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Diez ejemplos prácticos de que (en tus relaciones) las apariencias engañan

Ejemplos practicos las apariencias engañan

Me pasa mucho. Alguien me cuenta algo que le ha molestado de otra persona y automáticamente me sale entender cómo puede estar viendo eso la otra parte, qué le ha podido llevar a comportarse así y por qué ha hecho lo que ha hecho.

Eso ha propiciado que en mi vida, en las situaciones en las que me ha molestado algo de alguien, pudiera ponerme en el lugar de esa persona y comprenderla antes de criticarla.

Que fuera capaz de darme cuenta de que las apariencias engañan.

Y esa es una de las cualidades que trabajo en un proceso de Coaching con alguien que tiene problemas en sus relaciones con los demás.

A veces lo trabajo con personas exigentes, rígidas e inflexibles que sólo son capaces de ver su punto de vista.

Pero no sólo con ellas.

Esto de aprender a ponernos en el lugar del otro y de entender sus motivaciones, incluso antes de haberlas escuchado, es algo que sale con la gran mayoría de mis Coachees.

Y es que muchas veces no nos damos cuenta de que detrás de un comportamiento que a priori parece maleducado, irracional e inexplicable puede haber una explicación perfectamente comprensible.

Sólo somos capaces de entenderlo cuando es la otra parte la que nos lo cuenta y escuchamos sus motivos y sus razonamientos.

Pero es cierto que no en todos los casos podemos pedirle una explicación al otro, así que es importante que nosotros mismos desarrollemos esa capacidad de pensar de otra forma.

De aprender a pensar bien. Al menos hasta que se demuestre lo contrario.

Por eso en este post me gustaría contarte diez ejemplos de un conflicto contado por ambas partes.

Para que veas que las apariencias engañan, para que tú también desarrolles esa habilidad de ponerte en el lugar del otro y para que te des cuenta de que, lo que a primera vista puede parecer un desprecio o una falta de respeto, muchas veces no lo es.

1. Un amigo queda en llamarte para tomar algo la próxima semana. Y pasa un mes, y pasan dos meses, y pasan tres meses, y no te llama… Y tú te molestas y te enfadas, haciendo lo posible por que se te note la próxima vez que le ves.

Estos son los motivos de la otra parte: Tu amigo, como no te llamó cuando te dijo que iba a hacerlo, y sabe que seguramente estés molesta, va postergándolo cada vez más.

Cada día que pasa le da más vergüenza, así que lo va dejando y dejando… A ratos, para no sentirse tan culpable, piensa que si quieres quedar también puedes llamar tú…

Así que entre la culpa, la vergüenza y el miedo a tu reacción, pasan los días y sigue sin atreverse a llamarte.

2. Tu hermano y tu cuñada se separan. Meses después ella sigue en los grupos de whatsapp familiares. No comprendes cómo es posible que no haya salido ya. Te pones de los nervios cada vez que piensas en ello y lo comentas con toda tu familia. ¿Lo hará para enterarse de lo que nos pasa? Seguro que sí, es una controladora.

Lo que piensa la otra parte: tu ex cuñada lleva dándole vueltas a este tema mucho tiempo. No sabe cómo salir de esos grupos.

No quiere quedar mal, al fin y al cabo han sido su familia durante muchos años y les tiene mucho cariño. No quiere irse sin decir nada, pero tampoco sabe qué decir o cómo despedirse. Así que lo que va haciendo es postergar el tema y esperando a que se solucione solo.

3. Ahora un ejemplo personal… En mi piscina suelo coincidir a menudo con una mujer mayor que también va a nadar. El otro día, mientras me metía en el agua, vi que ella ya estaba dentro. Nos saludamos y justo en ese momento una chica que salía de la piscina me dijo que me podía colocar en la calle que ella había dejado libre.

Antes de poder darle las gracias la señora mayor saltó: “¡Ah no! Ahí me pongo yo!”. Estoy segura de que esta respuesta incomodaría o molestaría a muchas personas, que dirían que esta señora tuvo un comportamiento egoísta o maleducado porque la calle me la habían ofrecido a mí.

Lo que pasa en realidad: a menudo hablo de la importancia de darte prioridad y de lo positivo que es ser egoísta, siempre y cuando no hagas daño a otros. Entonces, ¿cómo podría ahora parecerme mal el comportamiento de esta mujer? No, para nada me pareció mal.

Creo que la clave está en cómo decir las cosas, y que tal vez ella podría haberlo dicho con una sonrisa o con más suavidad. Pero me pareció genial que quisiera quedarse con la calle que quedaba libre. No pensé que fuera egoísta, pensé que se quiere y se valora sin hacer daño a otros. ¿O le hizo daño a alguien? A mí al menos no me hizo daño por dejarme nadando en una calle compartida con otro chico.

4. Te enteras de que tu hijo está saliendo con una de sus amigas, una con las que has coincidido varias veces. A los pocos días ves a la chica en la calle y ella, desde la otra acera, te mira y vuelve la cara. Está hablando con alguien y sigue hablando como si no te hubiera visto. Por supuesto, te parece fatal y decides que no te gusta ni lo más mínimo la nueva novia de tu hijo.

Lo que piensa la otra parte: la chica se muere de vergüenza cuando ve al padre de su novio al otro lado de la acera. Supone que su “suegro” ya se ha enterado de la relación y ella no sabe cómo saludarle ni qué decirle.

Así que, casi sin pensarlo, gira la cabeza. No es consciente de haber tomado la decisión de no saludarle, ni de haber decidido mover la cabeza. Ha sido algo automático, como si su cuerpo decidiera por su cuenta, seguramente a causa del miedo.

Pero después se siente tan mal, tan culpable, tan idiota por haber hecho eso, que el resto de veces que ve al padre de su chico se mantiene callada y distante… Por dentro se muere de vergüenza…

¿Te das cuenta de que las apariencias engañan? Ella lo está haciendo todo movida por el miedo al rechazo, mientras que él cada vez está más convencido de que no le gusta la novia de su hijo.

5. Vas en el autobús urbano hacia tu casa. De pronto éste se para porque hay un coche estacionado en doble fila que no le deja pasar.

El conductor del autobús empieza a maniobrar como puede, a ver si es capaz de esquivarlo sin darle un golpe… Y mientras tanto se ve a una chica que viene hacia el coche riéndose. “¡Desde luego! ¡Encima de que deja el coche mal aparcado le hace gracia! ¡Vaya sinvergüenza!”, piensas tú.

Lo que tú no sabes: La chica, que había parado un segundo para sacar dinero del cajero, ve el autobús y se acuerda de que uno de sus amigos es conductor de autobuses. Y cuando se acerca se da cuenta de que es él. “¡Qué casualidad! Dejo el coche mal aparcado un minuto y de todos los autobuses de la ciudad me voy a topar con el de Miguel”, piensa.

Le entra la risa por la coincidencia, a la vez que mira a Miguel para saludarle con la mano y corre a quitar el coche.

6. En tu grupo de amigas hay una de la que hace tiempo que no sabéis nada. Está preparando unas oposiciones y ya no sale nunca ni escribe en vuestro grupo de whatsapp. Y un día, estando por ahí, os la encontráis tomando un café con sus compañeros de la academia. Os parece fatal que a vosotras no os haga ni caso y en cambio salga con ellos.

Estos son los motivos de la otra parte: vuestra amiga está saturada con el tema de las oposiciones y hace tiempo que no se siente comprendida ni apoyada por vosotras. Le parece que no entendéis lo duro que es, el sacrificio que requiere y la fuerza de voluntad que tiene que tener para decir que no a vuestros planes.

Y encima siente que cuando os dice que no a un plan a vosotras os parece mal…

Total que en vez de hablarlo, que es lo que sabe que tendría que haber hecho, lo ha dejado pasar. Mientras tanto, si algún día le da por salir a tomar algo, queda con los compañeros con los que está preparando las oposiciones porque siente que en estos momentos ellos la entienden mejor.

Por cierto, por tonterías y conversaciones pendientes como éstas hay personas que son capaces de dejar ir muchas buenas amistades

7. Una clienta me contaba que le habían llegado rumores de que una medio amiga suya había empezado a salir con un chico muy poco recomendable. Mi clienta me explicaba que le conocía bien y que “seguro que le va a hacer muchísimo daño”.

Así que un día, hablando con esta medio amiga, le dijo que tuviera cuidado con ese chico. A lo que la otra le contestó que no se preocupara, que era perfectamente consciente de cómo era el susodicho y que no se iba a dejar engañar por él. Mi clienta, con esto, entendió que los rumores eran falsos y que entre ellos dos no había nada.

Unas semanas después supo que el chico y su medio amiga salían juntos. Vamos, que los rumores se confirmaban.

Así que mi clienta se ofendió mucho porque se sintió engañada por su amiga, como que le había mentido al decirle que no estaba con ese chico y ahora se descubría que sí. ¿Por qué no habría sido sincera? ¿Acaso lo había hecho para sacarle información sobre él?

Estos son los motivos de la otra parte: la medio amiga en cuestión, la que está saliendo con el chico poco recomendable, sabe que efectivamente este chico no le conviene porque ha escuchado barbaridades de él. Pero confía en que pueda cambiar, en que cambie por ella.

Así que, como eso de que él va a cambiar por ella no se atreve a decirlo para que no piensen que es una ingenua o una tonta, cada vez que alguien le advierte de él, ella asiente y dice que ya sabe como es.

8. Ahí va otro ejemplo personal… La semana pasada llevé el ordenador a formatear, a la tienda a la que suelo llevarlo siempre. El dueño, que me conoce, estaba muy serio y me contestaba a todo con monosílabos o simplemente moviendo la cabeza.

Mi pensamiento automático en esta situación sería algo como “claro, debe ser porque soy una pesada. Seguro que está pensando que vaya chorrada traerle el ordenador por esto”… Otras personas, en cambio, podrían pensar algo como “menudo idiota, no vuelvo a venir a esta tienda, ¡ya ha perdido un cliente!”.

Lo que pasa en realidad: Y lo que pasa es que el hombre está agobiado porque el negocio no va bien y no logran remontar, porque esta mañana ha discutido con su mujer y/o porque su hijo no deja de darle disgustos. No tiene ganas de hablar y hace lo posible por mantener el tipo ante los clientes, aunque alguna vez es incapaz de disimularlo.

Por cierto, que en este caso lo que hice para quitarme ese pensamiento irracional de la cabeza fue hablarle de algo con lo que sabía que conectaría con él: su hija. Me había contado que iba a estudiar Psicología, así que le pregunté qué tal le iba. Y mano de santo, oye. De repente empezó a sonreír y le cambió por completo la cara mientras me iba contando las últimas aventuras de su hija.

9. Tienes una amiga a la que quieres mucho y con la que te llevas muy bien, pero te fastidia muchísimo que nunca te escriba para quedar.

Siempre tienes que escribirle tú y siempre tienes que ser tú quien le proponga que os veáis. Es como que si lo dejaras en sus manos pasarían años sin veros. Y, a pesar de lo mucho que te importa, eso te echa para atrás.

Estos son los motivos de la otra parte: tu amiga tiene miedo al rechazo y el motivo por el que nunca te escribe para quedar, ni a ti ni a nadie, es porque así evita que le digan que no. Esa es su manera de evitar el malestar de sentirse sola o rechazada, porque ella cree que si alguien te dice que no puede quedar contigo es como si te estuviera rechazando a ti como persona.

Es decir, confunde un “no puedo quedar” con un “no eres importante para mí”. Así que su manera de evitarlo es no escribir y esperar a que la escriban a ella, porque además eso le hace sentir importante.

10. Tengo una clienta que hace poco dio a luz. Y sus dos mejores amigas fueron a verla al hospital. Una de ellas llegó con el marido. Precisamente éste no les caía nada bien a las otras dos, así que mi clienta se sintió ofendida porque su amiga llevara a su pareja. “Ya ves, un momento tan especial para mí, que me gustaría vivir a solas con mis dos amigas, y va ella y trae a su chico. ¿Qué pintaba él ahí?”, me dijo.

Lo que pasa en realidad: cuando la amiga casada de mi clienta le dijo a su pareja que esa tarde iría al hospital, le pidió que él fuera con ella. “Son mis mejores amigas y me gustaría que os llevarais bien, por eso quiero que vengas a verla ahora que ha sido madre”. Y así es como los dos se fueron juntos al hospital.

¿Qué me dices? ¿Te resulta más fácil ahora ponerte en el lugar del otro y entender por qué se está comportando así?

Ojo, esto no significa que no puedas tener límites que no quieres que los demás traspasen o que tenga que parecerte bien todo lo que hagan. Tan sólo es un recordatorio de que puede haber muchos motivos para que alguien se comporte de una determinada manera, y no sólo el que tú estás pensando.

Te garantizo que en el noventa y nueve por ciento de los casos en los que crees que una cosa es así, en realidad no es así. Que te equivocas y que las apariencias engañan. Y, si haces un estudio de mercado, lo comprobarás ;-).

Ya sabes, ¡me encantará que compartas conmigo tu opinión en los comentarios aquí debajo!

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Acerca de Vanessa Carreño

Trabajo con mujeres que se sienten inseguras, no se valoran ni tienen confianza en sí mismas, le dan muchas vueltas a la cabeza y se preocupan mucho por lo que piensen los demás.

Con mis programas de Autoestima, Relaciones Personales y Dependencia Emocional consiguen ganar confianza en sí mismas y sentirse seguras y capaces de alcanzar sus objetivos. Aprenden a valorarse, se atreven a ser ellas mismas y empiezan a disfrutar de su vida y de sus relaciones.

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18 comentarios

18 comentarios
  1. Sofía 14/12/2017

    Pues sí, Vanessa, estoy muy de acuerdo en que hay que intentar entender los motivos de los demás. Casi nadie en el mundo hace las cosas sin explicación razonable (aunque a veces puede que ni ellos mismos sepan las razones de lo que hacen, que también puede pasar).
    A mí creo que me resulta fácil entender los motivos detrás de algunas situaciones, pero cuando conozco a la otra persona muy, muy bien, eso hace que me enfade menos y me ayuda a encontrar una solución mejor. Ahora, ¡también hay personas de las que no entiendo nada! Jajaja.
    ¡Muy buen post! De vez en cuando hay que recordar que los demás no son autómatas malvados…

    Un saludo!

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 15/12/2017

      Muchas gracias, Sofía.
      Yo también lo creo. Creo que siempre hay una explicación… Incluso cuando la propia persona no la sabe, porque no se conoce lo suficiente o por lo que sea, siempre la hay… Es simplista juzgar el mundo como “buenos o malos”, cuando creo que todos podemos ser todo y que muchas veces depende de las gafas con las que miremos cada situación…
      Besos y sonrisas,
      Vanessa

      Responder
  2. Pilar 14/12/2017

    ¡Muy cierto este post! Relacionarse es empatizar,aunque a veces estás harta de algo y dices: “por ahí no paso”… Y te crees que pones tus límites. Pero siempre hay dos versiones. Y todo tiene solución aunque eso requiere mucho autoanálisis y madurez.

    ¡Gracias!

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 15/12/2017

      Sí, autoconocimiento y la capacidad de preguntar antes de juzgar… Ayer mismo tuve una situación que podría estar en este post. Durante diez minutos estuve seria, fría, incómoda, dándole vueltas a la cabeza… Decidí que merecía la pena decirle a esa persona lo que me estaba pasando, lo que me había dolido… Y lo hice… Nuevamente para darme cuenta de que las cosas no eran como yo las estaba viendo e interpretando.
      Y todo terminó bien :-).
      Otra cosa es, una vez que sabes todo lo que ha pasado y conoces los motivos y las razones de la otra parte, decidir si eso traspasa tus límites o no lo hace.
      Muchas gracias, Pilar.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  3. Jan sam 14/12/2017

    Muy interesante, que las personas fuéramos con personalidad y confiáramos en nosotros. Pero hoy en día somos cobardes que no nos enfrentamos a nosotros mismos ni gritamos que somos capaces de ser mejores cada dia.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 15/12/2017

      Jan,
      Lo siento, no comparto tu opinión… Creo que todos somos valientes y cobardes, que elegimos qué ser en cada momento, y que está bien que tengamos la capacidad de ser todo eso y mucho más… Y que generalizar nunca sirve… Cada persona está en su camino, en su lugar… Pasito a pasito para ser mejor cada día desde las oportunidades que esa persona tenga y que la vida le regale…
      Un abrazo grande,
      Vanessa

      Responder
  4. María García 17/12/2017

    Hola.
    Interesante, aunque no siempre estamos en disposición de ser comprensivos.
    Algo así intento practicar cuando conduzco, ¡más difícil todavía! Jajaja porque se me cuelan pero yo también intento colarme si voy con prisas, o a veces como peatón no me dejan cruzar pero yo tambien voy despistada conduciendo si estoy pendiente de una moto o un ciclista y no veo al peatón. Todos tenemos razón, ese es la cuestión ?

    Responder
    • María 18/12/2017

      Hola Vanesa. Muy ilustrativo y claro el artículo. Me gustaría saber a qué te refieres con los “límites”, porque a veces pienso que es difícil encontrar el término medio entre cuidarse y ser generoso en las relaciones. En cualquier caso, cuando me pasan estas cosas, me enfado y me pongo triste. Sobre todo con las personas cercanas. Aunque sepa sus motivos, el dolor sigue ahí. ¿Cómo superar eso? ¿Cómo desarrollar la actitud de “espera, no juzgues…” de manera automática? Muchas gracias.

      Responder
      • Vanessa Carreño Andrés 18/12/2017

        Hola María,
        Creo que ese término medio depende de cada uno, que cada uno ha de sentir dónde está el suyo, dónde están sus límites… Sí veo que cuanto menos ego y más paz interior hay en una persona, menos límites tiene porque menos hay que le moleste o le remueva…
        Respecto a este post, se trata de aprender a ser “bienpensado” y a ver la otra cara de la moneda, pero manteniendo los límites en los que te sientas respetado… Respecto a los límites y el enfado, voy a dejarte unos post para que leas a ver si te aclaran más esto… Pincha aquí, aquí y aquí. Si después de leerlos sigues teniendo alguna duda respecto a cómo poner límites y cómo desarrollar esa actitud de esperar sin juzgar, vuelve a dejarme un comentario :-).
        Muchas gracias y feliz día,
        Vanessa

        Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 18/12/2017

      Qué buen ejemplo, María. Muchísimas gracias por traerlo. Olvidé hablar del tráfico en el post, pero lo pienso a menudo… Muchas veces hago alguna pirula porque voy deprisa a algo muy importante… Recuerdo este verano el día que se murió mi perra que en el camino con el coche a urgencias estaba nervisísima y muy asustada e hice de todo mal, como saltarme un semáforo en rojo… Cosas que yo juzgaría en otro conductor, pero que comprendo que yo hiciera en aquellas circunstancias… Y lo mismo como peatón, cuando no veo a alguien en un paso de peatones y le pido disculpas con la mano, versus cuando voy caminando y alguien no para en un paso de peatones y me sale pensar mal de esa persona… Sí, todos tenemos nuestra razón :-).
      Un abrazo grande,
      Vanessa

      Responder
  5. Vanesa Camavilca 20/12/2017

    Hola Vane!
    Te saluda Vanesa desde Perú, siempre es un placer leerte. Me siento como si tuviera una charla en casa con una amiga y me ayuda mucho a ver desde otro lado las cosas. Últimamente estoy contando las veces que supongo, tergiverso o creo historias y la verdad es que me he dado cuenta que supongo más de lo que me imaginaba. Desde que lo cuento, ya siento que me estoy controlando más.

    Gracias por estar al servicio y compartir tus líneas con tanto amor, te deseo muchas bendiciones y sonrisas para hoy! <3 🙂

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 21/12/2017

      Muchísimas gracias, Vane. Muy buena idea eso de contar, me alegro de que te esté sirviendo.
      Un placer acompañarte en tu camino :-).
      Besos y sonrisas,
      Vanessa

      Responder
      • Vanesa Camavilca 22/12/2017

        Vanee, desde la respuesta de ayer, he comenzado a revisar los artículos anteriores que comenté. Gracias por responder, feliz Viernes!! <3

        Responder
        • Vanessa Carreño Andrés 26/12/2017

          Gracias a ti también, Vanesa.
          Feliz última semana del año,
          Vanessa

          Responder
  6. Ana 05/06/2018

    Hola Vanessa.
    Un post muy esperanzador. Creo que está relacionado con una frase que oigo con alguna frecuencia: piensa mal y acertarás.
    Yo no quiero ver de esa manera las cosas.
    Gracias por tu post.

    Un saludo.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 06/06/2018

      Sí, Ana. Tiene mucho que ver con ese refrán popular… Yo tampoco lo comparto :-).
      Un fuerte abrazo,
      Vanessa

      Responder
  7. Luis MP 19/02/2023

    Efectivamente, las apariencias nos pueden engañar. Por eso, generalmente, no estoy de acuerdo con el dicho de que la primera impresión es la que cuenta.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 06/03/2023

      Muchas gracias por compartir, Luis. Yo también lo creo así, que ni para bien ni para mal suele ser útil dar por hecho la primera impresión.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder

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