El otro día una Coachee me decía que con pocas personas se permitía mostrarse triste o insegura. Que ni siquiera con sus mejores amigas se permitía ser vulnerable. Si acaso con su pareja, y nunca del todo. Que prefería guardarse las cosas “para dentro” y que no la vieran cuando estaba mal.
No es la primera que me confiesa que vive una vida “de mentira” en la que no se permite ser como realmente es ante los demás, por guardar las apariencias o por miedo a lo que puedan pensar.
Son muchas las personas que tienen esa creencia tan limitante de que hay que ser siempre fuerte y de que no puedes mostrar que algo te ha dolido o que sientes miedo, tristeza o vergüenza.
Es como que no nos gusta que los demás vean nuestra fragilidad. No nos gusta rompernos ante ellos y queremos aparentar que somos de hierro, cuando todos somos de cristal.
Sí, todos somos vulnerables y todos nos podemos romper. De hecho nos rompemos multitud de veces en nuestra vida, pero también nos recomponemos otras tantas…
Aun así, mejor que nadie se dé cuenta. Mejor que me sigan viendo como “la chica fuerte que puede con todo”.
Creo que llegamos incluso a engañarnos a nosotros mismos y a convencernos de que la perfección está en dar esa imagen de persona dura a la que nada le afecta.
Cuando la verdadera fortaleza está precisamente en reconocer, con humildad y valentía, que no podemos con todo…
Cuando la única manera de conectar profundamente con los demás es aceptarnos y querernos frágiles como somos, para poder quererles también a ellos de igual manera.
Creencias limitantes
Recuerdo a otra Coachee que me decía que a ella no le gustaban las personas que se desmoronaban ante los demás, que las veía débiles, y que pensar eso hacía que ella tampoco se permitiera desmoronarse ante otros.
Hasta que un día se rompió y no podía entender lo que le estaba pasando. “Nunca me había pasado esto… Siempre he sido muy fuerte… No me reconozco…”.
Con el tiempo ella misma se dio cuenta de que ser fuerte es precisamente reconocer que también eres vulnerable y que te puedes romper. Y de que no sería verdaderamente fuerte hasta que no se atreviera a aceptar su vulnerabilidad, ante ella y ante los demás.
O, como me decía el otro día una amiga hablando de la maternidad: “nos resulta mucho más fácil contar la parte bonita que reconocer que a veces no puedes más y no sabes qué hacer”.
Cierto, yo también me había dado cuenta.
Como si la madre que tienes delante no hubiera pasado por lo mismo… Como si los demás no sintieran nunca miedo, vergüenza o ganas de llorar. Como si los demás no fueran frágiles y vulnerables…
Pero no, escondemos nuestra fragilidad porque nos puede más el orgullo, ese orgullo que nos hace ir escocidos por la vida…
Porque pensamos que se van a aprovechar de nosotros, que nos van a hacer daño, que nos van a juzgar, que van a pensar que somos débiles.
Como si eso que escondemos dejara de existir por el hecho de taparlo… Qué paradoja, porque precisamente se hace más grande a fuerza de ignorarlo… Como cuando quieres meter una pelota de goma debajo del agua y, a más la hundes, más fuerza coge después al salir…
Como esa Coachee que no se reconocía a sí misma cuando se rompió porque ella siempre había pensado que era fuerte…
Y claro que todos somos fuertes. Pero nadie puede ser siempre muy fuerte.
Porque somos humanos, porque somos imperfectos, porque nadie es perfecto.
Y si está claro que todos tenemos una fortaleza interior, ¿por qué no íbamos a tener también nuestra vulnerabilidad?
El problema es que seguimos confundiendo vulnerabilidad con debilidad. Y no, que yo sea vulnerable y tenga la capacidad de romperme no significa que sea débil, porque también soy capaz de recomponerme… Y tarde o temprano, más rápido o más despacio, todos nos recomponemos.
La belleza de ser vulnerables
En mi opinión nuestra vulnerabilidad es una de las cosas que más bellas nos hace a las personas.
Porque sólo cuando te muestras vulnerable estás siendo auténtico y genuino, en conexión con tu esencia y con tu Ser.
Mostrándote de verdad ante los demás.
Capaz de decir me siento sola, tengo miedo a pasarlo mal, no me siento capaz, no sé qué hacer, no tengo una respuesta… Necesito tu ayuda.
Capaz de disculparte ante alguien, de pedir perdón, de reconocer que has cometido un error (otra asignatura pendiente para las personas que se niegan a mostrarse vulnerables”).
De aceptar que tú también tienes tus inseguridades y que no puedes sentirte segura siempre ni en todas las circunstancias.
De reconocer que estás preocupada o que te avergüenza lo que pasó ayer.
De atreverte a decirle “gracias” o “te quiero” a alguien que no te lo ha dicho nunca… De apostar por una relación aunque no sepas si va a salir bien…
De llorar de tristeza cuando lo necesites, delante de quien sea, e incluso de sentirte orgullosa de ello… ¡Eso sí que me parece valiente!
En definitiva, capaz de sentirte libre para ser tú y para mostrarte tal y como eres en cada momento, que me parece lo más maravilloso a lo que alguien puede aspirar…
Pero para eso hace falta tener el valor de conectar con el poder de tu fragilidad… Reconocerla y dejar de esconderla detrás de una máscara de “ni siento ni padezco”.
Que vaya desgaste y vaya pérdida de energía estar siempre sosteniendo esa imagen de “a mí nunca me puede nada”.
Con miedo a mirar debajo de ese disfraz, a lo que me pueda encontrar…
Tan buena chica, tan perfecta, tan fuerte, tan resistente, tan sin miedo…
Siempre estirada, siempre rígida, siempre controlando que no se me caiga la máscara… siempre irreal.
Creyendo que me quieren más si aparento que soy lo que no soy, si soy fuerte, si hago como que a mí no me pasa nada… Como si así fuera mejor o valiera más…
Con lo bien que sienta quitarte la máscara y el personaje, dejar de engañarte y de engañar a los demás, reconocer que todos somos fuertes porque también somos frágiles, y que no se puede ser lo uno sin lo otro…
¡!!Con el gusto que da decir “no soy perfecta” y aprender a quererte como eres!!! Sí, dudo que haya cremas que rejuvenezcan tanto :-).
Beneficios de mostrarte vulnerable
Además del rejuvenecimiento y el peso que te quitas de encima, se me ocurren unos cuantos beneficios más de reconocer tu fragilidad ante ti y ante los demás. Ahí van:
1. Te permite dar lo mejor de ti. Porque sólo cuando eres capaz de aceptar tu fragilidad puedes abarcar toda tu fortaleza, conocerte, mejorarte y superarte.
2. Te conecta con una vida de Coherencia y de Valentía. De Coherencia entre lo que dices, lo que haces y lo que sientes. Y de Valentía porque te atreves a dejar de ser quien crees que debes ser para ser quien realmente eres.
3. Mejora tu autoestima. Porque sólo cuando te aceptas de verdad puedes llegar a quererte y a sentirte válida. Y porque si no te aceptas completa, tal y como eres, con todas tus aristas, en realidad no te estás aceptando…
4. Te abre a vivir las emociones positivas con plenitud. Porque el que no se atreve a sentir plenamente las emociones que le conectan con su vulnerabilidad también se está castrando para sentir la alegría, el amor o la sorpresa. O las sientes todas, o no sientes ninguna… Así que, si no sabes ser feliz, pregúntate si sabes estar triste.
5. Transmites Autenticidad, Honestidad y Humildad, tres valores de los que muchos presumimos y la mayoría carecemos.
6. Te sirve para comprender mejor a los demás, para desarrollar la amabilidad, la compasión y la empatía.
7. Ganas frescura, alegría y la tranquilidad de saber que puedes ser tú en todo momento.
8. Vives. Sí, como dice la maravillosa Brené Brown, sentirse vulnerable es estar vivo.
Y sobre todo, aceptar tu vulnerabilidad es la única manera de conectar de verdad con los demás… Porque sólo cuando te sientes digna de recibir amor siendo tal y como eres, puedes darle amor al otro siendo tal y como es. Y, sólo entonces, surge la magia…
¿Qué me dices? ¿Aceptas tu vulnerabilidad? ¿Te permites mostrarla ante los demás? Me encantará que lo compartas conmigo en los comentarios aquí debajo.
Gracias, aprendo mucho de usted y disfruto muchísimo leyéndola. ?
Muchas gracias, Marli. Me alegro mucho de lo que me dices.
Un abrazo,
Vanessa
Gracias por estás palabras. Hace dos semanas colapsé en medio de un curso, tocamos el tema de la muerte y justo mi sobrino acaba de morir en diciembre. Yo pensé que lo estaba superando pero ese día no pude contenerme y me puse a llorar en medio de todos. Afortunadamente, los que dirigían el curso supieron qué hacer y yo pude externar todo. Tenía vergüenza por lo que pudieran pensar de mi pero luego, se fue desvaneciendo ese sentimiento. Me enseñaron que llorar era para los débiles. Pero hoy ya pienso distinto y empiezo a aceptar esa parte que también es mía.
Hola Berenice,
Llorar no es de débiles, llorar es de humanos que están conectados con lo que sienten y que necesitan canalizar su tristeza… Y ante una pérdida es necesario llorar, es la manera de gestionar ese dolor que estás viviendo. Espero que no vuelvas a juzgarte por ello y que legitimes eso que sientes y tu necesidad de expresarlo.
Un abrazo grande,
Vanessa
Estimada Vanessa:
¡Muchas gracias por su post! Precisamente estoy en un momento de mi vida en el que conscientemente estoy intentando cerrarme a los demás, pues no me siento bien al mostrar mi vulnerabilidad. Siento que siendo adulta, debería ser capaz de superar mis problemas yo sola. Además, algo que me sucede es que al hablar de mis problemas, de alguna manera, siento que estoy intentando llamar la atención. Como si manipulara y me aprovechara de la amabilidad de otros. A la vez, por mucho que esté diciendo la verdad, por alguna razón siento como si mintiera. Como que dudo de mi misma al expresarme. Supongo que me da miedo que no me crean. No sé realmente a qué se deba pero pienso que pueden ser problemas de autoestima.
Muchos saludos,
Lis
Muchas gracias, Lis. ¿Quién dijo que una persona adulta nunca debería necesitar ayuda? Yo creo que todos la necesitamos alguna vez, que así ha de ser y que es maravilloso poder ayudar a otros y sentirte ayudada también. El mundo sería mucho más sencillo si nos diéramos más permiso para pedir ayuda.
Lo que dices de sentir como que intentas llamar la atención y manipular, sólo por lo que cuentas no sé a qué puede deberse… Tal vez es miedo a lo que piensen los demás de ti, tal vez una conducta aprendida de buscar así la atención de los demás, tal vez una voz interior que en esos momentos te hace dudar de ti… Observa y hazte preguntas para conocerte y comprenderte mejor, lo estás haciendo muy bien.
Un abrazo grande,
Vanessa
Hola Vanessa. Yo me atrevi una vez a mostrarme vulnerable, porque amaba a esa persona y quería que lo nuestro funcionara. Y él me juzgó y me critico sin pensárselo mucho. Lo cual está bien, porque al hacerlo pude ver que yo merecía algo mejor y pasé pagina. Pero la próxima vez voy a ir con más cuidado, porque su reacción realmente me hizo daño.
Hola Irene,
Cuando nos mostramos ante alguien no sabemos cómo va a responder el otro. Si yo muestro mi vulnerabilidad lo hago por mí, porque eso me conecta conmigo misma, con mi Ser auténtico, sin capas ni egos. Me “desnudo” sabiendo que lo que me protege de los demás no es el ego, sino yo misma, mi esencia y mi fortaleza.
Si alguien elige responder haciéndome daño, esa es su decisión. Yo no puedo controlarlo ni adelantarme a ello, pero desde luego que me habrá servido para darme cuenta de si quiero seguir teniendo a esa persona a mi lado o no. Como bien dices, te sirvió para darte cuenta de que merecías algo mejor y pasar página :-).
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Gracias Vanessa por este maravilloso post, Que razón tienes, cuánta falta nos hace ser nosotros mismos y permitirnos el lujo de ser auténticos. Lo que ocurre es que en el mundo de hoy en día hay que tener mucho cuidado ante quien te muestras, porque hay gente que lo utiliza y cuando te ven vulnerable van a hacer daño o a ver si sacan algo. A veces hay que usar un escudo porque pueden hacerte mucho daño. Yo he aprendido a esconder mi enorme fragilidad y sensibilidad para protegerme. Pero anhelo encontrar buenas personas con las que poder ser yo.
Gracias por tus posts, son un soplo de aire fresco, y un enorme consuelo.
Charo,
En mi opinión cuando pensamos que hay que tener cuidado ante quien te muestras porque hay gente que quiere hacernos daño, vivimos el mundo con miedo, sin soltarnos y sin ser nosotros mismos… Y eso se transmite, hace que nuestras relaciones sean menos auténticas y que veamos justo lo que estamos esperando ver… Lo sé porque yo antes también pensaba así. Cuando cambié, cuando me di permiso para “ver” a todas las personas maravillosas y auténticas que me cruzaba en el camino, justo eso fue lo que empecé a ver… Y, como por arte de magia, ya no veo a las otras. ¿Ya no están? No lo sé, tal vez nunca estuvieron…
Un abrazo fuerte y cariñoso,
Vanessa
Muchas bendiciones Vanessita. Permítame llamarle así, la verdad es que me siento un cariño hacia usted con solo leer estos blogs. Que sería si la conociera en persona.
Bueno relacionado a lo del tema sobre la vulnerabilidad, más bien yo me creo demasiado vulnerable. Soy de las personas que no puedo ocultar mis sentimientos, que si estoy triste, feliz o con malgenio, que si algo me molesta, en fin y no puedo controlarlo. Si estoy feliz lo estoy y asi es algo que las personas se dan cuenta muy rápido. Osea, yo no puedo disimular si algo me carga intranquila, no puedo estar bien hasta no contárselo a alguien. O ese me alguien me pregunta qué te pasa y yo no lo puedo ocultar, no puedo evadir el tema. Quisiera decirle todo esta bien pero no tengo que hablar porque si no peor me siento. ¿Me podría responder si esto está bien o mal?
Gracias por todos los hermosos consejos, besos y felicidades por su programa.
Hola Andrea,
Muchas gracias por tus palabras. En mi opinión nada está bien o mal, depende de cómo a ti te hace sentir. Si te sientes liberada al contar lo que te pasa no hay ningún problema con ello. Disfrútalo y no te juzgues más.
Un abrazo grande,
Vanessa
Hola! En eso me estoy enfocando en estos días en ser auténtico y genuino… En dejar de ser alguien falso y expresar más lo que pienso y sin tantos rodeos! Estoy aprendiendo mucho en esta página. Gracias!
Me alegro mucho, Jonathan. Disfruta mucho de este nuevo camino que estás andando.
Un abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa,
Me ha encantado este post pero tengo algunas inquietudes: ¿mostrar nuestra fragilidad no pudiera interpretarse como victimismo? ¿Cuáles son los límites entre ambos comportamientos?
Muchas gracias!
Hola Sonja,
Entiendo que se puede confundir, pero en realidad es algo muy diferente. Mostrarte vulnerable significa decir que algo te duele, que te sientes insegura o que te has confundido. Esto no te resta poder, al revés, te lo da, porque te ayuda a conectar con la aceptación completa de ti misma. En cambio, el victimismo es más bien desempoderarte y asumir que no puedes hacer nada para cambiar una situación o que la culpa de lo que te pasa es de los demás o de las circunstancias.
Espero haberte aclarado.
Un abrazo,
Vanessa
Buenas tardes Vanesa
Es un post maravilloso, gracias.
Un saludo.
Mil gracias. Mónica.
Un abrazo grande,
Vanessa
Muchas gracias Vanessa,
Este post me hace reflexionar mucho sobre cómo quiero ser. Creo que estaba yendo en la dirección equivocada, hacia hacerme más rígida, queriendo mostrarme perfecta, controlada, “una niña bien”. Quizás buscando ser una persona “adulta” y “madura”.
Mucho que reflexionar, mucho que trabajar.
Gracias.
Hola Audrey,
“Hay que ser una persona adulta y madura” suena a exigencia, a “lo que debería ser”. En vez de simplemente ser lo que eres en cada momento, a veces más adulta y a veces menos, a veces más madura y a veces menos, a veces más fuerte y a veces menos… Dejarte ser tú, con aceptación y compasión, está mucho más cercar del amor incondicional que esa rigidez y ese control del que hablas :-).
Un abrazo grande,
Vanessa