Es genial saber que le puedes decir a alguien lo que te ha molestado y que esa persona no se lo va a tomar a mal. De hecho, es muy difícil que una relación funcione si no decimos claramente las cosas.
Supongo que hasta aquí estamos de acuerdo, ¿no? :-).
Entonces, ¿por qué tantas veces surgen conflictos cuando le hacemos una crítica a alguien?
Pues te lo voy a contar con un ejemplo reciente. Hace poco una Coachee con la que trabajo por skype me estaba contando que ella sí que dice las cosas, pero que a su pareja le sientan mal. “Vale, ¿cómo se lo dices? Ponme un ejemplo”. Y ella, muy segura de lo bien que lo había hecho, me respondió: “Pues ayer le dije a mi marido que estaba cansada de ser siempre yo la que se preocupara por que el frigo estuviera lleno y tuviéramos algo para cenar”.
¡Y se quedó tan ancha! :-).
De verdad que alucino con que queramos llevarnos bien con los demás y después digamos cosas como éstas.
A ver, hay muchas formas de hacer una crítica. Y te puedo asegurar, lo mismo que le dije a ella, que en el 99% de los casos lo que nos molesta no es la crítica en sí, sino como nos la han hecho. La suya podía estar mucho peor formulada, desde luego. Pero también mucho mejor.
Por ejemplo, “cariño, quiero pedirte que nos turnemos para ir a hacer la compra. ¿Qué te parece?”.
Estoy convencida de que si aprendiéramos a decir las cosas podríamos comunicarnos de maravilla y compartir con el otro lo que nos ha molestado sin guardarnos nada y sin provocar enfados, conflictos o discusiones.
Sí, es cierto que la línea que separa una crítica respetuosa y constructiva de una negativa y destructiva puede ser muy fina y que te la puedes saltar casi sin enterarte.
Pero bien que nos enteramos cuando es el otro el que se la salta. Porque muchas veces pensamos que lo que hemos dicho está bien, pero si eso mismo (con las mismas palabras, los mismos gestos y el mismo tono) nos lo dicen a nosotros, nos parecería mal.
¿O tú no sabes diferenciar cuando alguien te dice bien las cosas de cuando te las dice mal?
Seguro que sí ;-).
¿Cuál es tu intención?
No es tan difícil hacer una crítica y además quedar bien, te lo aseguro.
De hecho, estoy convencida de que se puede decir (casi) todo, pero que hay que saber decirlo.
Saber decirlo y hacer el esfuerzo de recordarlo cuando vayas a hacer una crítica. Porque te puedes saber muy bien la teoría, pero si no la llevas a la práctica no te va a servir de nada.
Y saber que te sentirás mucho mejor si sientes que sabes decir las cosas, que eres capaz de hacer una crítica constructiva y que el otro te entiende, te responde bien y sois capaces de llegar a un acuerdo.
Lo mismo que nos sentimos mucho peor cuando nos damos cuenta de que nuestras palabras han hecho daño, aunque haya sido sin querer.
Ese es otro punto fundamental: la intención. Es muy importante que antes de hacer una crítica te preguntes para qué la quieres hacer. ¿Quieres que el otro cambie su comportamiento? ¿Quieres ayudarle a mejorar? ¿Quieres que sepa cómo te has sentido? ¿Quieres hacerle daño? ¿Quieres quedar por encima? Si no sabes tu “para qué” es muy difícil que haya coherencia entre lo que dices, cómo lo dices y lo que quieres conseguir.
Lo que necesitas saber
Supongamos (y espero que así sea ;-)) que tienes claro que la intención de tu crítica es constructiva. Entonces hay varias cosas que necesitas recordar antes de hacerla:
- Lo que te une a esa persona, las situaciones que habéis superado y por qué quieres mejorar tu relación con ella. Tener eso presente hará que tu actitud sea mucho más optimista y abierta a la escucha y al entendimiento.
- Que lo que vas a decir es tu punto de vista, no la verdad absoluta. El otro puede tener su verdad, tan cierta y tan válida como la tuya.
- Que el otro ha hecho las cosas a su manera y por los motivos que sea. Que tú los desconozcas o no los compartas no significa que él lo haya hecho con mala intención. Haz un esfuerzo por ponerte en su lugar.
- Que seguramente eso que vas a decir también está diciendo algo de ti. Por ejemplo, la clienta de la que te he hablado (que debe estar leyendo esto porque me dio permiso para compartir su ejemplo) acabó comprendiendo que muchas veces era demasiado exigente con los demás. Que lo mismo que no se perdonaba un error a sí misma, tampoco se lo perdonaba a su marido y que le costaba aceptar que los demás no hicieran las cosas como las haría ella.
- Que no puedes saber cómo va a responder la otra persona. Y adelantarte, pensar que le va a parecer mal o que no lo va a entender no te ayuda para nada.
- Y, si tu miedo es que la otra persona pueda sentirse mal por lo que tú le digas, recuerda que lo que nos hace sentir mal no es lo que nos dicen, sino cómo nos lo dicen. Piensa que por hacerle una crítica a alguien no le estás diciendo que sea una mala persona o que se haya equivocado. Tan sólo le estás dando tu opinión o le estás pidiendo que haga algo de otra forma.
Paso a paso
Una vez hechas estas reflexiones, vamos a ver los ingredientes imprescindibles para hacer una crítica respetuosa y constructiva sin resultar agresivo:
1. Elige lo que vas a decir. No podemos criticarlo todo ni criticar a alguien todo el rato, porque nos estaremos cargando su autoestima y consiguiendo que esa persona se aleje de nosotros. ¿Sabías que las relaciones son como una cuenta bancaria? Cuando haces una crítica estás sacando dinero. Y cuando haces un halago estás metiendo dinero. Por eso, si sólo haces críticas y pocas veces haces halagos, debes estar ya en números rojos o en bancarrota.
2. Elige también el momento. Que no sea en medio de una discusión ni cuando están los ánimos muy caldeados. Y, si tienes dudas, pregúntale al otro si ese es un buen momento para él.
3. Cuida mucho el tono de voz, porque puede decir mucho más que tus palabras. Deja fuera la rabia, la ira o el rencor y procura que sea un tono de voz firme a la vez que cariñoso. Recuerda que da igual que tus palabras sean respetuosas si tu tono no lo es.
También es importante que prestes atención al resto de tu lenguaje no verbal, como los gestos o la mirada. Piensa en cómo querrías que se dirigieran a ti.
4. Critica la conducta, no a la persona. Por ejemplo, que una persona te haya dicho una mentira no la convierte en mentirosa. Si le dices a alguien “eres un mentiroso”, sentirá que le estás atacando. En vez de eso, habla del comportamiento concreto. “Me gustaría que ayer hubieras sido sincero conmigo respecto a por qué habías llegado tarde”.
5. No generalices (“siempre”, “nunca”, “todos”, nadie”…), ni uses expresiones asesinas como “tienes que”, “deberías”, “te lo dije” o juicios como “no lo has hecho bien” o “lo has hecho mal”.
6. Di las cosas claras y no te andes con rodeos. La única forma de que el otro te entienda es que tu crítica sea específica y concreta. Vamos, que para decir “no me gusta como haces las cosas” es mejor que no digas nada. ¿Qué es lo que no te ha gustado exactamente?
7. Habla de hechos, de lo que has visto, de lo objetivo. Deja a un lado las interpretaciones, lo que has supuesto, lo subjetivo. Por ejemplo, que mi amiga Pili no me llamó cuando me operaron es un hecho. Que no le importo o no se preocupa por mí es una interpretación.
8. Di claramente lo que quieres, no esperes que el otro lo adivine. Por ejemplo, si dices “me molesta mucho que no me contestes cuando te pregunto” la otra persona no sabrá lo que quieres que haga diferente. En cambio, si dices “te agradecería que me respondieras cuando te mando una mensaje”, sabrá qué hacer la próxima vez.
9. Haz peticiones realistas y que la otra persona pueda cumplir. Vamos, que no vale pedirle a alguien que adivine lo que quieres por tu cumpleaños o a dónde quieres que te lleve de viaje sorpresa ;-).
10. Ten clara la diferencia entre pedir o sugerir y exigir. Por ejemplo, una petición podría ser “¿podrías bajar la basura después de cenar?”, mientras que una exigencia es “¡tienes que bajar la basura después de cenar!”. A lo primero tienes derecho, a lo segundo no.
Tres fórmulas para elegir
Y ahora te voy a dar tres fórmulas para hacer una crítica. Dependiendo de lo que quieras decir y de lo que quieras conseguir, puedes utilizar una u otra:
1. Si quieres que el otro cambie algo utiliza esta fórmula: habla del hecho, después dile cómo te has sentido y termina haciéndole una petición.
Es decir: “Cuando tú…. yo me siento…. Y por eso te pido que…”.
Por ejemplo: “Cuando me dices que vas a venir a buscarme y no vienes (hecho) me siento tonta (sentimiento). Te pido que si no vas a llegar puntual me llames y me lo digas para no quedarme allí esperándote (petición)”.
Te aseguro que es mucho más efectivo que decir cosas como “me cabrea un montón que me pases de mí, siempre me dejas plantada” :-).
2. La técnica del sandwich. Se trata de empezar diciendo algo positivo de esa persona, después hacer la crítica y, por último, terminar con otra cosa positiva.
Por ejemplo, “muchas gracias por organizar la cena. La próxima vez si te parece podemos prepararlo con más tiempo. Me ha gustado mucho y espero que repitamos”.
3. La técnica de “lo bueno delante”. Es decir, primero haces dos halagos y después ya haces la crítica.
Por ejemplo, “me encanta cuando cocinas porque además te queda muy rico. Sólo te pido que si terminas algo lo apuntes para que sepamos que hace falta comprarlo”.
Y, por último, recuerda que el hecho de que sea una petición o una exigencia también depende de cómo respondes si el otro te dice que no.
Di las cosas una sola vez y deja que el otro decida si quiere cambiar o no.
Y, si lo hace, reconóceselo y dale las gracias por el esfuerzo. Lo mismo que tú has sabido hacer una crítica, la otra persona ha sabido escucharte, entenderte y responder ante ella. Así se construyen las buenas relaciones.
¿Qué opinas? ¿Qué te funciona a ti cuando vas a hacer una crítica? Espero tus comentarios aquí debajo :-).
Me ha encantado el post. Me veo reflejada en muchas de las líneas (d)escritas. Si además, compartes vida con alguien que proviene de otra cultura, a la que los modales españoles le parecen exageradamente descorteses y bruscos, el trabajo para mejorar la comunicación y no mandar mensajes erróneos, es aún mayor.
¡Colgaré este post en la nevera! ¡Gracias Vane!
Me alegro muchísimo de que te haya servido, Lara. Ese alguien tiene mucha suerte de compartir la vida con alguien como tú… Y estoy segura de que la nevera terminará siendo una precioso y valioso aprendizaje para ambos :-).
Un beso
Un post genial, Lara te copio la idea y lo pondré en la nevera tb, creo que a alguien que conozco le vendrá de perlas ;P.
Gracias
Muchas gracias, Eva. Preciosas neveras empapeladas :-).
Un abrazo
Estas tecnicas están muy bien, pero me parece que hay personas que digas la forma que digas, lo ven todo crítica, es decir aunque lo diga de forma más amable, más dulce, siempre con “lo bueno adelante”, indicando que aprecias y valoras lo que hace, etc, pues no funciona…¿O es que me equivoco?
Hay personas muy diferentes, pero este post es sobre todo para ti. Es decir, para quien lo lee. Porque siempre habrá alguien dispuesto a hacerte sentir mal, a pedirte algo que tú no quieres hacer o a tomarse una crítica constructiva como un ataque. Eso no lo puedes cambiar, ni tú ni yo ni nadie. Lo que sí puedes es aprender a sentirte como tú te quieres sentir (independientemente de los demás), decir que no cuando quieres decir que no, o hacer una crítica como sabes que es correcto hacerla y que no daña a nadie. Como se lo tome el otro ya no es cosa tuya, siempre y cuando tú sigas siendo asertiva.
Dicho eso, reconozco que no me he encontrado a nadie que, después de hacerle varias veces una critica constructiva con un buen tono y buenas palabras, siguiera recibiéndola como destructiva. Sólo me pasaba eso cuando pensaba que mis críticas eran asertivas, y eran de todo menos eso… :-).
Un abrazo
Me vendría genial el post contrario, creo que no encajo bien las “críticas” aunque supongo que las percibo más un ataque que una crítica, tal y como díces en éste post, no es la crítica en sí, si no la forma y las maneras en la que la percibes. Para mi no es lo mismo que me digan: “te organizas mal, tienes que hacer algo al respecto” que me digan “no entiendo tu forma de organizarte, me la explicas? puedo hacer algo para que te organices de otra forma?”
Ahí lo dejo 😉
Saluditos,
Muchas gracias, Eva. Una de las cosas que hacen que no encajemos bien las críticas de los demás es que las percibamos como un ataque. Y eso puede deberse, en parte, a cómo lo dice el otro y, en parte, a nuestros pensamientos y nuestras creencias. Hablaré de ello en el post contrario, que te dedicaré a ti :-).
De todas formas, los dos ejemplos que pones pueden mejorarse. El primero puede mejorarse mucho, desde luego. Tiene juicios y exigencias.
El segundo podría aprobar… aunque mejor no empezar con un “no”. Mucho mejor, por ejemplo, “me gustaría entender tu forma de organizarte” o “¿puedo hacer algo para ayudarte a organizarte?”.
Besos
Vanesa..hola ?!!!! Muy buena esta reflexion, pero en mi caso particular, no expreso mi disconformidad desde un principio, en relación a cualquier situación que no me guste, porque se que debo ser cuidadosa,esperar el momento oportuno y tratar de tener la mejor forma.Pero mi mayor traba es que se, que hay determinadas personas que no aceptan la critica. Entonces acumulo palabras por no molestar, herir o incomodar al otro, pero llega un momento que me canso y digo las cosas sin anestesia.Y quedo, cuando pasa esto más enojada conmigo misma, porque no consigo nada con haber expresado mi necesidad, y lo peor que me critican la forma de decirlo.Besos
Daniela,
¿Y si expresaras tu disconformidad desde un principio? En el momento, sin esperar a cansarte ni a decir las cosas sin anestesia. Caudno una crítica está bien hecha puede quedar completamente disfrazada como un comentario y una petición. Es decir, se trata de saber hacer que no suene a crítica y que nadie pueda criticarte por ello. Que no hiera, que no moleste y que no incomode.
Y si aun así alguien no lo acepta, en mi opinión, es su problema, no el tuyo. Depende de quién sea esa persona, en tu mano estará decidir cómo responder.
Un abrazo,
Vanessa
Excelentes consejos, no sé por qué, pero me parece dirigido más a las mujeres, que esperamos que los hombres entiendan nuestro “lenguaje femenino”.
Algunas de estas actitudes las conozco de cursos que he tomado, de ésas, casi todas puedo seguirlas, me parece muy bien que me las recuerdes y nos pases otras; este post es para tenerlo a mano, como dijeron más arriba. Tenemos que recordar hacer eso e integrarlo a nuestras actitudes diarias,
Gracias, te mando un abrazo de luz
Muchísimas gracias. En realidad es algo que todos podemos aprender y mejorar, hombres y mujeres. Y, aunque a veces hablo en femenino, sé que me leen muchos hombres y también escribo para ellos :-).
Un abrazo de luz para ti también.
Por supuesto, lo mejor es dirigirse a todos. Volví a leer tu post y en este momento me cayó como anillo al dedo, de nuevo gracias. Abrazo de luz
Me ha encantado tu post porque sin duda tengo mucho que aprender 😉 Pero me da la sensación que con según que personas si le decimos una crítica o una petición tan bien dicha, será algo que por una oreja le entra y por la otra le sale. Y entonces, que deberiamos hacer? Como enfrentarnos al “no” de los demás?
Hola Mar,
Lo primero es que cuando hagas esa crítica te asegures de que la otra persona ha entendido lo que tú querías decirle (para eso, pídele que te diga con sus palabras lo que ha entendido). Después le preguntas qué opina, si quiere hacer ese cambio que le pides. Si te dice que no, recuerda que está en su derecho. El mismo derecho que tú a pedirle el cambio. Después ya valorarás lo importante que es esa persona para ti, lo importante que es ese cambio, si puedes vivir sin que cambie eso, si realmente es tan relevante, el esfuerzo que le va a costar a la otra persona lo que le pides, etc. etc.
Si te dice que sí y después no lo cumple puedes comentárselo tranquilamente, sin reproches, ni echar en cara. Por ejemplo, “Oye, ¿qué pasó al final con esto que hablamos?”. Mientras esa persona no te diga que no quiere hacer el cambio confía en ella. No seas tú quien lo de por perdido ;-).
Un abrazo y mucha suerte.
He disfrutado mucho de este blog! Tomo nota y pondré en práctica las sugerencias de comunicación que compartes confiando en que habrá excelente resultados, tanto de satisfacción personal como de una buena convivencia con mis otros.
Muchas gracias, y que pases un excelente día!
Qué bien Carolina, muchas gracias. Y felicidades por tomar acción, ¡disfrútalo!
Un abrazo,
Vanessa
Hola Vanesa,
Después de tantos años de discusiones, frustración, rencor… y sobre todo perdida por no tener una respuesta a mi caso… Como hacer una crítica sin que suene reproche… tu explicación me ha resultado como “Pepito grillo”. Gracias por la clarividencia que tienes de las personas, situaciones… Veo reflejadas las situaciones de una mitad de mi y otra de mi pareja. Gracias nuevamente, lo pondré en práctica y te informaré. Me suscribo😊
Qué bien, Sonia. Me alegro mucho de que te haya servido y muchas gracias por tus palabras. Encantada de que compartas conmigo qué tal te va. Y estupendo si se lo cuentas también a tu pareja, así estáis los dos igual de informados ;-).
Un abrazo,
Vanessa