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¿Le tienes miedo al conflicto? Prueba esto

Miedo al conflicto - dos mujeres amigas

Hay tres tipos de personas.

Las que viven en un conflicto constante y siempre tienen una movida con alguien.

Las que tienen los conflictos que necesitan tener, en un justo equilibrio entre respetar y respetarse.

Y las que, todo lo contrario, dicen que sí a todo, agachan la cabeza y se callan para evitar cualquier conflicto.

¿Cuáles crees tú que están más indefensas en sus relaciones?

Pues las terceras, obvio.

Muchas de las mujeres que vienen a trabajar conmigo son de esas, de las que se pasan el día huyendo de los conflictos, igual que yo huyo de las llamadas comerciales.

“Sé que siempre he sido así. Me da miedo expresar lo mío y provocar un rechazo en el otro”, que me decía una coachee.

¿Por qué pasa esto?

Pues, unas veces, porque han crecido con muchos conflictos, porque hubo alguno que les marcó, porque nadie legitimo su rabia…

Por ejemplo, cosas que me han dicho…

“Cuando mis padres se separaron, yo tenía que ir con mi padre cuando tocaba, y si decía que no quería, él se ponía hecho una furia. Desde entonces aprendí a no decir que no por miedo a la reacción del otro”.

“Cuando tenía una rabieta, mi madre me decía que si me ponía así me dejaría de querer”.

Otras porque nadie les enseño a hacerse valer y a poner límites, porque nadie legitimo su derecho a expresarse…

“Me paso la vida complaciendo a todo el mundo y evitando abrir melones porque aprendí que eso era lo que tenía que hacer”.

Otras porque se hacen pequeñas ante las personas que consideran más prepotentes o más dominantes (muchas veces, también por haber tenido alguna figura muy autoritaria en su infancia)…

Otras porque creen que si dicen algo va a ser peor…

“No lo digo porque cuando lo he hecho he recibido rechazo y desaprobación. Me da miedo expresarme y perder esa relación”.

A mis amigas no les digo lo que me molesta por si ellas me dicen algo que les haya molestado de mí”.

Otras porque no saben gestionar las relaciones y siguen creyendo que los demás tendrían que darse cuenta de lo que hacen (puede, en un mundo ideal, pero en éste las relaciones no funcionan con bolas de cristal).

“Cuando no digo las cosas que me molestan es porque creo que el otro se da cuenta, que lo ha hecho a posta y que me ha querido hacer daño. Y no se lo digo, pero le pongo mala cara o le dejo de hablar”.

Bueno, la cosa es que las personas que viven huyendo de los conflictos, terminan hartas.

“Estoy cansada de evitar poner límites, de tragar con todo y de no mostrar un lado de mi que es tan válido como todos los demás”.

Porque, para tener una conversación con alguien, se lo tienen que pensar mil veces y al final terminan contándose que “a mí estas cosas me cuesta hablarlas”, “mejor espero a que el otro saque el tema”.

Y, claro, así pasa que, por ejemplo, estás en una relación de pareja que un día revienta de mierda por todo lo que no querías ver y te venías callando hasta entonces.

O que te adaptas y dices que sí a todo lo que te propone el otro y nunca te paras a escuchar lo que tú quieres (porque eso te pondría en el riesgo de perder la relación).

¿Te suena lo que te vengo contando hasta aquí? Si es así, seguro que eres una persona que se calla lo que piensa y lo que siente por no molestar, que siempre quieres quedar bien, que rara vez te quejas o le pones un límite a alguien, que prefieres ceder a tener que defender tu postura, que dejas las cosas sin hablar y tienes muchas conversaciones pendientes

Vale, entonces quiero darte cuatro ideas para que dejes de tenerle miedo al conflicto.

1.El conflicto es tu defensa.

Si no quieres conflictos, no puedes defenderte.

Porque es imposible que alguien se defienda si por encima de esa necesidad de autorrespeto pone su miedo al conflicto.

Porque sentirte segura y tranquila de poder hablar con alguien sin miedo a que eso pueda terminar en un conflicto es un recurso imprescindible para que tú cuides de ti.

Y porque, si tú no sabes gestionar los conflictos, y por lo tanto los evitas, es como si te tiraras al mar sin saber nadar.

O sea, si el mar son tus relaciones con los demás, unas veces en calma y otras con olas muy altas, ¡saber nadar es lo que hará que no te ahogues en ellas!

Y, además, tú necesitas saber que puedes cuidar de ti y que vas a protegerte de lo que te haga daño. Pero, si evitas los conflictos, ¡es imposible que sientas esta confianza en ti!

2.El conflicto es bueno (y recomendable).

Un conflicto simplemente es una diferencia de opiniones o un punto en el que tus intereses chocan en algo con los míos.

Y el problema es si yo voy a hablar contigo pensando “es que tú deberías” o “es que lo haces para fastidiar” (el problema nunca es que lo piense el otro, porque eso no depende de mí).

Si, en vez de eso, pienso “esto es lo que me está pasando a mí y te lo quiero decir”, pues ya no hay problema.

Quiero decir que confrontar no es cortarle la cabeza al otro, es simplemente decir tu verdad.

Y eso siempre es una oportunidad para limpiar la mierda de esa relación.

Por eso, el error es sobrevalorar a las personas que nunca tienen conflictos, en plan “es que es tan fácil tratar con ella, nunca da un problema”.

¡Ays! Por haber escuchado cosas así es por lo que después nos creemos que la gente buena no tiene conflictos.

Mira, en primer lugar, el que nunca tiene conflictos fuera, ni lo dudes de que está lleno de conflictos dentro.

Por ejemplo, y sigo con frases textuales de mis coachees, “no digo las cosas por miedo a que una relación que fluye se empiece a trabar, pero después me quedo rumiándolo días a días”.

Ya ves, días y días :-(.

Y, en segundo lugar, expresar la rabia no es algo malo, mientras que no te lleves por delante al otro.

Si nadie juzga que expresar el cariño o el agradecimiento sea malo, ¿por qué con la rabia sí? Si es una emoción tan legítima como las demás, ¿por qué ésta nos la tenemos prohibida?

“Ya, a mí es que me cuesta mucho, especialmente con alguien que me cae bien o con quien tengo buena relación”, que me decía una coachee.

Pues mira, cuanto mejor sea tu relación con alguien, más importante es que limpies la mierda de esa relación.

Porque cuando una relación es sana y nutritiva y tiene futuro, crece con los conflictos.

Y cuando una relación no es sana ni nutritiva ni debería tener futuro, se muere con los conflictos.

Así que, por cualquier, lado sales ganando.

Y, además, cuanto mejor te lleves con tu propia agresividad, más fácil será que sepas defenderte. Porque, si la tienes reprimida, te va a dar tanto miedo que el otro sea agresivo contigo como serlo tú con él.

3.El conflicto es inevitable (o lo tienes fuera, o lo tienes dentro de ti).

Mira, los conflictos son absolutamente inevitables en el baile de las relaciones.

Porque, si tú y yo tenemos una relación, en ella yo bailo con lo mío, con mi mochila, con lo que a mí me duele, con la herida que a mí se me abre cuando tú haces esto, con lo que a mí me molesta y lo que me hace sentir bien… Y tú bailas con lo tuyo, con tu mochila, con tus heridas, con tus miedos…

Y, en ese baile, en algún momento chocaremos, porque a mí se me moverá algo con lo tuyo, o porque a ti se te moverá algo con lo mío.

Entonces, sí o sí, habrá conflictos. La clave NO es que no los haya, es que sepamos gestionarlo, que sepamos entender que, partiendo de un respeto mutuo, lo mío es legítimo y lo tuyo también. Y que sepamos comunicarnos sin pretender anularnos uno al otro.

En cambio, si yo evito el conflicto fuera, lo acabaré sintiendo dentro de mí, porque no me cuido ni me respeto.

Porque si algo me molesta y no lo digo, acumularé dentro de mí un malestar y, tal vez, un resentimiento hacia ti del que yo soy responsable.

O sea, si el problema fue que tú hiciste algo que me dañó, la responsable de no intentar resolver ese problema comunicándote cómo me he sentido soy yo.

Y, cuanto antes empiece a decir las cosas, antes perderé el miedo a hacerlo.

4.Deja de apoyarte en si tienes la razón o no, y apóyate en legitimar como te sientes.

Esto no va de adaptarte al otro, ni de evitar expresar lo tuyo, pero tampoco de competir con esa persona a ver quién tiene razón.

Va de hablar, de escuchar, y de poner lo tuyo con lo del otro para que, si es posible, ambos os quedéis satisfechos.

Por ejemplo, que tú sientas que alguien no te cuida no significa que esa persona no te esté cuidando. Puede ser que sí, o puede ser que no. Puede ser que te esté cuidando de otra forma a la que tú esperas, o puede ser que ninguna.

Y, lo que sea, no solo lo vas a saber por cómo te sientes ahora, sino por cómo responde el otro cuando le dices cómo te estás sintiendo.

Es decir, para resolver el malestar que nos generan nuestras relaciones hay que hablar. Y eso muchas veces implica arriesgarse a tener un conflicto.

Ya, sí, pero es que si no hablas no resuelves.

Vaya, que esto es como el que quiere curarse sin tomar una medicina. Pues lo mismo.

Así que, si quieres dejar de evitar los conflictos, empezar a hacerte valer y saber defenderte cuando lo necesites, AQUÍ tienes la solución ;-).

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Acerca de Vanessa Carreño

Trabajo con mujeres que se sienten inseguras, no se valoran ni tienen confianza en sí mismas, le dan muchas vueltas a la cabeza y se preocupan mucho por lo que piensen los demás.

Con mis programas de Autoestima, Relaciones Personales y Dependencia Emocional consiguen ganar confianza en sí mismas y sentirse seguras y capaces de alcanzar sus objetivos. Aprenden a valorarse, se atreven a ser ellas mismas y empiezan a disfrutar de su vida y de sus relaciones.

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16 comentarios

16 comentarios
  1. Susana 14/09/2023

    Qué bonito lo escribes, cuánto sentido común!! Muchas gracias… como siempre 🙏🌹

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 18/09/2023

      A ti, Susana. Gracias, siempre.
      Un abrazo grande,
      Vanessa

      Responder
      • Xinia 29/09/2023

        Hola Vanessa, súper agradecida de leer todos sus consejos. Decirle que a pesar de mí edad de adulta mayor cada día sus consejos basados en sus experiencias son de gran ayuda y confirmo que la vida en libertad nadie la vivirá por una, que somos integrales y debemos darnos cuenta de esto para aprender a vivir sin miedo a poner límites y a disfrutar de la vida un día a la vez En la comunidad donde me congrego tengo la dicha de trabajar en consejería y todos estos temas enriquecen para poder ayudar a otros. La palabra de Dios dice “…y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres Cristo es la verdad de verdades. Pero hay una verdad en cada persona que debemos buscar para encontrar la verdadera felicidad y que no está más que dentro de nosotros mismos”.

        Responder
        • Vanessa Carreño Andrés 02/10/2023

          Me alegra mucho que lo que lees aquí te sirva, Xinia. Muchas gracias por compartirlo. Sí, yo también creo que todas las respuestas están dentro de uno mismo.
          Un abrazo,
          Vanessa

          Responder
  2. Mardu 14/09/2023

    ¡No podría haberse explicado mejor! Muchas gracias por tus palabras y reflexiones que ayudan muchísimo a todas las personas. ❤️

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 18/09/2023

      ¡Mil gracias! Me alegra mucho que te sirva.
      Un fuerte abrazo,
      Vanessa

      Responder
  3. Jess 14/09/2023

    Hola Vanesa, ¿puede que en el párrafo penúltimo del apartado 3 haya un error? Es que entiendo al leer como que el antepenúltimo y el último se contradicen, pero tampoco lo tengo claro jajaja, muy guay este tema, yo era una de las que tenía fobia al conflicto, ahora ya digo las cosas, a veces con miedo pero lo hago, por miedo a perder esa relación, que luego pienso “oye pues no sería tan sana”, me pasa en la amistad sobre todo esa inseguridad, miedo que me dejen de querer como amiga, me dejen de lado… traumas del pasado, entonces lo observo, me digo que eso ya pasó, y que si es sano no se va a romper,.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 18/09/2023

      Hola Jess,
      A lo del párrafo no te contesto porque ya me has escrito un email para decirme que lo has vuelto a leer y ahora lo has entendido :-).
      Eso es, si tú sabes decir las cosas y la relación es sana, no se va a romper. Al revés, se fortalecerá porque habrá autenticidad y honestidad en ella. Y, sobre todo, tú estarás en paz contigo porque sentirás que cuidas de ti. Así que todo son beneficios.
      Muchas gracias por compartir.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  4. Jo 15/09/2023

    Yo rememoro una situación de acoso que sufrí durante los estudios en mi casa… Los vecinos de arriba hacen ruido todo el día. Todo. Una de sus hijas está desquiciada porque le tiene envidia a su hermana pequeña, y así se comporta todo el tiempo. Tiene terrores nocturnos y grita muy muy alto llamando a su madre. Por la tarde, no me puedo concentrar porque corretea a conciencia por toda la casa. Eso sumado a que su madre va de manitas y nunca termina de montar sus muebles. Quien menos molesta es la hermana pequeña, que es una bebé.

    Mi acosador también estaba desquiciado, y me mareaba y hacía estar alerta todo el rato. Y me robaba la energía, igual que esta niña. Estoy desanimada y cansada y ya no puedo más. Sus padres son unos sinvergüenzas y unos impresentables en general. Y sus hijas también me dan asco. Mis padres “no quieren conflictos” cuando ellos ya nos han jodido previamente.

    ¿Por qué tengo que aguantar a esta niña? No es mi hija. Es la suya. Me da miedo dormirme porque sé que me va a interrumpir el sueño. Escribo esto con ansiedad. Es como volver a estar en clase con mi acosador, pero en mi propia casa.

    No quiero irme de mi casa. La tenemos pagada. No es justo. Quiero recuperar mi tranquilidad. Quiero trabajar tranquila. Me estreso y lloro.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 18/09/2023

      Hola Jo,
      Hay dos cosas importantes en lo que comentas. Una es que esto que te está pasando está abriendo algo del pasado y parece que te estuviera conectando con la rabia que sentiste entonces. Eso es legítimo, pero necesitas ocuparte de eso que se está removiendo dentro de ti, colocar la parte que viene de atrás.
      Y, en segundo lugar, el qué hacer en la situación que tienes en casa con los vecinos (este es el segundo paso, no sin antes haber sanado el primero). El poder trabajar ese miedo a dormir con el que estás conectando y esa rabia que se despierta, y desde ahí poder poner los límites que correspondan en esta situación.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
      • VICTORIA 19/09/2023

        Hay un motivo por el que puedes escoger no tener conflictos, que es el miedo a las consecuencias directas: que te ataquen verbalmente, que te ignoren, que te dejen de hablar, que te traten mal. Aprendes a defenderte y a sobrevivir evitando a toda costa las situaciones que pueden generar malestar con aquellas personas que te van a “castigar”, sobre todo con sus acciones.

        Responder
        • Vanessa Carreño Andrés 25/09/2023

          Sí, así es. Y necesitas aprender a defenderte y a sostener el malestar que te puedan provocar esas situaciones. Solo entonces podrás sentirte en paz contigo y segura de ti misma.
          Un abrazo,
          Vanessa

          Responder
          • María José 01/10/2023

            La verdad es que yo me lo paso pipa defendiéndome, me hace sentir genial muchas veces, aunque es verdad que la situación se puede volver desagradable y rara vez admiten sus errores.

          • Vanessa Carreño Andrés 02/10/2023

            Me alegro de que tengas esto controlado, Maria José. El expresar cómo te has sentido con algo y defenderte es para sentir que cuidas de ti, no para que el otro admita sus errores. Así que si cumples con ese objetivo ya está bien.
            Un abrazo,
            Vanessa

  5. Sonja 17/09/2023

    Justo a tiempo llega este artículo para mí.
    En las últimas semanas he estado pasando por momentos muy difíciles y me he sentido ansiosa y triste.
    Tengo dos amigas que están al tanto de mis problemas y en ocasiones me han ayudado.
    Hoy casualmente supe que estas amigas se reunieron para pasar la tarde y no me invitaron. Al saberlo sentí un profundo dolor que me conectó con sentimientos de rechazo, exclusión y soledad.
    Me debatía entre si decirles o no cómo me sentí al saber que no me incluyeron en su plan.
    Por un lado pienso que cada persona tiene el derecho de incluir/excluir a quien quiera en sus actividades sociales. Por otro lado he pensado que no hablar del tema sería autoabandonarme y no legitimar lo que siento.
    El post me ha dado fuerzas para hablar desde el “cómo me siento”. Sin embargo, temo mostrarme en un rol de víctima, solicitando atención. ¿Algún consejo Vanessa?

    Muchas gracias por tu trabajo.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 18/09/2023

      Hola Sonja,
      Cuando hablas con alguien de cómo te has sentido con algo que ha hecho, siempre le estás solicitando algo. Y eso en sí no es malo, simplemente es tu verdad. Hacerlo desde un lugar de víctima sería culpar al otro de lo que te está pasando. Pero si tú hablas de cómo te has sentido sin juzgarlas a ellas y comprendiendo que ellas pueden haberlo hecho bien y que a la vez tú te sientas dolida, no estarás colocándote en un lugar de víctima, sino de responsable de ti misma y de tus necesidades.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder

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