¿Sabes lo que es vivir con propósito? Te lo explico.
El otro día estaba cenando con una amiga que acaba de comenzar una relación y me estaba contando lo enamorada que está. Me decía que esta vez quiere que le salga bien, que esta vez no quiere volver a meter la pata ni hacer nada que lo estropee.
“¿Qué me aconsejas?”, me dijo.
¿Sabes lo que le respondí?
“Si quieres que funcione, debes tener el propósito consciente de que funcione”, le dije.
“Es decir, que no esperes ni desees que funcione, sino que hagas lo que tienes que hacer para que funcione”, añadí.
En la cara de mi amiga pude ver que estaba entendiendo lo que le quería decir.
Y esto tiene mucho que ver con el quinto pilar de tu autoestima: vivir con propósito.
Lo contrario, vivir sin propósito, es dejarlo todo en manos del azar, es tener una orientación de vida reactiva en vez de proactiva, es ir respondiendo a lo que nos pasa en vez de ir creando lo que queremos que nos pase.
En definitiva, vivir sin propósito es ir a la deriva por la vida.
En cambio, vivir con propósito es hacer uso de nuestra capacidad para afrontar la vida.
Es plasmar nuestros deseos en la realidad.
Es actuar para conseguir nuestras metas.
Es asumir la responsabilidad de emprender las acciones necesarias para lograr tus objetivos.
En resumen, es darte cuenta de que si tú no haces algo, no va a cambiar nada.
Eso es vivir con propósito.
Cómo sentirte capaz de alcanzar tus metas
Por supuesto, para eso necesitas sentirte capaz.
Y ahí va la pregunta del millón: ¿cómo consigues sentirte capaz?
Pues haciendo cosas. Es decir, dando pasos y realizando tareas específicas con éxito (a la primera, a la segunda o a la quinta, eso da igual).
Porque esa sensación de eficacia no puede generarse en el vacío, que es lo que algunas personas pretenden, sentirse capaces sin hacer nada.
Y, ojo, no es que nuestros logros prueben nuestra valía, sino más bien que el proceso de su consecución es el medio por el que comprobamos nuestra eficacia personal y nuestra competencia en la vida.
Vamos, que yo no me puedo sentir eficaz en abstracto, sin estar siendo eficaz sobre algo en particular.
Por eso el sentirnos productivos hace que nuestra autoestima se solidifique.
Y, por eso mismo, como ya te he contado, las personas que dicen y dicen que van a hacer algo, pero después no lo hacen, se están cargando su autoestima.
Por ejemplo, recuerdo a un Coachee que siempre decía “mañana llevo el coche al taller”, “mañana ordeno las facturas”, “mañana llamo a fulanito”. Pero cuando llegaba el día de mañana le apetecía más hacer otra cosa que lo que había dicho que iba a hacer. ¿Resultado? En el fondo de sí mismo, al haber incumplido su palabra tantas veces, se sentía completamente incapaz.
Moraleja: comprométete solo con aquello que vayas a hacer. Y hazlo. Sin excusas y sin postergar.
Cuatro pasos para asegurarte de que vives con propósito
¿Quieres saber cuáles son los pasos que necesitas dar si quieres vivir con propósito? Ahí van:
1.Ponerte metas específicas.
Si quieres hacer ejercicio, no vale decir “haré lo que pueda”. Tienes que decir algo concreto, como “voy a hacer treinta minutos de running tres días a la semana”.
Esa es la manera de controlar tu progreso, modificar tu estrategia y hacerte responsable de los resultados que consigues.
Y esto también se puede aplicar a nuestra vida en general, para que no nos pase eso tan frecuente de ir en piloto automático y sin rumbo fijo.
Haciéndote preguntas como, ¿dónde quiero estar en cinco años? ¿Qué cambios quiero llevar a cabo en mi vida? ¿Qué quiero lograr como persona? ¿Cómo quiero que sean mis relaciones personales?
Y, ya sabes, que las respuestas sean concretas y específicas ;-).
2.Tener un plan de acción para alcanzar esas metas.
Porque los propósitos sin un plan de acción específico, tienen todas las papeletas para convertirse en un sueño frustrado.
Y porque sólo pueden tener éxito las personas que asumen la responsabilidad de concretar los pasos que les llevarán a sus objetivos.
Así que, en este punto toca preguntarte: “si tuviese el propósito consciente de conseguir esta meta, ¿qué haría?”.
En el caso de mi amiga, si su objetivo es que su relación funcione, ella tendrá que preguntarse qué acciones concretas necesita llevar a cabo para ello. ¿Qué voy a hacer yo para que estos sentimientos se mantengan?
3.Tener autodisciplina.
Es decir, tener la capacidad de organizar nuestro tiempo al servicio de eso que queremos conseguir, y cumplir con lo que nos hayamos propuesto.
Porque siempre habrá distracciones, problemas, otros objetivos que se cruzan en el camino, nuevas prioridades y obstáculos de todo tipo.
Pero si tienes el foco en lo que quieres y en lo que tienes que hacer para conseguirlo, y tienes toda la intención de hacerlo, es mucho más probable que resuelvas esas dificultades (en vez de abandonar y volver a los patrones antiguos, que es lo que les pasa a muchas personas, que a la primera de cambio se vuelven a su zona de confort).
Y para eso también hace falta ser capaz de posponer lo que te apetece en ese momento. Es decir, de sacrificar la gratificación inmediata en beneficio de una meta a medio o largo plazo.
Esto justamente es lo que le faltaba al Coachee del que te he hablado hace un momento, el que nunca llevaba el coche al taller.
Y por supuesto que a veces podemos darnos permiso para hacer lo que nos apetece en ese momento, o para no hacer nada. Yo soy la primera defensora de ello, del autocuidado, del automimo y del autoplacer :-).
La diferencia es cuando lo eliges conscientemente, cuando planificas un tiempo para descansar, para relajarte o para hacer lo que te dé la gana, en vez de haberlo planificado para otra cosa y acabar tirado en el sofá toda la tarde.
4.Observar los resultados de nuestros actos, para ver si nos están llevando a donde queremos llegar o no.
Puede ser que hagas todo lo que te habías propuesto y que aun así no obtengas los resultados que esperabas. Porque no tuviste algo en cuenta, porque el contexto ha cambiado o por lo que sea.
Recuerdo a una Coachee que se había propuesto mejorar la relación con su pareja. El principal problema era que ella creía que él debía cambiar en algunos aspectos. Es decir, no le aceptaba como era. Así que la primera parte de nuestro trabajo juntas consistió en aprender a aceptar a su pareja como era, y no como ella quería que él fuese.
Por ejemplo, cuando se iban de vacaciones a ella le gustaba planificar lo que iban a hacer y él prefería ir decidiendo sobre la marcha. En este aspecto ella se esforzó por dejar de creer que su manera de hacer las cosas era la mejor y se propuso ser un poco más flexible hacia la manera de hacerlas de su pareja. Es decir, aprender a fluir y a improvisar :-).
Y en parte lo fue consiguiendo, pero a la vez surgían nuevos problemas, como que al no haber planificado una visita a un museo cuando llegaban se habían agotado las entradas.
Y así, gracias a observar los resultados que estaba obteniendo, mi Coachee pudo reformular sus acciones y negociar con su pareja, para ir fluyendo en el presente a la vez que no se quedaban sin entradas :-).
Por eso, si prestamos atención a los resultados, no sólo nos daremos cuenta de si estamos consiguiendo lo esperado, sino que también reconoceremos si está pasando algo que no habíamos previsto y que en realidad no nos gusta.
¡Ojo! Dos aclaraciones para que no te confundas
Cuidado. Hay dos errores en los que es fácil que caigas al pensar en vivir con propósito.
El primero es creer que esto de que vivir con propósito es esencial para tener una autoestima sana, significa que lo que vales depende de tus logros externos.
Y no, para nada.
Copiando palabras textuales de Nathaniel Branden, “la raíz de nuestra autoestima no está en nuestros logros sino en aquellas prácticas generadas desde el interior que, entre otras cosas, nos permiten alcanzar aquellos logros”.
Vamos, que tu autoestima depende de quién eres y de cómo eres dentro de ti. De cuáles son tus valores, de cuánto los honras, y de cómo te relacionas contigo mismo y con los demás. Y de todo lo que ya te he hablado en los otros cuatro pilares de la autoestima (el primero, el segundo, el tercero, el cuarto).
Es decir, de todo lo que hay dentro de ti que hará que seas capaz de conseguir tus objetivos, no del hecho de que los consigas.
Por eso mismo puede haber, y hay, personas con mucho talento o mucho éxito que en realidad no tienen una buena autoestima. Por ejemplo, una mujer que utiliza el trabajo para tapar que en su vida privada no se siente digna, se siente culpable o se avergüenza de ser como es.
Y por eso mismo, cuando la autoestima es sana y está construida sobre unas bases sólidas, eres capaz de comprender que siempre habrá algo que escape a tu control y ya no importará que te quedes sin trabajo, que te deje tu pareja o que ya no tengas tanto éxito.
Pase lo que pase fuera, tu autoestima y tu sentimiento de eficacia personal no se van a derrumbar. Es decir, no identificarás tus circunstancias con tu valía personal.
Y, el segundo error, es vivir en el futuro y olvidarte del presente.
Sí, este es el típico caso de quien se pone tantos objetivos a medio y largo plazo que se olvida de disfrutar de su presente.
Y no, vivir con propósito no es eso.
Vivir con propósito implica ser capaz de integrar ambos, el presente y el futuro.
Es decir, disfrutar del camino tanto o más que de la meta.
Y disfrutar de lo que te está pasando hoy, aquí y ahora, a la vez que estableces objetivos, trazas caminos hacia ellos y te pones en marcha.
¿Qué me dices? ¿Dirías que estás viviendo con propósito? Si te apetece puedes compartir un pequeño objetivo que te ilusione conmigo, en los comentarios aquí debajo.
Muy buenos todos tus consejos! Yo estoy en el camino de todos ellos. Estoy actuando en vez de reaccionar a lo que me va pasando.
Y sÍ, no importa el resultado final, si no saber que lo has intentado activamente, y que tienes la fuerza interior y el aprendizaje para actuar.
Así es, Erwinia :-). Muchas gracias por compartir.
Un abrazo grande,
Vanessa
Mas vale pequeños pasos y constantes que querer llegar rápido y en poco tiempo. La paciencia es una habilidad a entrenar.
Gracias por tus post Vanessa y por hablar tan claro y desde el corazón.
Exacto, Andrés. Es mucho mejor dar pequeños pasos cada día que empezar a tope y después irte desinflando…
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa, gracias por enviarme cada semana los correos son de mucha ayuda. Te cuento, ya estoy poniendo en practica el vivir con propósitos, se me está haciendo difícil te digo, mi primer propósito es conseguir trabajo y poder ser independiente económicamente, pero a veces me siento que no lo estoy logrando, ya que vivo en un país que no es el mío y el idioma es una gran barrera. Aparte que no tengo transporte para movilizarme, aca no hay colectivos ni nada de eso… pero no pierdo la fé en que saldré adelante…
Que Dios te bendiga siempre.
Y gracias por tus correos, siempre estoy al pendiente todos los jueves😊.
Claro, Maty. Creer y querer es poder. En mi opinión, la barrera que más nos limita casi siempre es nuestra mente. ¿Qué harías si creyeras totalmente en ti? ¿Qué harías si creyeras totalmente en que es posible? Son preguntas que nos enfocan en la confianza y en el futuro que queremos construir.
Un abrazo grande,
Vanessa
Wowwww tuve varios momentos de dramáticos descubrimientos y revelaciones con este post, realmente estoy moviendo las neuronas a gran velocidad.
Gracias Vanessa tienes un GRAN TALENTO!!! Para ayudar a los demás a entender un punto o un tema. Me encanta cómo lo vas desglosando y haciéndolo más digerible, además de la autenticidad y ese toque de “sin pelos en la lengua.”
Justo ahora que he renunciado a mi trabajo tengo un FUERTE DESEO de colocar mis talentos allí afuera en el mundo y crear una actividad de manera independiente para poder ayudar a otros con mis talentos y de seguir desarrollando mis capacidades como empresaria y/o freelance, pero este es un gran objetivo. El primer pequeño paso sería decidir entre mis capacidades y mis gustos qué puede ser de mayor valor desarrollar.
Mucho cariño 💖 y gracias de nuevo!
Darlenys, muchísimas gracias por tus palabras, me ilusiona muchísimo que lo sientas así. Y felicidades por tu actitud y ese deseo de llevar tus talentos al mundo. Te deseo lo mejor en ese camino, y que lo vivas y lo disfrutes como te mereces.
Un cariñoso abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa
Acertaste con los últimos 2 errores que no debemos de cometer, pues los cometía y no me daba cuenta hasta que leí tu post. Que Dios te bendiga, mil gracias.
Qué bien, Seyram. Me alegro muchísimo de que te haya servido para darte cuenta. Enhorabuena por reconocértelo.
Un abrazo grande,
Vanessa
Mi propósito era ser programadora pero ahora no me hace ilusión y estoy buscando mi trabajo ideal. Pero mientras viviré el presente 🙂
Muy bien, Laura. Ahora tu propósito es encontrar ese propósito profesional. Disfrútalo mientras vives el presente, es muy buen plan.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Quisiera, a estas alturas de mi vida, encontrar a mi cómplice, y conseguir mi tranquilidad, personal y laboral, estoy harta de luchar.
Muchas gracias por compartir, Loly. Eso que comentas, encontrar a tu cómplice y conseguir esa tranquilidad laboral y personal, son objetivos que pueden especificarse más y trazar un plan de acción hacia ellos. Si te está costando hacerlo sola, yo te animaría a que busques a un Coach que te acompañe en ese camino, yo misma u otra persona que te recomienden.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Buenos dias Vanessa. Leyendo tu post me he dado cuenta que no tengo mi propósito claro y definido para luchar por él, y las zancadillas que me surgen por el camino me hacen olvidar mi propósito. La lectura de tu artículo me viene en el momento justo para reflexionar que tengo que fijarme un propósito. Muchas gracias y como siempre, una gran ayuda. Besitos
Ana,
Muchas gracias por compartir. Ya he comentado alguna vez que en mi opinión los obstáculos, esas zancadillas que tú dices, son como pequeñas pruebas que nos pone el Universo para comprobar si de verdad queremos eso que decimos que queremos. Es decir, no son pruebas para que abandonemos, sino pruebas para que nos comprometamos aun más. De hecho, muchas veces esos obstáculos nos los ponemos nosotros mismos, por miedo a conseguir lo que deseamos o porque creemos que no nos lo merecemos. Así que fíjate si es importante tener claro tu propósito, el más grande y el más pequeño, para que nada te distraiga de él :-).
Recuerda que no “tienes que” nada y que tu propósito depende solo de ti, de nadie más :-).
Un beso grande,
Vanessa