Agárrate, que viene una pregunta con curvas:
¿Quién va a estar contigo el día en que te mueras?
¿Quién, de tu entorno, sabes con certeza que va a estar contigo el último día de tu vida?
¿Por quién pones la mano en el fuego?
Te lo digo yo: no puedes ponerla por nadie (ni hijos, ni pareja, ni familia…). Porque la vida da muchas vueltas y nadie puede saber lo que va a pasar de aquí a entonces.
Sólo hay una persona que seguro que va a estar ahí ese día.
TÚ.
Y, muchas veces, esa persona es a la que más abandonada tenemos. A la que más abandona tienes.
Vives una vida sin ti para no quedarte sola, pero estás sola de ti…
Como me decía el otro día una coachee, en su última sesión, “gracias, porque es la primera vez en toda mi vida que me siento presente en ella. Hasta ahora había vivido mi vida sin mí”.
Mi vida sin mí… Cuando me lo dijo me quedé pensando, ¿qué es vivir mi vida sin mí?
Mi vida sin mí es cuando no sé quién soy, cuando no sé lo que quiero, cuando no tengo claras mis prioridades, cuando me dejo llevar y me preocupo por todos menos por mí…
Mi vida sin mí es cuando escucho más a los demás que a mí misma, cuando me pongo en duda y necesito que ellos me refuercen, que ellos me guíen, que ellos me valoren, que ellos me digan…
Mi vida sin mí es cuando no me tengo en cuenta, cuando antepongo las necesidades o los deseos de los demás a los míos y cuando me aguanto para que el otro esté bien.
Mi vida sin mí puede ser muchas cosas, pero siempre es el vacío…
Mi vida sin mí es cuando no pienso en mí por miedo a ser egoísta. Cuando no pido lo que quiero y cuando los sueños que persigo no son los míos, sino los de alguien más…
Mi vida sin mí es cuando no confío en mí y me he dejado ganar por los miedos, la negatividad y el conformismo de una vida que no me llena y que no hago nada para cambiar.
Mi vida sin mí es cuando no me abrazo, cuando no me sostengo, cuando no me comprendo… Cuando no me permito sentir el dolor, cuando me digo que soy una débil por sentirme así o me distraigo y estoy mirando hacia afuera para no sentir lo que siento.
Mi vida sin mí, siempre es el vacío.
Y, a veces, estás tan acostumbrada a vivir tu vida sin ti que ya ni lo sientes. Pero el vacío está, en el fondo siempre está.
Mira, hace poco una coachee me contaba que era incapaz de dejar de culparse por algunas decisiones del pasado que ahora se daba cuenta de que no habían sido las correctas, porque no se había tenido en cuenta a sí misma y había pensado más en lo que los demás esperaban de ella que en lo que ella quería.
Pero es que la vida es un viaje sin mapa. Salimos de un punto sin ningún mapa para guiarnos y, a la vez que vamos caminando y explorando el territorio, vamos dibujando nuestro propio mapa… Cuando aprendemos que por ahí no es, que ese camino no nos lleva a ningún lado, lo excluimos del mapa… Y así es como le vamos dando forma a nuestro mapa de vida.
Y eso es la vida. Por eso no tiene ningún sentido que te culpes a ti misma por haberte equivocado en un viaje para el que no tenías mapa.
¿Culparías a otra persona por algo así? No, seguro que no. Porque no podía hacerlo mejor.
Y culparte por algo por lo que a otro le perdonarías también es vivir tu vida sin ti…
Sí, mi vida sin mí también es cuando me doy un trato diferente al que les doy a los demás. Cuando no me permito ningún error, cuando me culpo, me exijo, me rechazo o me daño de alguna forma.
Mi vida sin mí es cuando no me dejo disfrutar, cuando no me permito estar cansada, cuando no sé darme placer a mí misma y siempre estoy en “lo que es mi obligación”.
Mi vida sin mí es cuando permito que alguien me dañe, que alguien me trate mal, que alguien me falte al respeto, y no me defiendo, ni pongo un límite en esa relación.
Mi vida sin mí es cuando lo que quiero no está alineado con lo que hago, cuando lo que necesito no está alineado con lo que me doy y cuando lo que soy no está alineado con lo que muestro.
Mi vida sin mí, en definitiva, es haberme olvidado de mí en ella.
Estar en lo que hay que hacer, en lo que debería ser y en lo que es lo correcto… En lo que los demás esperan de mí, en agradar, en complacer, en no molestar y en quedar bien…
Pero no estar aquí conmigo…
Hay muchas maneras de estar viviendo una vida sin ti.
Pero cuando tú estás en ella, lo sabes y lo sientes. No tienes duda.
Y cuando no estás, también lo sientes, aunque a veces no lo sabes.
Sientes el malestar, pero no sabes que se debe a que no estás contigo en tu vida…
Y esa es la pregunta que necesitas hacerte, porque en eso consiste vivir una vida plena.
¿Estoy presente conmigo en mi vida?
Déjatelo sentir, ¿estás contigo en tu vida?
Cualquier respuesta está bien, no importa.
Lo que importa no es lo que respondas, sino lo que hagas con ello…
Y que hagas lo que necesites hacer para que sentir que te tienes a ti misma en tu vida.
Encantada de acompañarte si quieres, aquí.
Por una vida contigo. Por ninguna vida más sin ti. Chin chin.
…
¿Me cuentas en los comentarios cómo va a ser una vida contigo? Me gustará mucho leerte :-).
Hola Vanessa
Si hablamos de la misma película (canadiense, donde la protagonista sabe que morirá pronto), también es una de mis favoritas.
Me gustó mucho este post (as always), porque es muy cierto que las mujeres tendemos a priorizar las necesidades de los demás sobre las propias. No sé por qué nos desvalorizamos (cultura machista, religión judeo-cristiana, educación); pero qué bueno que profesionales como tú nos recuerden que debemos conocernos y escucharnos a nosotras mismas para no perder de vista nuestras prioridades y deseos.
Les cuento que hace muchos años tuve un novio que conocí cuando estudiaba mi carrera, él me gustaba mucho hasta que un día me dijo que tenía que terminar mis estudios porque mis papás merecían que yo les entregara mi título; pero que me olvidara de ejercer mi profesión porque yo tenía que vivir para atender sus necesidades porque él tenía metas muy elevadas.
En ese momento me vi como cenicienta con mi balde y mi cepillo limpiando el piso y obvio que con mucho pesar me alejé de él. Ahora me felicito por haber tomado esa decisión porque me doy cuenta que yo no hubiera sido feliz sin ejercer mi profesión.
Gracias!!
Hola Silvia,
Sí, esa es la película. Muchas gracias, comparto lo que dices respecto a las mujeres y nuestros aprendizajes. Me alegro de que supieras irte de donde no te daban el valor que merecías.
Un abrazo,
Vanessa