¿Cuáles son esas banderas rojas que, al comienzo de una relación, tendrían que echarte muy mucho para atrás?
Es decir, ¿cuáles son esas conductas que, cuando estás conociendo a alguien, deberían despertarte todas las alarmas?
Ojo, porque cuando no hemos aprendido a legitimar nuestro radar interior, cuando tenemos mucha necesidad de encontrar pareja, cuando hemos normalizado ciertos comportamientos o pensamos que el amor implica esfuerzo y sufrimiento, se nos escapan señales suuuper claras de que NO vamos por buen camino.
Y no, quien bien te quiere no te tiene que hacer llorar, ni preocuparte, ni sentir ansiedad. Nunca jamás, pero mucho menos al comienzo de una relación, que es cuando todo debería ser color de rosa.
Así que te dejo catorce banderas rojas al comienzo de una relación, para que, si te encuentras cualquiera de ellas, tengas claro que eso es un NO como una casa y que lo mejor que puedes hacer es poner tierra de por medio.
1.El otro no pone mucho de su parte.
O no pone lo que a ti te gustaría. O no muestra suficiente interés. O te deja con las ganas todo el rato. Y tú estás aguantando, porque “serán cosas del comienzo”, que “cada persona es diferente”, que “no todos damos lo mismo”, y “seguro que poco a poco se va soltando”…
2.Se lleva fatal con todas sus ex y suelta sapos y culebras de ellas.
Si de todas echa pestes y te cuenta que ha tenido malísima suerte en el amor y que está harto de mujeres locas, egocéntricas, que exigen demasiado o que blablabla, ¡bandera roja!
3.Te ha dicho que no quiere lo que quieres tú (o no sabe lo que quiere).
Que quiere ir viendo; que quiere fluir; que no sabe lo que quiere; que todavía no lo tiene claro; que no quiere agobiarse; que está a gusto contigo, pero “tiempo al tiempo”; que por ahora no quiere cerrar la relación (y tú sí querrías); que en estos momentos no siente lo mismo que tú; que no está preparado…
Vaya, que no quiere exactamente lo mismo que quieres tú (y tú, en vez de entender que ahí NO es, te lo has tomado como un reto en plan “seguro que de mí sí se enamora”).
4.Una mentira importante.
Fíjate que casi te diría que cualquier tipo de mentira debería ser una bandera roja. Pero, como tampoco quiero ser demasiado radical, vamos a concretar en “una mentira importante”.
Por ejemplo, que te haya dicho que ya ha terminado con su ex y te enteres de que aún no han cerrado del todo la relación. O que descubras que está quedando con otras personas (cuando te había dicho que no). O que te diga que se va el fin de semana con sus hijos y después te enteres de que estuvo en otra parte.
Y da igual lo que te explique, si fue porque no se atrevía a decírtelo, o porque no sabía cómo te lo ibas a tomar, o porque había desayunado brócoli, ¡es que eso da igual! ¡No hay cuentos chinos que justifiquen esto!
5.Algo en sus relaciones que no te da buena espina.
Ya sea porque lo que te cuenta de sus amigos te echa mucho para atrás, y no entiendes cómo puede tener amigos así.
O bien porque la manera de relacionarse con su entorno no te encaje. Por ejemplo, que le escuches hablar con alguien de su familia por teléfono y no te guste su tono. O que tenga hijos, pero parezca que nunca habla con ellos ni se interesa por lo que les pasa.
6.Que aparezca y desaparezca.
Que hoy sí quiero, pero mañana no, y desaparezco. Que voy y vengo. Que un día estoy, y al siguiente no sabes nada de mí…
Que un día estéis muy juntitos y acaramelados y al otro no de señales de vida.
Que se repita con frecuencia eso de que hayáis quedado y al final te cancele.
Que hoy “cuántas ganas tengo de verte” y mañana “necesito espacio e ir poco a poco” o “no eres tú, soy yo…”, y blablabla.
Apunta: cualquier cambio extremo del “mucho, mucho” al “nada, nada” es una bandera roja tan grande como una catedral.
7.Que tengas que pedir o que aclarar cosas que para ti son obvias y de sentido común.
Por ejemplo, que si habláis de cenar juntos el sábado, para ti ya se sobreentiende que no hacéis otros planes.
O que si te dice que vayas a conocer a sus amigos, después te sorprenda que te presente como una compañera de trabajo.
O lo que quieras que para ti sea obvio y no necesite explicación, pero para el otro no haya sido así (y tú hayas alucinado).
8.Que se enfade con facilidad y de manera desproporcionada.
Un grito, un tono de voz más alto, una mala mirada, una falta de respeto…
Porque no has hecho algo como él quería, porque has dicho una cosa que no le parecía bien, por un malentendido… Por lo que sea, la cosa es que te parece un enfado desproporcionado para lo que ha sido y no entiendes bien que está pasando…
Incluso puede ser que cedas un poco para que se le pase, pero aún así siga como resentido, como queriendo castigarte o hacerte sentir culpable. Si esto pasa, es bandera roja de las grandes
Y ya no te digo si ves una muestra de agresividad o de falta de control sobre sí mismo (da igual que sea contigo o con otra persona)… Dar un golpe en la pared, querer pegar a alguien, una patada a una mesa… ¡Cualquier tipo de respuesta agresiva debería hacerte salir corriendo SIEMPRE, y sin mirar atrás!
9.La falta de claridad.
Por ejemplo si, ante un malentendido o algo que te preocupa, quieres hablar para aclararlo, pero después de hablar te quedas igual, o peor.
Como que preguntas una cosa y no te queda clara la postura del otro, como si no quisiera responderte, como que se va por los cerros de Úbeda, o te cambia de tema o te sale por peteneras… Y, a pesar de que has insistido, te has quedado como estabas.
Por ejemplo, si le dices que tú quieres avanzar en la relación y el otro te da largas y es ambiguo. Y por más que te esfuerzas por expresarle lo tuyo y por saber de lo suyo, te quedas como estabas, con la sensación de que, otra vez, tú no has resuelto lo que te inquietaba.
10.Los celos y las conductas controladoras.
Con las amistades, con la ropa, con lo que haces y dejas de hacer…
Por ejemplo, que te pregunte cosas como “¿y para qué has ido a hablar con ese amigo?” o “¿no me habías dicho que no te llevabas con él?”.
O si estabas hablando con un conocido y después te acusa de estar coqueteando con él, y tú alucinas porque no entiendes nada…
O si te dice que no le gusta que te pongas esa ropa o que hagas eso que haces (y que para ti es absolutamente normal)…
Buuuf, ¡todo esto son banderas rojas de manual!
11.Que desde el primer día te haya subido en un pedestal.
En plan “jooo, eres maravillosa”, “cómo me gusta estar contigo”, “nunca me había sentido así con alguien”, “eres la mujer de mi vida”… Y todo esto al cuarto día de conocerte.
Ojo, porque, en primer lugar, lo que sube muy deprisa también baja muy deprisa.
Y, en segundo lugar, quien a los dos días de conocerte se vuelca totalmente en ti, en plan todo regalos, atenciones 24 horas y “sin ti no soy nada”, si a ti te falta seguridad en ti misma, como el otro te está dando justo eso que a ti te falta, te va a subir en una nube desde la que no podrás ver la realidad como es.
Es decir, como un perfil tóxico suele empezar manipulando así, si tú te dejas cegar por sus halagos, no vas a ver venir ese día (y llegará, no dudes que llegará) en el que por cualquier cosa se enfade y lo que antes le parecía perfecto ahora le parezca fatal y la culpa de todo sea tuya.
12.Tienes que ir con el freno puesto para que no se espante.
Un poco como el tercer punto, pero cuando ya han pasado unos meses y sigues teniendo la sensación de que esa no es la velocidad que tú quieres, pero que cuando le dices algo invalida tus argumentos, te acusa de querer correr mucho o se pone a la defensiva.
Por ejemplo, si han pasado seis meses y no conoces a nadie de su círculo, pero cuando se lo comentas te dice que a él no le gusta ir tan deprisa y que el problema lo tienes tú, o te suelta algo tipo “parece que te quisieras casar mañana”.
13.Que tiene más interés en hablar de él que de ti.
Sal huyendo de alguien que habla mucho de sí mismo, pero no te pregunta ni se interesa por ti. De esas personas que, cuando les empiezas a contar algo vuelven la pelota a su tejado y te cortan y te cuentan cuando les pasó algo parecido, sin el más mínimo interés en que termines de contar lo tuyo… Total, que terminas con la sensación de que eres su psicóloga y que se está desahogando contigo. ¡Lagarto, lagarto!
Por ejemplo, alguien que te come la oreja en plan que hace cuatro días que lo dejó con su anterior pareja, y no deja de hablarte de ella, y de lo tóxica que era, y que “menos mal que has aparecido tú”, y te sientes como su salvadora y que antes estaba fatal y gracias a ti ha visto la luz… Ojito con esto (y con lo que hace que tú te sientas cómoda siendo el paño de lágrimas de alguien).
14.Que nunca reconozca nada y siempre te eche la culpa a ti.
El perfil que es así no suele mostrarse al principio, pero casi siempre hay alguna pequeña señal en la que se deja ver…
En plan que nunca te pide perdón, ni reconoce que haga nada mal, o que siempre te dice que la que estás equivocada eres tú, o que parece que con él todo son problemas, que nada le parece bien y que de un grano de arena termina haciéndose una montaña…
O que le cuentas algo y te responde con un comentario que te deja mal sabor de boca, tipo “pues no pensé que te pasaría algo así, me parecías más segura”.
O que te moleste algo y te diga algo como “vaya cómo te pones” o “ah, ¿pero te molestas por eso? Si no era con mala intención”, como si el problema lo tuvieras tú que tienes la piel muy fina.
O si le dices que no a algo que te propone y, en vez de escuchar tu límite, te hace sentir culpable con algún comentario tipo “pues entonces no me parece que tengas mucho interés”.
Todo esto son banderas rojas de manual, ¡de las de salir corriendo sin coger ni el bolso!
Y, en realidad, cualquier cosa que no te haga sentir bien o con la que no te sientas cómoda y que al hablarla con el otro te quedes aún peor, porque no te hayas sentido ni escuchada, ni comprendida ni respetada, debería ser una bandera roja para ti.
El problema es que, si tú no te quieres y no eres lo primero para ti (aquí el formulario que necesitas rellenar si quieres resolver esto), tampoco vas a percibir que el otro no te quiere bien. No te vas a dar cuenta o lo vas a justificar contándote mil historias… Y así es como te acabas comiendo banderas rojas por doquier :-(.
…
¿Te has encontrado alguna de estas banderas rojas? ¿Se te ocurre alguna otra que no haya nombrado aquí? Me encantará saber tu opinión en los comentarios aquí debajo :-).
Gracias por tus consejos.
A ti, Mary.
Un abrazo,
Vanessa
Hola Vanesa, pasé por todas estas banderas rojas con la persona q terminé hace unos días después de un año y medio de relación. En cierto que lo justificaba pensando, es muy básico emocionalmente, no se da cuenta, es su forma de ser y hasta el mismo me ha dicho: es lo que hay! Y esa frase era la gota q rebasaba el vaso, por lo que yo tomaba distancia y al cabo de 15 o 20 días aparecía como si nada, luego de q se calmaba mi enojo y sin pedir ni disculpas pero diciendo superficialmente que iba a modificar algunas conductas y que no venía antes porque yo estaba enojada. Y así siempre. Tuve q pasar por una situación límite a nivel familiar para darme cuenta que en una de esos cortes, ni siquiera se puso en contacto para saber como estaba a pesar del enojo, y escribió después de 10 días. Me pareció hasta violento y entendí aunque con mucho dolor que no le importo. Me propuse no volver a caer y me llama la atención extrañarnos igual.
Hola Ana,
Las relaciones que van y vienen porque te generan malestar y te cuesta entenderte con el otro también son una bandera roja importante. Si algo no funciona, no va a funcionar a la siguiente tampoco.
Es posible que lo que extrañes sea la relación o lo que eso te aportaba, más que a la persona. Comprender eso mejor te ayudará a soltar.
Un abrazo,
Vanessa
Que te deje plantada en el punto donde quedaron de verse y no envié msg o conteste una llamada hasta la mañana siguiente, y te envié un msg diciendo que fue fatal la noche anterior, y pregunte donde estás o como estás..
Y luego se haga él, el enojado.
Estoy furiosa..
Hola Bere,
Muy bien, has identificado esa bandera roja. La primera, por el comportamiento de no aparecer, podría tener una explicación. Pero la segunda, la respuesta que te da y el comportamiento de enfadarse después, es de las de “adiós, muy buenas, que te vaya bonito”.
Un abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa, muchas gracias por tu artículo. La verdad es que me identifico mucho con la mayoría de los puntos que nombras. Yo me doy cuenta de que prácticamente todas mis “relaciones” eran con gente que no estaba interesada en mí. Estoy muy triste, porque no veo manera de salir del círculo de estar sola (tengo muy poco contacto con otras personas actualmente). De hecho, siempre he tenido que cargar con ello. Pero ahora, en vez de pensar que la vida se está riendo de mí, intento centrarme en cosas que me interesan. No he tenido suerte con la gente ni con mis circunstancias, pero no voy a estar recreándome más en eso, porque no le veo el sentido. Muchas gracias y un abrazo.
Hola Mar,
De acuerdo en que recrearte no sirve. Pero cerrarte en el círculo de estar sola tampoco te va a llevar a sentirte bien. Creo que el camino sano es el de aprender qué ha pasado, qué habrías necesitado hacer diferente y qué has de cambiar dentro de ti para valorarte y tener relaciones en las que los demás te valoren como te mereces. Eso es lo que te llevará a tener una vida plena y feliz. Y por mi parte encantada de acompañarte en ese camino si así lo decides.
Un abrazo grande,
Vanessa
Y para mí otra bandera roja sería no cumplir con la palabra. Eso genera desconfianza y distancia.
Cierto. La comparto. Muchas gracias por nombrarla, Benedita.
Un abrazo,
Vanessa
Gracias por contestarme, Vanessa. Por mi parte, estoy muy desmotivada. Siempre habrá problemas, tengas acumulados los que tengas. No tengo un entorno en el que hacer amigos, y admito que la gente de mi gremio no me llama nada la atención, lo cual me preocupa bastante. ¿Para qué voy a seguir con mi camino profesional si no me gusta la gente? ¿Estaría viviendo realmente mi vida? Me gusta lo que hago, pero al ver con quién me va a poner en contacto me desánimo, porque no me gusta la gente de mi gremio.
Ya no tengo metas, las que tenía no me parecen lo bastante buenas por lo que digo…Y ya me da igual ser la mejor o no.
Por eso me centro en mis libros, de alguna forma siento que ahí hay algo que me puede hacer mejor y más feliz.
Pero cada vez me cuesta más imaginarme en contacto con la gente, por todo lo que digo. No sé qué solución hay, la verdad, a pesar de lo que me dices. Un saludo.
Gracias Mar. Mientras creas que no hay solución no harás lo necesario para buscarla. Si decides que sí que la hay y trabajas en ello, la encontrarás. La meta siempre es sentirte bien contigo misma y con lo que te rodea.
Un abrazo,
Vanessa
Estimada Vanessa: Primero felicitarte por tu Blog y agradecer por haberte encontrado.
Quiero aportar, que hay un tipo de hombres sumamente tóxicos y que tratan de dañar a mujeres independientes y seguras de si mismas, justamente ellas son un desafío para este tipo de depredadores sociales (también hay mujeres así, pero estadísticamente se da más en hombres), se trata de Psicópatas Encubiertos, son muy inteligentes, por lo que al comienzo pueden no mostrar banderas rojas, ellos se ponen una verdadera máscara de empatía y seguridad emocional; de manera inteligente hacen como que su proyecto de vida coincide con el tuyo, pero en realidad tienen una agenda oculta para manipularte y sacar provecho de ti. La máscara les puede durar bastante tiempo, pero nada falso perdura, aproximadamente a los dos años de relación, ya no soportan la falsa máscara que se ponen y comienzan a mostrarse tal como son y tú comienzas a preguntarte qué persona es la que tienen allí?!, o si tú estás mal interpretando todo. Estos psicópatas encubiertos conocen todas las técnicas de manipulación: gaslighting; ghosting; disonancia cognitiva; indefensión aprendida; etc… etc…
Por lo anterior, nunca tomar decisiones importantes en una relación, antes de dos años de conocer a una persona, por más encantadora y correcta que parezca y que sus conocidos te hablen bien de él (monos voladores que el mismo psicópata manipula).
Espero que nos podamos proteger de este tipo de personas altamente peligrosas y tóxicas.
Hola Cristina,
Sí, conozco a ese perfil y comparto lo que dices. Creo que de alguna manera van dejando señales antes de los dos años, pero si no tienes ninguna experiencia previa puede ser que no las veas.
Gracias por compartir.
Un abrazo,
Vanessa