A ver, el mito de que la suegra es una figura controvertida existe.
Y ni sé ya la cantidad de veces que ha salido el tema de la suegra en las sesiones con mis coachees.
“Mi suegra es una egoísta”, “mi suegra es una metomentodo”, “mi suegra siempre tiene que tener la razón”…
Obviamente, hay suegras maravillosas. Incluso las suegras con las que tenemos conflictos, también pueden ser personas maravillosas y tener muy buena relación con otras personas de su entorno.
Pero es cierto que en la relación nuera-suegra muchas veces saltan chispas.
Y, tanto si eres una como si eres la otra, este post es para que seas capaz de gestionarla mejor. Esa relación, o cualquiera con una persona de tu familia política que te produzca mucho malestar.
Por qué las suegras dan tantos problemas
Si se supone que a nuestros amigos y a nuestra pareja les elegimos porque nos gusta como son, está claro que la familia y los padres nos vienen impuestos. Y muchas veces surgen roces, pero por el cariño, por la costumbre y por la confianza que hay, parece que hemos aprendido a vivir con ellos. Es como que “no son perfectos, pero son lo que he visto siempre”.
En cambio, los suegros son otro cantar. Porque es como si en tu edad adulta te impusieran unos nuevos padres, con sus manías y sus maneras de ser y de funcionar, muchas veces muy distintas de las tuyas. Y esto puede generar mucho conflicto para quien llega de nuevas.
“Mis suegros son muy tóxicos. El es muy narcisista y agresivo y ella muy infantil y envidiosa. A mi pareja siempre le han impuesto sus ideas y, como yo no me dejo, me atacan y me critican todo el rato”, me decía una clienta.
Es decir, a veces te puede molestar algo de tu madre, pero es tu madre.
En cambio, la suegra es una figura a la que no has elegido y a la que no has aprendido a querer ni a tolerar. Con una historia familiar y unos aprendizajes que tal vez desconoces. Y es lógico que te pueda chocar, porque no es lo que has mamado.
Esto, ya de por sí complicado, empeora aún más cuando llegan los nietos y eso hace que la relación sea más frecuente y más cercana y que cada parte se sienta con derecho a opinar sobre cómo educarles.
“Mi suegra se mete mucho en cómo educo a mi hijo. Si le dejo con ella y le llevo la merienda, ella le da lo que le da la gana. Si le cojo cuando llora, me dice que le estoy malcriando. Si me ve hacer algo, aunque yo no le pida opinión, me dice que lo tendría que hacer de otra forma. Y es como que ella siempre tiene la verdad”, me decía una coachee.
Y esto te puede pasar igual con tu madre, la diferencia es que con ella hay un cariño y un vínculo que no tienes con tu suegra.
Además, y esto es super importante, en la relación con tu madre solo sois ella y tú. Pero en la relación con tu suegra hay una tercera persona implicada, tu pareja.
“Intento no hablar con mi marido de su madre, porque cuando lo hemos hablado acabamos discutiendo. Pero, a veces, de tanto tragarme las cosas, me doy cuenta de que termino estando más irascible con él, como si le culpara de lo que tengo que aguantar de su madre”, que me contaba otra coachee.
Sí, muchas veces esa mala relación con tu suegra termina perjudicando tu relación de pareja. Porque te gustaría que él te apoyara, que te defendiera o que le pusiera un limite a su madre, y no lo está haciendo.
Y, poniéndote en su lugar, puedes entender que no es fácil enfrentarte a tu propia familia, o que, lo que para ti es tan tóxico, él lo tiene normalizado, o que se sienta culpable si le pone un límite a esa madre que ya es mayor… Pero a ti sigue dándote rabia y haciéndote sufrir.
Porque no entiendes que donde tú ves a una madre controladora, él ve a una madre necesitada. Donde tú ves a una madre egoísta, él ve a una madre despistada. Donde tu ves a una madre criticona, él dice que “es que tiene sus manías”…
Vale, pues esto es así, Y no te va a funcionar luchar contra ello. Te cuento lo que SÍ te va a funcionar.
Seis claves para llevarte mejor con tu suegra
1.Observa vuestros egos.
Con ego me refiero a la necesidad de cada una de tener la razón.
Bien, pues si tu suegra tiene su ego muy activado y tú estás luchando con ella, es probable que el tuyo también lo esté. Es decir, que ambas estéis peleando por tener la razón.
“Es como que tengo que convencerla de que lo estoy haciendo bien y de que la mía es la mejor opción”, que me decía una coachee con su ego a todo trapo.
Pues cuanto más te salgas de esa lucha de poder, mejor te irá. Cuanto menos saltes cuando te pique, mucho mejor. Y cuanto menos entres al trapo, infinitamente mejor para ti.
“A veces mi marido me dice que ya está, y yo sigo y sigo. Y eso mismo es lo que hace mi suegra y que me molesta tanto. Le digo que ya está, y ella sigue y sigue”, me contaba una coachee que ya se estaba dando cuenta de que su suegra y ella se parecían mucho más de lo que ella pensaba.
2.¿Te comportas con ella igual que lo harías con una amiga?
A veces, cuando tenemos una relación enquistada con alguien, entramos en un nivel de competición, de enfrentamiento y de lucha del que no somos conscientes. Y, desde ahí, es probable que la otra persona se sienta atacada y se ponga a la defensiva.
A esto me refiero:
“Es que mi suegra intenta controlarlo todo y me pongo mala, así que a veces de antemano ya estoy a la defensiva con ella y salto por cualquier cosa”.
¿Quién empezó primero? Da igual. La cosa es quien se sale de ese patrón primero.
Si te das cuenta de que a una amiga le responderías diferente…
O de que si tu madre te dice lo mismo te puede molestar, pero como hay un exceso de confianza, un cariño incondicional y unos patrones ya muy establecidos, se lo permites mucho más…
Es que en parte ya estás condicionada por la relación que tienes con tu suegra y lo sobrecargada que estás de lo que no te gusta de ella.
Por ejemplo, que me contaba otra coachee en los tiempos de pandemia, “mi suegra se acerca a los niños sin mascarilla ni nada. Y sí que veo que me pongo con ella como no me atrevería a ponerme con otra persona. ¡Hasta pienso que si lo hace a propósito!”.
Claro, cuando tenemos muchos roces con alguien es fácil que nos tomemos todo lo que hace y dice esa persona como algo personal, sin darnos cuenta de que son sus maneras de funcionar.
3.Tú, ¿quién eres? ¿Eres quién te dice tu suegra o eres quién decides tu?
Es decir, si yo te llamo coja, ¿tú eres coja? No, obvio que no.
Pues con tu suegra es lo mismo, te diga lo que te diga, esa no tiene que ser tu verdad.
“Hasta ahora si mi suegra me decía que me había equivocado yo le compraba que eso era cierto. Ahora veo que estoy dejando que sea ella quien decida cuándo lo hago bien y cuándo no”.
Pues eso, que no necesitas convencer a nadie para legitimar lo tuyo.
Y que no es tan grave que ella piense una cosa, si tú te sientes segura de lo que piensas tú.
4.¿Cuanto de lo que te molesta de ella es tuyo?
Esto ya es más profundo y requiere más autoconocimiento, más humildad y más capacidad de reflexión.
Pero sí, lo cierto es que muchas veces las nueras nos parecemos a las suegras, en parte porque es verdad eso de que muchos hombres eligen parejas que se parecen a sus madres.
Y, justo eso, es lo que hace que después ellas choquen, porque a la una le remueve lo de la otra y le despierta su sombra.
Por ejemplo, si tú piensas que tu suegra es controladora y protectora, ¿en qué estás siendo controladora y protectora tú?
O si tu suegra es muy hipócrita, ¿en qué estás siendo hipócrita tú?
Puede ser que lo mismo que te genera rechazo de ella sea eso que rechazas de ti.
“Me pone enferma que mi suegra no tenga su propia personalidad y que se mimetice así con el entorno”, que me contaba una coachee que precisamente también tenía mucha necesidad de agradar.
O puede ser que eso que ves en ella sea algo que a ti te gustaría ser más.
“Siempre está relajada y nos ayuda solo cuando a ella le va bien”, que me decía otra coachee con mucha dificultad para decir que no.
“Se queja mucho y yo no me quejo nada. Igual debería empezar a quejarme más”, me decía otra.
O puede ser que eso que no te gusta de ella sea algo que no reconoces en ti.
Por ejemplo, “es muy visceral y tiene mucha rabia, y eso me pone enferma”.
O puede ser que ella te conecte con alguna creencia limitante sobre ti misma.
Por ejemplo, “mi suegra siempre me dice lo que tengo que hacer imponiendo su punto de vista y dando a entender que lo estoy haciendo mal o comparándome con cómo lo hace mi cuñada. Y, como yo soy super perfeccionista y exigente conmigo misma y no tolero mis errores, me revientan esos comentarios”.
Claro, si tú tienes un tema de inseguridad contigo misma y una creencia de que lo haces mal, que tu suegra te diga que deberías hacerlo de otra forma lo que hace es conectarte con eso que tu crees de ti misma. Y esto necesitas trabajarlo en ti, para que lo que diga ella te entre por un oído y te salga por el otro.
O, también, puede ser que lo que ella hace te conecte con algo de tu pasado y de tu historia familiar.
Por ejemplo, “mis padres no me apoyaban ni valoraban lo que hacía, y ahora siento que mi suegra hace lo mismo”
Claro, cuando nos han corregido y criticado mucho, en vez de validar nuestra manera de hacer las cosas, que ahora llegue una persona a decirnos cómo hacer algo nos va a conectar con aquello, con esa necesidad de reconocimiento. Y, para que tu seas capaz de no entrar al trapo ahí, de nuevo, necesitas trabajarlo dentro de ti.
5.¿Quién no está aceptando a quién?
Mira, una vez una coachee me dijo: “quiero que mi suegra acepte lo que le digo, controlar como ella se siente y que lo piense como yo”.
“¿Para qué?”, le pregunté yo.
“Para sentirme aceptada por ella”.
Es decir, detrás de ese conflicto permanente lo que pasaba es que mi coachee estaba todo el rato buscando la aprobación de su suegra.
Si esto te suena, piensa, ¿tú la aceptas a ella? ¿La aceptas a ella como es? ¿O también estás intentando que cambie? Porque, cuando una intenta imponer a la otra, seguramente la otra también está juzgando e intentando imponer. Y no depende de ti que tu suegra te acepte, pero sí que tú sueltes la batalla de querer cambiarla a ella.
Ojo, que aceptar a alguien no quiere decir que esa persona te guste, simplemente es que aceptas que es así. Que claro que puede no gustarte, que eso es legítimo y tienes todo el derecho, pero aceptas que, aunque no te guste, es como es y eso no depende de ti.
Es, sencillamente, hacerle sentir a tu suegra que la valoras y que valoras sus opiniones, aunque no siempre estés de acuerdo. Para que se sienta comprendida y aceptada por ti, porque ella también lo necesita, y porque esto suele funcionar muy bien.
Además, otra pregunta importante, ¿te has sentido aceptada por tu madre? Porque muchas veces intentamos resolver en la suegra lo que no pudimos resolver con nuestra madre.
Y, más importante todavía, ¿tú te aceptas a ti misma? Porque, normalmente, cuando necesitamos que alguien nos acepte es porque nosotras no nos estamos aceptando.
6.Deja de tragar y empieza a decir lo tuyo.
Está bien que aceptes que tu opinión es la tuya y que la suya es suya, que cada una puede ver las cosas de una forma y no tenéis que pensar igual.
Y está bien que seas inteligente y, si te das cuenta de que algunos temas generan conflicto, procures evitarlos.
Pero eso no significa que no puedas expresar lo tuyo cuando algo te molesta, te incomoda o te hace daño. Que no puedas hacerte valer y defender lo tuyo.
Porque, si te lo tragas y te callas, esa rabia acabara saliendo por algún lado.
“Mi suegra se entromete en todo y yo me tomo las cosas muy a pecho y termino llorando mucho por eso. Me gustaría enfrentarme a ella porque me hace daño, pero sé que tiene que estar en mi vida y no quiero que las cosas entre nosotras vayan a peor”
Pues precisamente por aguantarte lo que va a pasar es que te cargues tanto que termines explotando.
Así que empieza a decir lo tuyo con honestidad y humildad, sin atacarla a ella y sin esperar a estar sobrepasada.
Que tú digas “me siento así” o “me frustra que me digas esto”, igual no hace que la situación cambie, pero sí va a cambiar tu relación con la situación, porque vas a pasar de ser alguien que traga a ser alguien que expresa.
Y lo mismo con tu pareja. Diciéndole como te sientes y siendo tú quien marque los límites que necesites, aunque puedas comprender que él no tengas los mismos, y sin ponerle entre la espada y la pared.
Y expresando tu opinión en cada momento, sin menospreciar la de tu suegra.
Por ejemplo, diciendo “tal vez me equivoque, pero esta es mi manera de hacerlo”, “respeto tu opinión y te agradezco que te intereses, pero prefiero hacerlo así” o “así piensas tú, yo pienso distinto, y no pasa nada”.
Y, por supuesto, pidiendo con claridad lo que necesitas, en vez de pensar que tendría que ser ella la que se diera cuenta (no se la está dando, así que deja de pedirle peras al olmo y exprésalo tú).
Por ejemplo, “prefiero que vengas a ver a los niños un poco antes”.
Dando las explicaciones justas, porque cuando entras en justificarte mucho, de nuevo te vas a querer convencer al otro. Y esto no va de convencer, va de respetar lo tuyo y respetar lo suyo por igual.
Y, si lo has probado todo, y con tu suegra nada funciona, atenta porque mi curso online LÍMITES, que sale en 7 días, es justo para que aprendas a defenderte con este tipo de personas con las que parece que no hay manera.
Voy a ir al grano con este comentario, por si acaso a alguien le pudiera ayudar:
El tema de las personas dañinas, tóxicas, desequilibradas o como les quieran llamar es para valorarlo y no meterlos a todos en el mismo saco.
Por mi experiencia y la de gente cercana puedo decir con rotundidad que NO todas esas relaciones pueden gestionarse o tendrán una recompensa tras tu esfuerzo. Puede que solo encuentres tu propio desgaste y frustración, junto con mucha ira. Siendo así ya te adelanto que requieren DISTANCIA. Lo típico de “cuanto más lejos, mejor”. Y no es una exageración. Por salud mental en algunos casos la única vía es no tener relación o tener la mínima, con fuertes límites.
Puede ser una suegra o puede ser una hermana. En ocasiones son personas con importantes trastornos de personalidad que sólo conocen quienes están muy cerca (familia, pareja).
No pierdas el tiempo sintiéndote culpable por alejarte de estas personas (fácil decirlo, lo sé ). Cuidar de ti y de quienes quieres es prioritario.
Y te das cuenta cuando ya has intentado de todo con esas personas.
Hola Winonna,
Sí, totalmente de acuerdo con lo que dices. Hay personas con las que la única manera de gestionar la relación es poner toda la distancia posible. Esto unas veces es más fácil y otras menos, por circunstancias familiares de todo tipo. Por eso siempre es importante que sepas defenderte y que sepas reconocer cuando una relación puede mejorar de alguna forma y cuándo ya has hecho suficiente y lo mejor para ti es reducir todo lo posible el contacto con esa persona. De todo esto, de cómo dejar de sentirte mal por lo que hacen los demás y hacerte valer ante las personas tóxicas, va el curso Límites, que sale este jueves. Justo para las personas que están en esta situación.
Un abrazo,
Vanessa
Muy real este artículo Vanessa, describiste muy bien las situaciones que enfrenté con mi suegra y la reacción que esperaba de mi esposo y que nunca le quiso poner límites. Yo terminé distanciándome emocionalmente de ambos (suegro y suegra), ya que me afectaban emocionalmente y hasta mi salud se deterioró de manera importante. Saludos desde México
Muchas gracias, Silvia. Me alegro de que te hayas sentido reflejada en lo que cuento, espero que lo que ocurrió con tus suegros te haya servido para crecer como persona y saber poner límites.
Un abrazo,
Vanessa
Muchas gracias por tu post, me llegó en el momento justo en que estaba ante una situación similar y entendí que quizás ella sentía lo mismo de mi que yo de ella. Lo hablamos y lo confirmé. Hablarlo y sincerarnos me ha servido para conocerla mejor y ver que ninguna quiere esta situación. Ahora las cosas están tranquilas y lo mejor, y que no me esperaba, fue el GRACIAS de mi pareja por ahorrarle esa situación tan incómoda.
Aaaay, qué bien lo que cuentas. ¡Me alegro un montón! Mil gracias por compartirlo, y felicidades por aplicar tan bien lo que contaba en el post.
Un abrazo grande,
Vanessa