Hay cosas que no significan lo mismo, aunque nosotros creamos que sí.
Puedes decir algo, pero puedes decirlo de mil formas diferentes.
Y, según cómo lo digas, los resultados pueden ser muy distintos. Es decir, según las palabras que uses el que te escucha puede entender lo que tú querías que entendiera o todo lo contrario.
Lo mismo que te puede pasar a ti.
Por eso el lenguaje es un arma tan poderosa en nuestras relaciones y que conviene saber utilizar.
A veces, cuando un Coachee me está hablando de un conflicto que ha tenido con alguien, le pregunto: ¿Y se lo dijiste? ¿Le dijiste eso? ¿Cómo lo hiciste? ¿Qué palabras utilizaste?
Y ahí es cuando la persona se da cuenta de que las palabras que usó marcaron una diferencia abismal entre lo que dijo y lo que quiso decir, y que eso fue determinante en la respuesta de la otra persona.
Ahí es cuando la persona entiende que muchas veces, sólo con cambiar las palabras que utilizas, puedes darle la vuelta a la tortilla.
Porque no es lo mismo decir:
-Ya era hora de que lo hicieras bien.
Que decir:
-Muchas gracias por hacerlo como te pedí.
Ni es lo mismo:
-Es muy difícil, ten cuidado con lo que haces.
Que decir:
-Confío en ti y estoy segura de que te va a salir bien.
Ni tampoco es lo mismo decir:
-Siempre te pasa lo mismo, eres un irresponsable.
Que decir:
-Me duele que te hayas olvidado de recoger lo que te pedí, me gustaría que la próxima vez prestaras más atención.
Y, como lo que dices depende sólo de ti, ¡qué maravilloso poder aprender a usar el lenguaje para que mejoren nuestras relaciones!
Por eso, porque son tantas las veces que, en nuestro día a día, nos olvidamos del poder que tienen las palabras, nunca viene mal un cuento para recordárnoslo:
LA IMPORTANCIA DE LAS PALABRAS
Hace muchos años existía un samurái que creía tan fielmente en sus propias palabras que era capaz de enfrentarse en duelo a cualquiera que lo contradijese. Nunca había perdido ningún combate.
En una ocasión acababa de llegar a un pueblo y vio como todo el mudo iba en masa en una determinada dirección, paro a uno de los aldeanos y le pregunto:
– ¿Dónde vais todos?
El aldeano le dijo muy educadamente:
– Vamos a escuchar al maestro Wei.
– ¿Quién es el maestro Wei?- repuso el samurái.
– El maestro Wei, es el maestro más famoso de toda esa región.
Al oír esas palabras, el samurái sintió un poco de curiosidad por saber quién era ese maestro por el cual todo el mundo había salido de sus casar para ir a escuchar.
El maestro Wei era un anciano bajito y delgado que prácticamente ya estaba en sus últimos años de vida.
Segundos después de llegar todo el mundo el maestro Wei empezó a hablar:
– El hombre ha creado a lo largo de los años muchas armas poderosas, pero para mí la más poderosa de todas es la palabra.
El samurái muy enfadado por lo que acababa de oír dijo:
– Sólo a un loco anciano como tú, se le ocurriría esa sarta de estupideces.
En eso que saco su espada y dijo:
– No hay nada más poderoso que el filo de una espada.
Entonces Wei le miro a los ojos fijamente y dijo:
– Es normal que un patán como tú diga eso, solamente eres un hijo de perra sin estudios, que no conoce más mundo que la violencia.
En el momento que el samurái escucho esas palabras su cuerpo se encendió, perdiendo el control de su mente, se dirigió rápidamente a donde estaba el anciano.
– Anciano vete ya despidiendo de tu vida, porque acaba de llegar a su fin.
Entonces inesperadamente Wei se inclinó y comenzó a disculparse:
– Noble guerrero perdone la vida de este anciano. Solo un hombre mayor y cansado podría tener un desliz hacia su persona, ¿podrá perdonar la vida a este aciano, que por su locura pudo ofenderle?
El samurái se paró en seco y dijo:
– Claro que si gran maestro Wei , acepto sus disculpas.
En ese instante el maestro Wei le dijo:
– Amigo mío. ¿Son o no poderosas las palabras?
¿Te has dado cuenta de lo importante que es lo que dices? Espero tu opinión en los comentarios aquí debajo.
Admiro a las personas que saben utilizar las palabras, es facil hablar con ellos, la mayoria de las veces hacen que te sientas mejor aunque con las palabras se puede manipular. Recomendáis algún libro para aprender a utilizar el lenguaje mejor? Gracias
Cierto, con las palabras se puede manipular, lo mismo que con los cuchillos se puede herir, y eso no significa que porque tengas un cuchillo vayas a hacerlo, no? :-). El buen uso de la palabra ya depende de la intención de cada uno.
Te dejo mi libro preferido sobre este tema: “Comunicación no violenta”, de Marshall B. Rosenberg.
Un abrazo, Noelia
Totalmente de acuerdo. Y sin embargo… eso significa que no se puede ser sincero y espontáneo? porque, la verdad, no me veo (cuando alguien se ha chocado conmigo, por ir mirando su móvil, y me ha derramado el café que yo llevaba, por encima de mi vestido favorito…),diciendo: “procura poner más atención”
Hola Clara,
En el ejemplo que pones, en mi opinión hay dos claves. Una es aceptar que todos cometemos errores, los demás, y yo también. Y el segundo, importantísimo, es la reacción de la persona que te ha tirado el café. Si pasa de largo y te pide disculpas casi sin mirarte no es lo mismo que si te pide un perdón muy sincero y se nota que realmente lo siente.
Lo de ser sincera y espontánea, ¿a qué te refieres exactamente? Creo que pase lo que pase se pueden mantener las buenas formas y el respeto hacia el otro, aunque no siempre sea fácil y a veces nos dejemos llevar por la emoción del momento ;-).
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo
Yo tambien las admiro. En mi caso necesitaria un cursillo y pensar mas antes de hablar.
Son dos ideas muy buenas :-). Y tomar conciencia de lo que te pasa es lo primero para poder cambiarlo, Beatriz. Felicidades por ello.
Es increíble las distintas reacciones q podemos crear con nuestras palabras y nuestra modulación. ..con buenas palabras todo fluye mejor.
Sí, y la mayoría de las veces sin darnos cuenta. Por eso es tan importante lo que dices, que con buenas palabras todo fluye mejor.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo
Hola Vanessa,
Me parece muy interesante este artículo, pero aun no logro identificar el origen del argumento, me ayudas a identificarlo?
Entiendo que tenemos una amplia variedad de palabras para expresar una misma idea, y que el conflicto no radica en las palabras empleadas si no el mensaje que queremos transmitir, pero cuál es la postura que se debe tomar ante estas situaciones automáticas. Por ejemplo, cuando sale lo esperado ante un evento mi primera reacción podría ser “vaya!” y que entiendo que la puedo suplir por un “Muchas gracias por hacerlo como te pedí” como sugieres.
Me pregunto cuál es el pensamiento que propones adoptar, de dónde o cómo es que resulta la nueva respuesta?
Muchas gracias Vanessa,
Saludos!
Hola Carolina,
Lo que quería decir con este post y con el cuento que incluía es precisamente que el conflicto puede surgir por las palabras que usamos más que por el mensaje que queremos transmitir. Así que lo que propongo es prestar atención a las palabras y darnos cuenta de cuándo nuestras expectativas, nuestras creencias, nuestra falta de confianza o las etiquetas que le hemos puesto al otro son lo que provoca el conflicto.
Vamos, que las cosas se pueden decir de muchas formas diferentes y que siempre podemos preguntarnos cuál es la forma más objetiva y menos agresiva hacia la otra persona, intentando hablar de uno mismo y no atacar a quien tenemos delante.
Espero haber respondido a tu pregunta :-).
Un abrazo