¿Alguna vez has sentido que no sabías quién eras?
¿Qué te habías moldeado tanto para adaptarte y encajar en lo que los demás esperaban de ti, o en lo que se supone que tenías que ser, que se te había olvidado quién eras tú?
De niños estamos conectados con nuestra esencia, con quién somos de verdad. Pero la vida, las experiencias, los aprendizajes, los miedos, muchas veces nos desconectan de nosotros mismos…
Cuando has aprendido a estar pendiente de los demás, de que estén a gusto, de que estén bien… Cuando has escuchado que tenías que preguntar, que tenías que ser atenta, que tenías que preocuparte por los demás…, terminas viviendo tan hacia afuera, que te olvidas de ti.
Como creemos que si los demás nos conocen tal y como somos no les vamos a gustar, como nos aterra que nos puedan rechazar, nos disfrazamos de alguien más, de un ideal, de una fantasía.
Como creemos que no somos bastante, aparentamos serlo todo.
Ser la que queda bien con todos, ser la que se ocupa de que todos estén a gusto, ser la que se preocupa de que todo salga bien, ser la que lo hace todo perfecto…
Ser alegre. Ser espontánea. Ser divertida. Ser eficiente. Ser triunfadora. Ser amable. Ser productiva. Ser responsable…
Ser, ser y ser…
Y, qué curioso que, de tanto querer ser, nos olvidamos de quién somos…
A mí también me pasó, también me olvidé de mí.
También me perdí en ser para los demás.
Y hay un día en que conectas con el dolor de no saber quién eres.
De no saber si eso de estar pendiente del otro lo estás haciendo desde el personaje que te has inventado para que te quieran, o si es tuyo, si es auténtico.
¿Soy atenta? ¿Soy comprensiva? ¿Soy trabajadora?
¿¿¿Quién soy yo???
Y te encantaría ser tu máscara, ser eso que aparentas ser, siempre fuerte, siempre de buen humor, siempre independiente… Así, al menos, sabrías quién eres.
Pero no, no eres eso, porque nadie puede ser eso todo el tiempo. Porque a veces la máscara no se sostiene.
Y entonces te sientes perdida. Te has perdido en el camino. Te has quedado sola.
Porque no sabes quién eres.
No sabes quién eres y, lo peor, ni siquiera eres consciente de que no lo sabes…
No sabes que la que está ahí, delante de ellos, delante de ti, no eres tú.
Como dice esa maravillosa frase de Carl Jung, “hasta que el inconsciente no se haga consciente, la misma historia se va a seguir repitiendo en tu vida, y tú lo vas a llamar destino”.
Que ser parte de algo, no te aleje de ti
Todos necesitamos sentir que somos parte de algo. Que somos algo más que nosotros mismos. Que pertenecemos. Que no estamos solos.
El problema es cuando eso nos lleva a confundirnos con los demás.
Cuando eso nos lleva a perdernos a nosotras mismas.
Cuando no sabes quién eres más allá de la relación que tienes con tu pareja, con tus hijos, con tu familia, con tus amigos…
Cuando crees que eres lo que alguien piensa de ti, y te sientes bien cuando lo que piensan te gusta, y te sientes fatal cuando lo que piensan no te gusta.
Cuando bailas entre la niña desvalida que se hace pequeñita ante el mundo y la mujer guerrera que puede con todo y más.
Cuando, porque un día te sientes vulnerable, cansada o desanimada, crees que esa no eres tú.
Te identificas tanto con el papel de la obra que llevas años representando para gustar a los demás, que te tragas tu propia mentira.
Y te describes con palabras que otros han usado para hablar de ti, y te crees que tú eres eso.
Pero no, esto NO es lo que eres. Esto es lo que te pasa.
Y tú no eres lo que te pasa.
Tú no eres lo que te han dicho que eres.
Tú no eres quien los demás quieren que seas.
Ni siquiera eres lo que hasta ahora te había definido.
No eres lo que te gusta, porque mañana te puede gustar otra cosa, y seguirás siendo tú.
No eres lo que haces, porque mañana puedes estar haciendo otra cosa, y seguirás siendo tú.
No eres lo que sientes, porque mañana puedes sentir otra cosa, y seguirás siendo tú.
No eres lo que quieres conseguir, porque tal vez mañana quieras otra cosa, o porque tal vez no lo consigas, y seguirás siendo tú.
Ni siquiera eres lo que te importa, porque mañana tal vez te importe otra cosa, y seguirás siendo tú.
Todo esto es parte de ti, pero no eres tú.
En la vida, como en el teatro, puedes ser muchas cosas.
Y, aun así, no eres nada de eso. No eres nada, y lo eres todo a la vez.
Pero te olvidas de eso cuando te desconectas de ti, de lo que de verdad eres.
Saber quién eres te sostiene. Te mantiene firme. Te hace sentir segura.
Alumbra tu camino, y te ilumina a ti.
Saber quién eres es mucho más que tener una frase con la que responder cuando alguien te pregunta.
Es saber que eres única. Que en este mundo no hay nadie más como tú. Que no hay nadie que sienta como tú, que no hay nadie con tus ojos, que no hay nadie que piense como lo haces tú…
Es saber que lo que haces lo haces desde tu centro, y que no dejas de ser tú misma en ningún momento.
Es sentir que eres lo que quieres ser, y que nunca dejarás de serlo.
Es saber que estás conectada con TODO lo que eres, con tus luces y tus sombras, que así lo sientes con certeza dentro de ti.
Es sentir lo especial y lo genuino de ti, saber que nunca habrá nadie igual que tú.
Y es querer cuidar eso que ERES como lo más valioso que tienes.
Eso es AMOR.
Y para que sientas que puedes ser tú, que sabes quién eres y que estás contigo sin condiciones, tengo un curso que te va a venir de perlas este 2023.
Se llama Amor, porque no podría llamarse de otra forma, porque justo va de que aprendas a darte a ti misma taaanto Amor que nunca más vuelvas a olvidar quién eres. Y puedes apuntarte aquí.
Besos, sonrisas y muy feliz 2023.
Vanessa
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Un abrazo,
Vanessa