¿Alguna vez te has preguntado si eras una exagerada o tenías motivos para sentirte así?
Me explico: ante algo que había hecho otra persona y con lo que tú te habías sentido mal, ¿alguna vez te has planteado si estarías exagerando o de verdad estaba justificado que te sintieras así?
Véase el típico ejemplo que me cuentan muchas coachees, de que discuten por algo con su pareja y “él es muy visceral, y tiene mucho carácter, y siempre me dice cosas tipo “no te aguanto”, “yo esto no lo soporto más” o “me pones de los nervios”. Y yo me quedo fatal porque no entiendo cómo alguien que me quiere me puede decir esas cosas, pero entonces pienso que igual soy una exagerada, que es su forma de hablar y que no es para tanto”.
Bueno, pues a este tipo de situaciones me refiero…
O bien alguien con quien llevas saliendo unas semanas, y resulta que se acerca un puente y le dices de hacer algo juntos, y te dice que él con tanta antelación no hace planes, que ya iréis viendo. Y tú te quedas frustrada, pero piensas que igual eres una exagerada por sentirte así, y que es verdad que todavía queda tiempo.
Y otro ejemplo: estás con tu pareja en la cama, después de hacer el amor, y le pides que te abrace y te dice que no, que está muy cansado. Y te sientes fatal, pero piensas que igual estás exagerando y que no deberías darle tanta importancia. A dormir, y ya se te pasará ☹.
¿Ves? De este tipo de desencuentros te quiero hablar. Y pueden darse en pareja, pero también en otro tipo de relaciones.
A cuando piensas “¿seré yo que soy muy sensible? ¿Será que exagero? ¿Igual no debería afectarme tanto?”.
“¿O de verdad tengo motivos para sentirme así?”.
Pues mira, lo primero que quiero contarte es que, si sueles hacerte este tipo de preguntas, si sueles analizar lo que ha hecho el otro y valorar si eso es suficiente motivo para que tú te sientas así, aquí ya está pasando algo importante que te habla de ti.
Si sueles dudar de ti, si sueles cuestionarte si lo que sientes está bien, si no te sientes segura de cómo te estás sintiendo ante algo…, mala señal.
Porque, el que de verdad exagera, no suele dudar de sí mismo. El que de verdad exagera, solo ve lo suyo, da por hecho que lo que siente está bien y no se pone en el lugar del otro.
Así que, si tú dudas, es bastante probable que no estés exagerando.
¡Ojo! Esto no quiere decir que el problema lo tenga el otro… Esto solo habla de ti, y de que el hecho de que estés siempre pensando en si lo estarás haciendo bien, en si es que has hecho algo mal, en si es que no deberías sentirte así…, apunta a que no te escuchas a ti misma ni legitimas lo tuyo.
Vale. Y esto, ¿te suele pasar con otras personas? ¿Te ha pasado con otras parejas? ¿Es algo que se repite en tu vida? ¿O siempre te pasa con la misma persona, pero con bastante frecuencia?
Porque no me cansaré de decirte que tus emociones son la brújula que te guía y te informa de lo que se te mueve a ti con lo que hacen los demás.
Y, quien tiene desajustada su brújula interior, quien no confía en lo que siente, precisamente por eso, cuando se sienta X como consecuencia de algo que ha hecho otra persona, tenderá a dudar de lo que siente y a pensar que tal vez exagera.
Por ejemplo, resulta que estáis con más gente y a tu pareja le dan una buenísima noticia, y tú te alegras un montón, y te levantas y le das un abrazo toda emocionada, pero él no te corresponde. Se queda en modo columna, frío, impasible. Y tú te sientes avergonzada, triste, insegura, sin saber qué está pasando… ¿Exageras? ¿O tienes motivos para sentirte así?
Pues que sepas que la respuesta siempre va a depender de si tú legitimas cómo te sientes, o no.
Así que esto no tiene que ver con lo que hace el otro, ni con si lo que hace está mejor o peor, ¡esto tiene que ver contigo y con cómo tú te legitimas o te rechazas a ti misma!
La prueba es que, y con esto te van a hacer chiribitas los ojos, hay quien, por eso de no confiar en su brújula interior, puede llegar a pensar que exagera por sentirse mal si su pareja le dice que es subnormal o le da un empujón que la tira al suelo.
Cuando no distingues qué es tuyo y qué del otro
Es decir, si esto te suele pasar, lo más probable es que haya una parte que es tuya y otra que es del otro.
La tuya, que dudas de ti y no legitimas cómo te estás sintiendo.
La del otro, que ha hecho X y con ese X tú no te sientes bien.
Y es legítimo que tú no te sientas bien con algo del otro, ¡independientemente de cuál haya sido ese algo!
Por ejemplo, otra coachee que me decía “cuando mi pareja está más distante entro en la inseguridad de pensar que es que nadie quiere estar conmigo, en vez de comprender que tal vez no le apetezca estar conmigo en este momento”.
¿Ves cómo, en vez de legitimar lo que estaba sintiendo con el comportamiento de su pareja, se cuestionaba a sí misma? ¿Ves cómo justificaba al otro en vez de escuchar que tenía motivos para sentirse insegura?
Claro, problemón al canto cuando además de dudar de lo que sientes, también te echas la culpa de lo que haces y de lo que no haces, o de cómo eres y de cómo no eres.
“Me duele mucho cuando me trata así. Pero, como sé que a veces yo también lo hago mal, pues me cuesta mucho alejarme”, que me contaba otra coachee (ya sabes que si tú también quieres trabajar tu autoestima conmigo, puedes rellenar este formulario).
Ay, ¡cuánto enganche nos genera la culpa!
Porque claro, muchas veces lo bueno de sentirte culpable es que así esa relación puede mantenerse tal cual está. En cambio, si legitimas lo que sientes y solo te haces responsable de lo que es tuyo, conectas con el vacío de que la relación no se sostenga…
Como me decía otra coachee: “Yo soy hipersensible y me hace mucho daño con su indiferencia. Y sé que quiero estar con él, pero necesito que deje de afectarme su actitud. Porque además esto ya me había pasado en otra relación, así que algo de culpa debo tener yo”.
¿Lo ves otra vez? ¿El contarte que eres hipersensible y que esto no debería afectarte así? ¿El no legitimar lo que sientes y ponerlo en duda, para no tener que poner en duda la relación?
Pues este es el problema de fondo cuando dudas mucho de lo que sientes, cuando piensas que exageras por sentirse así, cuando te dices que deberías sentir otra cosa…
Que, en vez de confiar con los ojos cerrados en cómo te estás sintiendo, has interiorizado que si pasa algo la que lo está haciendo mal eres tú.
Que no has aprendido a darle valor a lo tuyo y sí has aprendido a poner al otro en primer lugar.
Que has aprendido a adaptarte para que los demás estén bien y a echarte la culpa a ti misma cuando algo no funciona.
Y, para que esto se dé, la única manera, aunque sea inconsciente, es dudar de cómo tú te sientes.
Que, dicho sea de paso, todo esto se agrava aun más cuando el otro te dice cosas que te hacen dudar de ti…
Claro, si un perfil así, tipo “lo que yo siento no está bien, soy una exagerada”, topa con alguien que le dice “es que eres muy sensible, es que eres muy insegura, es que eres muy celosa, es que no se te puede decir nada”… pues ya está el lío armado.
Si a cualquiera que tenga un poco de autocrítica, escuchar este tipo de comentarios una y otra vez, le va a hacer dudar de sí misma, a alguien del perfil “lo que yo siento no está bien, soy una exagerada”, mucho más.
Porque ese tipo de comentarios despiertan una inseguridad que ya está en ti (insisto, como consecuencia de no escuchar ni legitimar tu brújula interior), porque te hacen conectar con el miedo a estar haciéndolo mal y porque te llevan a tener que demostrarle al otro que no es así.
Mira, hay quien lleva tanto tiempo sintiéndose mal con lo que hace otra persona, tanto tiempo sin validar eso que siente, que ya se ha acostumbrado a sentirse así y da por hecho que así es como se tiene que sentir y que es una ilusa cuando sigue esperando algo diferente.
Por ejemplo, si sigue esperando que su pareja sea cariñosa…
“Mi marido nunca es cariñoso conmigo. Le tengo que pedir que me coja la mano, le tengo que pedir que me dé un beso… es como que siempre estoy mendigando cariño y atención. Y no sé si es que soy yo que exagero y estas cosas no son tan importantes”.
Pues mira, no importa si para el resto son importantes o no, ¡lo que importa es cómo tú te sientes con ello!
Es decir, ¡la clave es que valides lo que sientes y que dejes de cuestionarte si es que eres una exagerada o no deberías sentirte así!
El problema en el que te pierdes
En realidad, no hay un post, ni un libro, ni un vídeo, ni nada que te vaya a decir si el problema es el otro o si eres tú que exageras. Esto es algo que has de aprender a escuchar dentro de ti.
Pero, de lo que puedes estar segura es de que, cuando esto te lo planteas mucho, lo que hay detrás es que, por algún motivo, tú no has aprendido a legitimar lo que sientes.
Y eso es lo que necesitas empezar a hacer: validar lo que sientes para que desde ahí, confiando absolutamente en lo que estás sintiendo, no tenga que venir nadie a decirte que lo que estas sintiendo esta bien o que tienes derecho a sentirte así.
Y por supuesto que el hecho de que tú legitimes lo que sientes no significa que el otro tenga la culpa o que lo esté haciendo mal. Puede ser que sí, y puede ser que no, pero es que ¡esto no es para evaluar al otro!
Aprender a validar lo que sientes no habla del otro, habla de ti, de escucharte sin juicios, para que así puedas empezar a distinguir el “bueno oye, me siento así, y también puedo comprender esto del otro” del “me siento así, lo del otro no me gusta y necesito poner un límite”.
¿Ves que en ambos casos te legitimas a ti y en ninguno juzgas al otro? Solo hablas de ti, ¡de cómo tú te sientes con algo del otro!
Porque el problema, en lo que te pierdes, es en dudar de lo que sientes.
Ahí es cuando te quedas sin una brújula interior que te guíe.
Por eso es tan importante que primero legitimes lo tuyo, y después ya verás cómo se lo manifiestas al otro, haciéndote cargo de ti misma sin pretender que él se haga cargo de lo tuyo, pero sí validando tu derecho a sentirte cómo te estás sintiendo.
¿Cuándo empiezas a ser demasiado demandante?
Y fíjate que si eres de este perfil “lo que yo siento no está bien, soy una exagerada”, es muy probable que ahora mismo te estés preguntando si de tanto validarte a ti misma no pasarás a ser demasiado demandante.
Vale, preguntita del millón, ¿cuándo se llega a ser demasiado demandante?
Si, por ejemplo, te molesta que tu pareja haga planes para el fin de semana sin haberte consultado antes y le pides que primero te pregunte, ¿eres demasiado demandante?
Pues, a ver, está siendo tu necesidad y se la estás comunicando. ¡Tienes derecho a ello, igual que el otro a acogerla, a rechazarla o a negociarla!
Y ahí, en ese momento en que le dices al otro lo que te está pasando, porque lo validas y no te cuentas que eres una exagerada… En ese momento en que te expresas, en vez de quedarte rayada o de poner malas caras sin ser clara… ahí, justo ahí, es donde se resuelve el asunto.
¿Cómo? Pues si el otro te escucha, recoge cómo te sientes y legitima tu necesidad (independientemente de que ahora mismo esté dispuesto a satisfacerla, o no), eso te ayudará a que tú también aprendas a legitimar y expresar tus sentimientos y tus necesidades.
Quiero decir que lo que importa no es tanto si eres o no eres demasiado demandante. Lo que importa es que te comuniques y que observes si, al compartir con el otro cómo te sientes, su respuesta te calma.
Si sientes que el otro hace un esfuerzo por comprenderte. O si, aunque no te comprenda, sientes que lo intenta, que hace por ponerse en tu lugar y que no te juzga por cómo le dices que te estás sintiendo.
Insisto, aunque no acepte hacer lo que le estás pidiendo.
¿Ves como la respuesta de esa persona sí legitima cómo tú te sientes y lo que estás necesitando?
Y esto es muy distinto a que, si le dices a alguien cómo te estás sintiendo, te diga que de qué vas, o que eres una exagerada, o que se enfade, o que te deje de hablar, o que se vaya y te deje sola…
Esto NO es validar cómo tú te sientes. Pero, si te vuelve a pasar, ya no importará tanto si ahora tú SI que lo haces contigo…
Si, ahora, tu brújula interior es sagrada para ti ;-).
…
Espero que este post te haya aclarado si es que te identificas con el perfil “lo que yo siento no está bien, soy una exagerada”. ¡Me encantará leerte en los comentarios aquí debajo!
Hola, en mi caso era y es mi madre la que invalidada lo que sentía. He crecido creyendo que mis emociones estaba mal escogidas. Ahora estoy aprendiendo a escucharlas e intentando aceptarlas y saber que me dicen. Me has ayudado mucho con este post. Me quedo con la brújula interior. Gracias,
Eva
Qué bien, Eva. Me alegro de que te haya servido. Los padres son quienes han de enseñarnos a legitimar esa brújula, cuando somos pequeñas. Pero eso solo pueden hacerlo si alguien les ha enseñado a legitimar la suya con amor. Y, cuando esto no se da, hemos de hacer nuestro propio camino de validación. Así que siéntete muy orgullosa de estar haciendo el tuyo.
Un abrazo,
Vanessa