Vivimos rodeados de gente. Sin exagerar me atrevería a decir que una persona normal, con un trabajo, que haga compras, que quede con amigos, que hable con su familia, que camine por la calle, que haga alguna actividad en grupo, que utilice las redes sociales… puede llegar a relacionarse con unas cincuenta personas en un día. Con unos hablas más y con otros menos, con unos tienes más confianza y con otros menos, con unos pasas más tiempo y con otros menos, unos te importan más y otros menos. Pero todos generan en ti emociones y tú también se las generas a ellos. Por eso, porque somos seres sociales y porque es imposible vivir de espaldas al mundo, necesitamos prestar atención a cómo nos relacionamos con los demás si queremos ser felices y sentirnos bien.
Por supuesto, no se trata de que necesitemos a los demás para ser felices. Eso sería dependencia emocional. Y una persona feliz no lo es por los otros, lo es por sí misma. De hecho, lo primero para poder llevarte bien con los demás es llevarte bien contigo mismo. Conocerte, entenderte y saber cómo darte lo que necesitas – ya sea amor, aceptación, cuidados, descanso u otra cosa- para que, cuando te relaciones con los demás, lo hagas desde un ser completo que no exige ni busca nada.
Esa es la primera clave para mejorar tus relaciones personales: no exigirles a otros lo que no te estás dando tú. Y a partir de ahí hay muchas más que puedes poner en práctica cada día, en cada encuentro y con cada persona (un amigo, un compañero de trabajo, tu familia, tu pareja o el camarero que te pone un café) para conseguir tener unas relaciones personales sanas, felices y duraderas. Una vez más, depende de ti. Y, además, es mucho más fácil de lo que crees. Mira, mira 🙂
- Interésate por los demás: preguntándoles qué tal están, qué tal ese asunto que les tenía preocupados; ofreciéndoles tu ayuda cuando la necesiten; alegrándote por ellos cuando les vaya bien; llamando o quedando con las personas que te importan de vez en cuando, devolviendo las llamadas…
- Escucha de verdad cuando estés hablando con alguien. Con total atención y entrega a esa persona y haciéndola sentir valorada e importante. Sin juicios, sin opiniones y sin consejos si no te los ha pedido.
- Deja huella en los demás con tu forma de ser positiva, honesta y abierta. Esfuérzate por ser una persona agradable y fácil de tratar, de esas que transmite confianza, muestra respeto y contagia alegría allá por donde pasa.
“Puedes hacer más amigos en dos meses interesándote sinceramente en otras personas que los que puedes hacer en dos años al tratar de que la gente se interese en ti” (Dale Carnegie)
- Fíjate en las cosas buenas de las personas, en lo que te gusta de ellas, y no en lo que hacen mal o lo que te molesta. Normalmente se nos da muy bien echar la bronca y decir lo que no nos gusta, y nos olvidamos de que lo que fortalece las relaciones personales es precisamente lo contrario, decir lo que sí nos gusta.
- Así que díselo. Diles a las personas de tu entorno lo que más te gusta de ellas, lo que crees que hacen bien, lo que valoras, lo que les agradeces… Sin esperar a que esa persona te lo pregunte o a que necesite oírlo.
- Relaciónate con empatía, que es mucho más que ponerte en el lugar del otro. Es entender sus opiniones aunque no sean las tuyas, compartir cómo se siente aunque tú no te sientas así, e identificarte con él tanto como seas capaz. Algo así como acompañarle desde su propia piel.
- Sonríe mucho. No termino de entender porque, en general, nos cuesta tanto sonreír, ¡con lo mágico que es lo que sucede cuando lo haces sin motivo! Y es que una de las cosas que más nos gustan y que mejor impresión nos causa es eso, que nos sonrían porque sí. Te sientes bien tú, le haces sentir bien al otro y cuando te devuelve la sonrisa, ¡te sientes aún mejor! Y sin necesidad de decir nada, ¡solo con un gesto!
- Da lo que quieres recibir antes de recibirlo, y solo por el placer de darlo. Si quieres que alguien te ayude, ayuda tú a alguien. Si quieres que alguien te abrace, abraza tú a alguien. Si quieres que alguien te de las gracias, empieza dándolas tú. Muchas personas esperan a recibir sin darse cuenta de que así nunca dependerá de ellos.
“La vida es como el eco. Si no te gusta lo que recibes, presta atención a lo que emites”
- Recuerda siempre que cada uno es, piensa y se comporta según sus experiencias, sus valores y sus creencias. Y que eso hace que otro pueda tener opiniones, pensamientos y sentimientos diferentes y tan válidos como los tuyos. Aceptarlo es entender que esa otra persona no está loca, sencillamente no es tú.
- Se una persona de esas que suman en la vida de otros, que les hacen sentir bien, les motivan, les ayudan y les impulsan a ser quien quieren ser y como quieren ser. Que no les ponen frenos, sino que les hacen sentir que pueden conseguirlo, que son capaces y que se lo merecen.
La gente olvida lo que dices, la gente olvida lo que haces, pero nunca nunca olvidan cómo les haces sentir (Maya Angelou)
- Pasa de los cotilleos y de las críticas y no te burles ni juzgues a otros por lo que hagan, por lo que digan o por las decisiones que tomen.
- Deja de poner tus expectativas en los demás, esperando que se comporten o hagan lo que tú pensabas que harían. Cada persona hace lo que considera mejor en ese momento, así que no saques las cosas de contexto ni pienses cosas como que ya no te quiere. Tú sabes reconocer cuando alguien te quiere y te trata bien, ¿no? Pero eso es distinto a querer que haga lo que tú esperas (cuando nos pasa esto el conflicto suele estar más dentro de uno mismo que fuera). Aprende a querer a las personas por lo que son, no por lo que te gustaría que fuesen.
- Antes de adivinar lo que piensa o lo que siente alguien, lo que le ha molestado o lo que quiere, sobre ti o sobre lo que sea, ¡pregúntaselo! Esa bola de cristal con la que a veces adivinamos lo que les pasa a los demás o pretendemos que ellos adivinen lo que nos pasa a nosotros sólo nos sirve para montarnos películas y propiciar roces y malentendidos.
- No hagas a otros aquello que no quieres que te hagan a ti, pero tampoco hagas a otros aquello que quieres para ti. Porque cada persona es diferente y tiene deseos y necesidades diferentes y que a ti te guste eso no significa que a los demás les guste.
- Y, sobre todo, se como eres de verdad, sin mascaras, sin miedo a mostrar tu vulnerabilidad, sin estar pensando en que tienes que ser divertido, gracioso u ocurrente… sino solo siendo autentico. Eso es lo que los demás van a valorar de ti, que seas tú mismo. Lo demás son historias de tu mente 😉
Como siempre, me encantaría conocer tu opinión en los comentarios. ¿Cuál de estas ideas vas a poner en práctica hoy?
Y si quieres que te ayude a mejorar tus relaciones personales puedes escribirme a vanessa@coachingtobe.es
me ha encantado Vanesa! me quedo con muchas de las frases, pero te cito la primera que me ha gustado, “no exijas a otros lo que tu no te das para ti” Feliz fin de semana guapa!
¡Muchísimas gracias, Carolina! 🙂 Te mando un fuerte abrazo
Me ha gustado mucho! Es el pan de cada dia. Pero lo tengo que releer y volverlo a leer. No quiero qhe se me pase nada pir alto. Gracias!!!! Y un abrazo
Muchas gracias, Mamen. Me alegro mucho de que te gustara tanto. Disfrútalo pasito a pasito. Cada día vete poniendo el foco en cada una de estas cosas. Verás que bien 🙂
Un abrazo