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Resulta que tenía yo una amiga, llamada Pili, que decía que sí a todo. A los favores que le pedían, a lo que le proponían, a lo que le preguntaban… Era incapaz de decir que no porque se sentía fatal y le daba miedo lo que pudieran pensar los demás. Así, aunque hacía muchas cosas por compromiso, se sentía bien porque la aceptaban y la valoraban. O eso pensaba yo. Hasta que un día, bastante enfadada, me dijo que estaba harta de que los demás le pidieran y le exigieran tanto porque se sentía comprometida a decir que sí. Me confesó que estaba cansada, que ya no podía más, que le parecía que vivía para agradar a los otros y que nunca se agradaba a sí misma. Nunca hacía nada para ella, no le quedaba tiempo. Aguantaba y aguantaba y, si alguna vez explotaba, pedía perdón porque se sentía culpable. Y después vuelta a empezar y a girar la rueda. ¿Qué podía hacer? En mi opinión, le dije, “ni siquiera cambiando a todas las personas de tu entorno solucionarás el asunto, porque el problema no es que los demás te pidan mucho. ¡Es que tú lo das!”. Ella era la que no se atrevía a decir que no, sin ver que, lo mismo que otros tenían derecho a pedirle lo que fuera, ella tenía derecho a rechazarlo.
Es decir, mi Pili, como todas las Pilis del mundo, había elegido ese rol en su vida. Probablemente porque nadie le había enseñado a comportarse de otra manera y porque, hasta que no se dió cuenta de lo que le pasaba, no hizo nada por remediarlo. La buena noticia es que, a día de hoy, Pili luce una asertividad recién estrenada que es la envidia de todo el barrio :-).
“Acusar a los demás de los propios infortunios es falta de educación;
acusarse a uno mismo demuestra que la educación ha comenzado”, (Epícteto)
Pero, ¿qué es exactamente la asertividad? Para mi es algo así como “decir lo que pienso, lo que siento y lo que necesito, de una forma honesta y tranquila, en el momento adecuado, con respeto, haciéndome responsable de lo que estoy diciendo y sin sentirme culpable”.
- Una persona asertiva es la que sabe que tiene derecho a defender sus intereses, a expresar sus opiniones y a pedir lo que necesita, para alcanzar lo que quiere y lo que se merece.
- Respetando a los demás y respetándose a sí misma.
- Con un tono amable, seguro y confiado.
- Sin manipular, sin hacer daño a otros y sin permitir que otros se lo hagan a ella.
- Sin ambigüedades y sin tragarse sus sentimientos por miedo o por vergüenza.
- Sin expresarse con agresividad, sin ofender y sin necesitar tener la razón a toda costa.
- Con la seguridad de que tiene derecho a expresar su opinión y de que es solo eso, su opinión. No la verdad absoluta.
- Asumiendo las consecuencias que eso pueda tener y respetando que otros no lo aprueben o no lo acepten.
Pueden ser muchos los motivos que hacen que alguien no sea asertivo. Por mi experiencia, casi siempre tiene algo que ver con el miedo al rechazo. Por eso mismo creo que es muy difícil ser asertivo si antes no tienes una buena autoestima, confianza y seguridad en ti mismo y en tus decisiones.
Pero hay muchas más creencias erróneas que nos pueden estar impidiendo ser asertivos:
- Pensar que todo el mundo tiene que aceptarnos.
- Pensar que la mejor forma de evitar problemas es decir que sí a todo.
- El miedo a molestar o a herir a otros.
- El miedo a la crítica y a lo que los demás opinen de nosotros.
- Pensar que si dices que no estás siendo maleducado o grosero.
- Pensar que nuestro valor se mide por cuánto nos valoran los demás.
Al comportarnos así lo que estamos haciendo es ponernos una máscara, siendo quien no queremos ser e hiriéndonos a nosotros mismos con tal de sentirnos queridos y de evitar un conflicto, sin darnos cuenta de que los demás nos querrán y aceptarán mucho más cuando nos respeten por quien somos, cuando vean nuestra autenticidad, cuando vean que somos alguien en quien se puede confiar, alguien que expresa lo que siente, lo que piensa y lo que necesita. ¿O no son ese tipo de personas las que todos admiramos?
“Si te olvidas de ti, tarde o temprano los demás, siguiendo tu ejemplo,
también se olvidarán, y quizás deduzcan que no existes”, (Jorge Bucay).
Claro está que no es sencillo ser una persona asertiva en todos los momentos y en todos los entornos. A unos nos cuesta más en unos y a otros en otros. A mi, por ejemplo, me costaba más serlo con las personas que sentía que iban a juzgarme. A otros puede que les resulte más difícil en su trabajo y más fácil en su familia. O al revés. Cada persona es un mundo, en esto y en todo.
Y también hay personas que, dentro de la “no asertividad”, pueden moverse entre un extremo y el otro. Es decir, entre:
- La conducta sumisa, y la más habitual, que es la persona que no se respeta a si misma y vive en el “lo mío no importa, lo que importa es que los otros estén bien y que me quieran”.
Ó
- La conducta agresiva, que es la persona que no respeta a los demás y que no sabe relacionarse. Vive en el “lo tuyo no importa”. Y lo curioso es que también suele ser por miedo: a que otros se aprovechen de ella, a quedar por debajo, a mostrar su debilidad…
Ninguna de las dos, ni la sumisa ni la agresiva, puede ser asertiva porque ninguna se está dando cuenta de que:
- Los demás te tratan como tú les dejas que te traten.
- Tú no puedes pedirle a otra persona que cambie, pero en el momento en que empieces a poner límites y a decir que no, la otra persona te tratará de forma diferente, te respetará y aceptará tu opinión. Cambiará sin que tú se lo pidas. Y, si no lo hace, no es asunto tuyo, sino suyo.
- Tus opiniones son tan importantes como las de los demás. Si otros las expresan no es porque las suyas sean mejores, es porque confían en sí mismos y no tienen miedo a expresarlas.
- Cuando una persona no está de acuerdo contigo no es que te esté atacando a ti como persona. Simplemente no está de acuerdo con tu opinión. Igual que tú no lo estás con la suya. Por un motivo tan sencillo como que somos personas distintas y no todos pensamos igual ni tenemos los mismos valores.
- Se pueden poner límites y decir que no con educación y una sonrisa. Porque lo que puede molestar a otro no está en lo que dices, sino en cómo lo dices. Así, la clave es aprender a expresarnos de una forma sincera, elegante y clara, asumiendo que lo que decimos es nuestra opinión, con frases como:
-“Entiendo que te gustaría que te acompañara, aunque yo prefiero dejarlo para otro día”.
-“Cuando no me miras mientras te hablo me parece que no me estás escuchando”.
-“Me gustaría que cuando creas que mi trabajo puede mejorarse me lo digas”.
-“No me apetece salir esta noche, pero podemos vernos la próxima semana”.
-“No me siento cómodo dejándole mi casa a nadie. Espero que lo entiendas”.
Al principio, mientras vas ajustando tu asertividad, es probable que tengas remordimientos, que te sientas mal, que creas que no tenías derecho a expresarte o que te de por pensar en lo que habrá pensado la otra persona, si le habrá sentado mal o si te apreciará menos a partir de ahora. No pasa nada, es normal y muy habitual.
“Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años
fue a decir no cuando es no”, (Gabriel García-Marquez).
Lo importante es que te quieras mucho, mientras aprendes a ser asertivo, y siempre. Trátate con cariño, con paciencia, reconociéndote cada paso que das, sabiendo que para ser la persona que quieres ser no es suficiente con saber lo que quieres, sino que también tienes que saber comunicarlo.
¿O vas a seguir hipotecando tu felicidad para que los demás te acepten? No, claro que no 😉
Si te apetece, cuéntame tu opinión en los comentarios.
Y si necesitas apoyo para trabajar tu asertividad estaré encantada de ayudarte. Puedes ponerte en contacto conmigo aquí.
Solo puedo decir que eres genial escribiendo, todos los post valen oro. Me doy cuenta de las cosas que hago mal, pero leo tus posts y veo que la solución esta siempre en mi. Tengo muchas ganas de ‘ponerlo en practica’’…
Gracias, no dejes de escribir. Un saludo!
Muchas gracias por tus palabras, Marta. Me alegro mucho de que te esté sirviendo lo que lees. Sigue disfrutando, encantada de acompañarte en tu camino :-).
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Cada día me gusta mas tu blog, qué de cosas en las que me siento identificada y para las que no encontraba solución, cuesta muchísimo cambiar…
Cada enlace lleva a otro si cabe más interesante, me siento identificada en tantas cosas… Yo tampoco sé decir NO, creo que puede pasar algo si lo digo, conozco personas seguras que lo dicen siempre que lo creen oportuno y no pasa nada, pero yo creo que a mí sí me pasaría.
Tengo mucho que trabajar. Muchas gracias por todo, esto es de gran ayuda, la teoría es fácil de entender, la practica es otra cosa.
Muchas gracias, Marian. En mi caso también había muchas cosas que mejorar… Me puse con ello, según iba viniendo, dejando que el Universo marcara lo que era importante en cada momento, y ahora ya son menos. Por ejemplo, yo tampoco sabía decir que no, tenía miedo al rechazo… Quiero decir que todo camino se puede andar, y que lo importante es el primer paso, y luego otro, y otro…
Un abrazo cariñoso,
Vanessa