Continuamente en nuestra vida somos y estamos con otros. En casa, en el trabajo, en la calle, con los amigos, con la familia, con compañeros, con desconocidos… Nos sentimos bien cuando estamos bien con los demás, entre otras cosas porque eso nos hace sentir valiosos, vistos y respetados. Y, en cambio, nos sentimos mal cuando tenemos un roce, un conflicto o un desacuerdo con alguien. O cuando no estamos siendo quien queremos y como queremos ser en nuestras relaciones con los demás. O cuando nos sentimos solos o invisibles a sus ojos.
Porque, aunque la felicidad auténtica es la que nace en uno mismo, hacer felices a otros y ser feliz con otros también es muy importante. Que somos seres sociales y no se nos puede reprochar que queramos vivir en armonía con los demás. Que estar bien con los demás también es estar bien con uno mismo. Que, al fin y al cabo, todos estamos conectados de alguna manera.
Pero, para poder ser felices con los demás, primero necesitamos saber algunas de esas cosas que no te enseñan en el colegio. Que tienes que aprender por ti mismo, en el rodaje de la vida y de las relaciones personales. Cosas como éstas:
- No podemos cambiar a las personas. Muchos nos empeñamos en cambiar a alguien para poder llevarnos mejor. Y el único cambio posible es el nuestro. Porque cuando uno cambia, los demás cambian. Si yo me posiciono de una forma en mi relación contigo, y empiezo a cambiar esa posición, inevitablemente tú también tendrás que cambiar. Y, además de eso, necesitamos aprender a aceptar a los demás como son, no como queremos que sean.
- No existen los conflictos personales, siempre son internos. Si una persona está bien consigo misma no tiene conflictos con los demás. Y, si los tiene, los vive desde una posición de aceptación y con el foco puesto en solucionarlo. Sin rabia, ni ira, ni rencor. Sin tomárselo como algo personal. Sin pensar en quién tiene la culpa o la razón. Comprender esto, además de ayudarte a mejorar tus relaciones con los demás, también te permite darte cuenta de que cuando una persona carga su dolor y sus ofensas contra ti no es algo personal contigo, sino algo que le pasa consigo misma y que solo ella puede solucionar.
- Perdonar no es un favor que le haces al otro, es un regalo que te haces a ti. Cuando perdono me libero del gasto de energía que me genera vivir odiando a alguien, guardándole rencor o simplemente teniendo algo pendiente con él.
- La relación perfecta no existe. Todas las relaciones son diferentes, porque las forman personas diferentes, con sus creencias, sus sentimientos, sus formas de ser y su historia de vida. Una relación puede ser perfecta para mí, si yo decido que lo sea, aunque haya discusiones o no tenga lo que tienen otros. Y esto es aplicable a relaciones de pareja, familiares, de amigos… El “todo perfecto” no existe, existe “mi todo perfecto”, pero tengo que saber encontrarlo.
- Los celos suelen nacer de una falta de autoestima. Si me quiero y tengo claro por qué esa persona elige estar conmigo, no tengo miedo de que vaya a marcharse. Así que no, no te quiero más porque sienta celos. Ni tú me quieres menos porque no los sientas. Cuando estamos bien con alguien, sabemos que esa persona está con nosotros porque quiere, y que tiene las puertas abiertas para irse en todo momento. Y, precisamente por eso, tiene tanto valor que elija quedarse.
- Cuando hay algo que se repite en todas nuestras relaciones (de pareja, de amigos, en el trabajo, con otros amigos…) el asunto a resolver suele estar en nosotros. Por ejemplo, tal vez no sea que todos los demás son unos egoístas, sino cómo yo estoy entendiendo su comportamiento y cómo lo etiqueto de egoísta. O tal vez no todos sean unos aprovechados, sino que yo no estoy sabiendo ponerles límites y decir que no a lo que me piden. O tal vez no sea que los demás no me valoran, sino que yo no me valoro y eso lo reflejo en los demás…
- Cuando te pasa algo con alguien, la solución no está tanto en hablarlo con otras personas, como en hablarlo con esa con quien tienes ese problema. Esto, que a mí me parece “de cajón”, me doy cuenta de que no todo el mundo lo sabe. Me encuentro a muchas personas que, ante un problema con alguien, se preocupan mucho y lo hablan con sus amigos para ver si les dan la solución. Y la única solución mágica a los conflictos entre personas es la comunicación sincera, asertiva y respetuosa. Ni más, ni menos. Y no, no pasa nada por ser el que da el primer paso. Al revés, es genial que la solución, sea la que sea, haya estado en tu mano.
- Lo que te remueve de los demás es un reflejo de ti. Es decir, lo que ves en otros y lo que te saca de quicio, suele ser señal de algo que hay en ti y que necesitas solucionar. Esto, que es una de las máximas de la Psicología, es también una de las cosas que más nos cuesta entender a las personas. Que, por ejemplo, si a mí me molesta que alguien me trate con indiferencia, eso dice mucho más de mí que de esa persona. Tal vez esté diciendo que necesito que la gente me trate bien, que me muestre su afecto y su reconocimiento. Cuando solucione eso, cuando me libere de esa necesidad, dejaré de molestarme si alguien no me trata como yo esperaba. Y así, cuando resuelves tu relación contigo mismo, todo de puertas a fuera también comienza a solucionarse. Y un día te das cuenta de que ya (casi) nada te molesta…
- Lo que les das a los demás es lo que te estás dando a ti mismo. Si exiges mucho a los otros, seguramente también te exijas mucho a ti. Si les tratas con cariño, seguramente también te trates con cariño a ti. Si confías en ellos y en su capacidad de superarse, seguramente también confíes en ti. Lo he vivido en mi propia piel (como casi todo lo que cuento, dicho sea de paso): antes exigía, porque me exigía. Antes desconfiaba, porque no confiaba en mí. Antes juzgaba, porque me juzgaba a mí, etc. Por eso, mirar los que nos pasa con los demás es como estar mirándonos al espejo de nuestra propia vida.
- Lo que hagan o digan los demás no dice nada de mí. Por ejemplo, si alguien me dice que no valgo para hacer algo, eso no significa que sea cierto. O si alguien no colabora conmigo en el trabajo, eso no significa que me esté faltando al respeto a mí, solamente que ha decidido no colaborar conmigo. O si yo le pido algo a alguien y esa persona me dice que no, eso no significa que esa persona no me aprecie o que tenga un problema conmigo. Cada uno tiene sus motivos y ellas tendrán los suyos para haber hecho eso. Pero eso no tiene nada que ver conmigo ni con lo que yo valgo o lo que yo soy. Lo único que habla de mi soy yo: mis actos, mis decisiones, mis palabras, mis valores…
Y así, entendiendo todo esto, es como logras darte cuenta de que los demás son unos estupendos maestros en el aprendizaje de tu propia vida y unos acompañantes maravillosos hacia tu felicidad, pero no los responsables de ella. El único responsable de tu felicidad eres tú. Y solo de ti depende.
Y, para que sigas seguir aprendiendo a ser feliz, he escrito esta guía gratuita. Puedes descargártela ahora mismo pinchando aquí.
Como siempre, muy interesante el post. Nos iría mucho mejor en nuestra relación con los demás si asimiláramos cada uno de los 10 puntos que expones y los pusiéramos en practica en nuestro día a día. Muchas gracias Vanessa por hacernos reflexionar un poquito y mirar dentro de nosotros mismos.
Muchas gracias por tu comentario, Verónica. Estoy segura de que tú los estás asimilando y poniéndolos en práctica un poco más cada día, con humildad y perseverancia :-).
Un fuertísimo abrazo
Estupendo post y que razon tienes que deberian enseñarlo en el colegio en vez de cosas inutiles que no vamos a usar en nuestra vida.
En mi caso, si me lo hubieran enseñado me habrian evitado aprenderlo a base de disgustos.
Muchas gracias, Jose Manuel. Disfrutemos entonces de haber sido capaces de aprenderlo por nosotros mismos. Y a ver si conseguimos que a nuestros hijos sí se lo enseñen en el colegio :-).
Un abrazo,
Vanessa
Eso queda muy bien, parece estupendo colocar el poder del cambio dentro de uno mismo, pero da una falsa sensacion de control, cuando la forma en la que nos tratan los demas es responsabilidad suya, es una eleccion de ellos. Es como decir que una mujer violada tiene parte de responsabilidad de su violancion por no haber sido bastante asertiva.
Hola María,
Efectivamente cada uno de nosotros tiene el control sobre cómo se siente o cómo responde a lo que le sucede y a lo que hacen los demás.
Por ejemplo si mi padre me grita, yo elijo si gritarle, ponerme triste, callarme, salir dando un portazo…
Si mi jefe me pide que haga más de lo que es mi responsabilidad, yo elijo si hacerlo, negarme, hablar con él, quejarme…
O si alguien me adelanta por la derecha con el coche yo elijo si ponerme como una fiera, reirme, gritarle o no hacer ni caso…
Yo soy la única responsable de mis respuestas y mis sentimientos. Porque puedo elegir cómo me siento y cómo respondo en cada caso.
Por supuesto esto no es decir que somos responsables de cómo nos traten los demás. En ningún momento quise decir eso en el post y discúlpame por favor si en algo me expliqué mal.
Y evidentemente esto no tiene nada que ver con una violación. Nada. Y una mujer violada jamás será responsable de ello.
Muchas gracias por tu comentario, María.
Un abrazo,
Vanessa
Me gustaron mucho los consejos pero no sé cómo aplicarlos. Levo días sin dormir y me siento muy deprimida. Vivo con mi esposo y mi hija de casi dos años, hemos tenido una relación a la que al parecer yo me aferró pues lo amo, pero él me hace sentir constantemente culpable de las fallas en nuestra relación. No sé cómo rescatarme y rescatar mi familia. ¿Cómo aplicar estos consejos?
Claudia,
Necesitaría saber más de qué es lo que te pasa, de cómo piensas, de cómo te relacionas y cómo es la relación con tu marido para poder darte un consejo específico. Lo que sí te animo es a que os sentéis a hablar de lo que siente cada uno, de lo que le gustaría y de lo que quiere pedirle al otro. Con lo que me dices ese es el único consejo que puedo darte :-).
Un abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa, he estado muchos días sin contactar contigo por el trabajo, salgo de noche y vuelvo muy tarde a casa. Es muy cierto que con nuestras experiencias hay que saber adentrarse en uno mismo y crecer como persona mirándonos a nosotros mismos en ver de machacarnos tanto. Estoy totalmente de acuerdo con lo que has escrito, yo estoy en un cambio muy bueno en mi vida. Lo que me hace sentir bien y lo que uno quiere lo atrae si lo desea con toda su magia, que todos llevamos dentro. Hay que seguir buscando. Un fuerte abrazo a todos los seres humanos que valemos mucho. Besos, abrazos, amores y libertades.
Muchas gracias, Mari. Por tu fidelidad y por tu deseo de compartir y de aportar tu magia. La siento y la agradezco :-).
Un fuerte abrazo,
Vanessa