¿Alguna vez te ha pasado que quieres hacer algo pero los demás te desaniman a intentarlo?
Sí, lo típico que tienes una idea rondándote la cabeza, pero se lo cuentas a alguien, le parece una locura y tú terminas por olvidarte de tu idea.
Me acuerdo de que a una amiga le pasó esto cuando con treinta y tantos años empezó a pensar en estudiar la carrera que había querido estudiar cuando tenía veinte, y por circunstancias varias no había podido hacer.
Cuando empezó a darle vueltas a esa idea ya estaba posicionada con un buen trabajo y a mucha gente de su entorno le parecía una locura que estuviera pensando en dejar todo eso y empezar de cero en otra cosa completamente diferente.
“¿Pero tú dónde vas? ¿Para qué te quieres meter en líos con lo bien que estás?”, le decían.
En parte por esos comentarios negativos y pesimistas, le costó mucho decidirse.
Este es un ejemplo de cuando quieres hacer algo pero los demás te desaniman a hacer algo.
Igual que a otra persona, en este caso una coachee, que me buscó para que le ayudara a tomar la decisión de dejar a su pareja. Llevaba tiempo pensándolo, porque ya no estaban bien, porque esa ya no era la relación que ella quería y porque sentía que no podía ser ella misma con él…
En la primera sesión me contó que una buena amiga le había dicho que no se precipitara, que los hombres eran así, que no había ninguno perfecto (ojito que esa es la creencia limitante de su amiga, y tal vez ella también se había conformado en su relación de pareja…).
Así que ella había seguido aguantando y aguantando. Hasta que por fin, cuando ya llevábamos un par de meses trabajando juntas, algo hizo clic en ella y tomo la decisión de dejar a su pareja.
Te pongo estos dos ejemplos porque son de los más frecuentes de querer hacer algo y que los demás te desanimen a intentarlo: el de querer cambiar de trabajo y dedicarte a algo que de verdad te ilusione y el de querer dejar una relación en la que ya no eres feliz.
Pero en realidad esto sirve para cualquier cosa que quieras hacer y después de contárselo a alguien te termines olvidando de ello.
Me da igual que sea montar en globo, apuntarte a clases de guitarra, hacer un viaje alrededor del mundo o ser madre soltera. Te puede pasar con cualquier cosa.
Argumentos de todo tipo
El mundo está lleno de personas frustradas porque cuando han compartido su sueño con alguien esa persona les ha hecho creer que estaban locas.
Personas que han ido dejando que los demás decidieran por ellas.
Gente que cada vez que se plantea hacer algo y alguien le dice que no es buena idea, termina descartando su plan.
¡Personas de cuarenta años que todavía se dejan tratar como si fueran niñas!
“Tú de esto no sabes” (bueno, pues si no sé, aprendo).
“Ten cuidado, que igual después te arrepientes” (a ver por favor, ¿cómo te vas a arrepentir de haber perseguido un sueño?)
“Vas a perder el tiempo” (el tiempo es lo que estoy perdiendo ahora, si no hago lo que quiero hacer).
“Vas a hacer el tonto” (¿y tú cómo lo sabes?).
“¿Tú estás loca?” (sí, lo suficientemente loca como para no quedarme con las ganas).
“¿Y si no te sale bien?” (bueno, por lo menos sabré que lo he intentado).
“Uy más vale pájaro en mano que ciento volando” (esta frase es de lo peor… ¿¿¿cómo va a valer más una vida diminuta y garantizada que la posibilidad de tener una vida grande???).
Los pelos de punta
De verdad que me pone los pelos de punta que haya tantas personas creyendo que son libres cuando en realidad no lo son.
Tantas personas dejando sus sueños en manos de los demás.
Tantas personas renunciando a lo que de verdad quieren solo porque a otra persona no le parezca bien.
En muchos casos son personas tan acostumbradas a que los demás decidan por ellas que cuando dudan sobre algo esperan que el otro les diga lo que tienen que hacer.
Personas que aunque tengan el deseo de nadar contracorriente, terminan dejándose llevar a donde desemboca todo el mundo.
Por ejemplo recuerdo a una coachee bastante inquieta que quería pedirse un traslado para vivir en un pueblo. Le costó tomar la decisión porque en su entorno le decían que para qué quería correr ese riesgo, que si estaba loca, que si no podía parar quieta, que qué iba a hacer allí…
Ella misma se creyó lo de que era inquieta, pero en vez de vivirlo como algo de lo que estar orgullosa, lo vivía como algo con lo que tener cuidado.
“A ver si es que soy demasiado inquieta”, me decía.
Y me acuerdo también de otra clienta a la que le decían que a su edad ya tendría que saber lo que quería de la vida, que no podía ser que siguiera dando tumbos sin saber a qué quería dedicarse.
“¿Otra vez vas a cambiar? ¿Pero es que nunca piensas sentar la cabeza? ¿Vas a estar con cuarenta años buscando a qué dedicarte?”, le repetían.
Pues si eso es lo que me hace feliz, sí, voy a estar con cuarenta años buscando a qué dedicarme.
El verdadero problema
Puede que al leer esto algo se esté moviendo dentro de ti. Puede que estés recordando un sueño que no llegaste a cumplir porque alguien te dijo que si estabas loca. O algo que querías hacer pero lo abandonaste porque a alguien no le parecía buena idea.
No pasa nada si te das cuenta de que en muchos aspectos todavía no has empezado a vivir tu vida.
De hecho, es maravilloso que te des cuenta.
A partir de aquí el único problema es que no hagas nada. Es decir, que sigas haciendo lo mismo de siempre.
Que sigas escuchando a los que no te dejan soñar, seguramente porque a ellos tampoco les dejaron soñar, y se han acostumbrado a vivir sin cumplir sus sueños.
A malvivir dentro de su zona de confort.
Que te quede claro: quien te dice que no puedes es porque él también cree que no puede, porque él tampoco se da permiso para poder.
Gente que, como no se atreve a salir de ahí, tampoco concibe que los demás se atrevan. ¡Podría ser peligroso!
Ay madre, ¡lo que sí que es peligroso es que se te pase la vida sin hacer lo que quieres hacer!
Que un día mires atrás y digas “¡Mierda! ¡Cuántas cosas dejé por hacer! ¡Cuántas ilusiones se me quedaron en el camino!”.
Eso sí que es peligroso.
En serio, siempre te encontrarás a alguien dispuesto a sabotearte el sueño.
El problema no es que te lo encuentres, el problema es que le hagas caso.
Porque las personas nos arrepentimos de lo que no hacemos.
¡No nos arrepentimos de haber escuchado a nuestro corazón y haber perseguido algo que nos hacía ilusión! ¡Eso no sucede!
Y sí, claro que puedes perseguir un sueño y no alcanzarlo. Pero por lo menos si te estrellas con tu sueño, ¡te estrellas tú!
Pero no que sea otro el que haya decidido por ti y por tus sueños.
Porque, vamos a ver, ¿tu vida de quién es?
O sea, ¿quién se va a beneficiar de que hagas algo que quieres hacer?
¿Y quién se va a quedar frustrada por no haber hecho nada?
¿Y quién podría salir perjudicado si lo haces y no funciona?
En todos los casos la única respuesta posible eres TÚ. ¿Entonces por qué dejas que decidan los demás?
Que no se te olvide que tu vida es tuya, y de nadie más. Y si no la vives y la disfrutas tú, a tu manera, con tus propios triunfos y tus propios fracasos, se te va a pasar la vida escuchando lo que opinan los demás.
Así que si hay algo que llevas tiempo pensando en hacer…
Si hay algo con lo que no te sientes satisfecha y te planteas cambiarlo…
Si hay algo que siempre has tenido ganas de probar…
Y lo único que te frena son los comentarios de los demás.
Que sepas que la vida que estás desperdiciando es la tuya.
Que da igual que los demás parezcan puestos ahí para sabotear tus sueños. Lo único que importa es si tú se lo permites. Si tú les das ese poder. Si te lo quitas a ti para que lo tengan ellos.
…
Por cierto, mi amiga no se arrepintió de haber empezado la carrera de sus sueños. Al revés, lo considera una de las mejores decisiones que ha tomado.
Y esa coachee que por fin se atrevió a dejar a su pareja, aun con el vértigo de la soledad y la incertidumbre, se siente plena y liberada, dispuesta a tener la vida que se merece.
Y la coachee inquieta ahora vive en un pueblecito de la sierra madrileña y está la mar de contenta de haberse atrevido a cambiar.
Y la otra ha aprendido a darse permiso para buscar hasta que sienta que ya ha encontrado eso que estaba buscando. Sin prisas ni deberías. Y está tranquila e ilusionada.
…
¿Y tú? ¿Qué me dices de ti? ¿Qué es eso que no estás haciendo porque alguien te dijo que no era buena idea? ¿Hasta cuando piensas dejar que los demás vivan tu vida? Me encantará que compartas tus reflexiones conmigo en los comentarios aquí debajo.
Hola querida Vanessa, siempre das en el clavo con tus comentarios en lo que a mí concierne.
Estoy en un momento en el que he conocido a una persona, que viene con todo lo que no he tenido anteriormente en mi relación anterior, como salido de un cuento.
El caso es que tengo un problema conmigo misma, intentando superarlo, pero me cuesta, y no puedo disfrutar de la relación como debiera, y es el “temor a lo que digan los demás” si me ven con él. Esto me está causando estrés, malestar, y problemas… Estoy leyendo libros de autoayuda, por cierto me han encantado dos de los que recomendaste este verano, los otros no los he encontrado, y sobre todo “Cree en ti” se ha convertido en mi compañero. Releo sus párrafos o frases, pues necesito interiorizar esas ideas, y hacerlas parte de mí.
Esta preocupación del que dirán me ha acompañado toda la vida, y me fue inculcada desde pequeña, así que no va a ser fácil desarraigarla.
Intento escuchar mi diálogo interno y repetir frases que me ayuden, pero me cuesta.
Te agradecería me indicaras más concretamente como puedo trabajarlo.
Mil gracias por tu trabajo y atención. Un abrazo
Hola Concha,
¿Qué es lo que temes que puedan decir los demás? Si es tu vida, y quien la vive, la disfruta y la siente eres tú, ¿qué tienen que ver los demás aquí? ¿Qué más da lo que digan? Si te imaginas a una Concha viejecita, sentada en un sillón recordando su vida, ¿qué quieres que esa Concha piense cuando mire atrás? Podría pensar “qué bien que seguí el camino de mi corazón y disfruté de la vida como quise hacerlo, estoy orgullosa de mí”. O podría pensar, “qué pena que viví mi vida y tomé decisiones pensando en los demás, qué pena no poder volver atrás para hacerlo diferente”. Esto lo eliges tú.
Ojo con pronosticar algo en negativo: “no va a ser fácil desarraigarla”. ¿Cómo lo sabes? ¿Y si sí lo fuera?
En el blog hay varios post sobre creencias, desapegarte de lo que piensen los demás o cómo cambiar el diálogo interno. Sigue leyendo y busca dos o tres estrategias para introducir en tu rutina diaria desde hoy mismo.
Un abrazo,
Vanessa
Buenas Vanesa, tu escrito me ha encantado. En muchas cosas me siento identificada, por ejemplo que decidan por mí lo que tengo que hacer. Si les digo de hacer un curso de diseño web, me dicen que para mí no es, que eso es para expertos, y así en muchas cosas. Estoy desempleada ahora, porque en 2017 dejé la limpieza para mejorar y no he encontrado nada. Me siento estancada con mi CV, me gustaria cambiarlo, por cosas que sé hacer y me gusta hacerlas. Gracias por tus palabras. Un Saludo de Cecilia
Hola Cecilia,
Muy bien, ¿por dónde te gustaría empezar? ¿en qué pequeño aspecto te gustaría hacer algo que quieres hacer, independientemente de lo que digan los demás? Piensa algo sencillo para empezar, y regálatelo :-).
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Vane, me gusta mucho lo que escribes, me gustaría que escribieras algo, o si ya lo has escrito me lo recomendaras, sobre cuando tenemos personas a nuestro alrededor que no entienden que ya no queremos nada con ellas y buscan la forma de insistir en algo que ya no tiene sentido. Gracias por leerme y te envío, muchos saludos!
Hola Paulina,
Lo tendré en cuenta. Creo que no tengo nada sobre ese tema, a las personas suele preocuparnos más cuando queremos a alguien y no somos capaces de soltar a esa persona… Normalmente el que se quiere ir lo tiene más fácil, simplemente con no mirar atrás y ser muy claro con la otra persona.
Un abrazo,
Vanessa