A veces actuamos como robots. Como si fuéramos máquinas programadas por alguien. No tenemos conciencia de esos programas, pero nos movemos en base a ellos cada día.
Hacemos algo de una determinada forma porque creemos que hay que hacerlo así.
Nos comportamos de una manera porque pensamos que esa es la manera de comportarse.
Esperamos algo de alguien porque creemos que eso es lo que hay que esperar.
¿Por qué? No tenemos ni idea. Nunca nos lo hemos preguntado.
Y así es como un día llega alguien y te pregunta por qué y te quedas en blanco.
Ni la más remota idea, oye.
He hablado de creencias muchísimas veces. Por ejemplo aquí, aquí o aquí. Incluso he contado algún cuento, como éste. Y es que para mí es un tema imprescindible en la mejora personal. Los cimientos que sostienen quién eres y la pieza clave para alcanzar la felicidad y la paz interior.
Te he hablado de lo que son, de cuál es su origen y de cómo pueden potenciarnos hasta el infinito o limitarnos profundamente. Depende de cuáles sean las nuestras. ¿Creencias que conviene cambiar? Cada uno tiene las suyas. Como ejemplo te cuento tres de las mías, de las que yo cambié. Y menos mal :-).
Deje de creer que había algo defectuoso y erróneo en mí para descubrir que soy muy valiosa, que tengo un montón de fortalezas y que, sobre todo, tengo la capacidad de amar y de amarme.
Deje de creer que ser vulnerable o frágil era un defecto, me acepté por completo (igual me falta algo por aceptar, pero, incluso eso, también lo acepto) y empecé a presumir, también, de mi fragilidad.
Dejé de creer que necesitaba la aprobación de los demás, que tenía que gustarle a todo el mundo y que los demás siempre tenían razón. Ahora me fío de mí y procuro gustarme yo y sentirme bien con quién soy y con cómo soy. Y lo demás, aunque me encantaría, ya no depende de mí.
Son tres de los cambios más importantes que yo he hecho en mis creencias, tres que agradezco especialmente.
¿Y tú? ¿Qué necesitas dejar de creer? ¿Qué te gustaría empezar a creer? Me encantaría que reflexiones sobre ello, con lo que te he contado y con este cuento que te dejo, con todo mi cariño:
Una niña estaba ayudando a su madre con una pieza de jamón para meterlo en el horno. Observó que su madre cortaba las puntas de la misma antes de introducirlo en el horno, y le preguntó la razón de esa actuación. Su madre, sorprendida por la pregunta, le indicó que ella simplemente se limitaba a hacer lo mismo que le había visto hacer a su propia madre. Y así le invitó a que le preguntara a la abuela el motivo de esos cortes.
La niña fue hasta el cuarto donde estaba su abuela y le hizo la misma pregunta, a lo que la abuela, dejando lo que estaba haciendo, le conminó a que se lo preguntara a la bisabuela pues ella también lo hacía porque así vio siempre a su madre hacerlo.
Al llegar hasta donde estaba su bisabuela, animada por su estupenda curiosidad y ganas de cuestionarse las cosas, le hizo la misma pregunta. La bisabuela, una anciana mayor pero en perfectas facultades mentales, se rió y le dijo: “Hijita mía, la razón por la que actúan así tu madre y tu abuela no la sé, pero en mi caso la razón era bien simple: el horno era muy pequeño y para que pudiera hornear el trozo de jamón no me quedaba más remedio que cortar las puntas”.
¿Te das cuenta de cómo nuestras creencias limitan nuestra vida? ¿De cómo hacemos y creemos cosas sin ni siquiera saber por qué?
¿Cuántas de las cosas que haces es porque las has visto hacer así? ¿Cuántas de las cosas que crees es porque otros te han enseñado a creerlas? ¿Cuántas de las decisiones que has tomando en tu vida es porque no se te ocurrió que podía haber más opciones?
¿Cuánto de lo que crees sobre ti limita tus posibilidades de ser quien quieras ser?
Y, lo más importante, ¿qué quieres creer a partir de ahora?
¿Me lo cuentas? Puedes compartir tus reflexiones conmigo en los comentarios, aquí debajo. Estaré encantada de responderte :-).
Hola Vanessa inteligente y claro tu artículo, permíteme acotar un termino como conclusión “Sentido Común” aquello donde el preguntar se detiene, a mi parecer, las <> de una comunidad constituyen a los individuos que se desarrollan en ella, y refiriéndonos al tema en mención, no debemos educar a nuestros niños con verdades, deberíamos alentar lo que es innato en ellos, la observación, la investigación, el experimentar, la práctica, así inculcamos un valor muy importante para el diseño de nuestras vidas, el valor del APRENDIZAJE
Completamente de acuerdo, la mejor manera de que los niños aprendan es que aprendan por si mismos. Que jueguen, que prueben, que observen, que hagan, que experimenten, que se arriesguen y se equivoquen para que sus creencias, sus errores y sus aprendizajes sean suyos. Muchas gracias por aportar el “sentido común”, Ricardo.
Un abrazo,
Vanessa
Me encanta este blog. Es de gran ayuda.
Me alegro mucho, Jimmy. Muchas gracias por decirme.
Un abrazo grande,
Vanessa