¿Sabes cuál es la principal cualidad que tienen en común las personas felices? Ni que estén enamoradas, ni que tengan una vida tranquila ni el trabajo de sus sueños. Lo que tienen en común todas ellas es que son agradecidas. Y tal vez digas “ah bueno, yo siempre que tengo que dar las gracias las doy. Soy muy educado”. Estupendo, eso está muy bien, pero no me refiero solo a ese tipo de agradecimiento. El tipo de gratitud que muestran las personas felices es una gratitud incondicional ante la vida. Porque, si quieres, en cada momento, en cada experiencia y en cada persona, hay algo por lo que puedes dar las gracias. Incluso por las cosas difíciles o menos agradables, porque también forman parte de tu camino y de tu aprendizaje, de la persona que has sido, la persona que eres y la que serás.
Y así, porque según como miremos la vida encontraremos cosas que agradecerle o no, la auténtica gratitud no dependerá de lo que nos pase, sino de las gafas con las que lo veamos. De nosotros, y solo de nosotros, depende agradecer cada situación que la vida nos traiga.
“La gratitud no es solo la mayor de todas las virtudes, sino la madre de todas las demás” (Cicerón).
Lo que pasa es que muchas veces no nos damos cuenta de la cantidad de motivos por los que cada día podemos dar las gracias hasta que no perdemos algo importante (o no tan importante, ¿o cuántas veces te cortan el agua y de pronto eso es lo más valioso para ti?). Date cuenta, mira a tu alrededor y reconoce lo bueno que tienes: ese rato que pasaste con un buen amigo, tu familia, una buena salud, un lugar en el que vivir, gente que te quiere, algo que aprendiste hoy o simplemente el estar vivo… ¿Crees que eso viene dado de serie? ¿Crees que tienes más derecho a ello que otras personas que no lo tienen?
Por qué sienta tan bien ser agradecido
- Ser agradecido te permite disfrutar de la vida con paz y plenitud, con la tranquilidad de saber que todo es para algo y que, por eso mismo, todo merece que lo acojas con agradecimiento.
- Cuando valoras lo que tienes y lo agradeces como algo positivo, dejas de amargarte con lo negativo. Es casi como si desapareciera. El que es agradecido no se queja, no lo necesita porque sabe que todo tiene su parte buena y es capaz de verla.
- El agradecimiento, como la vida, tiene un efecto boomerang. Lo que va, viene. Lo que das a otros, te lo estás dando a ti. Porque cuando tú le agradeces a alguien, mueves a esa persona a que haga lo mismo. Y así, uno a uno, todos juntos, creamos un vínculo tan grande y poderoso que te aseguro que, tarde o temprano, volverá a ti. Por eso, hacer felices a otros, es una forma maravillosamente inteligente de hacerte feliz a ti. Pruébalo y lo verás 😉 .
“La vida es como un espejo. Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa” (Gandhi).
- Porque mostrar gratitud hacia otra persona es una forma de “ver” al otro y de hacerle sentir especial y valorado. Y eso te hace sentir que le aportas algo, con lo que te sentirás mas satisfecho contigo mismo, más motivado y con mejor autoestima.
- Tener una actitud de agradecimiento ante la vida y ante los que te rodean hará que mejoren tus relaciones personales, que te sientas más positivo y más feliz en general.
Las dos condiciones indispensables para el agradecimiento incondicional:
- No esperes a que pase algo para sentir el placer de la gratitud. No esperes a recibir para dar, no esperes a que te sonrían para sonreír tú, no esperes a que alguien confíe en ti para confiar tú, a que te hagan un elogio para hacerlo tú o a que alguien te haga un favor para decir “gracias”. La verdadera gratitud no es una respuesta a algo, es una forma de vida.
- Hazlo con el corazón y sin esperar nada a cambio… A veces exigimos “ser vistos” sin darnos cuenta de que podemos “ver” antes de que nos vean y de que, precisamente ahí, reside la magia de todo esto, en generar felicidad sin motivo aparente.
Y esto, ¿cómo se hace?
- Mira las noticias… Imagínate que eres una de esas personas que sale ahí, que ha tenido una desgracia… Imagínalo de verdad… ¿Ya? Ahora vuele a la realidad. ¿Lo eres? No, no lo eres. ¿Tienes ya motivos para dar las gracias? Pensar de esta manera evitará que después te mosquees cuando te pasa algo sin importancia.
- Escribe tu propia nota de agradecimiento a la vida. La mía, por ejemplo, podría ser algo así: “gracias por todo lo que he vivido, por cada experiencia y por cada acontecimiento, por todo eso por lo que antes me lamentaba desde una posición de víctima, pensando que los demás lo tenían más fácil y preguntándome `¿por qué a mi?´. ¿Y por qué no a mí? Si tal vez necesitaba cada una de esas vivencias para atreverme a salir en busca de la felicidad y la plenitud que hoy disfruto. Así que gracias por todo eso que me ha servido para ser quien soy hoy”.
- Pregúntate, ¿quién contribuyo a mi vida de una forma especial? Vuelve la vista atrás y piensa quién te hizo sentir importante, quién te dio una gran lección de vida, quién te ofreció su apoyo incondicional, quién te aceptó tal y como eras, quién te animó a volar alto… Vuelve atrás y díselo. Como sea: con palabras, con una llamada, con una carta (incluso aunque no se la des), o haciendo algo que sabes que le encantaría. No importa que haga mucho que no tienes noticias de esa persona, hoy en día hay muchas formas de localizar a alguien.
“Sólo un exceso es recomendable en el mundo: el exceso de gratitud” (Jean de la Bruyere).
- Para que la actitud de agradecimiento crezca en ti, cada día reconoce y agradece algo a alguien, ya sea tu pareja, tu compañero de trabajo, tu padre o el frutero de la esquina, que también cuenta :-). Puedes hacerlo con un “gracias”, un halago, una sonrisa, un abrazo, un mensaje o interesándote por él… Así, sin más, porque sí, porque lo sientes y porque te da la gana. Y observa lo que pasa en esa persona.
- Cada noche, antes de dormirte, piensa en tres cosas por las que puedas dar las gracias ese día. Como el agua, el sol o la sonrisa de alguien que te agradecía algo. Pequeñitas o grandes, según se mire.
- Y, esto ya es para nota, se agradecido también con quien no lo es contigo. Porque eso no importa. Si eliges la gratitud como un valor en tu vida, te dará igual lo que hagan los demás. Lo importante es lo que hagas tú y cómo eso te hace sentir.
Recuerda, si vives con amor y agradecimiento, la vida te devolverá lo mismo. Si vives centrado en ti, con rencor y esperando a recibir para dar, la vida te tratará igual. Tu vida, siempre, es un reflejo de ti mismo.
Y, por cierto, GRACIAS. Muchas gracias, de corazón, a todos los que estáis ahí.
¡¡¡¡¡GRACIAS por estar en mi vida y GRACIAS por ser cómo eres y GRACIAS por ayudarme y apoyarme siempre y GRACIAS por escucharme y GRACIAS por que sí!!!!!
Gracias a ti, María, porque eres una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida. Y el resto ya te lo digo en persona 😉
Gracias por tus post Vanesa,me hacen reflexionar.Tenemos tantas cosas que agradecer en la vida,y a veces no nos damos cuenta…
Yo todos los días agradezco a mi padre las enseñanzas que me dejo mientras estuvo aquí.
Un besazo y sigue enseñándonos cosas.GRACIAS.
Gracias a ti, Mayte. Y enhorabuena por ese agradecimiento tan bonito que haces todos los días. Todo un ejemplo a seguir. Un fuerte abrazo
Ser agradecidos con quien nos ayudó, nos enseñó, nos escuchó y con nosotros mismos, es algo importante para ser felices… pero no lo único.
Eres una gran mujer…. como dice una canción italiana, si no existieras habría que inventarte!
Besos y abrazos
Muchísimas gracias, Chelo! 🙂 Tú sí que eres una gran mujer y una magnífica sexóloga. Un fuerte abrazo!
Gracias a ti Vanessa
Gracias por ello de vuelta :-).
Besos y sonrisas,
Vanessa