¿Eres de esas personas que se dicen a sí mismas que van a hacer algo y después, con cualquier excusa, no lo hacen?
¿O eres de las que, pase lo que pase, cumple con aquello que había dicho que haría?
Hay quien cree que los compromisos más importantes son los que establecemos con los demás.
Que si te digo que voy a ir contigo al cine, que te voy a ayudar con esto o que el viernes nos tomamos algo, tengo que cumplirlo sí o sí.
Y, aunque llegue el momento y no tengan ninguna gana de hacerlo lo hacen, porque se habían comprometido a ello.
Eso está muy bien, pero ese no es tu compromiso más importante.
El compromiso más importante es el que estableces contigo cada día.
Cuando dices “mañana sin falta voy al gimnasio”, o cuando piensas “esta noche me hago una ensalada para cenar”, o cuando te dices “no me voy a volver a enfadar con esta persona”…
Esos son los compromisos más importantes para nuestra autoestima, los que establecemos con nosotros mismos.
Esos pequeños compromisos de cada día, los que nos nacen de dentro, los que están relacionados con la persona que somos y que queremos ser, con nuestros objetivos y con nuestros deseos, son los que por nada del mundo deberíamos incumplir.
¿Por qué? Porque cada vez que nos decimos que vamos a hacer algo y después no lo hacemos es como si nos falláramos a nosotros mismos, como si nos faltáramos al respeto y como si nuestra palabra no valiera nada.
Seguro que si se lo hicieras a otra persona, si día tras día le prometieras algo y no lo cumplieras, verías claramente que le estás fallando y faltando al respeto… Pero contigo tal vez te cueste más verlo, ¿a que sí?
Pues que te quede claro: fallarte a ti mismo es lo que hace que pierdas la confianza en ti, que te sientas inseguro, que te quedes como sin energía y que muchas veces te sientas incapaz de tomar decisiones.
Por qué es tan importante cumplir con tu palabra
Imagínate a un niño al que le prometes que por la tarde le llevarás al parque. Pero llega la tarde y tienes mucho trabajo y no puedes llevarle, así que le dices que mañana sin falta le llevas. El niño se queda triste, pero espera ir al parque al día siguiente.
Y al día siguiente resulta que estás muy cansado, que ha sido un día muy largo y que no tienes ganas de ir al parque. Así que el niño se vuelve a desilusionar, esta vez un poco más. Pero le dices que mañana sin falta vais.
¿Y al día siguiente? Al día siguiente te surge un imprevisto de esos que no se puede controlar y ni siquiera puedes llamar al niño para decirle que no puedes llevarle al parque. ¿Cómo crees que reaccionará la próxima vez que le veas? ¿Crees que seguirá confiando en ti? ¿Qué seguirá ilusionado por ir al parque contigo? Pues no, ya te digo yo que habrá perdido la confianza en que le vayas a llevar al parque y que tal vez ya no tenga ni ganas.
Pues eso mismo es lo que nos pasa a las personas cuando incumplimos nuestros compromisos, que perdemos la confianza. Porque ese niño del ejemplo es nuestro niño interior, esa parte auténtica y honesta de nosotros mismos que no entiende de excusas ni justificaciones y que sólo quiere que hagamos lo que le hemos prometido. Así que cada vez que le fallamos, a nuestro niño interior, vamos perdiendo un poco más la confianza en nosotros mismos.
Y si eso pasa todos los días, como veo en muchas de las personas que vienen a hacer un proceso de Coaching conmigo, la bola se va haciendo cada vez más y más grande.
Es como que se tomaran su propia palabra a la ligera. Que si quedan con alguien más eso sí que es serio y hay que cumplirlo, pero que si el compromiso es consigo mismas entonces no pasa nada por fallar y no hacer lo que dijiste que ibas a decir.
Y no, es todo lo contrario. El compromiso más importante para nuestra autoestima y nuestra paz interior es el que establecemos con nosotros mismos.
Lo más importante no es que respetemos a los demás por encima de todo, que también, sino que nos respetemos a nosotros mismos.
Por eso hay personas que van por la vida medio arrastradas, apáticas, sin ganas de nada, sin fuerza para cumplir con los retos de cada día… Porque se han fallado tantas veces a sí mismas que ya no confían en su palabra.
Ni siquiera importa que sean pequeños compromisos incumplidos, como poner la lavadora hoy o llamar a mi amiga Pepita que le dije que esta semana la llamaba. Lo que cuenta es que te has dicho a ti mismo que ibas a hacer algo y no lo has hecho. Por poca importancia que creas que eso tiene, la tiene, y mucha.
Porque cuando traicionamos nuestra palabra una y otra vez y le damos la espaldas a valores como el amor a uno mismo, poco a poco nos vamos perdiendo el respeto, hasta el punto de que podemos llegar a creer que no valemos nada.
Y todo esto sin darnos cuenta de que el principal problema es que no cumplimos con nuestra palabra…
¿Los demás o tú?
Y, ojo, los compromisos que establecemos con los demás también son importantes para nuestra autoestima, pero cuando interiormente nosotros también estamos comprometidos con hacer eso.
Es decir, que si yo le digo a un amigo que voy a ir a su fiesta de cumpleaños el sábado, pero en el fondo sé que no voy a ir, y suponiendo que la sinceridad no sea un valor esencial para mí, eso no tiene por qué afectar a mi autoestima (aunque habría que ver qué hace que no sea capaz de decir lo que pienso, si es el miedo al rechazo o qué).
El problema es cuando le digo que voy a ir y yo también lo creo así, pero al final no voy. Ahí le estoy fallando a él y a mí misma. Y eso sí tiene consecuencias en mi autoestima.
Por eso está muy bien ser cumplidor y responsable con lo que les prometemos a los demás, pero es aún más importante serlo con lo que nos prometemos a nosotros mismos.
Eso es lo que hará que confíes en ti, que te llenes de energía y te sientas capaz de hacer lo que te propones. Tan sencillo como cumplir los compromisos contigo misma.
Vamos, que si dices que vas a hacer algo lo hagas.
Y si no lo vas a hacer, no lo digas.
Y si me lees sabrás que predico la flexibilidad y el saber ser permisivos con nosotros mismos. Entonces, ¿cómo se hace para cumplir con tu palabra y a la vez darte permiso para no ser perfecta?
Pues en realidad es más sencillo de lo que parece. Se trata de saber encontrar el equilibrio entre el compromiso y la permisividad, entre exigirte cumplir con tu palabra y darte permiso para no hacerlo cuando de verdad sientes que no quieres cumplirla.
Y esto se hace siendo conscientes de nuestras pequeñas decisiones de cada día, parándonos a pensar “pues esto sí que voy a cumplirlo” o “esto renegocio y no lo cumplo, porque ahora me doy cuenta de que ya no me apetece o no me parece importante”…
Es decir, escuchándote y conectando con tus verdaderos deseos y necesidades (los tuyos, no los de otros), en vez de ir en automático por la vida dando pasos sin ni siquiera pensar en los que estás haciendo.
Vamos, que tanto si al final cumples con lo que te habías prometido como si no, lo hagas con conciencia, sabiendo que eso que vas a hacer es lo que te hace sentir bien y que con tu decisión te estás respetando.
Las dos claves para recuperar la confianza
Así que, si quieres empezar a llenarte de energía a base de respetarte a ti misma (o a ti mismo :-)) y de cumplir con tu palabra, quédate con estas dos claves:
1.Si no estás segura de que vayas a hacer algo, no te comprometas. Date a ti misma tu palabra sólo cuando sepas que sí que lo vas a hacer.
2.Si ya te la has dado y no quieres o no puedes hacer eso, renegocia contigo. Hazlo conscientemente y sin trampas, sin engañarte a ti misma, sino siendo honesta y estableciendo un nuevo compromiso, tal vez más pequeño, pero que sí estés dispuesta a cumplir. Por ejemplo, “hoy no voy a llamar a mi amiga Pepita porque estoy muy cansada, pero le voy a enviar un was para explicárselo y mañana sin falta la llamo”.
Así de fácil. Así de honesto. Así de respetuoso.
Y verás que tu niña interior vuelve a confiar en ti y a recuperar la ilusión ;-).
¿Qué me dices? ¿Eres de esas personas que se falla en pequeñas cosas una y otra vez? ¿Qué es lo primero que vas a hacer para volver a confiar a en ti? Me encantará que me lo cuentes en los comentarios aquí debajo.
Hola Vanessa,
Pienso que mi problema es el tamaño de mis propósitos… las palabras “todos”, “no volveré”, “de aquí en adelante”, “siempre”, hace que sean muy difíciles de cumplir. Y pensaba que como era yo, era más fácil, porque no había que dar explicaciones ni pedir perdón… No son pocas las veces que le he quedado mal o la he aplazado. Qué mal.
Empezaré por prometerme cosas más concretas, de a poquito, cosas que pueda controlar. De verdad, quiero volver a ganarme la confianza de mi niña!!
Gracias por hablarnos así, sin anestesia, jeje
Un mega abrazo,
SandraL
Muchas gracias a ti, Sandra, por la autenticidad y la honestidad que transmiten tus palabras. Sí, de a poquito está mucho mejor y da mejores resultados. Verás como a tu niña le gusta eso ;-).
Un abrazo grande,
Vanessa
Qué tal Vanessa!
Normalmente sigo tus publicaciones, y hoy como otras veces agradezco publicaciones como ésta. Gracias por compartirte de esta manera y que tu conocimiento sea una herramienta de trabajo para otras personas, lo es para mí!
Que tengas un excelente día!
Carolina
Qué lindo, Carolina. Yo también te agradezco a ti tus palabras y tu compartir, de corazón :-).
Besos y sonrisas,
Vanessa
Me encanto esta publicaciòn!!!!!!!!
Besos y sonrisas!!!!
Qué bien Laura, me alegro mucho. Muchas gracias por decirme.
Besos y sonrisas,
Vanessa
Impecable. Esas pequeñas excusas que con tanta facilidad me las doy a.mi y no me permito darselas al mundo sobreexigiendome demas seria lo primero a revisar, priorizar y en mi caso, en que identifico esta tendencia de querer hacer mucho en poco tiempo, agendar.mis espacios libres o de descanso. Eso me dara cierto margen hasta aprender como hacerlo con más y más efectividad. Pequeños pero ciertos pasos en lugar de grandes y maratonicas propuestas para ganar esa confianza en mi y en.mi poder.
Gracias, Vanessa!
Que tengas un hermoso dia!
Ana
Guaaaau Ana, lo tienes muy acotado y sabes muy bien lo que necesitas. ¡Felicidades! Si no lo has hecho ya, sólo te falta pasar a la acción. ¿Cómo vas a empezar a darte esos espacios libres y de descanso? Disfrútalos que te los mereces :-).
Besos y sonrisas,
Vanessa
Este post ha sido revelador! ya que siempre me doy excusas a mi misma para no cumplir mis objetivos y acabo echada en el sofá soñando y decepcionada a la vez por no haberme atrevido a cumplir esos propósitos, así sea de a poquito. También lo relaciono con cansancio excesivo por la dura y larga jornada de trabajo y me desmotiva saber que tengo un trabajo muy aburrido y no enfocarme en mi emprendimiento… o algo que llene mi día a día.
Gracias por tus artículos!!
Muy bien, Rebeca. Ahí te has pillado a ti misma, felicidades. A más excusas te pones, a más te tiras en el sofá y menos sientes que te estés moviendo para encontrar algo que te llene, más grande se va haciendo la bola de la decepción y la desmotivación. Así que empieza de a poquito, como dices tú. Piensa algo muy sencillo y fácil de llevar a cabo, que de tan pequeño sea compatible con las largas jornadas de trabajo y que de verdad te haga ilusión. Y ya me contarás :-).
Un abrazo grande,
Vanessa
Ayyy Vanessa! Parece que cada post va dirigido justo a mi. Una vez más has dado en el blanco. Me doy cuenta cuanto me fallo a mi misma y todo lo que tengo que cambiar. Tus post realmente son muy valiosos.
Muchas gracias, Silvana. Entonces, ahora que ya sabes cuánto te fallas a ti misma, no hay excusa para no empezar a respetarte :-).
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Simplemente gracias Vanessa 🙂
A ti, Mario. Gracias, siempre :-).
Un abrazo grande,
Vanessa