Vivimos en un análisis constante.
Analizamos nuestros pensamientos, analizamos nuestros sentimientos y analizamos nuestros comportamientos.
Cómo puedo estar pensando esto, no debería…
Por qué me estoy sintiendo así, no está bien…
Qué hago haciendo esto, si alguien se entera…
Cómo puede él hacer eso, está muy mal…
Una y otra vez analizándolo todo, juzgándolo todo y etiquetándolo todo.
Y resulta que es uno de los peores hábitos que puedes tener.
Me gusta, no me gusta.
Está bien, no está bien.
Es justo, es injusto.
¿Te das cuenta? Si retrocedes a hace un rato, a hace una hora o dos horas, a todo lo que estaba pasando por tu mente, te darás cuenta de que es así.
Y analizar es vivir en una jaula.
Por eso es uno de los peores hábitos que puedes tener.
Porque cuando analizas algo, comparas, evalúas, juzgas y condenas.
Ayer mismo me descubrí a mi misma analizando. Después de un conflicto recurrente con mi pareja, y que hasta ayer analizaba una y otra vez cada vez que nos volvía a pasar, me di cuenta de lo que estaba haciendo. De pronto me observé y comprendí que eso que yo creía que era un problema de los dos, en realidad estaba siendo un problema mío. Me vi a mi misma haciendo lo que él me decía que hacía. Y por fin entendí que la solución estaba en mí. Por fin pasé de la impotencia del “no nos entendemos” a la claridad del “ya sé qué puedo hacer yo para que esto deje de ocurrirnos”.
¿Qué me funcionó en ese momento? ¿Qué es lo que funciona siempre, en vez del análisis constante?
La OBSERVACIÓN.
Observar implica percibir lo que está pasando en este momento, desde el desapego y la aceptación.
Implica dejar de juzgar, de comparar y de criticar.
Implica verte desde fuera, como alguien que observa esa escena sin tener nada que ver con ella, sin conectarse emocionalmente a ella, y percibir lo que está pasando.
Esto es lo que te permite darte cuenta de lo que está afectando a tu bienestar en ese momento, porque al no evaluarlo ni entrar en el juicio puedes observarlo de una forma objetiva.
Decía el filósofo indio Krishnamurti que observar sin evaluar constituye la forma suprema de la inteligencia humana.
Y probablemente así sea…
Porque observar te permite aprender y sorprenderte, mientras que analizar te mete en un bucle que ya conoces y que no te aporta nada nuevo.
Porque cuando observas aceptas, pero cuando analizas rechazas.
Porque cuando observas fluyes, y eso te permite conectar contigo mismo.
Simplemente obsérvarte, observar lo que piensas y lo que sientes, sin juzgarte ni evaluarte…
Por ejemplo, si miras las nubes estás observando, pero si piensas que una tiene forma de perro ya estás analizando.
Pocas veces hacemos esto. Y realmente merece la pena, porque no hay instantes vacíos cuando observas.
La vida es mucho más sencilla cuando la observamos, pero tendemos a complicarla con tanto análisis.
Observar qué me pasa cuando las cosas no son como yo quiero que sean…
O cuando las personas no son como yo espero que sean…
O cuando lo que siento no es lo que yo quiero sentir…
Observar sin juicios, sin pensar que las cosas deberían ser de otra forma o que tú lo haces mejor que yo…
Porque si analizo como me está mirando alguien, como me habla, lo que me dice, entro en el juicio y me bloqueo…
En cambio, cuando observo, simplemente miro la situación y me miro a mí misma en ella.
Si analizo cómo estoy con mi pareja me obsesiono con lo que debería ser… Si observo, simplemente percibo y confío…
Observar es desapegarte, mirarlo desde fuera, como si esto no te tocara, como si no tuviera nada que ver contigo…
Observar es ver qué pasa en vez de estar dándole vueltas y preguntándome y si esto o si lo otro…
Simplemente observar y observarme.
Analizamos para controlar
Tenemos mucho miedo a no controlar lo que nos pasa o lo que sentimos, por eso lo analizamos todo.
Analizamos cuando ponemos etiquetas, cuando decimos esto es tal, yo soy tal, esto es positivo, esto es negativo, esto es correcto, esto no lo es…
Y analizar nos frena y nos encierra…
Pero lo hacemos porque necesitamos controlar, necesitamos vivir en la ilusión de tenerlo todo bien atado, creer que nada se nos va a escapar de las manos… pero es que la vida se nos va de las manos entre tanto análisis y tanto juicio vacío…
Y es cierto que el análisis es necesario en la vida, pero si analizo mis emociones entonces sufro.
Si analizo mi miedo, me comparo, me juzgo y me critico.
En cambio, si observo el miedo, si me observo a mí misma en ese miedo, sin juzgarme por sentirlo, sin reprocharme por creer que no está bien, que debería ser de otra forma, entonces por fin puedo comprender…
El dolor es natural, sí, pero el sufrimiento no. Y el sufrimiento nace de un juicio. Por eso, si quito el juicio, desaparece el sufrimiento.
Como en el ejemplo que te he puesto de ayer con mi pareja. Juzgar lo que estábamos haciendo mal me hacía sufrir.
Por eso cuando quité el juicio, cuando simplemente observé cómo estaban siendo las cosas y cómo era yo en ellas, desapareció el sufrimiento.
Por eso observar implica soltar el miedo a perder el control.
Implica soltar nuestras creencias y todo lo que nos está limitando… Porque cuando analizas lo haces poniendo tu filtro, tus experiencias y tu manera de ver y de entender las cosas…
Pero observar implica hacerlo sin filtro y sin condicionamientos… implica hacerlo como si no creyéramos nada, como si no supiéramos nada, como si nada tuviera que ser de una forma, como si todo pudiera ser de cualquier manera…
Implica mirar las cosas como son y no como quieres que sean…
Y también implica soltar el miedo a no ser suficiente.
Porque, la mayoría de las veces, el juicio surge de una comparación. Y cuando quitas la comparación, el juicio ya no tiene a donde agarrarse.
Volviendo a este ejemplo con mi pareja, mi juicio nacía de comparar quien de los dos lo estaba haciendo bien y quién lo estaba haciendo mal. Eso es lo que me mantenía enganchada.
Compararte te coloca en el juicio de esto lo hago mejor, esto lo hago peor, esto es culpa mía, esto no es culpa mía, yo sé más, yo sé menos…
Por eso, cuando dejé de juzgar y simplemente observé mi empeño en que él fuera como yo creo que debe ser, pude ver a mi niña herida y su profundo miedo a no ser suficiente. Porque el otro siempre es un espejo de mí, y lo que espero de él en realidad me habla de lo que me exijo a mí.
El tendría que ser así o hacer las cosas de esta manera…
Porque yo tendría que ser así y hacer las cosas de esta manera…
Y tengo mucho miedo a no serlo… a no ser suficiente.
Cuando simplemente observas…
¿Te das cuenta? ¿Te das cuenta de lo que pasa cuando simplemente observas?
Cuando simplemente observas comprendes que nada está bien y nada está mal, que sólo son juicios de nuestra mente, y que todo es perfecto como es…
Cuando observas puedes percibir que te has equivocado, pero ahora lo haces sin juzgarlo y sin juzgarte.
Cuando observas sales del porquéporquéporqué y llegas al para qué, infinitamente más nutritivo.
Cuando observas puedes soltar lo que no eres y apreciar quién eres, liberarte de lo que te sobra, de lo que te lastra, de lo que te impide crecer, y simplemente ser tú…
Observar te permite ver, comprender, apreciar, integrar, y dar las gracias por todo ello…
Cambiar el análisis por la observación es como pasar del miedo a la curiosidad…
Del ruido al silencio…
Del rechazo a la aceptación…
Del juicio a la compasión…
Del control a la confianza…
Del vacío a la plenitud…
Del sufrimiento al amor…
De la oscuridad a la luz…
Del deseo al agradecimiento…
De la guerra a la paz…
Observar te permite sanar, te permite trascender, te permite sentir, te permite disfrutar y te permite amar.
Mirando lo que te rodea, mirándote a ti, mirando el mundo y mirando la vida, desde la confianza profunda en que todo es como ha de ser…
¿Qué me dices? Me gustaría mucho saber qué te ha inspirado este post :-), puedes compartirlo en los comentarios aquí debajo.
Hola!
Me ha encantado el post, y justo viene en un momento de mi vida en el que estoy teniendo muchos cambios que me dan mucho miedo. La única forma de afrontarlo que he encontrado es tenerlo todo bajo control, y ¡ni de lejos es así! Hay miles de posibilidades que se me ocurren para cada situación, y muchas más que no me pasan por la cabeza. Intentaré abstraerme y observar las situaciones, pero la verdad es que ¡a veces es realmente difícil! ¿Cómo puedo conseguirlo?
Muchas gracias!
Hola Marta,
Muchas gracias por compartir. Este post es máss bien como una inspiración, una invitación a “estar” de otra forma, porque no hay reglas, pasos o claves para observar que le sirvan a todo el mundo… Es simplemente tener la intención de hacerlo y recordarlo y practicarlo una y otra vez. En cada momento que lo desees haz el esfuerzo de “salir de ti misma” y mirar eso como si lo estuvieras viendo desde fuera, como si te vieras en una pantalla, con tus sentimientos y tus pensamientos ahí delante de ti… Empieza haciéndolo en momentos que estés más desconectada emocionalmente, porque te resultará más fácil. Y así poco a poco te irá saliendo mejor.
Un abrazo,
Vanessa
Muy buen post. A mí me cuesta mucho no meterme en el bucle de pensar y analizar todo. Pero hay una cosa que me ha ayudado mucho a salir de ahí, y es entender que mis pensamientos en realidad no son míos, si no fruto de mi entorno, el momento social actual, todas las influencias externas… Y en el momento que entendí que no es más que una radio que está ahí, que no tiene por que tener razón ni mucho menos… En ese momento dejé de pelear con él y de darle crédito, y he podido empezar a sentir. He dejado de darle tantas vueltas a las cosas, de ser tan crítica conmigo y con todo. Y estoy mucho más en paz….. Y cuando me doy cuenta de que estoy analizando y juzgando otra vez, me recuerdo que es sólo una radio que está en mi cabeza, sonando sin parar, sí, pero no por estar ahí tiene razón. Y entonces, llega la calma. Por fin.
Alex,
¡Muy bien! Me alegro mucho de que esa desidentificación de tus pensamientos te esté ayudando a estar en calma. Así es, todos tenemos una especie de radio en nuestra cabeza y es de gran ayuda hacer lo que has hecho tú, verla desde fuera y darte cuenta de que no es la verdad y no tiene por qué tener razón.
Un abrazo grande,
Vanessa
¿Y como se consigue?
¿Cómo se consigue observar? No sé si hay una fórmula mágica… Creo que se trata simplemente de tener la intención profunda de observar y de esforzarte por salir de ti misma una y otra vez y ponerte en la posición de observadora… No es una cosa que pase de un día para otro… Una y otra vez volverás a caer en el análisis y una y otra vez necesitarás tomar conciencia de ello y volver a ponerte en la posición de observadora… Unas veces será más neceario hacerlo y otras menos… Y de nuevo, cuando no necesites, lo importante volverá a ser tomar conciencia de lo que está pasando y tener la intención profunda de observalo :-).
Un abrazo grande,
Vanessa
Me ha encantado. Parece escrito para mí y me ha venido genial en este momento. Gracias
Me alegro mucho, María. Si te ha servido, es que estaba escrito para ti ;-).
Besos y sonrisas,
Vanessa
Hola Vanessa, tus blogs me llegan siempre en el momento preciso. Me encantan, después de leerte comencé con libros como Eckhart, y ¡la estoy pasando increíble! Aprendiendo muchooooo. Quiero hacerte una consulta, hay una desicion que tomé porque creo tener la respuesta, pero dudo de ella todo el tiempo. Soy bailarina, y también soy profesional en otra cosa, quiero seguir perfeccionándome en danza, porque me apasiona, tengo una pareja maravillosa y quiero ser mamá. El problema, quiero vivir la experiencia maravillosa de ser mamá con esta persona que me acompaña y con la que soy tan feliz, pero mi cabeza me dice que tener un hijo es mucha responsabilidad y no podré mejorar bailando (me falta bastante), que mis prioridades cambiarán, porque amo bailar y quiero mejorar. He decidido no pensar y dejarme llevar por lo que siento, disfrutar de mi pareja y si me quedo embarazada es lo mejor para mi vida y, si no, bueno sigo en ese proceso mejorando en danza. ¿Qué consejo puedes darme?
Corina,
Te diría que confíes en tu corazón y en la vida… Si de verdad quieres ser madre, si tienes claro que es importante para ti, y que la danza también lo es, encontrarás la manera de seguir creciendo profesionalmente aunque seas madre. Que será más duro y requerirá más esfuerzo por tu parte, desde luego. Pero también puede ser que no seas madre y después pase otra cosa que te separe de la danza… Así que lo importante es lo que tú creas. Si crees que puedes ser mamá y bailarina, lo serás. Y si la danza es una prioridad y lo aceptas como tal, entonces tal vez dejes lo de ser mamá aparcado y estés en paz con ello. Lo importante es que tengas claras tus prioridades y que sepas de qué es de lo que no te vas a arrepentir nunca. A partir de ahí, confía en que todo irá bien y tú serás feliz pase lo que pase…
Un abrazo grande,
Vanessa
Me ha gustado, como todos los pots que públicas. Además lo transmites de una manera positiva que llega de una manera más natural. En resumen, me gusta leerte. Felices fiestas.
Qué bien, Alicia. Me alegro mucho de lo que me dices, para mí es importante transmitir lo que cuento de una manera positiva. Muchas gracias por compartirlo.
Felices fiestas para ti también.
Un abrazo,
Vanessa
¡Gracias por compartir esta sabiduria! Es muy claro el mensaje, reemplazar la necesidad de analizar por la capacidad de observar; resulta novedoso para mí, que he leido mucho, Krishnamurti incluso, pero siempre he percibido lo que plantean como muy dificil para aplicar a mi vida. En tu artículo, se me ha hecho muy claro, porque analizar es mi segundo nombre 🙂 y por muchos muchos años ha sido mi escudo para la vida, por sentir que controlo algo o no sé… pero tanto me he identificado con analizar todo que cada vez me cuesta más ser auténtica, sin forzarme a ser la que creo que debería ser. Por eso agradezco mucho que muestres otros caminos, que ayuden a visualizar otra manera de situarse y percibirnos ante distintas situaciones. Me lo he podido imaginar :), y eso significa mucho. ¡Gracias!
Magali,
Fíjate hasta qué punto analizar se puede convertir en una limitación, que en tu caso cuentas que muchas veces te impide ser auténtica… Y todo por pensar en cómo deberías ser, cuando no tienes que ser de ninguna manera, sino simplemente ser tú misma, auténtica… Es una camino, quiérte y apóyate mucho a ti misma mientras lo andas. Si lo has podido imaginar, es que lo puedes crear ;-).
Un cariñoso abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa, excelentes como siempre tus líneas. Pero que difícil es observar porque en el mundo que vivimos no paramos, porque tenemos miedo de hacerlo. Tenemos miedo de obervar y ver las cosas que no nos gustan de nosotros, porque hoy todo debe ser bonito, happy flower que es lo que nos venden y lo que vendemos en ese mercado de las redes sociales. Cuando puedes parar y observar, desde ahí puedes construir, con tus imperfeciones y fortalezas. Cuando eres consciente de quien eres puedes empezar a pensar menos y a sentirte más. Felices Fiestas Vanessa y prospero 2019 en el que cuento con tus líneas semanales para pararme a observar.
Así es, Andrés. Muchas gracias por tu aportación. La observación ha de ser un propósito interior y profundo, para ser capaces de hacerlo a pesar del entorno, las prisas y las influencias. Es un camino, no me canso de repetirlo, no es algo que pase de un día para otro y todos volvemos a caer en el análisis una y otra vez, es normal. Lo importante es darnos cuenta y volver a conectar con nuestro Ser.
Un abrazo y feliz 2019 para ti también,
Vanessa
Gracias, me parece interesante este camino, estoy en ello, poco a poco creo que soy más capaz de comprender, soltando el ego…
Una pregunta, analizar y opinar o criticar también pueden ser útiles, ¿no? En el sentido de búsqueda dentro de uno mismo y las experiencias hasta que encuentras pistas, que te esclarecen, que ayudan a ver cosas de ti y del mundo y a comprender… y esa comprensión puede complementarse con la de comprender al observar tan sólo…
Hola Conchi,
Sí, claro que tener una mirada de observación te ayuda a comprender y colocar lo que te ocurre. No tanto desde el ego o desde el juicio, sino desde la simple observación de lo que se te mueve o lo que te ocurre con lo que te pasa. La diferencia la reconoces porque de una manera sientes paz y de la otra no.
Un abrazo,
Vanessa