¿Sabes cómo decir las cosas para conseguir lo que quieres? En el post de hoy me gustaría invitarte a reflexionar sobre ello y a descubrir si tu forma de hablar te potencia o te limita a la hora de lograr lo que deseas.
Cuando me preguntan cuáles son, en mi opinión, las claves para construir relaciones sanas y felices con las personas que nos rodean, tengo claro que principalmente son tres: gestionar tus expectativas, aceptar a los demás como son y aprender a comunicarte de una forma amable y asertiva.
Puede que haya muchas otras claves, cada caso será diferente, pero creo que estas tres recogen bastante bien la mayoría de los problemas que surgen con nuestra pareja, nuestros hijos, nuestros amigos, nuestra familia y las personas de nuestro entorno.
Y, dentro de la comunicación, creo que algo fundamental es el lenguaje que utilizamos (ya te he hablado de ello aquí, aquí o aquí).
Pocas veces somos conscientes de la diferencia que pueden estar marcando nuestras palabras cuando hablamos con alguien.
De que no es lo mismo decirle a tu hijo “no puede ser que siempre hagas las cosas mal” a decir “me gustaría pedirte que hicieras esto así porque creo que será beneficioso para ti, ¿qué te parece?”.
Y tampoco es lo mismo decir “es que nunca me haces caso” a decir “me siento triste porque a veces me parece que no me escuchas”.
Ni es lo mismo decir “¡eres un desastre!” a decir “me preocupas y me importa lo que te pasa”.
Hay muchas cosas que no son lo mismo, y nosotros pensamos que sí.
No nos damos cuenta de que casi siempre hay otra forma de decirlo.
Y precisamente ahí es donde reside la clave para que una relación mejore. Porque el cambio, como te he dicho tantas veces, empieza en ti. Siempre hay algo que tú puedes hacer para llevarte mejor con esa persona.
Es decir, la pelota siempre está en tu tejado. Nunca está en el tejado del otro. Porque de ti depende aprender cómo decir las cosas de otra manera.
Este es uno de mis temas preferidos y uno de los focos principales cuando trabajo con alguien que quiere mejorar su relación con otra persona.
Cómo cambiando tu forma de hablar (y de pensar e interpretar lo que hace el otro, por supuesto) pueden cambiar tantísimas cosas entre vosotros.
Es algo mágico el poder que tienen las palabras.
Igual que en este cuento sobre el sueño de un Sultán…
LOS DIENTES DEL SULTÁN
Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño.
“¡Qué desgracia, Mi Señor! Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad”, dijo el sabio.
“¡Qué insolencia! ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí! ¡Que le den cien latigazos!”, gritó el Sultán enfurecido.
Más tarde ordenó que le trajesen a otro sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: “¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes”. Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro.
Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: “¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.
El segundo sabio respondió: “Amigo mío, todo depende de la forma en que se dice. Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado.”
¿Lo ves? :-).
Y ahora te voy a invitar a que durante tres días, cada vez que vayas a hablar con alguien con quien no te entiendes del todo bien, antes de decirle algo reflexiones sobre cómo podrías decirlo de otra forma más amable y conciliadora.
O, si te das cuenta cuando ya lo has dicho, piensa cómo te gustaría hacerlo la próxima vez.
Lo importante es que empieces a tomar conciencia de que cambiando tus palabras, todo cambia…
¿Te apuntas? Espero tus reflexiones en los comentarios aquí debajo.
Y si quieres trabajar conmigo para mejorar tu relación con una persona importante para ti, puedes rellenar este formulario para que tengamos una sesión de valoración gratuita (estoy llenando el cupo de las personas con las que trabajaré a partir de septiembre y me quedan dos o tres plazas).
Buen día Vanesa primera vez que me animo a escribirte, Cada vez que me surge una situación en la que me angustio y no se que hacer es increíble que cuando miro el correo justo el tema que quiero saber está ahí esperando a que tan solo lo lea. Tus consejos son de gran ayuda para mi. QUIERO AGRADECERTE DE CORAZÓN por tu interés de ayudarme. Quiero tener paz mental, estar tranquila internamente, ser asertiva para decir lo que pienso y no reprimirme. Encontré lo que andaba buscando, muchas gracias de nuevo, un beso!!
Lore!!
Qué bien, Lorena. Qué alegría leerte y que compartas conmigo esa magia que comentas… Creo que la vida continuamente nos hace regalos como los que dices, que haya un tema que te angustie y que la respuesta que necesitas aparezca ahí como un regalo del Universo… Gracias a ti. Confía es esa paz mental, en sentirte tranquila y en darte permiso para ser tú misma ;-).
Un abrazo grande,
Vanessa
Gracias Vanessa, soy Gustavo y en este momento estoy pasando por una crisis familiar. Mi esposa es bastante temperamental, viene de unos antecedentes familiares bastantes delicados, solo que uno empieza a conocer a las personas en el trascurso de los años. Tengo dos niñas con ella y una hijastra de 19 años, la cual no se si es para causar lastima o sea realidad, comenta de unos abusos por parte de su misma madre cuando aún era niña. La maltrataban, la dejaba sola en su casa o en compañia de particulares, donde hubo intentos de abusos según relata ella. Mi caso es que yo le he ayudado ya que se encontraba enferme, ella se producia unos sintomas al corazón, que se fueron superando con la ayuda de psicologos más que con el medico ya que la diagnosticaron depresiva y psicomatica, y nada de estas enfermedades existian. Hoy en dia ya no sufre de estos sintomas pero se ha vuelto violenta conmigo, que en dos ocaciones me ha agredido. La última vez intentó sacarme una de mis hijas de la casa a la fuerza, lo cual yo le impedi llegando a golpearme causandome daño en una vista y a mi hija de un año, le alcanzo a rayar la carita y una parte de la pierna. No la denuncie por que me da sentimiento con ella , solo le informe que debía abandonar mi casa y que se fuera para donde el papa. Ella no lo ha hecho y me da miedo esta actitud, tanto que he pensado en separarme de mi esposa. DIOS me la ilumine y me pueda hacesorar en este tema aunque se que está por fuera del tema principal. Gracias.
Muchas gracias, Gustavo. Creo que lo que me cuentas se escapa de los límites del Coaching. Sin conocerla a ella no puedo aventurarme a darte un consejo, pero sinceramiente pienso que requiere otro tipo de tratamiento más vinvulado con la psicología.
Te deseo lo mejor del mundo y que pronto encuentres la Luz que necesitas.
Un abrazo,
Vanessa
Estimada Vanessa:
Descubrí esta página hace una semana y he leído mucho. Siento que sus consejos me han servido mucho, al menos para reflexionar sobre las cosas, pues cambiar la manera de actuar no es algo que se logre tan rápido pero estoy tratando.
Tengo un problema, que en sí no es grave ni nada pero sí que me afecta. Me confunde. Se trata de un compañero de la universidad con el que hemos tratado de quedar en varias ocasiones, ya desde enero. El problema es que siempre sucede algo como para que al final no pueda, y no es que me diga que no tiene tiempo sino que simplemente no responde (por mail). Luego de que pasó varias veces dejé de poner el tema de quedar y por alguna razón él comenzó a hablar de eso. No le presté mucha atención pero cuando ya lo repitió varias veces pensé en ceder y nuevamente organizar las cosas para quedar. Y nuevamente no funcionó. En julio él volvió a poner el tema y yo le sugerí ir a comer helado. Respondió que sí, que podríamos ir la próxima semana. Le respondí a eso y no recibí ninguna noticia de él durante un mes y medio. Al principio me molestó mucho pero esperé a estar tranquila y a no tenerle rabia para volver a escribirle yo. Este lunes lo hice, sin poner el tema, sin preguntarle por qué no respondió ni nada, sino siendo completamente alegre porque tuve buenos resultados en unos asuntos universitarios y quería contarle y también preguntarle cómo le estaba yendo a él. Me respondió el martes y él solo se disculpó por no responder el mail de antes y me dice que si aún me apetecía quedar, él estaría encantado. Sin embargo, yo estoy un poco cansada de organizar cosas (porque nunca somos los dos solos, entonces tengo que ponerme en contacto con otras personas). Tampoco quería decirle que no, pues evidentemente me apetece. Así que le puse “claro, si quieres organizas algo!”. Espero que no haya sonado ni pesado ni exigente. Ya han pasado dos días y no ha respondido. Se va de viaje el próximo viernes así que tampoco es que tengamos mucho tiempo.
El punto es que no entiendo realmente su forma de ser. Es decir, de vez en cuando entiendo que la gente no pueda o se le olvide algo, pero llevamos así desde principios de año. Una vez ya me quejé con él por no haberme respondido (no de mala manera, pero pudo ser mejor, como los ejemplos que Usted ha puesto aquí, tal vez), sin embargo, ahora ya no me atrevo a decirle que me molesta, es que además es obvio que sí. Tampoco somos amigos como para que yo tenga el derecho de pedirle que sea más consecuente, entonces no sé si simplemente ser pasiva y esperar a lo que venga o decirle las cosas. Es algo que me pasa con la mayoría de la gente con la que intento formar una amistad y pienso que si al final no logramos quedar es porque puede que no estén interesados en mí, pero luego ellos mismos sugieren que quedemos. Aunque puede que lo hagan por educación o cargo de conciencia.
Disculpe la longitud del comentario!
Saludos y de antemano muchas gracias,
Alina
Hola Alina,
Me ha encantado leerte, felicidades por tu actitud. Para nada me transmites ser pesada ni exigente, todo lo contrario. Por lo que me dices creo que estás siendo tolerante con esa persona y que le estás permitiendo ser como está queriendo ser.
Tal vez esté bien que reflexiones si estás poniendo límites y pidiendo el respeto que te mereces. Independientemente de que seais más o menos amigos tienes derecho a ello. Yo, en tu lugar, hablaría con él y le diría que me apetece quedar y que me gustaría saber si a él también, porque me siento confusa con su comportamiento. Pídele que te lo explique, seguramente tenga miedo a algo, pero eso sí que no puedo saber a qué es :-). Sólo él te lo puede decir.
Mucha suerte.
Un abrazo grande,
Vanessa
Buenos dias Vanesa, leo tus comentarios y me encantó.
Ayer me paso algo muy particular en un momento y lugar no apropiado. Una familiar de mi esposo es de un caracter muy difícil, no se habla con nadie, vive encerrada, alejada de todos, la mamá murió y fuimos todos a acompañarla, pero ella como siempre se negó a dejar que lo hiciéramos. Me trató de manera muy grosera y yo reaccioné peor. El día de hoy me estoy sintiendo muy mal conmigo misma, ya que soy una persona muy alegre, compartida y amorosa pero mi reacción ayer en la iglesia no fue la mejor. Le dije cosas muy ofensivas como tambien que se va quedar sola por su forma de ser. ¿Qué me aconsejas para no seguir sintiéndome como lo estoy? El decir de toda la familia es que ella es así, que siempre ha sido asi, que todos saben que tiene un problema mental, pero que es así. Me parece que siempre están justificando las groserias de ella.
Gracias por su atención
Hola,
Lo primero, te diría que trabajes el comprenderte y el perdonarte a ti misma, entendiendo por qué respondiste así en ese momento, qué era lo que no estabas aceptando de esa persona, qué era lo que necesitabas tú, y cómo te habría gustado responder.
Y después, si lo sientes, puedes disculparte con esa persona por el momento que elegiste para decirle eso… Busca dentro de ti misma lo que necesitas para poder sentirte bien.
Te dejo un post que puede ayudarte, pincha aquí para leerlo.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa,
Me ayuda mucho leer tus post, sobre todo en el tema de las relaciones. Yo vivo una situación complicada con mi padre desde hace tiempo y no puedo irme, de momento. Siempre ha tenido su manera pero ahora que está mayor y con achaques va a peor, se pasa el día quejándose y rabiando, pidiendo explicaciones por todo para luego anular mis razones, no dejando que haga yo algo que puedo hacer perfectamente porque dice que él lo hace mejor para después quejarse de que él lo ha tenido que hacer, y en lo que hago observa cada paso para decir que lo hago mal, de una forma inadecuada, con mal talante y atosigando. Y eso me agobia tanto que al final cometo fallos, tengo que estar siempre pendiente de no cambiar nada de lugar y de un montón de detalles insignificantes para dejarlo todo como él lo pone o él lo hace, protesta por tonterías a veces sin sentido, pero no es capaz nunca de reconocer algun fallo suyo, pues siempre la culpa es de los demás unicamente, y tiene que tener la ultima palabra. Se pone frenético por cosas como que en ese momento el baño esté ocupado y él desee entrar. En cambio si sucede al revés no puedo decir nada ni de buenas maneras porque se enfanda y casi siempre lo tiene ocupado, y situaciones similares que no parecen de importancia pero que poco a poco van sumándose deteriorando el ánimo, púes lo peor es que me dice las cosas de mala manera. Antes cuando algo me parecía injusto me ponía a la defensiva nerviosa y saltaba y discutíamos pero me daba cuenta que era malo tanto para mi salud emocional como para el entorno, y la convivencia no hacia más que empeorar, así que opté por callar y evitar cuanto pudiera molestarle. A veces no se puede porque siempre hay algún motivo de queja, de protesta o de simplemente estar mal porque algo le va mal ese día, y me sigue afectando y minando emocionalmente si lo considero un trato injusto. Sé que eso me pasa porque soy una persona insegura y porque además me da miedo empeorar mi salud psicológica, ya que esto es algo de lo que más me afecta, unido a aquello que ya me ocasionó ansiedad las veces anteriores. Entonces he aprendido a poner limites ayudada también por tus post sobre como tratar con personas que pueden resultarnos tóxicas, le digo de forma calmada que no me gusta que me trate así y me responde con palabras como que yo tampoco le trato bien, entonces le respondo que yo le estoy tratando normal y me saca a relucir temas del pasado de cuando yo le saltaba también gritando porque él empezaba a hacerlo así y no ve nunca el momento actual. Siempre se pone a hablar en términos pasados y a echar en cara un montón de cosas o incluso del tiempo que me fui a vivir sola porque estaba cansada de su trato y me dice que lo dejé estando él malo, como si me guardase rencor, por lo que el dialogo es súper complicado, pero pese a todo noto que cuando mantengo una postura serena y no le muestro inseguridad ni me enfrento, las aguas van apaciguándose aunque a veces temo que se nos vuelva a ir de las manos y discutir por algo que me sobrepase o que me sigan afectado ciertas situasiones porque aún me falta confianza en mi misma y no sé siempre como readcionar, muchas gracias.
Por supuesto, María. No se trata de hacer por hacer, sino de hacer lo que sientas, desde el corazón. Y para eso necesitamos escucharnos, escuchar nuestra voz interior y reconocer nuestros verdaderos deseos y necesidades. Decir que no a algo también es tomar una decisión.
Un abrazo,
Vanessa
Muchas gracias por compartir, María. Lo estás haciendo muy bien.
Parece que aceptándole como es sin enfrentarte a él y sin pretender que cambie os lleváis mejor. Además puede estar bien que le preguntes a él lo que necesita y cómo quiere que le trates, así después no podrá reprocharte lo que no haces. Muchas veces las personas mayores tienen una carencia de cariño y atención que nunca han sabido pedir de una forma sana, y han aprendido a obtener con conductas tóxicas.
Un abrazo,
Vanessa