Nuestro día a día está lleno de imprevistos.
Que había quedado con mi pareja para hacer algo juntos y al final él no puede.
Que en el trabajo no me han dado las vacaciones que pedí.
Que alguien iba a recoger al niño esta tarde y al final tengo que ir yo.
Que este fin de semana me iba a ir a la playa y se me ha fastidiado el plan.
Que he organizado una comida para diez y al final no pueden venir ni la mitad.
Que me he cogido un día libre y no para de llover.
Que iba a ir al cine y ya no puedo ir.
Que justo hoy, que tengo una reunión a primera hora, el coche no me arranca.
Que quería celebrar mi cumpleaños en este restaurante y ya no hay sitio.
Que me iba a poner un vestido para la cena y resulta que está sucio.
Etc., etc., etc.
Cada día pasan mil cosas que nos sacan de lo que habíamos previsto.
Y no tendría por qué tener mayor importancia…
El problema es que muchas veces nos enfadamos, nos disgustamos y nos llenamos de rabia.
Porque queremos que las cosas salgan tal y como las hemos imaginado.
Y si algo se sale de lo esperado, ¡es un desastre monumental!
¿Te suena? ¿Sabes cómo sentirte bien a pesar de los imprevistos?
¿Te estresas cuando las cosas no salen como deseas?
¿Te frustras y te llenas de rabia cuando te falla un plan?
Por qué llevamos tan mal los imprevistos
Más o menos, es algo que nos pasa a todos.
Unas veces son cosas más importantes y otras no lo son tanto…
Pero, cuando esos cambios de planes nos generan malestar, lo que suele haber detrás es una gran necesidad de controlar las cosas y de que sean como tú querías y esperabas.
De que si no son así, no pueden ser de otra forma.
Tenemos muy poca tolerancia a la frustración, a que las cosas no salgan como esperamos y a no conseguir lo que queremos.
Como me contaba un día un Coachee, que se había enfadado porque su pareja estaba enferma y no podía ir a verle (tenían una relación a distancia).
O, como me decía otra, también hablando de su pareja, con la que había hablado de hacer un plan el domingo. Pero cuando llegó el día él le propuso que hicieran otra cosa diferente, y ella se enfadó.
Yo misma, durante muchos años, necesitaba tenerlo todo previsto y organizado siempre, y no era capaz de aceptar que nada se saliera de esa planificación.
Hasta el punto de que si iba a un restaurante pensando que iba a pedir algo, y se les había terminado, se me fastidiaba la comida entera.
¡¿Te das cuenta hasta qué punto puede ser insana esa necesidad de control?!
En mi caso, que se me estropearan los planes que había hecho en mi mente, era una de las cosas que peor llevaba.
Y precisamente por eso es uno de los logros de los que más orgullosa me siento.
Porque, la verdad, sabiendo sentirte bien a pesar de los imprevistos te quitas un gran peso de encima…
Por supuesto, que nos ofusquemos cuando las cosas no salen como esperamos en realidad es un reflejo de nosotros mismos.
Un mensaje de algo que nos está pasando por dentro y que necesitamos resolver.
Y, ¿cuál es ese mensaje? ¿De dónde viene esa necesidad de tenerlo todo previsto y controlado?
Por mi experiencia, te diría que casi siempre es producto de lo mismo: la inseguridad.
Es decir, cuando no tenemos seguridad en nosotros mismos, proyectamos esa carencia en lo que nos pasa.
Necesitamos la falsa seguridad que nos da que las cosas salgan como las habíamos planeado.
Y, si eso no pasa, si algo a nuestro alrededor se tambalea, nuestra falsa seguridad también se resquebraja.
Diez claves para sentirte bien cuando hay un imprevisto
Ay, ¡cuánta falta nos hace confiar, fluir y dejarnos llevar más cuando hay un imprevisto!
Dejar de pensar que las cosas siempre nos salen mal y entender que a veces no pueden salir como esperamos, y eso no significa que no salgan bien…
Aprender a cambiar el “o es así, o me enfado” por “de esta otra forma también puede ser”…
Empezar a juzgar menos las cosas y a dejarlas estar más…
Soltar el sufrimiento gratuito y darnos permiso para experimentar la aceptación cotidiana…
Y practicar la tolerancia a la incomodidad…
… Para poder caminar y fluir con la vida y con lo que va pasando, como dueños de nosotros mismos y de nuestras emociones que somos.
Porque lo somos.
Así que, si quieres descubrir cómo sentirte bien a pesar de los imprevistos, aquí tienes diez claves que te ayudarán:
1.Acepta lo que sientes.
Si rechazas algo que sientes o te enfadas contigo por sentirlo así, al final la bola se hace mucho más grande. Te lo he dicho mil veces (aquí, aquí o aquí) y nunca me cansaré de repetirlo.
2.Sal de tu zona de confort.
Que las cosas no salgan como esperamos nos saca de nuestra zona de confort. Así que, cuanto más habituados estemos a salir de ella, menos malestar sentiremos cuando la vida nos saque a la fuerza.
3.Déjate sorprender por la vida.
Puedes hacer planes, claro que sí, pero no atarte a ellos como si tu bienestar dependiera de que salieran adelante.
Cuantas menos expectativas y más desapego tengas, mucho mejor.
4.Ojo con tu diálogo interno.
No te lamentes, no te pongas en plan víctima “¿por qué me pasa esto a mí?” y no le eches la culpa a nadie.
En vez de eso, cultiva pensamientos de aceptación y de confianza en la vida.
5.Deja tiempo y espacio para los imprevistos.
Porque resulta que los imprevistos también se pueden tener previstos.
Y eso sirve tanto para una chorrada cotidiana que no sale como pensabas como para algo que de verdad es importante para ti.
6.Relativiza.
Esto es clave. Incluso podría ser suficiente con este paso.
Pregúntate, ¿de verdad esto que ha pasado es tan importante? ¿De verdad es tan terrible? ¿Merece la pena que me disguste y me lleve un mal rato?
Para mí, y esto también me lo habrás escuchado, lo único que merece un disgusto tiene que ver con los hospitales.
Y estaría bien que tú también tuvieras claro qué es lo verdaderamente importante para ti.
7.Entiende el “para qué”.
Hay quien, cuando se le trastoca un plan, piensa que el mundo conspira en su contra para que todo le salga mal.
Y no, la vida no hace jugarretas para fastidiarte a ti… La vida baila a su antojo. Unas veces te regala algo y con eso hace un daño colateral a otra persona… Y otras veces le regala algo a otro y con eso el daño colateral te lo llevas tú.
Sea como sea, todo es como ha de ser.
Y sé que esto no siempre es fácil de ver en el momento, pero cuando pasa el tiempo, echando la vista atrás, las piezas terminan encajando.
Y te das cuenta de que todo fue para llegar a donde tenías que llegar.
Así que, ahora o cuando pase un tiempo, especialmente con las cosas importantes, pregúntate ¿para qué me ha pasado esto? ¿Para qué se estropeó ese plan? ¿Para qué me ocurrió aquello?
8.Busca el lado positivo a ese cambio de planes.
Todo puede ser bueno o malo, según el ángulo desde el que lo mires.
Por ejemplo, si voy a la piscina y resulta que me la encuentro cerrada por obras, algo bueno es que tengo la tarde libre.
9.Adáptate a las nuevas circunstancias.
Date cuenta de que nada tiene que ser obligatoriamente “así”, de que también puede ser de esta forma o de aquella otra.
Y experimenta con esas nuevas formas de ser las cosas…
Esta es la diferencia entre reaccionar ante lo que te pasa, que te resta energía, y responder a lo que te pasa, que la suma.
10.Cambia el control por la confianza.
Cuando necesitas controlar es porque estás viviendo desde el miedo, mientras que si confías es porque vives desde el amor…
Así que visualízate cada día como una persona que disfruta de lo que la vida le trae, porque confía en ella, en la vida y en que así es como ha de ser.
Y, sobre todo, porque no quiere llevarse un mal rato para nada.
…
¿Qué me dices? ¿Qué tal te llevas tú con los imprevistos? Me gustaría mucho que me lo contaras en los comentarios aquí debajo.
Guauuu, qué bueno!
Muchas gracias, Teresa.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Me ayudan muchísimo tus consejos.
Muchas gracias, Esther. Me alegro mucho.
Besos y sonrisas,
Vanessa
Muchas gracias Vane, la gente buena como tú deja huella en las personas
Gracias a ti, Antonio. Recuerda que lo que ves en los demás es porque está en ti…
Un abrazo grande,
Vanessa
Cómo siempre buenísimo y llegas al corazón.
Decías en el mail que había que pinchar para saber si se quiere seguir recibiendo los artículos.
Y yo corriendo a pinchar!! Si que quiero 🙂
Gracias por tu tiempo.
Muchas gracias, Raquel. Me alegro mucho de que quieras seguir recibiendo mi newsletter, deseo de corazón que te siga aportando y ayudando a ser quien quieras ser.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Eres una crack! Gracias por ayudar a las personas así de bien!
Gracias, Jess. Es mi trabajo, me alegro de que te sirva.
Besos y sonrisas,
Vanessa
??
Cuánto significado en un sólo emoticono, Jan… Mil gracias a ti también.
Un cariñoso abrazo,
Vanessa
Gracias linda, por tan excelentes consejos. Cada vez que leo tus consejos me siento animada y relajada.
Muchas gracias por tus palabras, Damaris.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Si tengo esto de querer controlar lo que me pasa, siento mucha inseguridad de que no me salgan las cosas bien… Así es, tengo esta problemática. Gracias, buen artículo.
Hola Nancy,
Identificarlo, tomar conciencia y ponerle nombre ya es un paso grande, felicidades. Sigue avanzando y dando pasitos para sentir más seguridad en ti y alejarte de esa necesidad de controlar.
Un abrazo grnade,
Vanessa
Algún día me gustaría leerte sobre qué hacer cuando te sientes “no admitido” en un sitio, por ejemplo en el trabajo. Te han cambiado de sección en tu tienda, para dar apoyo a otra sección, pero notas que tus compañeros hablan de ti, (como deporte nacional, a tus espaldas) y notas que no eres admitido, que rompes a veces su zona de confort. Al final optas por callar porque solo será para una temporada, pero no dejas de sentirte mal. Hasta, a veces, has llegado a llorar por la situación. Cuando sabes bien, no puedes hacer nada, pero esto a veces hasta incluso te angustia más…
Muchas gracias por compartir. Creo que sobre todo depende de lo que tú quieras conseguir… Habrá quien se resista desde el juzgarles y querer saber qué pasa para que se haya dado esta situación, y habrá quien la acepte y quiera comprender qué le está trayendo o diciendo de sí mismo, si es que hay algo de lo que no se está dando cuenta.
Tal y como la planteas parece una situación con puertas cerradas, pero estoy segura de que en algún lugar hay una puerta abierta para ti, para que puedas avanzar…
En realidad esto casi nunca va de lo que hablan los demás, sino de lo que eso mueve dentro de ti.
Un abrazo grande,
Vanessa
Gracias por tus palabras, son muy valiosas. ¿Qué debo hacer o cómo debo comportarme cuando planeo hacerle el amor a mi mujer y me deja con las ganas por algún motivo? Eso lo hace con mucha frecuencia y soy de los hombres que disfruto el sexo.
Hola Sergio,
Creo que la comunicación con tu pareja desde la comprensión y el amor, mirando sus necesidades y deseos, puede ser un punto importante. Habla con ella con la intención de entenderos, sin reproches y sin pensar en lo que no te da (desde esa actitud se dificulta el acercamiento), sino en lo que ella necesita y en lo que tú sientes.
Un abrazo,
Vanessa
ESTE ARTÍCULO ES ESPECTACULAR (EN MAYÚSCULAS). MUCHÍSIMAS GRACIAS, VANESSA.
Muchas gracias, Soraya. Me alegro muchísimo de que te haya servido.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
El tema no es que nosotros nos enfademos. Es que se enfada la gente de alrededor. Yo me paso el día resolviendo problemas. El día que no falla el autobús, falla el despertador,, y yo no puedo llegar tarde al trabajo. Se rompe el cable del móvil y me quedo sin móvil, pero todo el mundo se me enfada porque no contesto. Al otro día me ponen dos reuniones al mismo tiempo y claro, si no voy a una hay alguien que se enfada. Quiero seguir las clases del gimnasio, pero no hay día que no salga a la hora y el profesor me dice que paso de todo. Tengo que ir al médico, pero sólo visita en mañana y es imposible que me dé otros horarios. Y etc y etc. Mi mayor problema es que todas estas cosas nadie las entiende, todo el día hay enfados arriba y abajo y estoy cansada. Yo no puedo, simplemente, decir “pues mira, ha pasado esto y yo no puedo hacerle nada”. ¿A alguien le aceptan esta actitud? El problema no está en nosotros, sino en lo que se nos exige.
Muchas gracias. En mi opinión, la clave está en hacernos responsables de nosotros mismos. Por supuesto que muchas veces las circunstancias externas no dependen de nosotros, pero sí cómo respondemos ante ellas. Eso siempre depende de nosotros, de nadie más. Y creo que los que más nos exigimos somos nosotros mismos… Cuando nos hacemos responsables y aprendemos a dejar de exigirnos, nos resulta más fácil tratar con los demás y ser asertivos, con lo que también recibimos respuestas más asertivas por su parte… Porque, en mi opinión, la vida es un espejo que nos devuelve nuestro propio reflejo…
Un fuerte abrazo,
Vanessa