¿Cómo respondes tú cuando la vida te quita lo que tanto querías?
¿Y cómo respondes cuando la vida no te da eso que deseas?
En mi opinión, la respuesta a estas dos preguntas va a condicionar de manera irremediable cómo te vas a sentir ante la vida.
Que sientas paz, o que vivas desde el sufrimiento.
Hay quien, cuando le pasa algo, se queda enganchado en el por qué, “¿por qué me pasa esto a mí?”.
Y hay quien, cuando le pasa algo, lo acepta y simplemente se pregunta “¿qué puedo hacer yo con esto?”.
Ya ves, parece que sólo cambia la pregunta, pero en realidad cambia TODO.
Donde unos se resisten a lo que les pasa, otros lo aceptan, lo viven y eligen cómo responder a ello.
Donde unos luchan contra lo que está siendo y sufren porque no encaja en el ideal que se habían creado en su mente, otros confían en que todo puede servir para algo, si decidimos que así sea.
Donde unos maldicen su mala suerte, otros agradecen, porque siempre hay algo que agradecer.
Donde unos gastan su energía en quejarse y victimizarse, otros sienten que todo es perfecto como es, aunque muchas veces no les guste.
Donde unos convierten el dolor en sufrimiento, otros sienten ese dolor, lo aceptan y esperan a que pase. Porque siempre pasa. Todo pasa.
¿Lo ves? ¿Ves que aceptar que la vida es como es, y no como querríamos que fuera, es lo que diferencia a unos de otros?
Aceptar que la vida son alegrías, celebraciones, momentos de júbilo, risas, amores, uniones, éxitos y disfrute.
Pero también desgracias, pérdidas, despedidas, tristezas, lamentos, separaciones, fracasos y desencuentros.
Todo eso es la vida. Lo uno con lo otro y lo otro con lo uno, como la cara y la cruz de una misma moneda. Inseparables, indisolubles, ambas tan necesarias…
Aceptar que la vida es todo eso, con sus luces y sus sombras, es lo único que nos puede dar paz, ahora y para lo que venga.
Confiar en que, como decía una gran maestra que tuve, “todo lo que viene, conviene”.
Y no, no todo lo que viene es justo, porque la vida tampoco lo es.
Como ya te conté una vez, nadie dijo que la vida fuera a ser justa.
La vida es como es, aunque a veces se nos olvide…
Una historia de la tradición sufí, que tiene a Nasrudín como su personaje emblemático e iluminado (mitad idiota, mitad sabio) nos cuenta cómo un grupo de cuatro o cinco niños encuentra una gran cesta repleta de avellanas.
No saben cómo repartirla entre ellos, así que acuden a Nasrudín y solicitan su ayuda para un reparto justo.
Nasrudín accede con mucho gusto, pero les pregunta: “¿Preferís que el reparto se haga a la manera de Dios o a la manera del hombre?”.
Los niños contestan sin dudar: “A la manera de Dios”.
A continuación Nasrudín da media cesta de avellanas a uno de los niños, otra gran cantidad a otro, un puñado al tercero, unas pocas al cuarto y ninguna al quinto.
Los niños se quedan asombrados y se quejan a Nasrudín: “Esto es injusto. ¿Cómo es posible? Pero si hemos dicho a la manera de Dios”.
A lo que Nasrudín responde: “Exacto. Yo lo he repartido a la manera de Dios, tal como me habéis pedido. Si lo hubieseis deseado a la manera del hombre habría intentado ser justo y ecuánime y daros a cada uno en proporciones iguales”.
Del libro “Vivir en el alma”, de Joan Garriga
Sí, la vida es como es.
Y somos nosotros, desde nuestro ego, quienes nos engañamos pensando que debería ser diferente.
Pero lo peor es que, en medio de ese engaño, muchas veces nos olvidamos de vivirla.
Simplemente eso, vivirla como es.
…
Como siempre, me encantará que compartas conmigo, en los comentarios aquí debajo, tus reflexiones sobre lo que acabas de leer :-).
Gracias como siempre por tus escritos, Vanessa. Conecto mucho contigo y tu blog me ha ayudado muchísimo.
Con respecto a este último coincido en que tenemos esas dos opciones: aceptación (no resignación) o enfrentamiento/queja ante lo que nos ocurre. También creo dilucidar que te refieres a aquellos asuntos que no están en nuestra mano modificar con nuestra actitud pero sí la forma de vivirlos. Según he leído en distintas fuentes, no es lo que te ocurre, sino cómo te tomas lo que ocurre, y que dejarnos cierto espacio para sufrirlo es sano. Sin caer, claro está, en un ‘matraqueo’ constante.
En definitiva, esta aceptación de que la vida tiene sus luces y sus sombras nos ayuda a vivirla con mayor apertura, conocimiento y salud. Como dices, viviéndola. Bebiendo de su fuente tal cual reverbera.
Un abrazo cordial.
P.D.:Espero poder unirme a algunos de tus cursos o trabajos individuales pronto pues es algo que desde hace mucho tiempo quiero hacer.
Sigue adelante porque nos ayudas a muchos/as.
Gracias!
Has llegado a mí, como caída del cielo.
Y gracias por compartir tanta sabiduría cultivada después de tanto esfuerzo y ganas de ayudar a los demás.
Gracias a ti por comentar, me alegro mucho de que te sirva.
Un abrazo grande,
Vanessa
Muchas gracias, feliz de que disfrutes el blog y encantada de que trabajemos juntas en algún momento.
Sí, me refiero a cualquier situación, grande o pequeña, en la que la vida te quita algo o no te da lo que le pides. A aceptar el dolor que eso nos produce y aceptar que también forma parte de la vida, igual que el placer :-).
Un abrazo,
Vanessa
“¿Qué puedo hacer yo con esto?” me pone a funcionar y también me ayuda a darme cuenta de aquello que no está en mi mano y aceptarlo. Muchas gracias Vanessa por compartir este aprendizaje tan útil. Un abrazo fuerte y ánimo en el camino
Mil gracias Laura bonita. Me alegro mucho de que te haya servido la pregunta.
Un beso grande,
Vanessa
Con el tiempo entendí que en la mayoría de los casos, la vida me ha dado los momentos y personas que debía aprender en aquel instante. Hoy sigo aprendiendo de los momentos difíciles y cada vez les doy la importancia necesaria, mirándolos desde diferentes ángulos, sin estresarme demasiado pero tratando de extraer el mensaje.
Qué bien, Carolina. Eso es, la vida no nos da lo que queremos sino lo que necesitamos aprender. Me alegro de que lo sientas así y busques ese aprendizaje.
Un abrazo,
Vanessa
Que tal Vanessa.
He leído tus post desde hace algún tiempo y me parecen acertados; sobre todo éste en el que nos hace ver que la vida hay que tomarla como viene, que si bien es cierto que hay que disfrutarla, no todo será rosa y bonito y por ende tenemos que aprender a afrontar los retos y obstáculos que se nos ponen en frente. Sin embargo, nos cuesta mucho trabajo ver y entender el para qué de las cosas. Me encuentro en este momento de mi vida en ese punto, aún no logro entender mucho del para qué y me enfrasco en el por qué.
Ojalá pronto pueda comprender eso tan importante y poderlo percibir desde todas las aristas posibles que me conduzcan a esa paz de la que hablas.
Saludos desde la Ciudad de México.
Luis,
A veces comprender el para qué necesita de cierta distancia emocional, y eso es más fácil con el paso del tiempo, cuando echas la vista atrás. Mientras tanto te pueden ayudar la aceptación y la confianza en que todo está bien y todo es para algo.
Un abrazo,
Vanessa
De todos los post que he leído hasta ahora, éste es el que más necesitaba que llegase a mis manos, es el que más me puede aclarar muchas actitudes mías y de los demás, actitudes que me han hecho y aún me hacen sufrir muchísimo al no comprender en absoluto por qué hay ciertas personas que parece que quieren sacarme de mis casillas, que quieren arrastrarme y verme hundida solo por tener mi criterio, mi punto de vista, mis preferencias, y una forma de ver las cosas más desde el corazón que desde la cabeza. A veces tengo fallos, como todo el mundo, y esas veces me siento culpable por no haber hecho las cosas mejor.
Ahora entiendo, por primera vez que todo ese daño que me hacen puede ser debido a su ego, a que no les gusta que yo me manifieste como soy, a que no vea bien su trato hacia ciertas cosas y personas, entre las que me encuentro, a su falta de delicadeza, a su desconsideración, y a veces se lo digo, otras no, pero las que no, me enfado, me entristezco, me hundo, y hago para que no se me note, para que no me rechacen, encima. Pero ya me he cansado de sufrir para nada y de estar hecha polvo mientras estas personas siguen como si tal cosa, no parándose a pensar el daño que hacen.
Está claro que soy yo la que tiene que cambiar sacando mi ego, teniendo más amor propio, parándoles los pies. Aunque ello suponga más rechazo por su parte al ver como soy capaz de reaccionar en defensa propia. Si, el ego es muy conveniente para tratar con ciertos personajes.
Este post creo que es el que me faltaba. Muchas gracias, Vanessa, me has ayudado mucho.
Muchas gracias, Marisa. Me alegro de que este post te haya servido. Eso es, que tú seas tú misma no depende de cómo respondan los demás. Y esto es más fácil decirlo que hacerlo… Precisamente por eso las relaciones personales suelen ser un lugar de gran crecimiento personal, porque en ese baile con los demás también nos conocemos mejor a nosotros mismos.
Un abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa,
Que agradable leer tus posts, me llenan de esperanza y paz interior. Definitivamente la vida no es como quisiéramos, pero hay belleza en todo si tan solo escogemos la mejor perspectiva posible. Todo tiene su lado positivo, es cuestión de perspectiva. Los fracasos y las decepciones son valiosas porque nos brindan una lección que debemos aprender para ser mejores. Los éxitos son el fruto del esfuerzo continuo y son motivo para agradecer. Que importante es ser agradecido, podemos vivir quejándonos o agradecer las lecciones aprendidas.
Besos y abrazos!
Muchas gracias, Claudette. Sí, yo también creo que el agradecimiento es un maravilloso bálsamo en los momentos difíciles de la vida.
Un abrazo,
Vanessa
Soy hombre, no mujer, pero me llegaron tus reflexiones de casualidad y trato de leerlas en la medida de mis posibilidades y tiempo disponibles. Me gustan mucho. Felicidades
Muchas gracias, Francisco. Me alegro de que lo que escribo te sirva. Es para cualquiera que se sienta identificado, sin importar que sea hombre o mujer. Que escriba en femenino no excluye a los hombres, igual que no excluiría a las mujeres si escribiera en masculino.
Un abrazo,
Vanessa
Qué síntesis tan genial Vanessa! Al leer el artículo me doy cuenta que el cómo nos afecten las adversidades que nos van pasando durante la vida depende mucho de como nos posicionemos frente a ellas: Desde el victimismo (¿por qué?) o desde la aceptación y el posterior aprendizaje (¿para qué?).
¡Un saludo y gracias por tu aportación!
Sí, Mar. Ese cómo nos posicionemos marca una gran diferencia, así es.
Muchas gracias por dejarme tu comentario.
Un abrazo,
Vanessa
Es mucha muerte, no doy más, yo también quiero morir, no sé que es lo que hago aquí todavía.
Hola Ana Luisa,
Hay mucho dolor en tu comentario, espero que puedas pedir ayuda en tu entorno, a las personas cercanas a ti y también a algún profesional. Desde aquí solo puedo enviarte mucho cariño y mucha luz para tu camino, de corazón.
Un abrazo grande,
Vanessa