¿Alguna vez has conocido a alguien muy demandante? Me refiero a personas que exigen mucho a los demás, que son muy susceptibles y que se enfadan muy fácilmente si el otro no hace lo que ellas esperan.
O, incluso, es posible que, sin haberte dado cuenta, tú tengas este perfil. Si es así, no pasa nada, yo también lo tuve, y espero que este post te sirva para darte cuenta de lo que en realidad te está pasando.
Y si tienes cerca a alguien así, seguro que también te servirá para comprender mejor lo que le pasa a esa persona y para saber cómo gestionar la relación con ella.
Te estoy hablando de personas que necesitan mucha atención de los demás, porque no se hacen cargo de sí mismas, y que cuando no reciben esa atención o no se salen con la suya, se enfadan y, sin darse cuenta, se convierten en una niña pequeña en modo “no respiro”.
Por ejemplo, si a alguien demandante le apetece hacer algo, pero a los demás no, le parecerá mal.
Porque se compara y se cuenta que a los demás les prestan más atención que a ella, que los demás son más importantes y que sus ideas no gustan.
Porque constantemente necesita sentirse vista y ser especial para el otro, incluso ser un poco protagonista.
Porque siempre está fijándose en lo que le falta y en lo que no recibe, en comparación con todo lo que ella sí da.
Claro, como este tipo de personas dan mucho en sus relaciones, exigen que los demás hagan lo mismo.
Y si, por ejemplo, escriben un mensaje, esperan que el otro conteste rápidamente, como lo harían ellas.
Son muy susceptibles, todo se lo toman a mal y todo lo que hace el otro lo viven como algo personal.
Por ejemplo, si están hablando con alguien y el otro no las mira, se van a sentir muy molestas.
(Si te pasa esto, te recomiendo muy mucho que te escuches mi audio de regalo Cómo Evitar que Alguien te Haga Sentir Mal, porque seguro que estás cometiendo alguno de los cinco errores de los que hablo en él. Lo tienes gratis AQUÍ).
O, un ejemplo de una coachee que tenía este perfil: resulta que un día una mamá del cole le hizo un comentario sobre la manera tan diferente que ambas tenían de educar a sus hijos, y esta coachee se lo tomó fatal, como que le estaba diciendo que ella no lo hacía bien, y le respondió muy mal a la otra madre.
Es decir, lo que otro podría interpretar como un comentario sin importancia o algo poco acertado, una persona de este perfil se lo va a tomar muy a pecho y se va a quedar resentida.
Como son muy rígidas y muy poco flexibles consigo mismas, muy de blanco o negro, lo mismo que se exigen mucho, también se lo exigen a los demás.
Se comportan como si los otros tuvieran que demostrarles algo, como si tuvieran que ganarse su amistad o su cariño desde el esfuerzo y el hacer siempre “lo correcto”.
Por ejemplo, si yo soy muy demandante y tú haces algo que no me gusta o que no encaja con lo que yo haría por ti, eso significa que no eres mi amiga, y te pondré la cruz.
O si me dices que vas a hacer una cosa de una manera y después la haces de otra, me parecerá fatal. Porque lo mismo que yo no me permito cambiar de opinión, tampoco te lo permito a ti.
O si tienes un problema y yo estoy muy encima de ti y te pregunto muchas veces cómo estás, tú tienes que contestarme, devolverme toda esa atención que yo te he dado y darme las gracias por estar cuidando de ti. Y, si no lo haces como yo espero, me enfadaré.
Qué se esconde detrás de alguien así
¿Qué se esconde detrás de un perfil como éste? ¿Qué lleva a una persona a ser tan demandante y necesitar tanta atención de los demás?
1.Lo primero, algo que siempre está, es que son muy exigentes con los demás porque también lo son consigo mismas. Como están muy pendientes de lo que los demás necesitan de ellas y de estar siempre disponibles, como dan tanto y no se permiten no darlo, y como ponen a los demás muy por delante de sí mismas, consciente o inconscientemente exigen que el otro haga lo mismo.
2.Tienen mucha necesidad de que los demás las vean. Y por eso, porque están siempre buscando que los demás las valoren y las tengan en cuenta, pueden volverse muy invasivas.
Es decir, dan mucha atención porque también necesitan recibir esa atención. Por eso, puede ser que alguien demandante se defina como una persona empática y muy atenta a las necesidades de los demás, pero en realidad esto no es del todo auténtico (y no lo digo como una crítica, que yo también estuve ahí y sé que lo que hay detrás de un perfil así es muuucho dolor y muuucho sentimiento de inferioridad).
Más bien es que lo que han aprendido a hacer para satisfacer ese ansia insaciable de ser vistas por los demás es estar siempre muy dispuestas y muy encima, pero sin ser capaces de ponerse de verdad en el lugar del otro, de lo que necesita o de cómo se puede estar sintiendo.
Porque su necesidad de amor es taaaanta que desde ahí no pueden ver de verdad a los demás, sino solo lo que reciben o no reciben de ellos.
Y, claro, si necesito mucho de los demás y también necesito que los demás necesiten mucho de mí, donde más cómoda me sentiré será en relaciones muy dependientes.
3.Tienen un sentimiento de inferioridad muy profundo, que viene de muy atrás y que constantemente les hace conectar con que no son suficiente.
“Si estoy con alguien y no me da conversación pienso que estará pensando que soy una aburrida, que soy poco interesante. Todo el rato tengo ese run run de que hay algo malo en mí o de que yo no lo hago bien, pero me termino enfadando con el otro”, que me decía una coachee de este perfil.
Claro, como alguien así se esforzaría mucho por dar conversación y hacer sentir a gusto al otro, si el otro no hace lo mismo, pensará que es porque ella no es interesante o porque está haciendo algo mal.
Porque, como el problema es que no se cree suficiente para gustar a los demás, todo el rato está analizando lo que hacen los otros y necesitando que la vean para sentir que sí que es suficiente.
Y cualquier cosa que haga el otro que no encaje con lo que ella espera o con lo que ella haría, le conectará con su herida de no ser suficiente.
Por ejemplo, si alguien hace un plan sin avisarme, es que no le caigo bien (en vez de entender que puede preferir hacerlo sola o con otras personas).
O si estamos en una cena de grupo y resulta que cuando vuelvo del baño se acaban de hacer una foto todos juntos, me parecerá fatal que la hayan hecho sin mí y me pondré de morros (cuando lo que en el fondo está pasando es que me está conectando con mi sentimiento de inferioridad).
Y esto es super importante: detrás de esa toda esa rabia y ese enfadarse por cualquier cosa, lo que en realidad está pasando en que me estoy sintiendo pequeña, rechazada o no vista. Pero, como no soy capaz de entender lo que me pasa ni de recoger ese dolor, lo que hago es exigir a los demás y enfadarme con ellos si no hacen lo que yo haría.
Es decir, para no sentirme por debajo y para que los demás no vean que necesito algo de ellos, tal vez porque creo que pedir es de débiles o que me van a decir que no, lo que hago sin darme cuenta es ponerme por encima.
4.Tienen mucho miedo a que los demás las rechacen, a que las traicionen, a dejar de pertenecer al grupo o a que las dejen de querer.
Y, como no soportan conectar con ese dolor de sentirse rechazadas o heridas, porque suele venir de heridas muy profundas y dolorosas, dan mucho para después poder también exigir mucho.
Es decir, como no podría soportar que me rechaces, para no llegar a sentirme rechazada o excluida, intento controlar la situación y que te comportes como yo creo que debes hacerlo.
Por ejemplo, si estoy enferma y empiezo a pensar que nadie me ha escrito para preguntarme qué tal estoy, me contaré que la gente va a lo suyo, que son muy egoístas y que yo nunca haría algo así.
Cuando en el fondo lo que pasa es que siento que la culpa es mía porque no soy suficiente para que me vean y se interesen por mí.
Y así, en unos momentos puede ser que culpen al otro y en otros se culparán a sí mismas, pero siempre hay culpa y rabia en una u otra dirección.
Cómo se sienten los demás con alguien así
¿Qué efecto crees que genera alguien así en los demás? Pues, muchas veces, cansa.
Es algo de lo que yo no me daba cuenta cuando estaba ahí. No veía lo que me pasaba a mí, solo veía lo que me daban o no me daban los demás. Y si una amiga me insinuaba que era demasiado demandante, yo lo vivía como que me estaba rechazando y, de nuevo, se despertaban todos mis demonios.
Me victimizaba y empezaba a exigir que mis amigas respondieran como yo esperaba para no sentirme rechazada. Por ejemplo, me molestaba si dos amigas quedaban sin avisarme porque eso hacía que me sintiera excluida, así que la próxima vez que las veía estaba borde con ellas… Buf, tenía tanto sufrimiento por dentro y estaba tan ciega a lo que en realidad me pasaba, que podía llegar a ser muy tóxica para los demás…
Así que sí, alguien así puede llegar a cansar mucho, porque los demás tienen la sensación de que siempre hay que hacer lo que ella diga y de que si eso no pasa se va a enfadar.
Te ven como a una niña caprichosa encerrada en el cuerpo de una adulta.
Como constantemente te estás sintiendo molesta por algo, y aunque muchas veces te lo callas para no generar un conflicto, la sensación de los demás es que nunca estás contenta y que para ti nada es suficiente.
Te sienten demasiado exigente y demandante con ellos, muy poco flexible y en el fondo muy poco empática con sus necesidades, y eso muchas veces les hace alejarse.
Por ejemplo, si en un grupo de whatsapp de varios amigos alguien hace una invitación para una comida de cumpleaños, una persona así necesitara que le escriban por privado y la inviten directamente a ella. Porque, si no recibe esa atención especial, si no queda claro que el anfitrión quiere que ella vaya, se siente rechazada.
O si sus amigos están organizando una cena y al final se fija para un día que ella no puede, porque es el que puede la mayoría, se enfadará, porque se está sintiendo excluida, sin entender que eso no tiene nada que ver con ella.
Lo que necesitas hacer si eres muy demandante
Ojo, que si en una relación concreta sientes que no estás recibiendo lo mismo que das, eso no quiere decir que seas de este perfil muy demandante. ¡Para nada!
Quien es de este perfil se queja y tiene la sensación de que los demás van a lo suyo con muchas personas de su entorno, no solo con una o con dos.
Pero, si aun así tienes dudas, piensa en lo que te dirían las personas de tu círculo, los que te conocen. Incluso puedes preguntarle a alguien en quien confíes si te siente demasiado exigente con los demás.
Y, ¿qué hacer si te das cuenta de que sí que lo eres?
Lo primero, empieza a pedir. A hacerte responsable de lo que necesitas y a expresar cómo te sientes y lo que te molesta. Deja de pensar que los demás tienen que adivinar lo que te pasa y que si alguien te quiere tiene que hacer eso que tú harías. Y empieza a decir las cosas cuando pasan, en vez de dejar que se acumulen, para que puedas decirlas calmada.
Si, por ejemplo, estás de bajón y alguien no te pregunta qué tal estás, escríbele y dile que te vendría bien hablar un rato.
Mientras sigas estando más pendiente de las necesidades de los demás que de las tuyas propias, tus necesidades seguirán sin cubrir. Y, como no te estás haciendo responsable de ti, esperarás que los demás te den lo que tú das y que se ocupen de ti como tú de ellos.
Cuando el problema de fondo es que esperas que los demás satisfagan tus necesidades como tú te exiges hacerlo con las suyas…
Además, si empiezas a expresarlo verás más claro cuándo es una necesidad auténtica y cuándo es una exigencia hacia los demás que viene de tu miedo al rechazo, y a partir de ahí podrás decidir cuáles quieres comunicar desde el respeto y de cuáles te quieres hacer cargo tú.
Segundo, deja de exigirte darlo todo y empieza a permitirte decir que no, a hacer solo lo que de verdad quieres hacer y a dejar de hacer cosas por compromiso o por cuidar de los demás.
En vez de exigirte estar siempre disponible, escúchate y empieza a estarlo solo cuando de verdad lo sientas.
Empieza a legitimar tus necesidades, porque ahora no lo estás haciendo. Aunque creas que si te enfadas cuando no recibes algo estás legitimando tus necesidades, no es así.
Exigirte dar mucho, esperar que los demás te den tanto como tú les das y enfadarte o pensar que no te quieren cuando no responden como tú lo harías NO es legitimar tus necesidades.
Sí lo es abrazarte, ser compasiva contigo y perdonarte cuando te equivoques o cuando te vuelvas a pillar en la exigencia o sintiéndote inferior.
Sí lo es escuchar lo que tú quieres y dártelo, por ejemplo, no contestar una llamada si en ese momento no te va bien.
Y sí lo es decir que no a lo que no quieres y, sobre todo, pedir algo cuando lo necesitas.
Tercero, rodéate de personas que también estén dispuestas a dar mucho.
Porque otra persona tiene derecho a no querer (o no poder, o no tener tiempo, o no apetecerle, o no… lo que sea) dar tanto en una relación, y eso es suyo, y no tiene que ver contigo.
Lo que sí tiene que ver contigo es escuchar cómo te sientes con alguien y, sin exigirle que dé lo que tú das, decidir si te sirve o no te sirve lo que esa persona está dispuesta a dar.
Si alguien da 10 en sus relaciones, sin por ello dejar de darse a sí mismo, está perfecto.
Y si alguien da 5 en sus relaciones, también está perfecto (y no quiere decir que sea peor persona o peor amiga).
Pero, si tú das mucho, no te vas a sentir bien con alguien que da a medias. Y lo sano no es pedirle al otro que dé más, sino elegir con quien te quedas tú.
…
¿Qué me dices? ¿Te das cuenta de ser un poco así o conoces a alguien de este perfil? Me encantará que lo compartas conmigo en los comentarios aquí debajo.
Me he visto super reflejada, no tanto en la intensidad de demandar hasta llegar a ser pesada, pero si en creer que la gente no me da lo mismo que yo a ellos. Realmente lo he pasado fatal, me he pillado unas rabietas impresionantes, he terminado siendo yo muchas veces la que me autoexcluyo para no sentirme rechazada. Todo esto se acentuó con la muerte de mis padres hace un año y medio y al final tuve que ponerme en tratamiento porque no sabia como lidiar o afrontar esto que me pasaba. El sentimiento de rechazo, el sentimiento de soledad, dos sentimientos muy arraigados desde la niñez. Llevo 6 meses en terapia y me encuentro bastante mejor, aunque me queda mucho por delante pero sí he sacado un aprendizaje de esto, he pasado demasiado tiempo buscando que me valoren más, cuando la gente me quiere de verdad me valora. He pasando tanto tiempo intentando agradar a tanta gente… que de esa gente probablemente el 97% no se lo merecía, que ahora me tomo mas tiempo para mi, estoy cambiando mi forma de relacionarme, no busco nada ni espero nada de la gente, los que me quieren me dan sin yo pedir nada y yo les correspondo de la misma manera. Todavía estoy un poco demasiado pendiente de lo que piensa la gente de mi, pero espero trabajarlo, para que deje de ser algo que me limite. Me ha gustado mucho tu post. Como todos los que escribes. El párrafo final es la clave y la primera lección que he aprendido en este proceso que estoy llevando.
Gracias
Hola Raquel,
Muchas gracias por compartir tu camino. Así es, cuando ya no buscas ni esperas nada todo se vuelve más fácil. Con quien es, es. Y con quien no es, no es. Y ya no tiene nada que ver contigo… Das y recibes de una forma más natural, sin estar pendiente y sin pedir limosnas. Maravilloso.
Un abrazo,
Vanessa
Me encantó! Me aclara aún más lo que veo a mi alrededor. Después pasa que este tipo de personas te van poniendo mal porque no te pudieron controlar ni cumpliste sus expectativas. Ya casi me agrada identificar a las personas así.
Muchas gracias, Claudia. Espero que también te haya servido para ver con más compasión a las personas de ese perfil, sin que por ello dejes de verte a ti misma.
Un abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa, justo es lo que llevo dentro día tras día, esa sensación de enfado cuando un plan no sale, es como que no quiero estar sola, bueno… no acabo de sentirme cómoda, o que la gente va a su bola y no cuentan tanto conmigo… no sé, es una sensación muy incómoda que hasta yo digo no es muy real… hice el curso de Amor, ¿qué apartado crees que debo interiorizar más? También estoy en un punto que he dado tanto (para no verme sola) ahora soy consciente… no sé, me nacía dar mucho, y ahora a la hora de dar llevo un freno, tengo como miedo de dar más de la cuenta… son unas cuantas sensaciones juntas, cuando quiero hacer algo y no hay nadie disponible, aunque lo haga yo sola, no me siento bien… gracias Vanessa por tu ayuda siempre.
Hola Jess,
Habría que ver qué está pasando ahí. Puede ser que no pidas cuando necesitas algo, que no estés expresando lo que te molesta. O que haya personas con las que no te sientes bien y no te estés escuchando para elegir de quién te rodeas. Desde luego que para saber cuánto dar en cada relación has de escucharte a ti, lo que te apetece dar, sabiendo que no por ello dejas de darte a ti misma… Ni es darlo todo ni es no dar nada, es dar lo que te hace sentir bien, con lo que te quedas a gusto, y donde sientes que también recibes.
Respecto a Amor, se trata de que interiorices todos los módulos. No hay uno más importante para sentirte bien, todos lo son, y en el orden en el que van apareciendo. Así que yo te diría que si sientes que está faltando algo hagas el curso de nuevo, tomándote el tiempo que necesites en cada práctica.
Un abrazo grande,
Vanessa
Querida Vanessa, qué bien has contado el tema, y en el que me he visto tan retratada. Debido a mi trabajazo personal, muchos años ya, lo he suavizado ya mucho, aunque tengo que reconocer, ahora que he leído tu post, que aún sale más veces de las que quiero reconocer. Así que Ale! A seguir trabajando en ello! 🙂
Muchas gracias Preciosa por estas muestras de sabiduría
Gracias a ti, Susana. Es un post en el que no es fácil reconocerse, y menos admitirlo, así que gracias a ti por esa honestidad. Y felicidades por estar en el camino y seguir en ello.
Un abrazo,
Vanessa
Me parece muy interesante todo el análisis que haces a fondo del asunto, creo que has dado en el clavo. Conozco una familiar que es tal cual has descrito, sin embargo, creo que rodearte de personas que dan muchísimo, aparte de ser muy complicado, lo veo poco realista.
Para mi sanar como persona demandante, es hacerte cargo de tus propias necesidades por ti misma, por un lado como dices ser más vocal y no esperar a que otros adivinen, pero sobre todo hacer las cosas por ti misma, y quitarse esa creencia de que no se es capaz de hacer las cosas sola, intentar ser más independiente. No esperar y no pedir tanto de los demás, así no generas relaciones de dependencia, te da fortaleza y sobre todo amor propio. Valorar más la propia capacidad y autonomía, porque generar relaciones de yo te doy para que luego tu me des, son relaciones muy condicionadas, que enseguida pueden tambalear tu mundo interno.
Hola Isa,
Muchas gracias por comentar. Sí, comparto lo que dices. Creo que también es sano necesitar de otros, pero desde el saber pedir y desde el saber hacerte cargo de ti misma y de tus necesidades. Ni un extremo, ni el otro :-).
Un abrazo,
Vanessa
Trabajo mucho en mí para tener vínculos sanos. No quiero ser tóxica, ni que lo sean conmigo. Solía hablar mucho de mis problemas, de cosas que me producían enojo o frustración porque necesitaba exteriorizar esos sentimientos. También sobre mis vínculos amorosos, y me ofendía si mis amigos se cansaban. Con el tiempo me di cuenta de lo agotador que era, y lo modifiqué radicalmente. Salvo excepciones, dejé de hacerlo. Pero hace poco falleció mi padre. Tengo un amigo muy cercano a quien conozco hace 13 años, es como un hermano para mí. Vive un poco lejos y por esa razón no nos vemos tan seguido, pero sí nos comunicamos todos los días y tenemos un vínculo virtual muy estrecho, una especie de mutuo acompañamiento. Vía whatsapp charlamos sobre música, cine, política, intercambiamos chistes, comentamos nuestro día a día, etc. También hacemos salidas al cine, librerías, etc. Ha sido así siempre, pero nos hemos distanciado desde la muerte de mi padre. Sentí que no pude contar con él para desahogarme, y se lo dije. De buena manera, y con la intención de encontrarle una solución. Dije que me sentía decepcionada, y que esperaba un poco más de él. Entiendo que es un tema difícil, pero he sentido mucha indiferencia, al punto de contarle que fui a despedir los restos de mi padre, y que no me conteste absolutamente nada, o que deje en “visto” mensajes donde le decía que me sentía angustiada. Él me preguntaba cada tanto “cómo estas?”, pero cuando me explayaba, no daba demasiado lugar para la conversación. Él es una persona que no se hace problema por nada, jamás lo vi angustiado, y le cuesta empatizar con ese tipo de emociones. En ese momento yo había viajado a acompañar a mi madre, así que la virtualidad era mi único canal de conexión con mis amigos. Le dije que su indiferencia me hacía mal, y que tenía mucha necesidad de hablar. Pero su actitud no se modificó demasiado. Me dio a entender que por whatsapp no quería hablar del tema. Pasó mes y medio de la muerte de mi padre, y en todo ese tiempo casi no encontré el espacio para hablar con él. Parecía molestarle, trataba de hablar de otra cosa. A veces con actitudes que yo considero pasivo- agresivas (ignorar mensajes, cambiar rotundamente de tema). Comportamientos que ya ha tenido otras veces conmigo. Le reiteré lo que sentía y se ofendió. Dijo que me voy a quedar sola por estas actitudes, y que no debería hacer estos reclamos. Que debería aceptar “lo poco que mis amigos pueden dar” (usó ese término, “poco”). Sentí que por nuestro tipo de vínculo, tan cercano, y lo difícil de la muerte de un padre, no podía ignorar esto. Él sintió que lo mío era demasiado demandante y desubicado. Me costará mucho recomponer el vínculo y retomar la confianza en él. Si bien me reconozco como una persona demandante en el pasado, siento que en este caso es válido. Me gustaría una opinión al respecto, si es posible. Gracias!
Hola Cata,
Parece que le estás pidiendo a ese amigo algo que tal vez él no puede o no sabe darte. Hay personas con mucha dificultad para conectar con el dolor, con el propio y con el ajeno, y tal vez tu amigo sea una de esas personas. ¿Eso significa que no te aprecia? No, para nada. Y está bien que le expreses cómo te sientes o lo que necesitas, pero si él no puede dártelo, seguirá sin poder, por más que tú le digas. Entonces, tal vez se trate de ir viendo si para ti esa relación está equilibrada en otros aspectos, y te compensa, o si para ti ese aspecto es imprescindible. Lo mismo que te digo que tienes derecho a pedir lo que sea importante para ti, también te digo que cuanta más rigidez haya en nuestras relaciones menos abundantes y auténticas serán :-).
Hay un par de post recientes que creo que te servirán también, te los dejo aquí y aquí.
Un abrazo,
Vanessa
Gracias por tu respuesta, Vanessa. Más que no poder, siento que simplemente él no tiene ganas. Ya ha pasado esto en otras oportunidades, le he reclamado lo mismo, se ha esforzado un poco y hemos terminado teniendo muy buenas conversaciones. ¡Hasta es un excelente consejero!. Pero le da verdadera pereza meterse en esos temas, hace lo posible por evitarlo. Qué difícil encontrar el equilibrio. ¡Ya mismo me voy a leer los links que me enviaste! Me encanta el blog.
Un cordial saludo
Es probable que detrás de eso que parecen falta de ganas haya algún bloqueo más profundo… Si una amiga me pide un vaso de agua, para mí será muy fácil dárselo, y se lo daré. Pero si me pide algo que yo no sé dar, puede parecer que no se lo doy por falta de ganas, incluso yo misma puedo pensar que es por eso… Y necesitaré tener mucha consciencia de mí misma para darme cuenta de lo que en realidad me está pasando.
Un abrazo,
Vanessa
Me siento completamente identificada y triste por lo cansado que debe de ser para las personas que me rodean, quisiera mejorarlo.
Hola Sara,
Sí, para los demás puede ser muy cansado. Pero habla de ti y de alguna herida que te hace daño y que gestionas volcando esa exigencia en los demás, no es que lo hagas a propósito. Lo importante es que te has dado cuenta y que quieres trabajarlo. Por mi parte encantada de acompañarte, puedes rellenar este formulario y después me pondré en contacto contigo.
Un abrazo,
Vanessa