Descárgate GRATIS la guía Cómo Defenderte cuando Alguien Traspasa tus Límites

¿Dependes de que los demás TE VEAN para sentirte bien?

dependes de que los demás para sentirte bien - Chica sonriendo

Hay muchas personas que dependen de los demás para sentirse bien.

Que, si no se consideran “vistas”, se sienten pequeñas, insignificantes, poca cosa…

Y con “vistas” me refiero a que el otro te valide de alguna forma, ya sea con sus palabras, con gestos de aprecio o, simplemente, no ignorándote.

Personas que no se sienten bien hasta que alguien no las mira, hasta que alguien no les pregunta qué tal, hasta que alguien no se interesa por ellas…

Es como si no existieran hasta que otro no las ve.

A eso me refiero con la necesidad de ser VISTO.

Por ejemplo, recuerdo a una clienta que, en su necesidad de gustar a todo el mundo, se pasaba el día analizando cómo se comportaban los demás con ella. Como es lógico, unos la VEIAN más que otros. Así que cada vez que encontraba a alguien por quien no se sentía vista, por ejemplo porque no la miraba al hablar, se volvía chiquitita y se esforzaba todo lo que podía por captar la atención de esa persona. Como si eso fuera condición indispensable para sentirse válida…

Muchas de las personas con las que trabajo para que mejoren su autoestima son así.

Me dicen cosas como “si alguien me dice algo por lo que yo entiendo que me aprueba, entonces me siento bien”.

“En cambio, si alguien tiene un gesto extraño o dice algo por lo que yo creo que me está juzgando, entonces me siento mal”.

O cosas como…

“Si alguien está bien conmigo, yo estoy bien y me comporto de forma normal. Pero si percibo mal rollo con alguien me siento insegura y me bloqueo”.

Como puedes ver, lo que hay en común en estos ejemplos es que el estado de ánimo de estas personas depende de lo que hagan o digan los demás.

Vamos, que si tú estás mal conmigo (o no estás tan bien como yo creo que tendrías que estar) a mí ya se me tuerce el día.

(Fíjate que dos errores de base hay aquí: primero, al asumir que si tú no estás bien es por mí y que tu estado de ánimo tiene algo que ver conmigo… ; Y, segundo, al pensar que si tú no estás de buen humor tiene que ser culpa mía… Como si fuera culpa mía, como si hubiera algo erróneo en mí que molesta a los demás… ¿Te das cuenta de la poca autoestima que se esconde detrás de un pensamiento como éste?).

Sí, cuando uno tiene esa necesidad de agradar a los demás vive con miedo a molestar y se justifica por todo lo que cree que puede dañar la opinión que otros tengan de él.

Por ejemplo, tengo una vecina que de vez en cuando me pregunta si escucho llorar a su hijo. Ya le he dicho varias veces que no, pero ella me lo vuelve a preguntar…

Por lo general, suelen ser personas que cuando están con un grupo de gente no dejan de pensar en lo que los demás estarán pensando de ellas.

“Seguro que piensa que soy tonta, que soy débil o que no tengo personalidad”.

Personas que se pasan el día pensando en lo que tendrían que decir para quedar bien y en lo que tendrían que hacer para gustar al otro.

“No debería hacer esto, no debería decir aquello, al final voy a quedar mal…”.

Yo también fui un poco así, y recuerdo aquella sensación de que todo giraba en torno a mí, de que todo era por mí, de que lo que hacían y decían los demás siempre tenía algo que ver conmigo…  Y siempre, por supuesto, para mal.

Las personas que necesitan sentirse vistas también son personas que se callan por miedo a decir algo que no guste.

Que se esconden por miedo a molestar.

Que se pasan el día dándole vueltas a si le caerán bien a fulanito y a que hoy menganito estaba raro, ¿a ver si es que he hecho algo que le ha molestado?

Y que, de tanto sentirse incómodas, terminan evitando situaciones en las que puedan sentirse rechazadas…

Personas que, en vez de afirmarse a sí mismas, necesitan que los demás reafirmen sus creencias y opiniones…

Suelen decirme cosas como “necesito que los demás me den la razón”, “necesito que opinen como yo”, “si tomo una decisión, necesito que les parezca bien”.

Personas que se toman la vida tan en serio que se pierden hasta las gracias…

Por ejemplo, recuerdo a un cliente que me comentaba una situación que había vivido en el trabajo: “un compañero me dijo algo sobre mi aspecto y no supe cómo responder. Pensé que se estaba metiendo conmigo, que me estaba faltando al respeto, que tenía que pararle los pies… Pero me bloqueé y no supe qué decir”.

¿Lo ves? La diferencia es que alguien que está en sí mismo, en vez de estar pensando en agradar a los demás, viviría algo así como una broma sin importancia y respondería con humor o con una sonrisa.

Y lo mismo en el caso contrario, también muy habitual en las personas con las que trabajo. Me refiero a cuando una de esas personas que disfrutan ridiculizando a los demás dice algo sobre ti, y tú en vez de tomártelo a broma y no darle más importancia, porque es del otro y no tiene nada que ver contigo, te lo quedas y te pasas el día dándole vueltas.

En definitiva, personas que viven adaptándose a lo que creen que los demás quieren de ellas…

Que se convierten en la persona que creen que el otro desea, por miedo a perderle…

Siempre preguntándose cómo han de ser para que los demás las quieran y las VEAN…

Por ejemplo, recuerdo a una Coachee que se desvivía por los demás. Siempre atenta, siempre pendiente, dispuesta, dulce, encantadora… Como ella misma comprendió con el tiempo, su creencia limitante era que no se sentía suficiente ni merecedora, así que buscaba ese amor en los demás… Como sólo se sentía válida cuando se sentía vista por los demás, había aprendido a comportarse de una determinada forma con la que se daba cuenta de que ellos la querían… Es decir, lo daba todo por los demás para que la vieran, la aprobaran y la valoraran… Y es que esa era la única manera que conocía de valorarse a sí misma…

De dónde viene esa necesidad de agradar a los demás

Como puedes ver, las personas que viven para agradar a los demás suelen hacer lo que los demás esperan de ellas, y no lo que les apetece o les gustaría.

En parte, por ese miedo a que te dejen de querer, que en realidad es señal de que tú no te quieres y no te valoras lo suficiente…

También porque a muchos, de pequeños, nos dijeron que teníamos que agradar a los demás sí o sí, pase lo que pase. Que era súper importante lo que los demás pensaran de nosotros y que había que dar una buena imagen… Y no hace falta que te lo hayan dicho así de claro, vale con formas más sutiles…  Por ejemplo, recuerdo que en mi casa de pequeña se podían dar los gritos que hiciera falta, pero siempre y cuando no te oyeran los vecinos :-).

Y otro motivo por el que buscamos agradar a los demás es esa necesidad de pertenencia al grupo, que es una de las necesidades básicas de cualquier ser humano que viva en sociedad… Y es que necesitamos sentirnos “parte de” y “pertenecientes a”… Ya sea la familia, el grupo de amigos, la pareja, los compañeros de trabajo o el equipo de fútbol. Todos necesitamos pertenecer y muchos somos capaces de vender nuestra alma al diablo con tal de satisfacer esa necesidad de pertenencia.

Y ahora voy a poner un ejemplo personal: llevo toda mi vida pensando que una de mis virtudes era no ser orgullosa. Es decir, nunca he tenido problema para reconocer mis errores y pedir disculpas. Me encanta eso de mí, pero un día caí en que era una manera más de pedir a gritos que me quisieran. O, dicho de otro modo, de suplicar que no dejaran de quererme. Hasta el punto de que creo que, al menos la mitad de las veces que he pedido perdón, lo he hecho sin creer que yo hubiera hecho nada malo, simplemente para que no dejaran de quererme. ¿Te das cuenta? Sigue siendo algo que me gusta de mí, y no he querido cambiarlo, pero ahora procuro ser consciente de para qué pido perdón cuando lo pido ;-).

Y otro ejemplo de una Coachee. Recuerdo que quería dejar de quejarse en el trabajo, porque muchas veces se encontraba junto a sus compañeros quejándose por todo, y era algo que no le gustaba de sí misma. Y un día cayó en que lo hacía para sentirse parte del grupo. Es decir, quejarse junto a sus compañeros le hacía sentir bien porque satisfacía su necesidad de pertenencia… Y eso a pesar de que quejarse iba en contra de sus valores… Esto, y muchísimo más, somos capaces de hacer con tal de sentirnos parte del grupo.

Y hasta aquí esta descripción de uno de los perfiles con los que más trabajo, el de este tipo de personas que siempre están pensando en lo que estarán pensando los demás y que dependen de ellos para sentirse bien.

Si te has sentido identificada/o, ahora voy a contarte de qué no te estás dando cuenta.

Lo que necesitas saber para dejar de depender de los demás

Ahora quiero compartir contigo lo que, en mi opinión, necesitas comprender para dejar de depender de los demás… Lo que yo también necesité comprender para dejar de necesitar que los demás me vieran y dejar de depender de ellos para sentirme bien.

Lo primero, necesitas darte cuenta de que vas por el camino equivocado.

De que tu vida no será vida hasta que no dejas de depender de los demás.

De que estás perdiendo el tiempo en ese empeño por agradar a los demás.

De que TODO comienza cuando la primera (¿y la única?) persona a la que quieres agradar es a ti.

Y de que mientras vivas buscando, es imposible que encuentres…

Necesitas darte cuenta de que los demás no están ahí esperando a que metas la pata o hagas algo mal.

De que el foco en tus inseguridades sólo lo tienes puesto tú.

De que el foco de los demás no apunta a ti.

Pero, ojo, porque curiosamente, cuando tu foco está señalando a tus inseguridades, éstas también se iluminan para los demás.

Porque todos esos miedos se reflejan en cómo te comportas, en cómo hablas y en cómo con tus palabras o tu tono de voz le estás suplicando a alguien que no te rechace.

Sí, todo lo que te pasa por dentro, de un modo u otro, se está proyectando en tu vida.

Y, probablemente, acabe generando el efecto que tanto temes

Necesitas darte cuenta de que, aunque alguien no te VEA como tú quieres que te vea, o incluso aunque te rechace, tú sigues valiendo lo mismo. Exactamente lo mismo.

Es decir, tu valor como persona no tiene nada que ver con lo que piense o diga el otro de ti. O acaso si yo voy por la calle, me cruzo contigo y te miro mal, ¿tú vales menos por eso?

Necesitas darte cuenta de que todos somos seguros e inseguros a la vez… De que no hay nadie que siempre sea seguro y no tenga inseguridades… Yo misma, que ahora me considero una persona segura de sí misma, tengo un montón de inseguridades… Y no tengo problema en reconocerlas, porque me acepto también con ellas…

Así que si conoces a alguien muy seguro de sí mismo que te dice que nunca se siente inseguro, te garantizo que no está siendo sincero. De hecho, te diría que tiene más inseguridades que tú, porque necesita esconderlas.

Sí, cualquier persona a la que admires y con la que tengas la oportunidad de sincerarte te reconocerá que también tiene sus inseguridades…

Necesitas darte cuenta de que cuando haces tanto esfuerzo por esconder tus miedos y tus inseguridades acabas generando rechazo en los demás… Y no es porque seas una persona insegura, qué va. El rechazo viene de pretender esconderlo, de esa máscara que te pones, de no estar siendo natural… Y es que, normalmente las personas que se desviven por obtener la aprobación de los demás generan el efecto contrario, porque los demás, al no verlas auténticas, se sienten incómodos a su lado.

Necesitas darte cuenta de que es maravilloso recibir halagos. De que puedes aceptarlos y agradecerlos, pero sin llegar a depender de ellos para valorarte. Porque cuando te enganchas a eso es cuando acabas haciendo lo que sea para obtener el reconocimiento de los demás. Porque vives para ello y alimentas tu autoestima de ello.

Son muchas, más de las que imaginas, las personas que actúan de una manera para que los otros les acepten.

Las personas que se expresan, se visten y se comportan para ser quien creen que los otros quieren que sean.

Si eres una de ellas, necesitas darte cuenta de que los demás sólo esperan que seas tú, sin colorantes ni aditivos.

De que no hay nada tan irresistible como una persona que se da permiso para ser ella misma, con sus luces y sus sombras…

De que no puedes ser una persona auténtica si tu objetivo siempre es agradar a los demás.

De que no puedes ser tú si siempre dependes de que otros te aprueben.

De que no serás TÚ hasta que abandones esa necesidad.

Cinco claves para dejar de necesitar que los demás TE VEAN

En este proceso de cambio para dejar de necesitar agradar a los demás, cada uno ha de andar su camino… Lo digo porque cuando acompaño a personas que quieren trabajar esto, cada una suele tener sus propios miedos y sus propias creencias limitantes, y cada proceso es diferente.

Aun así, voy a darte cinco claves que siempre funcionan:

1.Aceptarte.

Sí, aceptarte y gustarte como eres, completa, y también con tus inseguridades. Y dejar de juzgarte por ellas. Dejar de pretender ser quien no eres, de exigirte dar la mejor opinión o de tener el comentario más ocurrente.
Creerte suficiente, tal y como eres, para que los demás te quieran, y dejar de repetirte que tendrías que ser más X o más Y.

Y si hay algo que quieras cambiar, que lo hagas por ti, pero no por los demás… Recuerda que tu autoestima es lo que te quieres, te aceptas y te respetas TÚ, no lo que lo hacen los demás.

2.Tirar la bola de cristal.

Es decir, dejar de adivinar lo que los demás piensan, quieren o esperan de ti.

Si tienes dudas de si a alguien le pasa algo contigo, pregunta.

Y mientras tanto, date permiso para ser tú y comprende que gustarás más a unos y menos a otros. Como yo. Como todos.

3.Reconocer tu necesidad de pertenencia.

Esa que hace que, con tal de formar parte del grupo, te hagas la fuerte, te vuelvas sumisa o quieras estar siempre disponible.

Cuando la pertenencia se ha roto en nuestra infancia, por ejemplo por haber sufrido acoso escolar o por unos padres separados, ya nunca se recupera… Pero no pasa nada. Aun estando rota, aun sabiendo que sus fantasmas volverán a aparecer de vez en cuando, aun siendo consciente de ella, puedes ser feliz y sentirte bien.

4.Valorarte tú.

Es decir, valorarte por lo que tú crees de ti, por el concepto que tienes de ti, por lo que tú te gustas a ti.

¡Que seas tú quien decida en cada momento lo que está bien y lo que no está bien en ti!

5.Autenticidad.

Sobre todo, y por encima de todo, las relaciones auténticas se construyen siendo auténtico.

Esa es la manera de que puedas sentirte cómoda cuando te relacionas con alguien.

Piénsalo: ¿a que cuando de verdad estás a gusto con otra persona es cuando eres tú y no te esfuerzas por aparentar?

Pues eso puedes hacerlo con todas las personas que te encuentres en tu camino.

En cambio, si no te das permiso para ser tú, no te sentirás cómoda con nadie. Y los demás, que no son tontos, también se darán cuenta…

¿Qué opinas? ¿Tú también dependes de que los demás TE VEAN para sentirte bien? Me encantará que me lo cuentes en los comentarios aquí debajo.

¿Quieres más consejos?

Apúntate GRATIS y recibe cada semana herramientas y recursos para tener Más Seguridad, Más Felicidad y Más Bienestar.

Sí, acepto la Política de protección de datos.

Acerca de Vanessa Carreño

Trabajo con mujeres que se sienten inseguras, no se valoran ni tienen confianza en sí mismas, le dan muchas vueltas a la cabeza y se preocupan mucho por lo que piensen los demás.

Con mis programas de Autoestima, Relaciones Personales y Dependencia Emocional consiguen ganar confianza en sí mismas y sentirse seguras y capaces de alcanzar sus objetivos. Aprenden a valorarse, se atreven a ser ellas mismas y empiezan a disfrutar de su vida y de sus relaciones.

¿Quieres que te ayude a ti también? Solicita una sesión de valoración gratuita conmigo rellenando este formulario.

30 comentarios

30 comentarios
  1. PapaPrimerizo 03/05/2018

    Buenos días Vanessa,
    Qué fácil me parece caer en querer agradar a los demás.
    Muchas gracias por este post.
    Un abrazo

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 03/05/2018

      Sí, es muy fácil… El sentirnos queridos y “parte de” es una necesidad tan básica, y somos tantos los que hemos sentido que nos ha faltado en algún momento, que agradar a los demás se convierte en una droga muy fácil…
      Muchas gracias por comentar, siempre.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
    • Marta 04/05/2018

      Soy el tipo de persona que no hace nada por gustar a nadie pero que no se ha sentido incluida nunca en el clan. Siento que muchas personas a mi alrededor me observan de lejos o me dicen extrañadas que les parece increíble lo que hago. Me creen sobrehumana o algo así. ¡Te aseguro que no lo soy! Tengo muchas crisis, tengo fallos y defectos, me equivoco a diario, pero intento ser lo más honesta posible conmigo misma, rectificar tan rápido como me doy cuenta de mi error y poner un plan para resolver el problema. Mi vida es agotadora en ese sentido, pero me la explico desde el humor y las ganas de hacer. Esto implica que quienes están a mi lado no se por qué no son activos, no quieren moverse. Piensan que hago lo que hago para llamar su atención y no entienden ni aceptan que una persona pueda hacer tantas cosas. Yo creo que el desequilibrio es patente y que la energía la tienen que poner ellos, que yo no puedo arrastrar a nadie ni hacerme cargo de nadie. Ni puedo ni quiero. ¿Eso es normal?

      Responder
      • Vanessa Carreño Andrés 04/05/2018

        Hola Marta,
        Muchas gracias por compartir. Creo que no hay nada normal ni anormal, que todo lo que se te pueda ocurrir le pasa a más de una persona, y que juzgarlo como normal o anormal nos limita y nos encierra en etiquetas prefabricadas.
        Lo importante es como te sientes tú. No creo que haya problema por compartir tu vida con personas menos activas, siempre y cuando ellas te respeten a ti y tú a ellas. Cada uno puede ser como quiera ser si con ello no hace daño consciente a otros. Si tú estás satisfecha y sientes que lo que haces es desde ti, por ti y para ti, ¡chapeau!
        Un abrazo grande,
        Vanessa

        Responder
  2. Ana 03/05/2018

    Fantástico artículo, como siempre…

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 04/05/2018

      Muchas gracias, Ana :-).
      Un abrazo grande,
      Vanessa

      Responder
  3. MJ 03/05/2018

    Gracias Vanessa por este post. Parece que hayas resumido parte de mis inseguridades y que me hayas seguido desde niña. Esos comentarios repetidos en casa de “qué dirán” creo que me han marcado más de lo que pensaba.
    Me guardo tu post para releerlo cada vez que lo necesite. ¡Muchas gracias!
    Un abrazo.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 04/05/2018

      Gracias a ti por compartir, MJ. Es algo que nos ha acompañado a muchos, aun sabiendo que nuestros padres lo hicieron lo mejor que sabían en cada momento. Espero que te sirva para seguir avanzando en tu camino…
      Un fuerte abrazo,
      Vanessa

      Responder
  4. Magali 03/05/2018

    ¡Me encantó este post! ¡Muy esclarecedor! Me identifiqué mucho con toda la descripción. En cuanto a las claves que propones para dejar la necesidad de agradar, ¡muy claras también! Aunque nada fáciles de aplicar eh… Me gustó mucho el ejemplo sobre que considerabas tu capacidad para disculparte y reconocer errores como fortaleza y cómo descubriste que era un recurso más para buscar aprobación de los otros… Creo que en mí caso, siempre me he considerado muy hábil para adaptarme a cualquier grupo de personas o situacion, quizas la palabra sería ¿adaptable/versátil?. Lo que pienso ahora es que esa habilidad ha ido siempre acompañada de un inmenso gasto de energía para “encajar” o “caer bien”, intentando hacer “aportes súper ocurrentes”, muy pendiente de las caras, gestos y comentarios de aprobación de los demás (ya sean gente por la que tengo aprecio o completos desconocidos). Lamento reconocerme experta en el uso de muchos recursos para lograr agradar… Y también reconocer que ese sentido de pertenencia que desde la infancia se quebró, no puede sanarse… Me alienta pensar que siendo mas consciente y reconociendo mi necesidad de pertenencia puedo estar más alerta. Para que mis decisiones se basen en lo que yo quiero, y no en los demas.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 04/05/2018

      Magnífica reflexión, Magali. Y muy buena esa toma de conciencia sobre tu capacidad de adaptarte, es algo parecido al ejemplo personal que compartí. Lo primero, y siempre, perdónate a ti misma porque el fin último era sentirte querida. Es una necesidad humana y muchos la hemos vivido desde la dependencia, no pasa nada. Compréndete, acéptalo, y sigue dando pasos hacia lo que tú quieres y hacia quererte tú…
      Un abrazo cariñoso,
      Vanessa

      Responder
  5. Arnau 03/05/2018

    Muy interesante. Me ha gustado mucho el artículo. Y espero cambiar con el tiempo y no estar tan pendiente de agradar a los demás.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 04/05/2018

      Muchas gracias, Arnau. Encantada de acompañarte en ese camino. Pasito a pasito, y siempre con mucho amor.
      Un abrazo grande,
      Vanessa

      Responder
  6. Veronica Barazarte 04/05/2018

    Hola Vanessa,
    Tu post me cayó como anillo al dedo (es por eso que creo que nada es casual). Antes de leer este post me sentía de esa forma en los grupos con los que me relacionaba, quería quedar bien y ser simpática. Ahora ya se por qué no me tomaban en cuenta en algunas ocasiones. Ademas había estado pensando mucho en cómo debería relacionarme y comportarme en un nuevo trabajo al cual ingresaré. Gracias a ti ahora creo que tengo una idea de cómo llevarme con mis nuevos compañeros de trabajo.
    Una vez más, muchísimas gracias Vanessa. Espero con ansias el siguiente post.
    Dios te bendiga.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 04/05/2018

      Qué bien, Verónica. Me alegro mucho de que el post te haya servido tanto. Te deseo lo mejor en ese nuevo trabajo, disfruta mucho y se tu mejor versión ;-).
      Un abrazo grande,
      Vanessa

      Responder
  7. Elena Leal González 05/05/2018

    Buenos días Vanessa,
    Muy buen artículo, como todos los que recibo. Les entiendo muy bien y me ayudan mucho. En éste me ha surgido una duda, ¿qué es que se haya roto la necesidad de pertenencia en la infancia? Eso no lo he entendido, gracias por todo.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 07/05/2018

      Hola Elena,
      Disculpa, me expresé mal en el post y ya lo he corregido. Lo que se rompe es la pertenencia, cuando por algo que sucede en nuestra infancia no la sentimos satisfecha. Por ejemplo, si los padres se separan y sentimos abandono por parte de uno de ellos, o si hay un caso de acoso escolar. Situaciones que en esos momentos hacen que se rompa la pertenencia en un entorno concreto y que pueden provocar esa dependencia hacia el cariño y la aceptación de los demás. Es como que a partir de ahí queda latente esa necesidad de cariño y ese miedo a no ser “parte de”. No pasa nada, se puede trabajar y comprender. Dando luz a nuestros fantasmas los hacemos más pequeños, aunque sigan estando ahí…
      Espero haberte aclarado, muchas gracias por tu pregunta.
      Un abrazo grande,
      Vanessa

      Responder
  8. Ángeles 05/05/2018

    Siempre me vienen bien tus posts y cuánta razón tienen. El problema es cuando esas personas a las que deseas agradar encima te desplazan, no cuentan contigo e intentan que los demás hagan lo mismo y lo consiguen. Líderes natas y tóxicas a la vez que pueden hacer mucho daño a ti y a tu familia y encima no puedes apartarte de ellas. ¡Qué difícil!

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 07/05/2018

      Angeles,
      Lo que hagan los demás tiene que ver con ellos, y nuestras necesidades con nosotros. Así que esa necesidad de agradar has de trabajarla en ti, independientemente del comportamiento de los demás. Si dependes de agradar a alguien por quien no te sientes valorada, tal vez sea momento de preguntarte qué hay ahí, qué te dice eso de ti y por qué necesitas que te valoren personas que, según entiendo, no comparten tus valores ni te sientes bien a su lado.
      Un abrazo grande,
      Vanessa

      Responder
  9. María 06/05/2018

    Hola! La verdad es que soy bastante joven y estoy en una etapa un poco dura, pero no sé qué me pasa ultimamente que siempre voy con miedo a la hora de hablar. Si me explico mal la gente que me rodea me mira mal y pienso “que pensarán de mi”, entonces bajo la cabeza. Siento que me pongo nerviosa y ansiosa al hablar con mis amigos, y no sé de donde viene ese miedo. Llevo la misma rutina con la misma gente desde hace varios años, y la verdad es que muchas veces no entiendo mi comportamiento. Últimamente me abro más pero siento que me bloqueo muchas veces ante familiares y amigos. No sé si es miedo a qué decir o a equivocarme pero esto dificulta el querer conectar con alguien. Me afecta el que un día me hablen y al otro no. Cuando hablo noto que lo hago sin querer o de mala manera y acabo avergonzada… Solo quiero conectar bien con mis amigos pero noto que actuo de forma rara, también sé que ellos lo notan y se alejan… Es raro, voy con miedo e incómoda. Siento que no sé llevar una relación de amistad ya que pocas veces se acuerdan de mi 🙁

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 07/05/2018

      Hola María,
      Lo que dices suena a exigencia por tu parte, hacia ti misma y tal vez también hacia los demás. No sabría decirte sin tener más datos, pero creo que te ayudaría ser más complaciente contigo y darte más permiso para ser tú misma, sin tener tantas expectativas de cómo deberías ser en cada momento. Cuanto más auténtica seas, más fácil será que construyas relaciones auténticas con los demás.
      Un abrazo cariñoso,
      Vanessa

      Responder
  10. Nancy 07/05/2018

    Hola, pues ésta es mi problemática de cada día, hoy por hoy no sé en qué sea buena. Ya tengo 33 años y jamás he tenido novio, pero sí lo intente… Soy muy insegura, sufro mucho por ello, no sé qué es lo correcto por hacer… Ya dejé mi carrera porque me sentía muy criticada… Ahora me cuesta mucho trabajo darle vuelta a la hoja, hacer cosas nuevas, no soy tan sociable ni abierta a nuevas cosas… Sufro porque me dejan de hablar mis amistades, porque no me contestan los mensajes escritos, etc,. Me siento mal si no me contestan mi llamada… También cuando una amiga le platica a otra de mi sobre mis asuntos que no resuelvo, ¿tú qué opinas? ¿Qué puedo hacer por mejorar?

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 10/05/2018

      Hola Nancy,
      Por lo que cuentas esa inseguridad está condicionando mucho tu vida, hasta el punto de dejar tu carrera. Yo te animaría a trabajar tu autoestima y confianza en ti misma. En este blog hay muchísimos post que te ayudarán… Y lo ideal sería que también le pidieras ayuda a un profesional para que te acompañe en ese camino. Puedes andarlo y puedes superarlo, estoy segura.
      Un abrazo grande,
      Vanessa

      Responder
  11. Sebastián 09/05/2018

    Genial post! Muchas gracias Vanessa. Me sentí identificado en varios aspectos. Hay que trabajarlo.
    Abrazoo

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 11/05/2018

      Muchas gracias, Sebastián. Me alegro de que te haya gustado y sido útil.
      Un abrazo grande,
      Vanessa

      Responder
  12. Sindy 10/05/2018

    Hola Vanessa! Me encanta leer tus artículos. A través de ellos y de otros que me gusta leer he comprendido que he tenido autoestima baja, a pesar de que he estado trabajando en mejorarla y he comprendido lo de aceptarme tal y como soy y a no depender de la aprobación de los demás. En muchas ocasiones me sigo identificando con actitudes que corresponden a una persona con baja autoestima. Entiendo que es un proceso, pero ¿cuánto tiempo debe pasar para considerarme una persona con una autoestima sólida?

    Un abrazo!

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 11/05/2018

      Hola Sindy,
      Depende, siempre depende. Como bien dices, es un camino… ¿Cuánto tiempo se tarda en llegar andando a Nueva York? Pues depende de cuál sea el lugar desde el que salgas, no es lo mismo Washington que Buenos Aires. Y depende también de tu ritmo, de tu estado físico, de las paradas que hagas…
      Con la autoestima pasaría igual… Lo importante es seguir dando pasos y sintiendo que cada vez te encuentras mejor contigo misma… Sin mirar al final, simplemente al camino…
      Un abrazo cariñoso,
      Vanessa

      Responder
  13. Claudia G. 04/11/2019

    Super. No volvieron a comentar desde 2018. ¿Por qué?

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 12/11/2019

      Hola Claudia,
      Es un post antiguo, por eso los comentarios no son tan recientes. Muchas gracias por compartir.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  14. Claudia Aliaga 26/05/2021

    Bueno, sí me pasa y de verdad ya no quiero seguir así. Buenos consejos.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 01/06/2021

      Muchas gracias, Claudia. Espero entonces que el post te haya servido.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicado. Los campos obligatorios están marcados como *



Vanessa Coaching to Be

Únete a los más de 20.000 suscriptores, ¡con regalo incluido!

Apúntate GRATIS y te enviaré ahora mismo el audio "Cómo Evitar que Alguien Te Haga Sentir Mal".

Sí, acepto la Política de protección de datos.

No te enviaré nada de spam y puedes darte de baja cuando te apetezca

Los post más leídos

¿Quieres trabajar conmigo?

Rellena este formulario para tener una sesión de valoración gratuita”.

Buscar

¡Hey!

no te vayas sin tu regalo

¿Quieres empezar a confiar en ti, sentirte segura y disfrutar de tu vida y de tus relaciones?
Apúntate gratis y llévate el audio “Cómo Evitar que Alguien Te Haga Sentir Mal" de regalo.

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA.

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA

Sí, acepto la Política de protección de datos.

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA