Imagínate a una mujer super independiente, resolutiva y capaz.
Moderna, todoterreno y siempre con mil planes e ideas. Segura de sí misma y que parece que puede con todo y que no necesita ayuda para nada.
Una mujer con mucha energía, con mucha vida social y buena imagen. De las que lo hace todo excelente. De las que te resuelve la papeleta. De esas a las que acudes cuando tienes un problema porque parece que nada se le resiste.
¿La ves? Pongamos que se llama María.
María es una mujer que se gusta y de la que los demás piensan que tiene una buena autoestima. Elegante, bien vestida y que se cuida en el físico, el deporte y la alimentación.
Esa es María. Perfectísima de puertas hacia afuera. Hasta que conoce a un hombre que le interesa, y toda su seguridad se desmorona.
“Sola me quiero mucho y sé que valgo mucho, pero en pareja me vuelvo insegura y me hago pequeñita, como si tuviera miedo a ser yo”, podría decir María.
Ella es como muchas de las mujeres con las que trabajo, que solas están bien, pero cuando empiezan a salir con alguien se vuelven muy inseguras.
¡Ojo! No desde el principio. Al comenzar la relación no se sientes inseguras, eso viene después.
Siguiendo con María, cuando conoció a ese hombre ella se sentía muy bien. Se mostraba estupenda y relajada con él. Espontánea, divertida, confiada… Se sentía poderosa, y veía que él estaba encantado con ella.
Pero en algún momento pasó algo que a ella le generó mucha inseguridad. Resulta que habían hablado de hacer una excursión el domingo, y el día antes él le dijo que prefería dejarlo para otra ocasión, que estaba cansado y que necesitaba hacer unas cosas en casa.
A María eso le cayó como un jarro de agua fría. Empezó a pensar si sería cierta la excusa que le había puesto o si sería que estaba perdiendo el interés… Y comenzó a sentir mucha ansiedad.
Entonces habló con una amiga y le contó lo que había pasado, lo angustiada que estaba, que no podía pensar en otra cosa, que se estaba fumando un cigarro tras otro y que cómo era posible que se pusiera así por una tontería como esa, si además no tenían nada serio…
Y así es como la mujer empoderada que era María al principio de esta historia se ha ido a la mierda, y ahora ya solo le importa su relación con ese hombre.
“Yo sola conmigo estoy muy bien, pero luego llega alguien y me olvido de mí. Estoy todo el rato pendiente del otro, de si me llama o no me llama, de lo que estará pensando, de si le dejo de gustar… Se convierte en mi prioridad, en mi obsesión”, que me contaba una coachee estilo María.
Y, claro, a partir de ahí es como que María se bloqueara, como que dejara de ser funcional, como que se volviera torpe y patosa…. Ya no puede ejecutar lo que antes hacía con los ojos cerrados y casi no puede ni tener una conversación sin distraerse.
Ha entrado en modo hiperanálisis y solo puede darle vueltas a lo que él hace, a cuánto la llama, a cómo la mira, a lo que le dice, a si la sonríe como otros días o la sonríe menos… Porque en el fondo, aunque ni siquiera sea del todo consciente, tiene pánico a que eso se estropee. ¡Y odia sentirse tan vulnerable!
“Me vuelvo loca intentando controlar la imagen que tiene esa persona de mí, y cada vez que no reacciona como yo espero me pongo fatal de la ansiedad”, que me contaba otra de este perfil.
Pero la historia de amor sigue, porque después de aquella excursión frustrada él la llamó y María se terminó calmando… Han seguido conociéndose y, de cara a la galería, ella sigue siendo esa mujer segura de sí misma que puede con todo. Incluso se ocupa de cosas de él, y se siente estupenda cuando él le da las gracias y le dice lo maravillosa que es y la suerte que tiene de haberla conocido.
Pero, de vez en cuando, sigue habiendo pequeñas situaciones en las que él está menos cercano y que despiertan su ansiedad. Y entonces es cuando ella se pone en modo dependiente y necesita comprobar mil veces que siguen bien.
Y se da cuenta de que, por miedo a perderlo, se ha ido volviendo pequeña, se ha ido adaptando, callando y poniéndose por debajo… De que vive pendiente de lo que él hace y que, aunque estando con él lo disimule, hay momentos en los que se siente super insegura… Y no entiende dónde quedó aquella María tan potente de antes.
Verdades (y mentiras) cuando te pasa esto
Pues eso, que este es un perfil bastante habitual en las mujeres que llegan a mí para trabajar su dependencia emocional (si tú también quieres trabajar conmigo, rellena esto).
Y si te sientes identificada con eso de “sola estoy muy bien, pero en pareja me vuelvo insegura”, quiero contarte cinco ideas que necesitas tener en cuenta:
1.Eso que te pasa cuando comienzas a estar en pareja es que se está activando alguna herida del pasado.
La relación de pareja (junto con la relación con los padres) es la relación que más despierta nuestras heridas. Por eso yo puedo sentirme bien estando sola y que cuando me vinculo con alguien se me mueva todo y me sienta insegura.
Porque cuando estás sola tus heridas siguen ahí, pero no duelen porque nadie las está tocando ni hurgando en ellas. En cambio, cuando estás en pareja, sí.
Además de que cuando estás sola no tienes nada que perder. Por eso estando con alguien tiene todo el sentido que sea cuando se activen los miedos a la perdida y al abandono.
Pero, claro, la solución no es quedarte sola para que tus heridas no escuezan, sino tratar de sanarlas para que cada vez te duelan menos cuando estás en una relación.
2.Tus heridas emocionales se activan cuando te pasa algo que te conecta con algún momento, hace años, en el que también te sentiste así.
Momentos en los que, tal vez de niña, te sentiste no vista, abandonada, excluida, dejada de lado, no tenida en cuenta, sola, exigida, ninguneada, minusvalorada…
Y tu cuerpo reacciona de la misma forma que reaccionaba entonces: con mucho miedo, angustia, pánico, ansiedad…
Y ahí es cuando la mujer segura de sí misma desaparece y cuando parece que la resolutiva deja de funcionar. Hasta el punto de que todo lo que antes resolvías tan bien, una llamada, una reunión, un informe o lo que sea, pasa a un segundo plano. Porque ahora lo único que importa es que esa persona te confirme que te sigue queriendo.
Y, entonces, como seguramente también hacías de niña, empiezas a esforzarte por ser lo que el otro espera de ti, y a olvidarte de lo que tú quieres. Y por fuera sigues dando esa imagen de mujer perfecta que puede con todo, aunque por dentro te estés sintiendo super insegura.
Porque lo segura que te sientes estando sola se esfuma cuando la persona que te gusta coge su espacio… Porque la seguridad que antes parecía que dependía de ti, ahora depende de que el otro no se vaya… Y porque hace mucho aprendiste que tienes que tragarte lo tuyo y dar esa imagen perfecta para que no pase nada malo.
3.Que alguien te genere mucha ansiedad no quiere decir que esa persona te guste mucho.
Pues no. Alguien te puede estar moviendo mucho porque toca heridas muy profundas que todavía están abiertas. Y, que si esas heridas estuvieran cerradas, esa misma persona ni fu ni fa.
Es decir, a veces confundimos esa ansiedad que aparece cuando se activan nuestras heridas con estar enamoradas. Y creemos que sentir eso tan fuerte es señal de un gran amor (cuando un amor sano y real es un lugar mucho más seguro y tranquilo).
“El último hombre al que conocí no tenía ninguna de las cualidades que busco en una pareja, y aun así me enganché un montón. Era muy poco claro y lo mismo aparecía a todas horas que desaparecía y no sabía nada de él en varios días. Y yo fatal, cada vez más obsesionada, sin entender cómo podía estar así si además su forma de ser no me gustaba…”, que me contaba otra mujer de ese perfil esta semana en su primera sesión.
Claro, porque lo racional es una cosa y lo que se le estaba moviendo a nivel emocional es otra muy diferente.
Lo mismo que puede ser que alguien que ahora con esas heridas no te mueve nada, después cuando cicatricen sí sea alguien que te enamore…
Y esto lo digo por la cantidad de mujeres que me cuentan “a mí los hombres cariñosos, que me cuidan y que se preocupan por mí no me gustan. Siempre me he fijado más en los egoístas que van a lo suyo y a los que les tengo que ir detrás”. Vale, pues si eres de éstas, que sepas que aquí están hablando tus heridas. Y es desde ellas desde donde te fijas en ese perfil que después termina haciéndote daño.
4.El problema no siempre son tus heridas.
Claro que muchas, pero que muchas veces, no son tus heridas lo que te esta generando inseguridad, sino que es el otro y su comportamiento. Vaya, lo que ya te conté aquí, que si estás sola de madrugada en un descampado de México D.F., es imposible que te sientas segura.
La diferencia es que cuando tú tienes tus heridas vistas y colocadas, ya no te adaptas para que el otro no se vaya y ya no te saltas tus límites. Y, si alguien te genera inseguridad, lo validas y te das tú misma lo que necesitas.
En cambio, cuando al sentirte insegura empiezas a dudar de ti y a contarte que deberías tener más seguridad, suele ser que hay alguna herida abierta (si tienes dudas con esto, aquí puedes descargarte el ebook gratuito “Lo Que Necesitas Saber cuando No Estás Bien con tu Pareja”).
5.Que tú te sientas segura de ti misma no significa que nunca más te vayan a doler esas heridas.
Depende, pero si son muy profundas es posible que alguna vez se abran un poquito. La diferencia es que las acariciarás con amor, porque las entiendes, y no las juzgarás ni pensarás que eso es “una tontería”. Y, si lo necesitas, le dirás a esa persona lo que te ha pasado y lo frágil que te has sentido. Porque tú aceptas que eso te pueda pasar y porque no necesitas esconder nada ante el otro, ni demostrarle nada, ni que te vea super fuerte, ni mega segura todo el rato.
Porque tú estás contigo a muerte. Y sabes que la persona correcta también lo va a estar. Contigo, y con tus cicatrices. Y que cuando se lo cuentes lo comprenderá, las besará y será un bálsamo que también ayudará a que se sigan curando.
Y, sobre todo, porque tú ya no pones toda tu fuerza en esa relación. Porque ahora tu fuerza vuelve a estar dentro de ti, tanto si estás en pareja como si no.
…
¿Te identificas con el perfil de María? Me puedes contar tu experiencia en los comentarios aquí debajo, prometo responderte :-).
Gran artículo Vanessa. Una frase que yo he repetido hasta la saciedad es “estoy mejor cuando no estoy en pareja” y justamente me refería a eso de lo que hablas. Yo lo he achacado al rechazo, a sufrir por amor. Si no hay amor no sufres y así te justificas porqué estás sola, a pesar de que eres una mujer supercompleta y que aparentemente cualquier hombre querría tener a su lado, pero…
Desde hace 4 años estoy con un chico y en este tiempo ha habido muchos episodios de enfados por no sentirme querida, y él me dice que no vuelva a pensar eso porque me quiere mucho, pero el vacío lo llevo yo dentro y mis heridas también.
Seguiré trabajando para curarlas y que no afloren cuando menos te lo esperas.
Gracias
Gracias por compartir, Queca. Exacto, el perfil del que hablo es tal cual como lo cuentas.
Y pasa muchas veces lo que dices, el sentir enfado porque no te sientes querida, y que el otro te diga que te quiere, y no saber si es que eres tú o es el otro o qué narices está pasando… Sí, hay una línea muy fina entre lo que pueden ser nuestras heridas y lo que puede ser que esa persona no nos esté dando lo que necesitamos… Y para mí la única manera de aclarar eso y poder gestionar esas inseguridades en la pareja es conocerte, profundizar en esas heridas y aprender a quererte, a aceptarte y a legitimarte más allá de cualquier relación. Creo que solo desde ahí llegamos a un punto en el que distinguimos perfectamente qué es nuestro y qué es del otro y, aunque una herida en algún momento se abra sabemos, cómo curarla para que no vaya a más.
Un abrazo grande,
Vanessa
Me ha resultado muy interesante este post. Tengo claro en otros momentos he estado en constante búsqueda de pareja para conseguir esa seguridad y ese valor que no me daba yo. En fin, caldo de cultivo para buenos dramas… Ahora que me encuentro mejor, me da la sensación de que tengo miedo a perder el equilibrio y la confianza que tanto me ha costado ganar. Soy consciente de mis heridas y sé que en el contexto de una relación pueden activarse.
Me gusta mucho el punto 4: no siempre todo es achacable a nuestras heridas. A veces estamos con gente que no se porta nada bien. Me parece muy importante que lo señales porque, aunque tengamos muchas inseguridades, a veces podemos confiar en nuestro criterio y mandar a paseo 🙂
Hola Ale,
Te aseguro que hay un punto donde el amor a ti misma está tan asentado que ya no dudas de si eres tú o es el otro, que validas lo que sientes sin justificaciones y que, si no recibes lo que quieres, te lo legitimas sin culpas. Y eso no tiene que significar que el otro sea mala persona o que te esté tratando mal, ojo, pero sí que ahí tú no te sientes como te quieres sentir. Y punto.
Muchas gracias. Trabaja para que puedas elegir volver a estar en pareja, si te apetece. Que no sea el miedo el obstáculo para compartir :-).
Un abrazo,
Vanessa
Los tres últimos párrafos me han llegado tan adentro..que me he emocionado y todo, que bonito Vanessa, y qué verdad, al final llega y es un bálsamo para toda la vida…✨♥️
Gracias Jess 💕. Me alegro mucho de que te haya emocionado bonito.
Un abrazo,
Vanessa
¿Y que te dé ansiedad alguien no puede significar que sea peligroso y tu cuerpo te esté advirtiendo? Así me aparté de un chico con el que quería quedar.
Claro, por supuesto que puede ser eso. Y lo escuchas y te alejas y punto. Sin ninguna duda, ni culpas, ni quejas al otro, ni decirte que no deberías sentirte así, ni nada… Simplemente no te sientes bien y te alejas, igual que si te quemas con un fuego también retiras la mano.
El tema es cuando no te sientes bien y te entra la ansiedad, la angustia, el miedo a que el otro se aleje y todo lo que voy contando en el post. Entonces es probable que esa situación esté tocando alguna herida, y eso es lo que has de escuchar.
Un abrazo,
Vanessa
Desde niña y aún a mis 47 años siento la necesidad del amor de mis padres, siempre ausentes, los busque en mis parejas y siempre fracasó la relación. El post me ha hecho llorar porque quiero tener mi pareja pero cuando la tengo me pierdo y me sumerjo en su vida y me olvido de la mía. Y quién cambia eso de no haber tenido el amor de mis padres, ¿cómo hago para curar esa herida que me mata aún estando sola? Desde el 2015 estoy sola y ya estoy cansada de esperar que llegue o que yo sane mis heridas. Y ahora casi ningún hombre me gusta, he creado como un perfil y si no es así no lo quiero, ni lo acepto, ni le doy falsas esperanzas de una relación dado el caso que me pretenda. Hoy día me he independizado y muy difícil en mi país que está en una situación económica caótica “Vzla”. Y aún así no he caído en el regazo de un hombre por esta soledad que me golpea, por el amor que ansío, por las ganas de amar siento que tengo para dar… Te felicito por tu trabajo eres de las mejores coaches que he leído para solucionar mi vida sentimental.
Hola Frexia, bonita,
Con amor. Para sanar esas heridas del amor que no recibiste se hace con amor, con mucho amor. Aprendiendo a ser tú quien se lo de a sí misma cada día. Y el dolor de lo que no fue tal vez siga estando ahí, pero ya no escocerán esas heridas ni te impedirán tener relaciones de pareja sanas y bonitas (y en las que ya no te vuelvas a olvidar de ti).
Si puedes y te apetece apúntate a esto, te sanará un montón y te enseñará a darte tú misma ese AMOR.
Un abrazo grande,
Vanessa