Descárgate GRATIS la guía Cómo Defenderte cuando Alguien Traspasa tus Límites

¿Sientes que tú no eres importante?

Mujer - no soy importante

Imagínate a una mujer que no dice lo que piensa, que le cuesta mucho dar su opinión.

Ahora piensa en otra que siempre pone los planes de los demás por delante de los suyos.

Y ahora piensa en otra que no dice lo que le sienta mal, que se calla cuando otra persona traspasa sus límites.

Adivina, adivinanza, ¿qué tienen en común estas tres personas?

Te lo digo yo: que las tres piensan (consciente o inconscientemente) que no son importantes.

Si yo creo que no soy importante, no diré lo que pienso, porque pensaré que mi opinión no es importante, que a los demás no les interesa.

Si yo creo que no soy importante, me dejaré para el final. No me priorizaré ni le daré importancia a lo que yo quiero o a lo que necesito.

Si yo creo que no soy importante, no haré nada cuando los demás me hagan daño. Total, si yo no soy importante, ¿qué importancia tienen mis límites?

Alguien que cree que no es importante tal vez no se dé cuenta a nivel consciente de que piensa eso, pero lo reflejará en sus comportamientos, en sus relaciones y en su vida.

Es decir, como la mayoría de las creencias limitantes, tú no te das cuenta de que crees eso, pero por algún motivo no te sientes bien.

Las creencias que más limitan tu autoestima son las que tienen que ver con tu identidad, con lo que crees que eres.

Y una de ellas, una de las más habituales en alguien que no ha aprendido a quererse, es ésta de “no soy importante”.

Ya te he contado muchas veces que lo que crees que de ti misma condiciona tus resultados y lo que consigues en la vida. Porque según lo que pienses, así te sentirás y así te comportarás.

Por ejemplo, si yo creo que no soy importante, no pediré lo que quiero. Me costará mucho pedir un favor, porque pienso que no soy importante como para que alguien me ayude o se preocupe por mí. Y, en consecuencia, perderé oportunidades de conseguir lo que deseo.

O puede ser que alguien me diga de hacer algo y que a mí en realidad me apetezca otra cosa, pero no me atreveré a decirlo. Así que haré cosas que no quiero hacer y pasaré tiempo con personas con las que no estoy a gusto, porque a nivel inconsciente no me creo importante. Y, por descontado, no me sentiré bien.

Qué pasa en tu vida cuando no te crees importante

Cuando alguien no se siente importante, esto se refleja en su vida de muchas maneras, pero sobre todo en que no le da importancia a lo que siente y a lo que quiere, en que no le da importancia a sus pensamientos y en que no le da importancia a sus límites.

En cualquier caso, el problema es que no se está dando importancia a sí misma.

Te voy a poner unos cuantos ejemplos, que ya sabes que me encantan, para que vayas viendo si te identificas con el “no soy importante”:

Si yo no soy importante, lo que siento y lo que quiero no es importante…

Así que si me piden algo, aunque a mí no me apetezca, diré que sí.

“Porque a mí, si alguien me pide algo y puedo hacerlo, lo hago. No importa que yo no quiera” (recuerda que a nivel inconsciente esta persona cree que no es importante).

Así que pensaré que hoy no me apetece quedar, pero acabaré quedando…

O puede que ni lo piense, que ni me escuche, que ni siquiera escuche lo que estoy sintiendo. Que directamente haga lo que los demás esperan de mí. Porque nadie me ha enseñado que lo que yo siento es importante.

Por ejemplo, tal vez tenga un plan, una cita importante para esta tarde. Y de pronto me llama mi hermana a ver si me puedo quedar con los niños. Y me olvidaré de mi cita. Me olvidaré de mí y le diré que sí.

Es decir, mi palabra conmigo misma es lo último para mí. Aunque yo me haya dicho que voy a hacer algo, si después surge otra cosa, lo mío lo dejaré de lado.

Dentro de mi lista de prioridades, lo que a mí me apetece estará al final, lo importante son los demás.

“Bueno bah, si a él le apetece esto pues me esfuerzo, no pasa nada”.

Es decir, me olvido de lo que siento, de lo que quiero y de lo que necesito, y cedo para que los demás estén contentos y no me rechacen…

Por ejemplo, si me invitas a comer y me preguntas que si quiero el postre con nata, aunque prefiera que no, te diré que lo que tú quieras, como a ti te venga mejor.

Uuuy, y como un día se me ocurra decir lo que a mí me apetece, ya está el lío armado, porque después aparecerá la culpa.

“Que siempre estoy molestando, que si soy una egoísta, que como se me ocurre haber dicho eso, que sólo pienso en mí…”.

Y vuelta otra vez a olvidarme de mí y de que yo también existo.

Como me decía una coachee, que era de las que no se sentía importante, “es como que tengo que ser siempre muy buena para que los demás se den cuenta de que existo y no prescindan de mí”.

Si yo no soy importante, mi opinión no es importante…

Así que si digo algo y no me escuchan, no volveré a decirlo, porque mi opinión no es importante.

Si pregunto algo en un grupo de whatsapp y nadie responde, no volveré a preguntarlo, porque no soy importante.

Si estoy en un sitio con más gente, por lo general hablaré poco, me quedaré callada. Total, lo que yo diga no importa

Viviré a la sombra. Siempre a la sombra, para que no me vean (porque como no soy importante).

Y si un día se me ocurre hablar, venga la maldita culpa a recordarme que para qué digo nada, si yo no soy importante.

Si yo no soy importante, mis límites no importan…

Así que seré muy permisiva y tendré muy pocos límites.

Por ejemplo, si habíamos quedado en algo y me dejas plantada, no te diré nada.

No diré que no a lo que no me gusta.

No me quejaré ni diré lo que me molesta.

Si algo me parece mal, anularé lo que estoy sintiendo o me alejaré de ti, pero darme permiso para sentir lo que siento o ponerte límites, no. Eso nunca. Que yo no soy importante.

Lo importante es complacer a los demás, mis límites no importan.

Y como un día se me ocurra decir que algo no me ha gustado o que eso que hiciste no me ha parecido bien, de nuevo volverá a aparecer la culpa.

En estos casos la culpa suele tener una función protectora… Como tengo miedo a que los demás me rechacen, pues mi voz interior crítica me hace sentir culpable para “ayudarme” a evitar que los demás me dejen de querer.

Por eso cuando me de importancia o diga lo que pienso, me sentiré culpable.

¡Pero son los demás los que no me consideran importante!

Lo gracioso es que cuando crees que no eres importante, tú no te das cuenta.

Lo que sí que ves es que los demás no te consideran importante.

Claro, si los demás son un espejo de lo que tú piensas de ti, ¿qué esperabas ver?

Si tú no tienes en cuenta tus necesidades, los demás tampoco van a tenerlas en cuenta.

Si a ti no te interesa tu opinión, a los demás tampoco les va a interesar. Porque cuando digas algo lo dirás con miedo, con inseguridad, sin ser natural ni espontánea…

Si tú no te tienes en cuenta, los demás tampoco te van a tener en cuenta.

Pero lo que ellos hagan señalará tu herida. Te hará sentir mal porque te conectará con lo que en el fondo tú misma piensas de ti.

Por ejemplo, si tienes una amiga que siempre va a carreras y nunca tiene tiempo de quedar contigo, te sentirás poco importante para ella. Y te culparás a ti, por no ser suficiente, o a ella, porque está señalando tu herida, tu creencia de que no eres importante.

Para otra persona que sí se crea importante, lo que haga esta amiga ni fu ni fa. Si no se siente a gusto la sacará de su vida, y punto. Pero no se quedará enganchada con el tema, porque no tiene esa creencia, esa herida de que “yo no soy importante”.

Es decir, atraemos a nuestra vida lo que creemos de nosotros mismos.

Recuerdo a una coachee que me contaba que tenía la sensación de que llevaba muchos años viviendo en automático y dejando que otros tomaran decisiones por ella. “Me he ido dejando llevar por los demás. Nunca he dicho lo que yo quería… bueno, es que hasta ahora ni me lo había preguntado”.

Claro, si ella no se había preguntado qué era importante para ella, los demás tan sólo eran un reflejo de lo que ella estaba haciendo.

¿Lo ves? Si tú no te sientes importante, ¡los demás serán un espejo de lo que tú crees de ti misma!

Y, a partir de ahí, les echarás la culpa a ellos, por no valorarte, y a ti misma, por lo poca cosa que te dices que eres.

¿Cómo aprendiste que no eres importante?

¿Cómo aprendiste a creer que no eras importante? ¿Recuerdas cuando fue la primera que no te sentiste importante?

Si de niña te han dicho que “tú ahí, calladita, que no molestes ni hagas ruido, que eres una pesada y que siempre estás incordiando, que tú escucha a los mayores…”.

Si te premiaban por ser buenecita y silenciosa y te castigaban o te llamaban impertinente y caprichosa cuando pedías algo, ¿tú crees que habrás aprendido que eres importante?

Si tus padres, que insisto en que lo hacen lo mejor que saben y que pueden, no tenían tiempo para ti, para preguntarte cómo estabas, para escucharte, para jugar contigo o para ayudarte a hacer los deberes, ¿tú crees que habrás aprendido que eres importante?

Una niña aprende que es importante con presencia, con cariño, cuando la ven, la escuchan y la tienen en cuenta, cuando se interesan y prestan atención a sus deseos y necesidades… Y si no recibe eso, no lo puede aprender.

Si a una niña la castigan por hablar, si nadie le pregunta nada, si no le dejan dar su opinión y si lo que ella quiere no se tiene en cuenta, lo lógico es que aprenda que ella no es importante.

Por ejemplo, una niña que siempre va caminando por la calle detrás de su madre… La madre delante y ella detrás, en silencio, siguiendo a su madre…

O una a la que la riñen si le dice algo bueno de ella a una amiguita. “Eso no se dice. ¡Hay que ser modesta y no presumir!”. ¿Qué va a aprender? Pues que cuanto más pequeña se haga, mucho mejor. Más la van a querer. ¿Conclusión? Yo no soy importante.

Y lo mismo al revés, si te premiaban por ser muy dulce, por complacer mucho y por molestar poco, también es muy probable que hayas aprendido que tú no eres importante.

Cómo empezar a sentirte importante

Hay muchos post en el blog sobre cómo cambiar lo que crees de ti misma, así que sólo te voy a dar unos pasos básicos:

1.Entiende cómo y para qué aprendiste que no eres importante (siempre hay un “para qué” positivo, igual que lo que te decía antes con la culpa).

Por ejemplo, aprendí que no era importante para que me quisieran. Porque si no molestaba, los demás me seguirían queriendo.

2.Conecta con lo que de verdad eres debajo de eso que has aprendido.

Claro que eres importante. ¡Importante para ti! De hecho, eres la persona más importante de tu vida. Así que empieza a conectar con tu esencia, con esa voz interior que te recuerda que por supuesto que eres importante.

3.Empieza a escucharte y a confiar en lo que escuchas. Escucha lo que sientes, y confía en lo que sientes. Escucha lo que piensas y confía en lo que piensas. Escucha lo que quieres y confía en lo que quieres.

Resumiendo: escúchate mucho y confía en lo que escuchas, siempre.

4.Elige comportarte como alguien que se cree y se siente importante

Paso a paso y poco a poco. Un día, diciendo lo que piensas. Otro día, diciendo que eso no te gusta. Otro día, diciendo que no te va bien ir a ese sitio. Otro día, diciendo que te ha molestado mucho eso.

Empieza por lo más fácil y con las personas que menos te cueste. Obsérvate mucho, para que identifiques donde no te estás dando importancia, y ponte pequeños objetivos (muy pequeños, recuerda) que te vayan acercando cada día un poquito más a esa persona que sabe que sí, que por supuesto que es importante.

Porque, no hace falta que te lo diga, pero te lo diré. ¡¡¡Claro que eres importante!!!

¿Te has sentido identificada con la creencia “no soy importante”? Si es así me encantará que lo compartas conmigo, que me cuentes cómo se refleja en tu vida, en los comentarios aquí debajo.

¿Quieres más consejos?

Apúntate GRATIS y recibe cada semana herramientas y recursos para tener Más Seguridad, Más Felicidad y Más Bienestar.

 He leído y acepto la Política de protección de datos

Acerca de Vanessa Carreño

Trabajo con mujeres que se sienten inseguras, no se valoran ni tienen confianza en sí mismas, le dan muchas vueltas a la cabeza y se preocupan mucho por lo que piensen los demás.

Con mis programas de Autoestima, Relaciones Personales y Dependencia Emocional consiguen ganar confianza en sí mismas y sentirse seguras y capaces de alcanzar sus objetivos. Aprenden a valorarse, se atreven a ser ellas mismas y empiezan a disfrutar de su vida y de sus relaciones.

¿Quieres que te ayude a ti también? Solicita una sesión de valoración gratuita conmigo rellenando este formulario.

32 comentarios

32 comentarios
  1. San 26/11/2020

    Eres una crack explicando estos temas! Muchas veces me quito importancia… demasiadas… lo que dices al final, lo que piensas de ti, ¡es lo que reflejas!

    Responder
    • Maite 26/11/2020

      A cada punto, acierto. No me he sentido importante nunca. Tú me has corroborado esto. Y así ¿para qué? Quizás para encajar… sólo he conseguido que se aprovechen de mi “bondad”, pero como yo no importaba… ahora sí que voy a importar. Gracias por ese apoyo para abrir los ojos, un gran saludo.

      Responder
      • Vanessa Carreño Andrés 28/11/2020

        Qué bien, Maite. Mil gracias por compartir tu despertar. ¡Y felicidades por este nuevo caminar!
        Un abrazo,
        Vanessa

        Responder
        • Mayling 16/06/2021

          Muchas veces me he sentido mal porque nadie me toma importancia a lo que siento o digo… Siempre me han puesto a un lado, yo soy como la bichita rara de todos…
          Que feo sentirse así o caerles mal a las personas de puro gusto sin darte cuenta el porqué 😃

          Responder
          • Vanessa Carreño Andrés 17/06/2021

            Hola Mayling,
            Sin saber mucho de lo que cuentas, te diría que cuando los que te rodean no le dan importancia a lo que sientes o dices, es porque de alguna forma tú tampoco te la estás dando. Las personas de las que nos rodeamos suelen ser un reflejo de nosotras mismas…
            Un abrazo,
            Vanessa

    • Vanessa Carreño Andrés 28/11/2020

      Muchas, muchas gracias, San :-).
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  2. Alicia G. Serfaty 26/11/2020

    Creo que me he sentido así no importante, por varias causas que a lo largo de mi vida he comprendido y estoy comprendiendo: la cultura de ser prudente en exceso, de temor al ridículo, quizás creer que la discreción sea una de las más bonitas cualidades y, sobre todas ellas, el anhelo de estar en paz con todo el mundo. Pero me ha gustado mucho leer el artículo, ya que ciertamente si no creemos en nosotros mismos y en que significamos algo para los demás, no podremos sentirnos contentos y contribuir para que la socidad y este mundo sean un poco mejor. Gracias. Alicia.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 28/11/2020

      Muchas gracias, Alicia. Muy bien, recuerda que para contribuir a un mundo mejor lo primero que necesitas es darte el permiso de mostrarle al mundo tu belleza.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
      • Dayana 29/11/2020

        De verdad le haces muy bien a esto, cada vez que llego a tus textos, me siento desesperada, me siento identificada por todo, me gustaría mucho poder tener una coach como tú bien cerca, cuanto me cuesta, cuanto tengo por aprender, me voy más calmada.

        Responder
        • Vanessa Carreño Andrés 04/12/2020

          Muchas gracias, Dayana. Me alegro de que te haya servido. Escúchate, escucha lo que sientes y conecta con esa calma, si la sientes en determinados momentos es porque está dentro de ti.
          Un abrazo,
          Vanessa

          Responder
  3. Dulce María 26/11/2020

    Sencillamente maravillosa. La forma de expresión tan clara, haces que llegue muy bien el mensaje a cada persona. Me has ayudado y me ayudas mucho con tus publicaciones.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 28/11/2020

      Me alegro mucho, Dulce Maria. Mil gracias por compartirlo :-).
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  4. Marisa 26/11/2020

    Yo sí me siento importante para mis cosas y mis decisiones (a veces no, por supuesto, pero sí la mayoría), pero también noto que a algunas personas no les gusta mucho cómo soy, esa decisión, esa lucha que llevo……
    Lo que sí me falla mucho es la forma y el tono con el que digo las cosas que no me gustan o me molestan. Las digo muy seria, cargada de razón… y eso no gusta y ofende al parecer. Tengo un conocido que siempre dice que hasta cuando se discute “hay que hacerlo con música”, ¡¡qué chorrada!!.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 27/11/2020

      Muchas gracias, Marisa. A veces cuando decimos las cosas con una forma y un tono agresivos tiene que ver con sentir que necesitamos defendernos del ataque del otro. Muchas veces el problema es cómo estamos interpretando eso que el otro hace, y el miedo a no ser suficiente o a sentirnos inferiores. Desde ahí aparece la máscara de la agresividad.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  5. Anye 26/11/2020

    Uff siempre das en el clavo. Han traspasado muchas veces mis límites y después pienso que yo soy culpable. Y he vuelto a esa ” amiga” que me humilla y me ningunea por no quedarme sola, porque los niños son amigos, porque todas las demás la apoyan a ella y me dejan de lado para cualquier plan. Me he distanciado pero veo que al final ellas tienen un grupo y yo estoy sola. No me encuentro mejor por haberme distanciado casi a la fuerza, siento que he perdido. Espero, con el tiempo, ir recobrando mi importancia.

    Responder
    • Mcher 27/11/2020

      En mi caso, de pequeña mis padres únicamente valoraban lo inteligente que era mi hermana. Cuando se daban cuenta de que a mí me hacían de menos, apostillaban “bueno, y Mcher también”.

      Responder
      • Vanessa Carreño Andrés 28/11/2020

        Muchas gracias, Mcher. Los padres se equivocan muchas veces. Desde el amor mal entendido, desde sus propias heridas, desde sus propias carencias… Está bien, ahora eso ya no puedes cambiarlo. Pero sí puedes aprender a sanar tú tus propias heridas. A darle a tu niña lo que entonces no recibió… Te aseguro que desde ahí puedes llegar a quererte y a sentirte estupenda como eres, sin volver a sentir jamás que hay algo en ti que no es suficiente.
        Un abrazo,
        Vanessa

        Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 28/11/2020

      Muchas gracias, Anye. A veces para encontrar el camino hace falta alejarse del que sientes que no es el camino… Y puede que durante un tiempo te sientas perdida, no pasa nada. Tal vez es justo un buen momento para reencontrarte contigo misma.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  6. Eva 26/11/2020

    Me siento igual que tú, la misma historia… Pero poco a poco lo voy superando y me voy quitando la culpa porque las personas que actúan así no son buenas personas y yo no merezco que me hagan daño. Más pierden ellas

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 28/11/2020

      Muchas gracias, Eva. Me alegro mucho de que vayas soltando esa culpa, no es buena compañera de viaje :-).
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  7. Sak 26/11/2020

    Gracias, x lo que haces, dices y transmites! Llevo tiempo “pérdida” pero después de este post ahora entiendo muchas cosas. Gracias!

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 28/11/2020

      Me alegro muchísimo de que te hayas encontrado, muchas gracias a ti por compartirlo.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  8. Alejandra 27/11/2020

    Siempre me he tenido por una persona que sabe lo que quiere y ha luchado por ello, aún en contra de las opiniones del entorno. Creía superada mi etapa de complacer a los demás para quedar bien o evitar el conflicto, pero leyendo este post, me doy cuenta que dentro de mí todavía hay una parte infantil que duda, tiene miedo o se siente culpable cuando pone en su sitio a alguien. Todavía me queda camino por hacer pero después de leer este post, tengo mucho más claro que primero voy a ir yo… porque soy importante y sin darle más vueltas.
    Decia Mae West que una mujer tiene que ser fuerte, en su bondad o en su maldad, pero fuerte. Y yo añadiría “fuerte … y fiel a sí misma”
    Gracias Vanessa, seguirte es un aprendizaje continuo.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 28/11/2020

      Muchas gracias, Alejandra. No pasa nada, abraza a esa parte infantil y dale lo que necesita… Siempre estamos en el camino… lo importante es que en ese camino de aprendizaje, cada día, te seas fiel a ti misma. Justo lo que tú dices :-).
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
    • María 30/11/2020

      Me siento identificada por completo, lo gracioso es que si le doy mucha importancia a lo que pienso y a lo que siento, si no creo que no me comería tanto el tarro después de hacer algo que no deseo ni me sentiría tan mal conmigo misma y con los demás, total si lo importante son los demás y no yo, me sentiría satisfecha en complacer pero no es así y este es el motivo por el que quiero cambiar, siempre he sido muy tímida y vergonzosa, me ha costado muchísimo hacer amigos y de niña en el colegio estaba sola porque me rechazaban y se metían conmigo. Por otra parte mi padre que siempre fue una figura autoritaria me mandaba a callar si opinaba de algo de niña, ya de más mayor notaba que me iba haciendo más rebelde y durante la adolescencia me gustaba más ser así pero de adulta me trajo muchos problemas, discusiones con mi familia y con la gente pero sobre todo con mi padre y esas situaciones al ser tan desagradables tuve que aprender a ceder para evitarlas y así fue como aprendí a ser así de nuevo de una forma que no me gusta. Ahora quiero encontrar ese término medio entre la María rebelde que se que hay en mi y la dócil que no me gusta y se que no soy yo, pues ya ni tan siquiera me halaga cuando los demás me dicen lo buena e inocente que soy pues siento que me traiciono a mi misma por temor al conflicto, a que me desaprueben, a ser maleducada o incluso a ser diferente porque mis ideas en algunas cosas sean diferentes al resto o a una mayoría y recuerdo que estaba en un grupo o clase y sólo cuando una persona tenía una idea parecida a la mia me sentia liberada para manifestar mi opinión pero cuando nadie pensaba como yo tenía miedo a que no me entendieran o me viesen un bicho raro, es algo que sigo trabajando con autoafirmaciones y este post me ha ayudado bastante, lo que quiero es un equilibrio entre los dos extremos a los que creo haber llegado en mi, dado que ninguno me favorece, gracias!

      Responder
      • Vanessa Carreño Andrés 06/12/2020

        Muchas gracias por compartir, María. Estás en el camino de encontrarte a ti misma. Para eso es importante que confíes en ti y en lo que sientes y piensas. Que te guíes por lo que te dice esa María Auténtica, y que estoy segura de que es mucho más poderosa que la rebelde y la dócil. A esa es a la que necesitas escuchar para que te guíe, a esa es a la que necesitas darle poder…
        Un abrazo,
        Vanessa

        Responder
  9. Vicky 27/11/2020

    Pues sí… yo comparto mi opinión pero luego es verdad que me escucho diciendo “es una tontería.. o vaya chorrada” cuando hablo de mis cosas. De nuevo, la humildad mal entendida, supongo. Me quito mucha importancia pero estoy trabajándolo. Muchas gracias por los trucos =D

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 28/11/2020

      Muy bien, Vicky. Pues mira a ver lo que le dirías a tu niña, en vez de eso de que es una chorrada, que imagínate cómo se puede sentir… ;-).
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  10. Marisa 30/11/2020

    Muchas veces no pides las cosas que necesitas porque sabes que a quienes se las puedes pedir les importas un pito, y van a poner todas las excusas posibles para no implicarse, o directamente te van a decir que “nones”, asi que ¿para qué, para sentirte más dolida encima?. Es así de triste. Las personas te decepcionan y no puedes hacer nada mas que replegarte y dar un paso a un lado, como dice una amiga.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 06/12/2020

      Muchas gracias por compartir, Marisa. Tal vez, en ese caso, sea mejor elegir otras compañías, otras personas con las que sí puedas ser tú misma y sentirte libre para pedir lo que quieres.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  11. Encarni 07/12/2020

    Así explicado es muy fácil de entender, pero cuando estás en el punto de no quererte es muy difícil de aceptar y avanzar.
    Siempre empezamos a no querernos por cosas simples y rutinarias, se convierte en costumbre y aceptas que no pasa nada. Sin embargo, cada vez ese deseo de pedir o no dar con libertad está más lejos.
    Afortunadamente llega el día en que despiertas, empiezas a quererte, a valorarte y avanzas. Aunque aparezca la culpa, merece la pena pedir o decir no y liberarte para crecer.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 13/12/2020

      Hola Encarni,
      En realidad sí pasa, siempre pasa, poco a poco pasa que te olvidas de ti misma, y eso es mucho… Por eso es importante saber pedir y saber decir que no. La culpa es parte de la estrategia que juega tu ego para que evitarte que sufras. No es una culpa sana, porque no está respetando tus derechos, sino que es tóxica, muy tóxica. Si se te resiste, es importante que lo trabajes. Te dejo este reto gratuito para que te apuntes, entenderás un poquito mejor la función de la culpa.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicado. Los campos obligatorios están marcados como *



Vanessa Coaching to Be

Únete a los más de 20.000 suscriptores, ¡con regalo incluido!

Apúntate GRATIS y te enviaré ahora mismo el audio "Cómo Evitar que Alguien Te Haga Sentir Mal".

 He leído y acepto la Política de protección de datos

No te enviaré nada de spam y puedes darte de baja cuando te apetezca

Los post más leídos

¿Quieres trabajar conmigo?

Rellena este formulario para tener una sesión de valoración gratuita”.

Buscar

¡Hey!

no te vayas sin tu regalo

¿Quieres empezar a confiar en ti, sentirte segura y disfrutar de tu vida y de tus relaciones?
Apúntate gratis y llévate el audio “Cómo Evitar que Alguien Te Haga Sentir Mal" de regalo.

 He leído y acepto la Política de protección de datos

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA.

 He leído y acepto la Política de protección de datos

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA

 He leído y acepto la Política de protección de datos

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA

 He leído y acepto la Política de protección de datos

NO TE ENVIARÉ NADA DE SPAM Y PUEDES DARTE DE BAJA CUANDO TE APETEZCA