Justo ahora hace un mes que decidí parar el ritmo. Un día a principios de febrero me di cuenta de que estaba corriendo demasiado, de que mi vida se me estaba yendo de las manos y de que ya no llevaba las riendas.
Y me puse una fecha límite para volver a disfrutar, a priorizar y a darle valor a lo que es importante para mí.
No hacía tanto que había perdido el control. No llegaba a dos meses. Pero para mí era suficiente. Porque tengo muy claro lo que no quiero en mi vida.
No quiero vivir estrujando el tiempo y aprovechando cada segundo.
No quiero agendas en las que no haya una sola línea en blanco.
No quiero “estar por estar”, sin estar verdaderamente presente porque tengo mil cosas en la cabeza.
No quiero que me falten minutos para reír, jugar, mirar, besar, pellizcar, abrazar, charlar, escuchar o respirar.
No quería y no quiero.
Y así fue como un día cualquiera tomé conciencia de que necesitaba pararme y volver a caminar al ritmo que yo quiero caminar.
Y eso que me considero una persona consciente. Alguien que no para de conocerse, de descubrirse y de mejorarse. Que cada día abre los ojos haciéndose preguntas y los cierra para encontrar las respuestas. Porque me apasiona y porque si me dedico a ayudar a otros a que también lo hagan, lo menos que puedo hacer es ser ejemplo de ello.
Y aun así se me fue de las manos.
Sí, sí, ya sé que sólo fueron dos meses el tiempo que me fui infiel a mí misma. Así es fácil volver a coger las riendas.
Lo difícil, que no imposible, es redirigir tu vida cuando llevas tanto tiempo yendo a una velocidad de vértigo que ni sabes cuándo empezó eso. No sabes cuándo perdiste el volante, cuándo se lo cediste a otros o si alguna vez lo habías llevado tú.
Pero lo puedes recuperar, de eso estoy segura.
Ahora mismo lo estoy viendo en una de las Coachees con las que trabajo por skype, que está en ese proceso de volver a ser ella quien lleve las riendas de su vida. Está aprendiendo a disfrutar más y a exigirse menos. A ser más y a hacer menos. A dejar de correr por la vida detrás de un éxito profesional que hasta ahora, cada vez que lo alcanzaba, la alejaba un poco más de sí misma…
El otro día, en la primera sesión, me decía que de tanto vivir en un futuro soñado, se había perdido el presente de los últimos ocho años de su vida. Y así se le había pasado el tiempo volando, hasta los cuarenta y dos años que tiene ahora. Porque, ahora sí, ya está empezando a saber qué es lo importante para ella y qué es lo que no quiere volver a descuidar ningún día de su vida.
Esa es la primera clave. Saber qué es lo importante. Eso para lo que no quieres volver a dejar de tener tiempo.
No sé qué es importante para ti. Pero, como te puedes imaginar, lo que importa no es que lo sepa yo. Es que lo sepas tú.
Si ahora tu prioridad es estar con alguien que sabes que pronto se irá.
Si ahora tu prioridad son tus hijos.
Si ahora tu prioridad es cuidarte.
Si ahora tu prioridad es mejorar tu relación de pareja.
Si ahora tu prioridad eres tú.
Lo que sea.
Lo importante es que cada día te recuerdes que no hay ningún sitio al que llegar para empezar a vivir. Que el sitio es éste. Que lo que te pierdas de este momento ya no volverás a recuperarlo. Que ni siquiera estará en el baúl de los recuerdos.
Lo que quiero decir es que a veces vamos por la vida corriendo en busca de algo que ni siquiera es nuestra prioridad. Y nos olvidamos de que la vida es esto que nos está pasando, aquí y ahora.
Que no es algo que empezará a pasar mañana, cuando cumplamos nuestros sueños. Porque cuando eso pase tendremos otros sueños… Y todo habrá vuelto a desvanecerse.
Que la imagen de éxito que nos han vendido tiene poco que ver con la paz interior y la felicidad.
Que ser perfecta de cara a la galería es como vivir en una cárcel construida por otros, pero en la que los barrotes los has puesto tú.
Que los sueños no se construyen sobrevolando el futuro, sino abriendo las alas en el presente…
Que estar muy ocupada no dice nada de lo que vales.
Que cuando corres demasiado te olvidas de ti.
Que cada vez que te traicionas a ti misma te estás alejando un poco más de tu bienestar.
Y así, poco a poco, se te pasa la vida esperando por una felicidad que se te deshace entre las manos justo cuando vas a alcanzarla…
Aaay… ¡Si la vida es mucho más sencilla que todo eso!
Y las cosas bonitas, los instantes de paz o las personas que quieres no hay que apreciarlas cuando se han ido y nunca volverán, sino cuando están y brillan por su presencia.
Me lo contaba hace tiempo una mujer que se había pasado varios meses en un hospital después de un accidente de tráfico. Me decía que antes vivía preocupándose y lamentándose por todo, pero que desde que vivió esa experiencia y salió de ella, había decidido cambiar por completo su manera de ver la vida…
No había vuelto a cederle el volante a nadie. No había vuelto a mirar hacia atrás ni hacia adelante. No había vuelto a olvidarse de nada que no eligiera olvidar.
Por fin había empezado a ser la protagonista de su vida.
¿Crees que es necesario pasar por algo así para empezar a priorizar lo importante?
Yo no lo creo.
Creo que está en manos de todos. Y que lo primero es tomar la decisión, como la que tomó la Coachee de la que te he hablado o yo misma.
Y después es necesario buscar espacio. Y saber quedarse en silencio. Y escuchar, y sentir y no ver nada, sin sentirte perdida por ello.
Y estar presente. Y tomar conciencia. Y tener intención. Y amarte mucho a ti misma.
Y entender que vivir plenamente es no saber lo que va a pasar mañana.
Y que todo eso que crees que necesitas es sólo un sucedáneo de lo que de verdad importa.
Y que el presente es lo único auténtico, lo único eterno y lo único que nadie te puede arrebatar.
Lo único a lo que siempre puedes volver. Y seguirá estando ahí.
¿Qué piensas? ¿Alguna vez se te ha ido la vida de las manos? Puedes contármelo en los comentarios aquí debajo.
me ha encantado el post Vane y enhorabuena por seguir descubriéndote
Muchas gracias, Ana. Y también por seguir acompañándome :-). Un beso
Muy buen post Vanessa, soy bastante jóven, pero siempre he estado muy seguro de qué quería hacer con mi vida y he estado en totol control. Hasta ahora que a mis 24 años llevo 1 último año que no sé donde encajo ni qué quiero.
Y a todo esto y supongo que por consecuencia de alguna forma, a la vez he empezado a notar que se me escapa la vida, no sé expresarlo de otra forma. Llevo un mes más consciente de ello y lo estoy intentando frenar y consiguiéndolo a veces incluso. Pero es despistarme un tiempo y volver al ritmo vertiginoso…
Ha sido muy útil leer a alguien más que le haya pasado, muchas gracias por tu post!
Hola Guillermo,
Si tienes 24 años, hasta ahora siempre has estado seguro de qué querías hacer con tu vida y ahora estás empezando a tener dudas, yo te diría que estás en muy buen camino. De aquí, de la falta de certezas, es de donde nacen las flores más bonitas.
Un abrazo,
Vanessa
Sí, se me ha ido la vida entre las manos. Intento estar tranquila ante lo absurdo, pero se arma una pelea en mi mente y de nada me sirve alejarme de quien me lastima.
Sara,
No sé si con tu comentario buscabas algún consejo por mi parte o simplemente querías compartir lo que sentías. Sea como sea, si sientes que la vida se te ha ido entre las manos, no pasa nada. Es algo normal. Ahora se trata de hacerte preguntas y encontrar respuestas, sola o con ayuda, para poder volver a coger tú las riendas.
Te envío un abrazo lleno de cariño,
Vanessa
Me encanta como escribes y cómo eres…..a mi se me escapa de las manos de manera constante, consciente o inconscientemente….pero estoy en el camino y he tomado la decisión de disfrutar más y mejor de cada instante, y dejar fluir tantas y tantas cosas…..
Gracias, por ser y estar.
¡Oléeeee! Eso es lo que cuenta, Cristina, que estés en el camino y que hayas tomado la decision de disfrutar más y de dejar fluir muchas cosas… Hace un tiempo yo ni siquiera era consciente de que mi vida no estaba en mis manos… Quiero decir que lo importante no es donde estás hoy, sino hacia donde te diriges ;-).
Un beso
Hola! Gusto en saludarle. Gracias por este post, la verdad muchas veces he sentido que las riendas de mi vida se me van de las manos, como que no sé hacia donde ir o qué decisiones tomar. En ocasiones me pasa que me lleno de miedo y prefiero quedarme en el mismo lugar para no equivocarme. Y todo pasa que no me atrevo a hacer lo que quiero y no permito que mi vida cambie. Nuevamente gracias, hay muchas cosas que aprender en este post. Le mando un fuerte abrazo. Que esté bien, hasta pronto.
Mary,
Elige algo pequeño, lo que sea, y decide qué decisión vas a tomar. Para sentir que llevas las riendas de tu vida no necesitas empezar por grandes cambios. Al contrario, las riendas se recuperan poquito a poco, dándote permiso para hacer lo que quieres en los pequeños instantes de cada día. Y si te equivocas no pasa nada, todos lo hacemos. Pasas un mal rato, cambias el rumbo y listo.
Muchas gracias por tu fidelidad y tu autenticidad.
Besos
Impresionante… Lo leí hace unas horas, y decidí hace un rato volverlo a reeleer, se me han puesto los pelos de punta lo mismo. Felicidades por como escribes, y yo sólo decir que una vez que te he descubierto, no creo que te vayas muy lejos. Que manera de escribir!
Lo mío fue más raro. Pensaba que tenía la vida donde la quería tener, y no era así. Por cosas del azar y por un buen amigo, acabé en un proceso de coaching, y me dí cuenta de todo lo q no tenía pero si quería tener. Y ahí empezó todo. Si mi coach me lee y me reconoce por la escritura. Un beso y gracias por todo!
Hola San,
Si me permites, no creo en el azar. Creo que la vida nos enseña las lecciones que considera que necesitamos aprender. A veces fluímos y nos permitimos aprenderlas y otras veces nos estancamos en una, erre que erre, y nos resistimos a todo. Por lo que dices, en aquella ocasión te diste permiso. Felicidades :-).
Un abrazo,
Vanessa
Hola, tengo 24 años y no puedo sentirme más identificada… Siento que he perdido las riendas de mi vida, que he perdido todo lo que tenía, no siento que tenga ni una amistad verdadera, ni gente que se pueda preocupar por mí. Creo que me supera cualquier situación. Soy insegura, creo que muchas veces me autoprotego demasiado, pero tampoco sé como volver a ser la persona que solía ser hace mucho tiempo. Siento que he llegado a un punto en el que nada me hace sentir bien, y que nadie se siente bien conmigo…
Tampoco tengo comunicación con mis padres, nunca la he tenido. Jamás saben lo que me pasa, y cuando pasa algo no siento su apoyo. Me siento sola contra el mundo y cada día se me hace cuesta arriba. Deje de creer en mí totalmente.
Ohianne,
Te prometo que hay muchas personas que se sienten como tú, que no es nada raro lo que te pasa… No te juzgues, acéptalo, forma parte de tu crecimiento personal, te lo aseguro.
Lo peor que puedes hacer es guardártelo y comértelo tú sola. Piensa en alguien en quien confíes, alguien con quien te sientas a gusto, de tu edad o mayor, y cuéntaselo. Saca de ti lo que te pasa, te prometo que te será de gran ayuda. Y después, si puedes, busca la manera de hacer una terapia con un psicólogo. De verdad que puedes salir de ahí :-).
Un abrazo grande,
Vanessa
Qué bonito Vanessa… Me encantaría sentirme así, sentirme la protagonista de mi vida. Dejar de mirar atrás y, sobre todo, hacia delante y decidir olvidarme sólo de lo que elijo olvidar. Lo veo tan difícil… Un abrazo y gracias
Muchas gracias, Mar. Dicen que cuando vemos algo difícil es que aun no estamos preparados para ello… Si es así, necesitas aprender a tener confianza en ti y a quererte y a valorarte, para sentirte merecedora de eso que dices. Para ser la protagonista de tu vida :-).
Un fuerte abrazo,
Vanessa