¿Qué haces tú cuando te equivocas con una decisión? ¿Cómo respondes?
Bueno, espera, hay otra pregunta más importante que esa… ¿Tomas decisiones?
Porque hay quien nunca toma decisiones. Quien con cuarenta años (o los que sean) todavía no ha tomado las riendas de su vida.
Me lo encuentro a menudo en mis coachees: hay quien lleva toda la vida dejando que otros decidan por él, ya sea de forma directa (“¿qué crees que debería hacer?”, “haré lo que tú creas que es mejor”, etc.) o de forma indirecta (pensando en lo que quieren los demás, confiando más en la opinión de los demás que en la mía propia, evitando hacer algo que pueda decepcionar a alguien, etc.).
Y resulta que cuando no tomas decisiones o dejas que alguien decida por ti te desvalorizas, y si eso se mantiene en el tiempo termina dañando tu autoestima.
Vamos, que pierdes la confianza en ti por completo.
Sí, es mucho más duro dejar tu vida en manos del destino o de los demás, incluso aunque así “vayas tirando”, que atreverte a tomar tus propias decisiones y a elegir tu propio camino, incluso aunque así te equivoques.
Así que la pregunta es, ¿eres tú quien decide en tu vida? ¿Cuánto tiempo hace que no decides tú, que no tomas tus decisiones tú?
Pues lo primero que quiero decirte, antes de contarte qué hacer cuando te equivocas con una decisión, es que vivir es tomar decisiones. Está unido y va implícito. Y que cuando tomas decisiones asumes el riesgo de equivocarte, no hay otra manera de tomarlas.
La única mala decisión es la de no decidir nada.
Cuando miras atrás y te arrepientes de la decisión que tomaste
A muchas personas les cuesta tomar decisiones porque no saben lo que va a pasar, ¿te suena?
A todos en algún momento nos habría gustado tener una bola de cristal para saber lo que iba a pasar en un futuro y decidir en función de eso.
Para saber si me va a ir mejor con A o con B.
Para saber si es mejor que lo haga ahora o que espere un tiempo.
Para saber si es mejor que siga por este camino o que de media vuelta y tire por el otro.
¡Pero es que nadie tiene una bola de cristal! Nadie sabe lo que va a pasar, ni siquiera los que no hacen nada ni toman decisiones tienen garantía de que así les vaya a ir bien.
Nadie puede decirte cómo va a acabar la historia, pero es que si no tomas decisiones tampoco vas a ser tú quien elija el final de esa historia, sino que la historia se escribirá sola, y eso es mucho peor, ¿no crees?
Por eso las decisiones hay que tomarlas en el presente, por cómo te sientes ahora, desde la situación que tienes versus la que te gustaría tener.
Por ejemplo, recuerdo a una coachee que estaba conociendo a un chico y se le planteaba la posibilidad de irse a Madrid a pasar un fin de semana con él. Podía ser que saliera bien o podía ser que no. ¿Y cómo tomó la decisión? Pues decidiendo por lo que en ese momento le apetecía, porque sabía que de eso no iba a arrepentirse.
Es decir, valoras lo que hay, valoras lo que quieres, la información que tienes, tus circunstancias, las posibilidades que se te plantean, y con todo eso decides, ¡aquí y ahora!
Y sí, a veces resultará que lo que decidiste no era lo mejor. ¿Y qué? ¿Cómo podías saberlo? No pasa nada, lo importante es que decidiste algo. Ahora aprende de la decisión que tomaste y sigue adelante.
Por ejemplo, pensando en alguien que se esté planteando estudiar algo que siempre quiso estudiar pero no sepa si podrá reconducir su trayectoria profesional y dedicarse a eso o si será una pérdida de tiempo.
Yo le preguntaría, ¿cómo va a ser una pérdida de tiempo estudiar algo que te entusiasma? Si lo peor que puede pasar es que aprendas de algo que te gusta mucho y que disfrutes con ello, ¡estupendo! Incluso aunque no te puedas dedicar a ello, puedes sentirte muy orgullosa de haber tomado una decisión así y de haberla tomado por lo que sentías en el presente, sin saber lo que iba a pasar.
Claro, es que lo fácil es tomar decisiones cuando ya sabes como acaba la historia… Como cuando lees un libro sabiendo ya quién es el asesino, y entonces todo encaja.
Pero la vida no funciona así, y las decisiones no se toman sabiendo lo que va a pasar, sino sintiendo lo que sientes en este momento.
Por eso no vale culparte después, si las cosas no salen como tú esperabas, y decirte que tenías que haber elegido lo otro. Porque después es muy fácil verlo claro, pero es que ahora no sabes lo que sabrás entonces, y la única opción es decidir con lo que sabes ahora.
Por ejemplo, si apostaste por alguien y después la relación no salió bien, ¿cómo podías haberlo adivinado? ¿Sabías entonces lo que sabes ahora? No, claro que no. Decidiste por lo que sentías, y es maravilloso que fuera así.
De hecho, creo que las personas deberíamos decidir mucho más por lo que sentimos, por lo que nos dicta nuestra intuición y nuestro corazón, que por lo que pensamos y todas esas vueltas absurdas que le damos a la cabeza…
Qué hacer cuando te das cuenta de que te has equivocado
Bueno, espero que ya te haya quedado claro que vivir la vida implica tomar decisiones. No hay otra manera.
No funciona no tomar decisiones, no funciona dejarte llevar y ver qué pasa, no funciona esperar al último momento para decidir la única opción que quede disponible, no funciona preguntarles a los demás, no funciona dejar que otros decidan por ti…
Lo único que funciona si quieres ser la dueña de tu vida es hacerte responsable de ti, asumir riesgos, probar, dar pasos y tomar decisiones.
Y no me cansaré de decirte que la única mala decisión es la de no decidir nada.
Pero vale, aun así puede ser que tomes una decisión y que después no salga como tú querías. ¿Qué hacer entonces?
1.Lo primero, grábate bien que no pasa nada por cometer errores, que no es el fin del mundo ni nada de lo que debas avergonzarte. Al revés, la gente más sabia presume de sus errores, y me parece estupendo.
Porque nadie es perfecto y porque el hecho de que te equivoques con una decisión no dice nada malo de ti, simplemente es señal de que estás tomando decisiones, y por lo tanto viviendo. ¡Recuerda que decidiste en el presente y que no podías saber lo que iba a pasar!
2.Aprende. Y lo habrás leído mil veces, pero es que es cierto que siempre que nos equivocamos hay algo que aprender… O que habría estado bien tener más información, o que para otra vez le pides ayuda a fulanito, o que para otra vez te fías mas de tu intuición y menos de lo que te dicen los demás…
Para encontrar el aprendizaje, pregúntate qué harías diferente si volvieras a tener que tomar la misma decisión.
3.No dejes que esa decisión equivocada condicione lo que piensas sobre ti.
Hay personas que se han convencido a sí mismas (o han dejado que otros las convencieran) de que no saben tomar decisiones. ¿Por qué? ¿Por qué te has equivocado con una, dos o tres decisiones de tu vida? Seguro que hay muchas otras con las que acertaste y de las que ahora ni te acuerdas.
En todo caso, si me apuras, no es que no sepas tomar decisiones, sino que no te paras a sacar un aprendizaje después de tomar una decisión equivocada (si es así, vuelve al punto 2).
Además de que estoy segura de que todos tenemos la capacidad de tomar decisiones si aprendemos a confiar en nosotros, a escuchar lo que sentimos, a fiarnos de nuestra intuición, a darnos permiso para reconocer lo que queremos, a recoger y valorar la información que tenemos… (aparte de que, como ya te he dicho, si elijo por lo que quiero y lo que siento ahora mismo, en el presente, no puede haber una decisión equivocada, porque la base desde la que elegí ya era la correcta, pase lo que pase…).
Así que si crees que en el pasado te has equivocado con alguna decisión, saca un aprendizaje y date cuenta de que eso no significa que ahora no puedas tomar una buena decisión.
4.Deja de sentirte mal por cometer errores.
Es decir, aprende a sentirte bien cuando cometas un error, ¡porque todos cometemos errores! No se libra nadie, ni tu cuñada siempre tan mona y de buen humor, ni tu jefe don perfecto, ni esa mamá del cole que siempre tiene solución para todo. ¡Nadie!
Yo misma, cada vez que cometo un error, me recuerdo que cometo errores porque no sé, porque estoy aprendiendo, y con los errores aprendo. ¿Acaso no consiste en eso la vida? ¿O conoces a alguien que haya nacido aprendido? No lo creo, todos estamos aquí para aprender, y en ese camino de aprendizajes es imposible no cometer errores.
Pues eso, que todos cometemos errores y está bien, así es como ha de ser, en eso consiste el juego de la vida (en lo que no consiste es en NO jugar para no cometer ningún error).
5.Date cuenta de que, por haber cometido un error, eso no significa que ya no puedas conseguir lo que querías.
Claro que lo ideal es que las decisiones que tomas te lleven directamente a donde quieres llegar, pero es que muchas veces el camino no es recto. Das rodeos, te equivocas de calle, desandas camino, y sigues por otro, hasta que llegas.
Por eso, cuando tomes una decisión errónea, recuerda que sólo es un paso equivocado en el camino, ¡pero puedes seguir andando el camino!
Nadie tira todo por la borda por un error, así que dale la importancia justa y sigue adelante…
6.Piensa (antes de tomar la decisión) en cómo vas a responder si sale mal.
Si crees que te vas a hundir en la miseria o que te vas a criticar hasta la saciedad es lógico que te de miedo tomar una decisión equivocada.
Por eso es importante que aprendas a ser compasiva y a perdonarte, porque de esa forma sabrás que te tratarás con cariño cuando cometas un error, que no vas a juzgarte ni a criticarte por ello. Y eso te servirá para superar el miedo a equivocarte y ganar confianza en ti.
7.Si ahora te das cuenta de que tomaste una decisión equivocada, ¡busca soluciones!
Desde luego que darle vueltas a lo mucho que te arrepientes, regodearte en lo mal que ha ido, echarte la culpa o echársela no va a arreglar nada. Si algo ha salido mal, ¡no lo pongas peor con tu actitud!
Lo ideal sería que hubieras pensado en un plan B desde el principio, pero si no lo has hecho puedes pensarlo ahora.
Lo que es seguro es que, haya pasado lo que haya pasado, siempre hay algo que puedes hacer para mejorar un poco la situación en la que estés.
Claro que la vida a veces no es fácil, claro que a veces pasan cosas que no queremos que pasen, claro que muchas veces tropezaremos y nos caeremos, pero siempre podremos levantarnos y volver a empezar.
Y si hay que empezar de cero, pues se empieza, pero esta vez con nuevos aprendizajes en la mochila que te servirán para no cometer los mismos errores.
Así es la vida, unas veces toca disfrutar, otras decidir y otras resolver, ¿no? ¡Pues resuelve! No pierdas el tiempo en nada que no te aporte soluciones.
8.Y sigue adelante tomando nuevas decisiones.
Por supuesto, sigue adelante tomando decisiones. Que una equivocación, o dos o tres o las que sean, no te cambie ni cambie que estás viviendo la vida y, por lo tanto, atreviéndote a tomar tus propias decisiones, sabiendo que unas serán más acertadas que otras, pero que con todas avanzaras de alguna forma.
¿Se te ocurre otra forma de hacerlo? ¿Acaso tenemos otra opción que no sea decidir, dar pasos, equivocarnos, aprender y, después de todo, seguir dando pasos?
Pues ale, a decidir siempre y a equivocarte cuando toque. Orgullosa y presumiendo :-).
…
¿Qué me dices? ¿Te atreves a compartir una decisión equivocada y el aprendizaje que sacaste de ella? Me encantaría, y prometo responderte.
Vanessa eres increíble, muy generosa, haces un labor que no se paga con dinero, seguro que recibirás tu recompensa… Eres de esas personas que hacen que el mundo sea un poquito mejor. Muchas gracias. All the best for you!!
Hola Javi,
Muchas gracias por tus palabras. Me gusta aportar, y lo hago con aquello de lo que sé, la autoestima y las relaciones con los demás. Es la manera de que personas que puedan sentirse identificadas con lo que leen en el blog puedan plantearse hacer un proceso conmigo a nivel individual.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
He tomado muchas decisiones en mi vida y muy difíciles. La última fue hacer el master de profesorado para cambiar de profesión.
Sin embargo el miedo a equivocarme me atenaza a veces por una cuestión de educación que bajo mi criterio fue garrafal.
Muy bien, Carmen. Felicidades por tomar esa decisión y por actuar a pesar del miedo. Es importante que tomes conciencia de dónde viene, es un primer paso muy importante. Ahora a seguir adelante :-).
Un abrazo grande,
Vanessa
Me encanta todo lo que escribes, me ayudas muchísimo, ante todo muchas gracias.
Me he equivado muchas veces pero otras con el tiempo (años) me di cuenta que lo que pensaba que era un error fue uno de mis mejores aciertos.
Estudié administración y trabajé un año en una oficina, resulta que como prefería ganar más dinero dejé la administración y comencé en la hostelería… 4 años estuve y 3 de ellos arrepintiéndome de MI ERROR.
4 años después comprendí que no era un error, sino la mejor decisión que podría haber tomado, trabajando en un bar conocí al que dentro de 5 meses será mi marido, comenzamos una vida juntos y 3 años después volví por fin a trabajar en una oficina con la diferencia que gracias a eso encontré a mi pareja y ahora valoro más el tiempo que el dinero, agradezco cada fin de semana y festivo libre y gracias a Dios tengo buenas condiciones laborales también.
Qué estupendo, Patricia. Es un maravilloso ejemplo de que todo pasa para algo, de que las piezas encajan cuando aprendes a cambiar tu mirada y tienes paciencia y confianza. Y de que nada es un error, siempre es un aprendizaje. Felicidades y muchas gracias por compartirlo.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Enhorabuena Vanessa, por otro artículo impresionante! Te sigo desde hace unos 6 meses, y me encantan tus artículos! Me los he leído todos, y puedo decir que has sido la chispa que me ha dado el empujoncito que necesitaba para tomar algunas decisiones personales, importantes en mi vida.
Y sí, costó mucho decidirme, costó mucho aceptar lor errores, pero tal como mucha gente me dijo, resulta que más adelante estaría mejor. Y sí, ¡estoy mucho mejor! El tiempo no es que haya curado “las heridas”, sino que ha ayudado a reflexionar y aprender sobre los errores cometidos.
A veces, nos tomamos como errores situaciones equivocadas que no dependen de nosotros, que nunca dependieron, pero que crearon una situación con consecuencias negativas. Esto también lo tuve que aprender: que no es mi carga lo que otros hagan, ni lo que otros quieran en sus vidas. Lo que no se puede controlar, no lo tengo que cargar yo. Sigo trabajando en esto último.
Solo quería escribir para felicitarte, y decirte que aquí tienes otra lectora encantada que espera con muchas ganas el email de “nuevo artículo de Vanessa”! 🙂
Un abrazo!
Hola Mónica,
Me alegro mucho de que el blog te esté sirviendo tanto. Maravilloso lo que cuentas, felicidades por esos aprendizajes conscientes. Así es, eres responsable de tus acciones y de tus intenciones, pero no de los resultados. Hay muchas cosas que no podemos controlar, ni tenemos que hacerlo. Soltar, fluir, aceptar… y volver siempre a ti.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Gracias por este artículo.
He vivido en una casa preciosa 23 años, entorno rural, al lado había un terreno sin construir. Siempre supe que tarde o temprano harían otra casa. Bien. Ha sucedido y con mil dudas decidí poner a la venta mi querida casa, por no aceptar este cambio.
No pensé que se vendería tan rápido al precio que pedía.
Tenía vistas a la montaña y veía las primera luces de la mañana, ahora empeorado por el vecino. Aún así. Decidí moverme. Encontré una casa más el pueblo, que estaba por reformar con un jardín mayor y posibilidades, pero sin vistas. Algunas ventajas, pero en un barrio más lejos de la naturaleza… mismo pueblo.
En fin. La decisión era 49/51%. Decidí arriesgar y vender.
Han pasado 5 meses y ha sido una tortura.
La casa ha quedado muy bonita, pero sigo pensando en m paisaje matinal, que no tengo y creo que si pudiera volver atrás, asumiría los cambios y no me cambiaría.
Perdí mi casa. Tengo otra preciosa, pero cada día aun, recuerdo… y sí, creo que me equivoqué y ya no puedo arreglarlo.
Como aceptar y pasar página.
Gracias
Hola Eva,
Espero que el post te haya servido. Creo que hay una parte importante de perdonarte a ti misma, de hacer un pequeño duelo y de comprender que en ese momento tomaste la decisión que sentiste mejor, aunque ahora ya no lo sientas así. Y también de aprender de lo que ha pasado, de llevarte algo que te sirva en un futuro, y de confiar en que en algún momento todo cobrará sentido y le encontrarás una explicación que te deje en paz.
Un abrazo,
Vanessa
Vanessa, yo he aprendido que cuando tomes una decisión la conviertas en la mejor, saludos.
Muchas gracias, Any. Es cierto, si confías en ti, si confías en tu criterio, en lo que piensas y en lo que sientes, esa decisión se convierte en la mejor, independientemente de lo que pase después.
Un abrazo,
Vanessa
He tomado decisiones laborales que me han perjudicado, la última fue trabajando con un Judío que me paga Cash 800 dólares por asistirlo por 3 días 44 horas en total ya que sufría de derrame, el tipo muy amable pero la mujer era déspota y mala abusiva, un día me descontó 250 dolares de mi pago porque era celebración judía y yo tenia que esperarlo en mi carro 4 horas, en los 3 días un total de 12 horas le reclame y me dijo que no me pagaría, me sorprendí porque muchas veces lo he esperado fuera de la sinagoga 3 horas y me pagaba, no me pareció justo y renuncie. La mujer me mando mi pago que me descontó pero me dijo que ya no quería que regresara a trabajar a pesar que su esposo quería que regresara, me sentí mal por reclamar pero perdí mitrabajo.
Muchas gracias por compartir, Jorge. Si tomaste esa decisión desde el respeto a ti mismo y a lo que tú sentías, no dudes de que estuvo bien. Y si no fue así simplemente aprende de ello. Ese aprendizaje sí que no te lo podrá quitar nadie.
Un abrazo,
Vanessa