Hay personas que viven la vida que quieren. Y la construyen, y la eligen, y la crean, y se la trabajan. En cambio, hay otras que viven la vida que les ha tocado vivir.
¿Qué crees que las diferencia? ¿Qué las primeras tienen confianza en sí mismas y las segundas no? En parte sí, pero hay algo más.
Hay algo que hace que unas personas avancen con paso firme hacia lo que quieren y otras vayan despacito, retrocedan, frenen, se salgan del camino y, al final, terminen por abandonar.
Las segundas son ese tipo de personas que cuando les preguntas “¿Qué compromiso tienes contigo misma para conseguir tus objetivos?” te dicen cosas como “bueno, si no me supone demasiado esfuerzo…”.
Personas que van a lo fácil y a lo cómodo, a lo que les apetece en ese momento, y, que si no ven resultados inmediatos, se rinden a la primera de cambio.
En mi opinión, no se dan cuenta de que el mayor obstáculo entre ellas y sus sueños son ellas mismas.
Y no, ahora no hablo de autoestima, de creencias o de cómo piensas.
Ahora hablo de si quieres o no quieres conseguir tus objetivos. Y de que, cuando quieres, tienes que demostrarlo y actuar en consecuencia.
Y sacrificar el placer a corto plazo por la recompensa a medio plazo.
Y saber que hoy tienes que hacer esto porque mañana quieres que pase aquello.
Y guiar cada uno de tus pasos y de tus decisiones por lo que es mejor para ti y por lo que deseas conseguir.
¿O es que acaso unos somos más libres que otros para elegir en cada momento lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos?
No, todos somos igual de libres. Por eso el que elige huir, evadirse, cerrar los ojos o culpar a otro también lo está eligiendo libremente.
Y el que no elige nada siente que se le pasan los días y su vida se va por un desagüe.
Es como si viviera con un piloto automático puesto, como si no fuera él quien decide lo que le pasa en su vida, como si se dejara llevar río abajo por la corriente.
Y siente dolor. Porque el dolor, físico o psicológico, es el precio que pagamos por resistirnos al cambio.
Todo controlado
Pero claro, es que a veces es más fácil quedarte cómo estás, ¿verdad? Total, ya te has acostumbrado a la angustia, a la tristeza, al malestar, al sufrimiento… Ahí no hay nada que perder, porque no tienes nada. Y hasta sería raro vivir sin ellos…
Ahí, donde estás mal, al menos lo tienes todo controlado y no hay incertidumbre.
Porque está claro que al comienzo de cualquier proceso de cambio es muy difícil sentir control. Pero, ¿sabes una cosa? Que no pasa nada por no tenerlo todo controlado… De hecho, además de imposible, sería muuuy aburrido.
Entonces, ¿qué es lo que hace que algunas personas, a pesar de todo, se resistan a conseguir sus objetivos? Porque sí, algunas se resisten…
Pues en primer lugar, y una vez más, el miedo.
Lo curioso es que todos tenemos miedo. Simplemente unos respondemos a él de una forma y otros de otra.
Y si para hacer algo estás esperando a que se te pase el miedo, ya te adelanto que puedes esperar sentada. Porque el miedo no se pasa.
El miedo aparece cuando quieres algo que no tienes y desaparece cuando das un paso hacia eso que quieres.
Por ejemplo, ¿le tengo miedo a conducir? Conduzco y se me pasa. ¿Tengo miedo a hablar con mi jefe? Hablo y se me pasa. ¿Tengo miedo a dejar mi trabajo? Lo hago y se me pasa.
Vamos, que sentadita en el sofá de mi casa no se me va a pasar ningún miedo.
Entonces, ¿el problema es que no soy valiente?
Pues mira, resulta que la valentía es inseparable del miedo. Porque valentía no es que no tengas miedo. Ser valiente es que cuando dices “¡dios qué horror! ¿Lo hago o no lo hago? ¿Llamo o no llamo? ¿Se lo digo o no se lo digo?”, y lo haces. Y llamas, y se lo dices, y te mueves, y das un paso, y otro paso, y otro. Esa es la única forma de que se te pase el miedo.
Te cuento esto porque a mí me habría encantado que me lo hubieran contado hace años, cuando perdí la mitad de mi vida teniendo miedo y no haciendo nada más que lamentarme de mi desgracia.
Miedo a no saber. Miedo a fallar. Miedo a no valer. Miedo a no ser capaz. Miedo a lo que digan los demás. Miedo a no gustar. Miedo a que no te quieran.
Tenemos tanto miedo a hacernos responsables de nuestra propia vida, tanto miedo a vivir la vida que siempre hemos deseado, tanto miedo a que si eso no sale ya no puedes echarle la culpa a nadie…, que preferimos -por poner un ejemplo-, seguir sufriendo en un trabajo que ni nos motiva, ni nos ilusiona, ni nos hace sentir realizados, con tal de no enfrentarnos a todos esos miedos.
Y, ¿de dónde viene el miedo? Una vez más, de la falta de confianza. Pero de eso, de cómo creer en ti, ya te he hablado muchas veces antes y no es de lo que te quiero hablar hoy.
Mucho más que confianza
Porque, como te decía al principio, creo que hay algo más y que muchas veces la falta de confianza, el miedo o el qué dirán son sólo una excusa.
Algo mucho más cercano y manejable, algo que sólo depende de uno mismo…
Y, ¿qué es ese algo? Tachan, tachan… ¡La actitud!
Y, ¿de qué está hecha la actitud? Pues de compromiso, de foco, de fuerza de voluntad, de disciplina, de esfuerzo, de ganas, de perseverancia… Yo misma, aunque antes no confiaba en mí, conseguí muchas cosas gracias a estas cualidades. Es decir, no todo es creerte capaz, sino que también hay una parte de hacerte capaz.
Sobre todo, de cumplir lo que dices que vas a hacer. Cumplir los compromisos que estableces contigo mismo, porque esos son los más importantes. Esos son de los que depende tu autoestima para estar sana y fuerte. Porque cada vez que dices que vas a hacer una cosa y no la haces, tu niño interior se cabrea. Y porque, cuando ya te has fallado muchas veces, la consecuencia es que dejas de confiar en ti.
Y la actitud también está hecha de mirar a tu futuro y dejar en paz tu pasado. Porque no, tu futuro no está escrito, no te engañes. No lo ha escrito tu pasado, ni tus circunstancias. Lo estás escribiendo tú hoy. Si quieres comprobarlo date la vuelta, mira hacia el futuro y empieza a elegir lo que quieres que haya en él.
No hay otra. Si quieres conseguir tus objetivos tienes que dar pasos.
Si quieres mejorar la confianza en ti tienes que atreverte.
Si no quieres sufrir tienes que elegir tus batallas.
Si quieres vivir en armonía con las personas que te rodean tienes que empezar cultivando la armonía dentro de ti.
Si quieres saber qué es lo que quieres tienes que hacerte las preguntas adecuadas.
Si quieres ser feliz tienes que hacer cosas que te hagan feliz.
Sea lo que sea lo que quieres, tienes que hacerte responsable de conseguirlo. Ser tú el protagonista de tu historia. Ser tú quien escribe el guión de tu vida.
Que no, que la felicidad no es un tren que pasa una vez en la vida y si no lo coges ya no hay más. La felicidad es un tren que está pasando todo el tiempo y al que puedes subirte en el momento en el que lo decidas.
Hoy, mañana o nunca.
Por eso no vale con leer mucho y después no hacer nada.
Y tampoco vale con desear algo mucho y esperar a que pase por arte de magia.
Lo que hace falta
Hace falta moverse. Y si no puedes moverte, hace falta tomar conciencia de qué es lo que te frena, reconocer tus propios saboteadores y pedir apoyo si es necesario.
Hace falta sacrificio. Porque lo que merece la pena requiere un sacrificio (aunque algunos parece que piensan que la felicidad viene caída del cielo…).
Hace falta disciplina. Porque no vale con sacrificarte un día. Seguramente, para conseguir tus objetivos te tocará sacrificarte muchos días. Es decir, hacer lo que sabes que tienes que hacer para conseguir lo que quieres.
Vamos, que si para sentirme mejor tengo que regalarme un momento especial todos los días, cojo y lo hago. Porque es para mí y para nadie más.
Y no me pongo excusas, ni digo que se me ha olvidado, ni que no tengo tiempo, ni que no tengo ganas, ni que qué pereza, ni que ya lo haré mañana. Lo hago y punto.
Así es como piensan las personas que lo logran.
Porque cuando me pongo excusas para no afrontar los retos que implica alcanzar mis sueños, lo que estoy haciendo es alimentar la llama del miedo y apagar la llama de la ilusión, de la felicidad y de la vida.
Y no dudo ni un instante ni me planteo abandonar a medio camino porque esto no va tan rápido como yo pensaba. Porque resulta que la paciencia también es parte de la actitud.
Y lo vuelvo a intentar una y otra vez, hasta que lo consigo. Porque tengo claro que quiero eso para mí. Porque sé que me lo merezco y que si otras personas han podido yo también puedo. Y no necesito más motivación que esa. Y si un día no me siento motivada, hago como que sí y punto.
Y repito y repito las veces que haga falta. Que no vale con hacer algo extraordinario un día y olvidarse al siguiente. No vale con que hoy me atrevo y mañana ya vuelvo a meterme en mi madriguera. Y no, tampoco vale el “bah, por un día no pasa nada”.
En definitiva, en mi opinión conseguir tus objetivos no es una cuestión de ser capaz o no serlo. Creo que todos somos capaces. Es más, estoy absolutamente segura de que todos somos igual de capaces.
En realidad, es una cuestión de si estás dispuesto a hacer lo que sea necesario para conseguirlo.
De si estás dispuesto a cambiar lo que tengas que cambiar. De si estás dispuesto a perder para ganar. De si estás dispuesto a hacer algo diferente para obtener resultados diferentes.
Y de si estás dispuesto a hacerlo muchas veces.
Porque no hay otra vida para decidir si quieres o no quieres.
Vamos, que no hay otra vida para querer. O quieres en ésta, o no quieres.
¿Qué me dices? ¿Quieres o no quieres? Me encantará que me lo cuentes en los comentarios aquí debajo.
Hola, me parece muy positivo el mensaje, muy alentador y que anima mucho por supuesto y en mi caso intentó aplicar esto en mi vida y cotidianidad diaria…. Pero que ocurre cuando uno persigue algo que a su creer, digo a su creer porque lo cree uno mismo, nadie se lo ha dicho, no podría alcanzar dicho objetivo por algún signo físico, podría ser sin querer una auto-trampa para abandonar? Una excusa auto-impuesta debido a la dificultad para conseguir “eso” y la dureza de recorrer ese largo camino, hasta alcanzar su meta?
Gracias!!! Hasta pronto.
Tú lo has dicho. “A su creer”. Yo antes creía que (para mí) no era posible conseguir un montón de objetivos. Y ahora, que ya he decidido que sólo voy a creer lo que sea positivo para mí creer, voy consiguiendo todo aquello a base de mucho esfuerzo y compromiso.
Otra cosa, que la explicas muy bien, es que a veces es más cómodo creer que no es posible, porque eso implica que no tienes que hacer nada. Te quedas relajado viendo la vida pasar. Total, como no es posible, ¿qué más puedo yo hacer?.
En mi opinión, cada uno elige lo que quiere creer… :-).
Gracias a ti, de corazón. Un abrazo
Hola, Vanessa el Post de hoy me llegó a fondo me he visto reflejada en algunos puntos de.los que hablas, desearía cambiar algunas cosas y eso toma trabajo pero como díces la recompensa a largo plazo vale la pena!!
Exacto, Cecilia. Además, un truco que yo utilizo también, es disfrutar del camino, del esfuerzo, del sacrificio… Por ejemplo, con mi trabajo. Me gusta tantísimo lo que hago que no tengo problema en trabajar hasta tarde escribiendo un artículo o respondiendo al email de un clienta. Pero también me permito cogerme una mañana libre para pasarla con mi madre, que está enferma. O para irme a pasar el día a la montaña sin remordimientos.
Es decir, construye tus objetivos para que disfrutes tanto de la meta como del camino…
Un abrazo fuerte
Guau!! Sí quiero!!
Muchas gracias, Eva. A por ello :-).
Estimada Vanessa,muchisimas gracias por este post,debo leerlo muchas veces pero me siento muy agradecida porque me son muuuy valiosos.Dada mi situación económica actual tengo complicado solicitar tu ayuda,espero y deseo hacerlo alguna vez,porque he tenido episodios de miedo y tristeza y después de leer tus e-.mails veo mi situación diferente y me ayudan mucho.
Mil gracias
Qué bueno… Me alegro mucho de que mis post te estén ayudando a ver tu situación diferente, Pilar. Y estaré encantada de ayudarte cuando así lo decidas.
Gracias a ti también.
Besos,
Vanessa
Quiero, muchas gracias!!
Felicidades, Verónica. Muchas gracias a ti :-).
Un abrazo
El único comentario que puedo hacer es GRACIAS!!!
Escribes tan claro, tan sencillo, tan profundo, tan directo que la toma de consciencia es brutal porque tocas el Alma.
GRACIAS preciosa
Qué preciosas palabras, Olivia. Te estoy infinitamente agradecida. MUCHAS GRACIAS A TI TAMBIÉN.
Un abrazo,
Vanessa
Hola, gracias por el post!
En estos momentos en los que me siento estancada, con mucho miedo y sola porque todos mis amigos, familia “construyen su futuro” yo me la paso viéndolos triunfar, es triste porque aunque tengo muchos sueños en mente me es difícil ser constante en ello, me rindo a la primera falla y soy muy dura conmigo misma pero ya entendí que NO es sano pensar así, que no puedo esperar a que las cosas pasen por arte de magia…Ahora lo duro será dar ese primer paso, salir de esta zona que me tiene tan acostumbrada a fracasar, a quedarme sin nada en las manos [una vez más], es como un círculo vicioso en el que he estado metida por años. Espero lograrlo. =/
Claro que lo lograrás, Julia. Rodéate de personas que crean en ti, vete paso a paso marcándote objetivos pequeñitos, casi minúsuculos, y aprende a motivarte y a premiarte por cada pequeño logro… Confía en ti más que nadie, comprométete y esfuérzate… Estoy segura de que puedes conseguirlo y de que te lo mereces, pero hay una gran parte que sólo depende de que tú también estés segura de ello y comprometida :-).
Un abrazo,
Vanessa
Sí quiero y sí puedo! Voy a por ello, estoy en ello cada día! 😀 Gracias Vanessa
¡Jajaja!! Muy bien dicho, Mafe. Enhorabuena y gracias a ti por compartirlo :-).
Un abrazo,
Vanessa
Por supuesto que quiero conseguir mis objetivos, que en este caso, es uno, encontrar trabajo, pero desde que tengo uso de razón, me han enseñado, a conseguir las cosas, a través de los medios que tuviera o tengo a mi alcance.
¿Sacrificios?, muchos, pues todo lo conseguido hasta ahora, no es otra cosa que sacrificios, paciencia, perseverancia, y lucha que al día de hoy dichas palabras las tengo en mi frente como si estuvieran tatuadas.
En algunas ocasiones, se tiene que parar, para coger más fuerzas y seguir luchando, y que no vengan por ejemplo las crisis de ansiedad, o cualquier otro malestar como la angustia, tristeza, a la que jamás te acostumbras.
Para terminar, felicitarte por esta entrada, y apoyo la idea de que la actitud es la suma de compromiso de uno mismo (si no lo haces contigo, ¿cómo lo vas a hacer con los demás), la fuerza de voluntad, disciplina, y sobre todo, mucha perseverancia.
Gracias, Lourdes. En mi opinión estaría mejor que nos enseñaran a conseguir las cosas con lo que llevamos dentro de nosotros, que nos dijeran que ya tenemos en nuestro interior todo lo que necesitamos para alcanzar nuestro sueños y que nos mostraran cómo sacar lo mejor de nosotros mismos.
Y sí, así es, a veces hay que parar para coger fuerzas y seguir caminando (“luchar” es una palabra que no me gusta… Al menos yo, no he venido a la vida a luchar) hacia nuestros sueños y nuestras metas.
Muchas gracias y mucho amor para ti.
Un abrazo
Hola! Espero que este bien,muchas gracias por el post, esta muy interesante, y al leerlo recordé todos mis objetivos que se han quedado estancados, y algunos de ellos por el famoso miedo. Siento que mi corazón late a mil por hora, siento que lo que quiero lograr no va funcionar y prefiero no seguir, y lo único que obtengo es ver como los demás logran sus metas y yo sigo en el mismo lugar. Es algo que me hace sentir incompetente,a veces pienso que ya es demasiado tarde para luchar y otras veces me dan ganas de seguir. Pero le digo algo: al terminar de leer el post sentí una tranquilidad y mucha alegría porque ahí encontré la respuesta a todas esas dudas que tenía. Muchas gracias por esos consejos los pondré en practica. Hasta pronto, le deseo un excelente día!
Hola Mary,
Te propongo una cosa: elige dos de esos objetivos que se han quedado estancados, decide cuándo quieres que se hayan cumplido y marca un caminito de pasos y de acciones para conseguirlos (entre cinco y diez para cada uno). No hagas más caso a la vocecilla que te dice que no va a funcionar, está sólo en tu cabeza y no es real. Comprométete con esfuerzo, valentía, perseverancia y mucha confianza. Todo eso está dentro de ti… Sigue y sigue hasta que lo consigas, y vuelve a leer el post las veces que lo necesites.
Nunca es tarde, si sigues viva.
Un abrazo
Yo también quiero! y creo que estoy en ello…pero a veces es también difícil saber qué camino seguir si no tienes un objetivo… Habrá que empezar marcandoselo, aunque siento que es lo mas complicado porque falta la motivación.
Un post muy aportador…como todos.
Besos
Muchísimas gracias, Vane, por aparecer por aquí. Me ha encantado ;-).
Entonces ya tienes dos tareas: elegir un objetivo y reflexionar sobre qué necesitas para estar motivada.
Ojo, porque la desmotivación muchas veces viene de la falta de un objetivo que verdaderamente nos ilusione y nos haga vibrar. Igual van por ahí los tiros… :-).
Besos
Hola Vanesa,
Quiero decirte que me parece BRILLANTE este post. Tu manera de escribir, de sentir , de pensar… Me ha encantado. Es fantástico. Enhorabuena!!!
Un abrazo
Muchísimas gracias, Yolanda, me has sacado los colores :-). Me alegro mucho de que te haya gustado.
Un abrazo y feliz día,
Vanessa
Ufff impresionante! La verdad que me ha llegado. Y me ha llegado por que soy una de esas personas que quieren algo, se conciencian, pero sin los medios acaban ahogandose en un pequeño charco. Y bueno ves que el primero no puede ser, pasas a otra cosa. Ves que tampoco…y así he pasado por tantas situaciones…
Te felicito por que leyéndote consigo estar en calma, aunque no plena. Veo que no todo es tan fatal como esta en mente.
GRACIAS por ayudarme con tus posts. Lo valoró positivamente.
María, qué buena reflexión la que has hecho. Ver que eso te ha pasado en varias situaciones… Espero que, junto al post, te sirva para avanzar con mayor seguridad hacia tus objetivos.
GRACIAS a ti también, de corazón. Es un honor aportarte un poco de esa calma…
Un abrazo fuerte,
Vanessa
Me ha encantado, eres lo que necesito escuchar justamente en este momento.
Siempre he tomado las grandes decisiones de mi vida con miedo, pero he tenido claro que era eso lo que queria y me he tirado a la piscina, con consecuencias claro (una temporada de adaptacion, un poco de ansiedad al principio, etc). Pero siempre he salido a flote y feliz por mi logro en la vida. Poco a poco vamos avanzando.
Olé, María. Felicidades. Las personas como tú, que no evitan el miedo sino que se atreven a sentirlo para conseguir lo que quieren, son las que más disfrutan de la vida y de lo maravillosa que puede ser cuando nos damos permiso para vivirla… Mil gracias por comentar, me ha encantado.
Besos y sonrisas,
Vanessa
Madre mía, Vanessa… qué duro ha sido leer este post. Realmente, todo lo que dices es cierto y casi todo esto lo vengo escuchando boca de mi marido, pero, no sé por qué, cuando te lo dice alguien cercano a ti, te lo tomas peor. Yo, al menos. Supongo que es otra EXCUSA más para no afrontar la realidad, para no actuar, para autocompadecerme… ¡qué triste! Espero que esto me sirva para ponerme las pilas de una vez por todas; ya te iré contando. Muchas gracias por el bofetón 🙂
Muchas gracias por compartir, Beatriz. Ningún despertar es triste. Al revés, cada bofetón que nos da la vida es una maravillosa oportunidad para convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos. Un regalo, si sabemos aprovecharlo :-).
Un abrazo grande,
Vanessa