no todos siempre… Respecto a ser sociable, amable y normal, parece que al contarlo lo fueras hacia afuera, mirando hacia los demás, con el fin de socializar, caer bien y gustar… Cuando estamos mirando hacia afuera no estamos siendo auténticos, no somos nosotros mismos, sino que continuamente nos miramos en el espejo de lo que los demás esperan de nosotros…
Creo que lo mejor para comprender qué pasa es hacer algún proceso de autoconocimiento que te permita conocerte mejor y entender cómo te relacionas, te animo a ello.
Un abrazo,
Vanessa
Gracias, yo era de las personas que decía sí a todo por quedar bien, pero me di cuenta de que perdía mi tiempo.
Qué bien, Claudia. ¡Muy buena darse cuenta!
Un abrazo,
Vanessa
Muchas grácias Vanessa, este es un tema que me cuesta bastante asi que es bueno tener algunos puntos por donde empezar a trabajarlo.
Muchas gracias, Irene. Me alegro de que el post te haya servido.
Un abrazo,
Vanessa
Los temas publicados son de excelente ayuda. El contenido que desarrollan es realmente cierto, ocurren situaciones que se mencionan y es importante considerar las reflexiones que se hacen de las mismas.
¡Gracias por compartir el contenido y contribuir a nuestro crecimiento personal!
¡Saludos y bendiciones!
Muchas gracias, Jael. Espero que te sirvan esas reflexiones.
Un abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa, lo de las mamás del cole me suena..jijiji. En mi caso más que querer complacer lo que me cuesta es cortar a una persona cuando “hace” o “dice” algo que me está pareciendo mal, pero lo curioso es que no me pasa con todas las personas, sino y particularmente con CONCRETAS mamás del cole que yo veo “perfectas”, (aunque de un tiempo a esta parte se me están cayendo muchos mitos).
Por otra parte el resultado de ser YO misma me está llevando a perder la ilusión por algunas cosas, ¿te lo puedes creer? Antes tenía ilusión porque me admiraran, me valoraran, me tuvieran en cuenta… Ahora que estoy trabajando mi autoestima he bajado del pedestal a muchiiiiisimas personas, y no siento tanta necesidad de admiración.
Qué curioso…
Hola Ana,
El ejemplo de las mamás del cole es más habitual de lo que crees, lo he escuchado varias veces. Y eso que dices de cortar a alguien cuando hace o dice algo que te está pareciendo mal, es probable que también tenga que ver con el “tengo que complacer”, en el sentido de gustar y agradar a los demás. Así que me alegro mucho de que en ese camino de ser tú misma estés dándote cuenta de que vales lo mismo que los demás y ya no sientas tanta necesidad de admiración.
Un abrazo,
Vanessa
Gracias de nuevo, Vanessa, por contribuir a fomentar el desarrollo personal de quienes te seguimos – que no todo son mujeres – a través de la autocrítica y la introspección, ya que es el único camino.
Muchas gracias por tus palabras, Salvador. Sé que no todo son mujeres, de hecho hay casi tantos hombres como mujeres, pero suelen ser menos activos y participativos. Así que más agradecida aún a ti por participar :-).
Un abrazo grande,
Vanessa
Hola Vanessa, muchas gracias por tu post. Sé que por fin he descubierto lo que es la asertividad y el respeto (y la verdad es que te tengo que dar las gracias por ello =) ).
Te escribo porque me gustaría pedirte consejo. Me siento en una situación delicada. El año pasado terminé la carrera (el máster) y ahora mismo me encuentro en un estado en el que no tengo trabajo o perspectivas de qué haré a la larga, y hay otra cosa que lo empeora todo.
Nunca fui “la niña rechazada”, pero sufrí acoso escolar a finales de primaria, y secundaria fue mi peor etapa lectiva. Lo veo en perspectiva y no sabía lo que era el respeto, y por eso me juntaba con gente espantosa que me trataba fatal. En bachillerato mis compañeras de clase eran mayormente estilo Mean Girls…
En resumidas cuentas, siempre he estado “a flote” en las relaciones personales, manteniendo amistad con dos o tres personas que no me incluían en su círculo primario, para las que yo no era relevante y que, lo peor, en el fondo no me apreciaban o yo les daba igual. Durante la carrera también me pasaron cosas bastante malas. Yo era de esas personas que mantenían ellas solas las relaciones porque no se valoraban lo suficiente. En la uni siempre tenía con quien juntarme, pero sentía siempre la amenaza de “el hoyo” (estar sola) y a veces volvía a caer en él. Siempre he sentido mi contacto con gente como bastante mínimo, o al menos mucho menor que el resto de gente de mi edad. Además no tenía la mejor actitud del mundo…
Ahora ya no voy a la universidad. También me he dado cuenta de que gente que creía mi amiga o con la que podría contar ya no tienen interés en seguir saliendo conmigo. Me toca hacer duelo por ello y aunque tengo dos amigas bastante majas, una vez más no estoy en su círculo primario y siento que nos estamos distanciando otra vez. En su momento también destinaba ese contacto mínimo a gente que más tarde descubrí que no merecía la pena. He intentado meterme en asociaciones pero parece que en realidad no tienen mucho interés en nuevos miembros…
Además hubo relaciones en las que no dije cuando algo me molestaba y estaba pensando en decírselo a esas personas para sacarme espinitas, pero no sé si de verdad me compensaría.
Esta semana he llorado tres veces y actualmente me siento fatal. Pienso que he tocado fondo como nunca, estoy hartísima y también triste. Estoy cansada de estar siempre así y me pregunto si algún día se acabará de verdad. Sólo se me ocurre tenerle paciencia a las puñeteras asociaciones. ¿Puedes darme algún consejo? Muchas gracias y un saludo.
Hola Sara,
Me alegro mucho de que hayas descubierto lo que es la asertividad y el respeto :-).
No sé si entiendo bien tu duda y qué es eso en lo que quieres pedirme consejo, y tampoco sé a qué tipo de asociaciones te refieres. Sí entiendo que por tu experiencia has ido diferenciando a las personas que de verdad merecían la pena de las que no, y también comprendiendo cómo tú misma atraías a unas o a otras. Por ejemplo, respetándote a ti misma o diciendo lo que te molesta. Desde ahí se construyen las relaciones sanas, empezando por tratarte a ti misma como quieres que te traten los demás. Y cuidando esas relaciones, que entiendo que ahora quieres tener… Nombras a dos amigas, ¿qué podrías hacer para sentirte más unida a ellas? ¿Qué es lo que está en tu mano?
Un abrazo,
Vanessa
Gracias por contestarme, Vanessa. Mi pregunta sería: ¿qué puedo hacer para tener un círculo de relaciones duradero? Respecto a mis dos amigas, creo que se están distanciando de mí, porque las últimas veces les he dicho yo de quedar y siento que me han dado largas (ellas tampoco han vuelto a hablarme, lo cual al final no deja de ser alejar el contacto…). Para mí es muy duro porque como digo ya he terminado la carrera, y no tengo trabajo. Cuando era más joven supongo que me quedaba la opción de pasar al siguiente curso y no me agobiaba tanto.
Tampoco estoy muy segura de qué hago yo mal. Igual soy pesada o no sé mantener el contacto de la forma adecuada, pero la verdad es que no lo sé. De todas formas, tener amigos y círculos para salir no puede ser tan difícil, si es lo normal… Muchas gracias y un saludo.
Perdón, se me olvidó añadir en el mensaje anterior: siento que llevo mucho tiempo sin avanzar, y no sé por qué es… Igual lo ideal es intentar seguir adelante y tarde o temprano me daré cuenta de que lo he conseguido, no sé.
También he probado muchas veces en las relaciones personales la técnica de “dar yo primero”, pero antes o después la gente se olvida de mí. Pregunto por aquí porque de verdad que ya no sé qué hacer. Últimamente tenía más confianza en mí misma, pero ver que me suelen terminar dejando de lado me ha afectado bastante, la verdad. Si me dieses consejo con este tema te lo agradecería mucho. Muchas gracias y un saludo.
Hola Sara,
Creo que la mejor manera de mantener unas relaciones duraderas es ser tú, mostrarte como eres, comportarte en coherencia con tus valores y confiar en ti. Para eso muchas veces necesitas conocerte y ser consciente de tus creencias limitantes y de cómo interpretas los que hacen los demás. No es que hagas algo mal, estoy segura de que no. Lo importante es si lo que haces y lo que piensas te limita o te potencia. Por ejemplo, en una relación sana unas veces da una persona y otras otra… no está marcado ni hay un orden, sino que surge de forma natural y equilibrada. Es decir, no se trata de dar primero, sino de dar cuando lo sientes y de, también, sentirte merecedora para recibir.
Cuando las relaciones son sanas y honestas puedes compartir lo que te preocupa con tus amigas, preguntarles para que te den su opinión, y ellas te ayudarán a conocerte mejor y comprender lo que te pasa. O bien puedes buscar a un profesional que te ayude a conocerte en ese aspecto, identificar tus creencias limitantes y confiar más en ti. Busca también lecturas que te sirvan y te ayuden a mejorar tus relaciones. Lo importante es eso, que sigas explorando para mejorar :-).
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa, qué post más profundo, tocó toda mi situación actual en mi nuevo empleo, siempre he sido todo lo que describes.
Lo que me desestabilizó fue que le caí mal a una chica desde la primera semana. No sé porque pero ella me corrió de una vez y sentí su indiferencia, algo muy drástico a mi parecer, y eso me aterró. Por eso a pesar de sentir miedo no fui grosera ni nada pero no he querido tratarla mas allá de lo cortés pese a que ella ya ha tenido acercamientos hacia mí. Ella me hizo sentir muy incomoda, cómo voy a caer mal a alguien de entrada, pero no sé si esté haciendo lo correcto porque ella es cercana al jefe y puede comentarle eso y puede irme mal. Desde ahí siento que debo saludar, ser amable, atenta, aunque los demas no lo sean, principalmente con mi jefe porque siento que me van a echar y tengo muchas expectativas con este empleo. Eso me asusta, no quiero hacer nada que lo arruine. En este momento exacto me siento mal pensando en que pude haber hecho porque lo he notado distante (al jefe), pasa y saluda a las otras personas muy amablemente, conmigo simpre ha sido intermitente, la verdad, pero ahora siento que pasa algo raro conmigo directamente. Y a mí me aterra la idea de caerle mal, no quiero perder mi empleo. Entonces no paro de pensar que hice algo, no he hecho nada a mi parecer, pero analizo cada situación para tratar de descifrar qué pasa, algo que dije depronto, o tal vez la chica ya le comentó algo. Definitivamente hay algo en mi que no le agrada a las personas y no sé qué es, no sé cómo manejarlo, es difícil. Voy a poner en practica tu post y si pudieras aconsejarme algo también te lo agradecería mucho. Saludos y gracias por esos ánimos a traves de tus post.
Hola Idhaly,
Tranquila, hay muchas personas a las que le pasa lo mismo que a ti, creer que hay algo en ellas que no gusta y analizar cada situación para encontrarlo. Si tú estás tranquila con tu comportamiento y esa chica no te ha informado de nada que le haya molestado, todo está bien. Confía en ti, si alguien tiene algo que decirte te lo dirá. Y mientras tanto todo está bien en ti. No tienes que ser amiga de todo el mundo, y menos de quien no te trata bien. Claro que tampoco se trata de ser antipática con ella. Pero si estás ahí es por tu trabajo, y eso es lo que has de esforzarte en hacer bien.
Hay muchos post en el blog que pueden servirtte. Te dejo éste y éste, y después puedes seguir buscando en los apartados de autoestima.
Un abrazo,
Vanessa
Mi mamá me odia porque tengo novio. Yo ya hice pública mi relación pero aún así si alguien de la familia me pregunta si tengo novio y ella esta presente digo que no, o si esa persona ya lo sabe le digo de forma anticipada que por favor no hable del tema.
Cuando estoy con ella no hablo del tema, no presumo mi relación en WhatsApp para que ella no lo vea, etc. Todo para que ella no se enoje conmigo, para evitar el conflicto, esperando que algún día mágicamente cambie de opinión.
Sé que solo logro sentirme mal conmigo misma, pero aún así tengo miedo de lo que pueda pasar si decido hacer lo que en verdad quiero.
Muchas gracias, Vale. Te animaría a que trabajes ese miedo a lo que pueda pasar, creo que es mucho más sano ir por ahí que pasarte la vida ocultándote y esforzándote por agradar a los demás o que no se enfaden contigo.
Un abrazo,
Vanessa