Descárgate GRATIS la guía Cómo Defenderte cuando Alguien Traspasa tus Límites

Diez razones por las que baja la confianza en ti

la confianza en ti - mujer en el bosque

Seguro que alguna vez te han dicho “lo que necesitas es tener más confianza en ti”.

O tú misma has pensado “si tuviera más confianza en mí, no me pasaría esto”.

Vale, sí, eso de “tienes que tener más confianza en ti” está muy bien como consejo, pero, ¿cómo se hace?

A la hora de la verdad, en lo práctico y en lo cotidiano del día a día, ¿qué tienes que hacer para tener más confianza en ti? Pues eso es lo que voy a contarte en este post.

Si hay algo que siempre está presente en los procesos de las personas que hacen alguno de mis programas es que sepan cómo llevar la teoría a la práctica.

Que a partir de lo que me van contando que les genera malestar en su vida y lo que les gustaría que pasara con eso, busquemos cómo llevarlo a lo concreto y a lo práctico para que de verdad sientan y perciban esos cambios que están necesitando.

Porque sentirte bien y tener confianza en ti, como te puedes imaginar, no depende de la teoría que te sabes, sino de lo que haces y de lo que NO haces.

Así que en este post te quiero contar diez razones por las que baja la confianza en ti.

1.No reconocer tus errores ni lo que no te gusta de ti.

Cuando te equivocas, cuando no eres clara con alguien, cuando dices algo de lo que después te arrepientes, cuando sientes envidia, miedo o cualquier cosa que crees que no está bien sentir, cuando no consigues algo, cuando no haces algo bien…

Y te juzgas, te culpas y te castigas, porque no fuiste taaan perfecta como deberías. Y te avergüenzas de ti misma, pero como no quieres que los demás se den cuenta de eso, lo escondes y lo disfrazas.

Es decir, para que los demás no te rechacen, la primera que se rechaza eres tú.

Por ejemplo, imagínate que no te apetecía un plan que te propusieron, pero no fuiste clara con el otro. Y después, cuando sientes que se está dando cuenta, en vez de asumir tu responsabilidad, te justificas con un “es que no habíamos quedado en nada fijo”, y tergiversas y cuentas mil historias para no quedar mal y/o que al otro no le parezca mal.

Es decir, en vez de reconocer que en ese momento no fuiste sincera y no te atreviste a decir que no te motivaba mucho ese plan, lo que haces es quitarte el muerto y darle la vuelta a la tortilla.

2.Hacer cosas que no quieres hacer (y no hacer las que quieres).

Si te paras a pensar en tu día a día, seguro que hay algo que haces y que sabes que no te sienta bien. Que no lo haces porque de verdad quieras hacerlo, sino por quedar bien con alguien o porque es lo que tú te cuentas que tienes que hacer.

Y seguro que también hay algo que sabes que te sentaría genial y no lo estás haciendo.

Y no me refiero solo a grandes decisiones como que “me casé con el hombre que les gustaba a mis padres, y no el que me gustaba a mí”, que también.

Sino a las cotidianas de todos los días, tipo que siempre vas a un sitio al que, en realidad, si escuchas lo que sientes, no te apetece nada ir.

O que digas algo que, si te paras a pensarlo, no sientes que sea así. Y te callas lo que sientes que sí es.

Pues eso, que no haya congruencia entre lo que sientes, lo que piensas y lo que haces, siempre va a bajar la confianza en ti.

3.No elegir en qué pones tu atención.

Es decir, no hacerte responsable de la calidad de tus pensamientos y dejar que campen a sus anchas.

Si observaras lo que pasa por tu mente a lo largo del día , ¿de qué te darías cuenta? ¿En qué verías que estás poniendo más el foco? Porque la atención es selectiva, no puedes tenerla en varios sitios a la vez, y dónde la pones es algo que sí que depende de ti.

Si cuando pasa algo te dices que no hay manera, o que tú no puedes encontrarla, o que eres un desastre y no te mereces que te salga bien…

Si cuando cometes un error te castigas y te pones a pensar en todo lo que haces mal, o si eres compasiva contigo y te recuerdas todas las veces que lo has hecho bien…

Si cuando tomas una mala decisión te pones a darle mil vueltas y a alimentar tu angustia y tu arrepentimiento, o si comprendes que eso fue lo que te pareció mejor en ese momento, que no podías saber lo que sabes ahora y que equivocarte es señal de que estás viva y de que mueves el culo (porque los únicos que no se equivocan nunca son los muertos)…

Si ves peligro y amenazas por todas partes, si desconfías de la gente y tienes pensamientos críticos y agresivos hacia los demás, y proyectas en ellos la falta de amor de tu propia mirada…

Si en vez de valorar cada pequeño paso y ver todo lo que has andado, miras todo el camino que te queda por delante y todo lo que te falta…

Por ejemplo, lo que me pasa a mí ahora que estoy aprendiendo a esquiar. Hay momentos en los que me despisto y empiezo a fijarme en lo que no me sale bien y, desde esa exigencia, entro en el miedo y me bloqueo.

En cambio, cuando yo misma reconduzco eso y pongo el foco en todo lo que estoy avanzando y en reconocerme cada mejora, por pequeña que sea, avanzo mucho más.

Nada tiene valor por sí mismo, siempre depende de la importancia que tú le des. Y eso es algo que eliges tú, un montón de veces al día desde que te despiertas.

4.No escuchar ni confiar en lo que estas sintiendo.

Y darle más valor a lo que piensas, o a lo que piensas los demás, que a lo que tú sientes sobre eso.

Cuando, una vez que has aprendido a depurar tus pensamientos y a elegir lo que te cuentas, una vez que has quitado toda la paja, ¡lo que sientes tiene que pasar a ser sagrado para ti!

Porque es tu brújula interior, tu sabiduría más esencial, lo que siempre te está marcando el camino de por donde sí y por donde no.

¿Qué haces tú cuando quieres decidir algo? Porque los días están llenos de pequeñas decisiones, unas más trascendentales y otras menos.

¿Escuchas lo que sientes y decides desde ahí? ¿O desconfías de lo que te dice tu cuerpo y le empiezas a dar mil vueltas a la cabeza? Pues si no confías en lo que estás sintiendo, imposible que confíes en ti.

Y te digo como lo hago yo: cada vez que quiero tomar una decisión, ya sea algo cotidiano, en plan si quedo o no con alguien, o algo más grande, en plan si me compro un piso o arreglo el que tengo, me lo dejo sentir. Me lo escucho en el cuerpo, conecto con mis sensaciones, y la respuesta siempre aparece. A veces viene al instante y a veces tengo que esperar unos días, pero si escucho dentro de mí y confío en lo que siento, siempre llega.

5.Hacer siempre lo mismo.

Cuando siempre haces lo mismo, lo que te hace sentir cómoda y segura, lo que no supone ningún riesgo de ningún tipo, la confianza en ti se debilita.

Si nunca pruebas nada diferente, si no te arriesgas en nada, si no cambias en nada… ¿Cómo crees que vas a ganar confianza en ti?

Y no me refiero a grandes riesgos, sino a algo tan sencillo como apuntarte a alguna actividad a pesar de que pueda ser que no se te dé bien o que no encajes bien con las personas a las que conozcas ahí.

Aprender algo nuevo; ir a un sitio distinto; decir algo que siempre piensas, pero nunca dices; quedar con alguien nuevo; hacer algo diferente el fin de semana; comprar un producto sin saber si te va a gustar o no; hablar con un desconocido

6.La impaciencia.

El quererlo todo ya, creer que las cosas tienen que ser ya, que si te estás esforzando tendría que pasar ya, que “esto” tendría que ser de un día para otro…

Cuando no respetamos los tiempos de la vida, cuando no respetamos sus procesos y queremos acelerarlos, nos salimos de la confianza y nos vamos al control. Y, desde ahí, a la primera que algo no sale, que no va al ritmo que según nuestro ego debería ir o que damos un paso atrás, abandonamos.

Y entonces es cuando la confianza se quiebra, porque cada vez que abandonamos nuestra confianza en nosotros mismos se deteriora un poco más.

“Suelo empezar con muchas ganas, pero después no tengo paciencia para ser constante si no veo resultados”, que me decía una coachee (si quieres trabajar conmigo, puedes rellenar este formulario para tener una cita de valoración).

Justo ahí es donde la constancia y la perseverancia han dejado paso al control y al miedo.

Y da igual lo que quieras controlar, ya sea lo que piensen los demás, lo que no quieres que pase o que nada salga mal. Que en cuanto te has empeñado en controlar algo es como si te estuvieras diciendo “no confío en mí ni siento que vaya a estar ahí para rescatarme si esto no sale bien”.

7.No querer ver la realidad.

No reconocer lo que sientes, lo que no funciona o lo que no encaja.

Negar las situaciones de tu vida que te generan malestar, huir de ellas, mirar hacia otro lado, evitar lo que no quieres afrontar…

En plan “fuera, fuera, fuera lo que me duele y lo que no me gusta. Si no lo miro es como que no existe”.

Pero, vamos a ver, ¿cómo crees que vas a poder confiar en ti si no te estás haciendo cargo de tu vida? ¡Es que es de cajón!

Si sabes que necesitas hacer algo y no lo haces, que por el motivo que sea lo estás evitando, ¿cómo vas a confiar en ti? ¿O acaso confiarías tú en alguien que haces eso?

Por ejemplo, si te molesta algo de alguien y, en vez de decírselo, te vas alejando. O incluso si es una pareja y en vez de ser clara lo que haces es dejar la relación sin afrontar esa conversación. O si, peor todavía, haces todo esto como una estrategia para que el otro reaccione en vez de comunicarle lo que te está pasando…

Si no estás asumiendo la responsabilidad de tu vida y de tus relaciones, ¿cómo quieres confiar en ti?

Si evitas lo que te duele, si lo tapas en vez de afrontarlo, es imposible que confíes en ti como dueña de tu vida.

8.Preguntarles todo a los demás.

La confianza en ti no se entrena a través de los demás. Eso puede hacer que confíes en ellos, si aciertan con lo que te dicen, o que no confíes, si no aciertan.

Pero para confiar en ti necesitas ser tú quien pruebe y quien se equivoque.

Si siempre les preguntas a los demás va a ser imposible que te sientas segura de tu capacidad de liderar tu vida.

Además de que, como ya te conté una vez, ellos siempre te responderán desde sí mismos, en base a su sentir y a sus necesidades, no a las tuyas. ¡Podrías contarle algo a veinte personas y que cada una te dijera algo diferente!

Por eso, ¡es a ti a quien necesitas preguntarle cada vez que dudes de algo! ¡Es en tu respuesta en la que necesitas aprender a confiar! Porque eso, confiar en ti y dar pasos, aunque te equivoques, es lo que hará que te sientas más segura de ti misma.

9.Compararte y no querer quedar nunca por debajo de nadie.

Cuando alguien tiene mucha tendencia a compararse, y yo tuve mucha, muchísima, lo que no soporta es quedar por debajo de alguien, ser menos que esa persona y sentirse inferior a ella.

¡Pero es que eso es algo inevitable! Siempre habrá personas con las que, en un determinado aspecto, sepas que están mejor que tú y otras que están peor. Y no pasa nada, porque lo que te hace perder la confianza en ti no es darte cuenta de que el trabajo de fulanito es mejor o la pareja de menganita es más sociable.

El día en que la confianza en ti ya no dependa de eso, el día en que compararte ya no sea algo automático en ti, podrás aceptar sin ningún problema que en algo estás peor que esa persona. Y no pasará nada, ni te sentirás menos segura de ti misma por ello.

Y ahí es cuando, por ejemplo, en vez de pensar que eres la que menos sabe de eso y que no tienes nada que aportar, pues te relajas y escuchas tan a gusto y preguntas las veces que haga falta, sin juzgarte ni sentirte menos por ello.

10.Quedar en algo contigo misma y no cumplirlo.

De esto ya te hablé en profundidad en este post, pero me parece taaaan importante que no podía dejar de incluirlo.

Cada vez que te dices a ti misma que vas a hacer algo y te fallas y te sientes insatisfecha contigo misma por ello, la confianza en ti se reduce un poquito.

Ya sea hacer algo que tienes pendiente, ponerte a estudiar algo, llamar a alguien, llevar eso a no sé dónde, cerrar un asunto que viene de lejos…

Por ejemplo, recuerdo a una coachee que nueve de cada diez días llegaba tarde a su clase de pilates. Y todos los días pensaba lo mismo: “mañana tengo que llegar puntual”. Pero volvía a llegar tarde. ¿Ves de qué manera se fallaba a sí misma? ¿Cómo se decía algo que después no cumplía?

Pues esto es mortal para la confianza en ti. Así que piensa en pequeñas cosas cotidianas en las que te des cuenta de que una y otra vez te fallas y te decepcionas a ti misma, porque ahí tienes un agujero negro por el que se te está escapando mucha confianza en ti.

Y si quieres puedes compartir conmigo, en los comentarios aquí debajo, con cuál de estas diez razones por las que te baja la confianza en ti te has sentido más identificada. Me gustará mucho leerte.

¿Quieres más consejos?

Apúntate GRATIS y recibe cada semana herramientas y recursos para tener Más Seguridad, Más Felicidad y Más Bienestar.

Sí, acepto la Política de protección de datos.

Acerca de Vanessa Carreño

Trabajo con mujeres que se sienten inseguras, no se valoran ni tienen confianza en sí mismas, le dan muchas vueltas a la cabeza y se preocupan mucho por lo que piensen los demás.

Con mis programas de Autoestima, Relaciones Personales y Dependencia Emocional consiguen ganar confianza en sí mismas y sentirse seguras y capaces de alcanzar sus objetivos. Aprenden a valorarse, se atreven a ser ellas mismas y empiezan a disfrutar de su vida y de sus relaciones.

¿Quieres que te ayude a ti también? Solicita una sesión de valoración gratuita conmigo rellenando este formulario.

8 comentarios

8 comentarios
  1. Valeria 03/03/2022

    Hola Vanessa, me gustó mucho lo que dices y te comento que yo por lo menos me identifico con la numero 10, muchas veces digo que voy a hacer ejercicio por ejemplo y luego no logro cumplirlo y me decepciono conmigo misma, y veo que tienes razón en que eso daña mi confianza en mí, agradezco mucho los consejos que das y los pondré en practica.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 07/03/2022

      Muchas gracias, Valeria. Sí, cualquier forma en la que te decepciones daña la confianza en ti. Es preferible que no te prometas que vas a hacer nada de lo que no estés segura, y desde ahí vayas aumentando el compromiso poco a poco.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  2. Carolina 05/03/2022

    Yo soy mucho de negar lo malo y huir en la medida de lo posible por miedo a enfrentarme. Si no puedo huir porque es en el trabajo o algo que tengo que hacer sí o sí prefiero agachar la cabeza y decir a todo que sí. Pero me di cuenta de que esto me hacía sentir mal y que al principio lo de huir funcionaba pero claro…es que hay muchas veces que te tienes que enfrentar a las cosas en tu vida, entonces no puedes siempre huir porque a parte de que te sientes mal no llevas la vida que quieres, sino lo que los obstáculos te van imponiendo.
    Así que es algo en lo que estoy trabajando. Cuesta pero me ayuda el haberme dado cuenta que lo que hacía era huir y también el apuntar las sensaciones tanto externas como internas que me provoca el enfrentarme a una situación antes, durante y después. Porque muchas veces veo lo que he apuntado en antes y lo comparo con el después y la mayoría de las veces era peor lo que yo me estaba creando en mi cabeza que el enfrentamiento en sí.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 07/03/2022

      Muchas gracias, Carolina. Sí, el miedo hace que veamos las situaciones mucho peor de lo que en realidad son, y desde ahí no nos sintamos capaces de afrontarlas. Me alegro de que estés en el camino de trabajar esa confianza en ti y hacerte responsable de ti misma.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  3. S. G. 09/03/2022

    Vanessa me ha gustado mucho tu post, gracias por compartirlo.
    Me he sentido identificada con cada razón. Yo evito mucho la confrontación y el conflicto, ya que no me gusta y como resultado hago cosas que no quiero hacer, no me escucho y no respeto lo que yo quiero. Sé que el camino es la asertividad pero me cuesta bastante, me resulta más cómodo ceder, aunque a la larga las consecuencias sean peores para mi.
    Tampoco respeto los pequeños compromisos conmigo misma, y eso, ciertamente mina mi confianza, por eso me ha gustado lo que dices de comprometerse a pequeñas cosas que sepas que vas a cumplir primero y luego ir aumentando el compromiso.
    El año pasado hice tu curso Amor, y leer post como éste me refrescan lo que sentí haciéndolo y la transformación que hice. Es como una píldora recordatoria. Gracias

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 21/03/2022

      Gracias a ti, Susana. Me alegro de que te haya gustado. Es importante que tú misma generes esas pildoritas diarias que te mantengan centrada en el camino que necesitas para sentirte bien y a gusto contigo. Con lo que sientas que en cada momento necesitas recordar más, tener más presente.
      Un abrazo grande,
      Vanessa

      Responder
  4. Manuel Alejandro Gómez Ramos 07/11/2022

    En mi caso me arriesgo a tomarme nuevos retos, por ejemplo a pesar de mis dolencias propias de mi edad, he pedido una cita para ir a foniatría. Desde pequeño (tengo 51 años) nunca he corregido el defecto de pronunciar mal la letra “r” siempre que hablo o digo mi nombre se las ven y desean la gente para identificarme por apellidos (ya sea empresa pública y privada). Me he propuesto a superarme a mi mísmo y quiero corregir mi error.

    Por otra parte debido a una enfermedad degenerativa, artritis de columna (espondilitis) grave, sin ningún tipo de cura y que progresiva con el tiempo, me he apuntado en Pilates y no he faltado ningún día salvo un día, ya que se estaba muriendo un ser muy querido mío, hermano de mi padre y a pesar de que tengo luxación de ambos hombros (en una clase se me salió el hombro, pero seguí con la clase) me he tirado a la “piscina” porque amo la vida y aunque mi calidad y esperanza de vida es baja me gusta ser constante y aferrarme a la vida. Por otra parte me he apuntado a clases de natación, y nada como “un pato mareado” cogido a un churro y no me importa, pero gracias a eso ahora puedo andar ocho horas seguidas fuera y dentro de casa, no tengo tantos dolores sobre todo por la noche y no me tengo que sentar como me pasaba antes tres o cuatro veces cuando andaba quinientos metros en la calle y lo estoy consiguiendo porque soy constante, me aplico una vida totalmente espartana y cuando me canso tomo un paréntesis y hago cosas que me gustan (como ir a un restaurante).

    La paciencia con uno mismo y la humildad, empezando con uno, es lo esencial para conseguir la meta deseada.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 11/11/2022

      Hola Manuel,
      Muchas gracias por compartir. Es admirable lo que cuentas, ya te he dicho en otras ocasiones que eres un ejemplo de compromiso y motivación, de estar en la vida en vez de resistirte a ella. Me gusta mucho ese equilibrio que nombras entre ser constante y tomarte un paréntesis cuando te cansas. Eso es cuidarte con amor, felicidades.
      Un abrazo grande,
      Vanessa

      Responder

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicado. Los campos obligatorios están marcados como *



Vanessa Coaching to Be

Únete a los más de 20.000 suscriptores, ¡con regalo incluido!

Apúntate GRATIS y te enviaré ahora mismo el audio "Cómo Evitar que Alguien Te Haga Sentir Mal".

Sí, acepto la Política de protección de datos.

No te enviaré nada de spam y puedes darte de baja cuando te apetezca

Los post más leídos

¿Quieres trabajar conmigo?

Rellena este formulario para tener una sesión de valoración gratuita”.

Buscar

¡Hey!

no te vayas sin tu regalo

¿Quieres empezar a confiar en ti, sentirte segura y disfrutar de tu vida y de tus relaciones?
Apúntate gratis y llévate el audio “Cómo Evitar que Alguien Te Haga Sentir Mal" de regalo.

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA.

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA