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Confirmado: la vida no es justa

La vida no es justa - Bosque nevado

Así es, la vida no es justa.

Así que si lees este post esperando que te explique el por qué de todas las injusticias que has presenciado en tu vida, vas mal.

Y si estás esperando que te diga que sí, que la vida es justa, que tarde o temprano a los buenos les llega lo bueno y a los malos lo malo, vas muuuy mal.

Ni te molestes en seguir leyendo.

Porque lo que quiero es confirmarte que, efectivamente, la vida no es justa.

Que no todo lo que nos pasa tiene una explicación.

Que muchas veces vamos a vivir situaciones injustas que no merecemos.

Y que sí, ojalá la vida fuera más justa.

Pero no lo es.

La vida no es justa.

Claro que no es justa. Y si no díselo a ese niño que con tres años fue el único superviviente de un accidente de tráfico en el que murió toda su familia.

O a esa madre de tres hijas que en menos de un mes, con sólo 44 años, murió por un tumor en la cabeza.

O a esa mujer que despidió a su marido y a su hijo cuando iban a dar un paseo en bici y nunca volvió a verles.

O a esa niña cuyo tío abusaba de ella mientras su madre hacía como que no veía nada.

Claro que muchas veces la vida no es justa.

¿Y qué?

¿A ti alguien te había prometido que lo sería? Cuando viniste al mundo, ¿alguien te dijo que tu vida iba a ser justa?

Quiero decir que a veces nos enfadamos porque la vida no es justa sin darnos cuenta de que, primero, siempre hay personas que están mucho peor que nosotros.

Personas normales, como tú y como yo. Personas como las de los ejemplos que te acabo de poner, todos reales, y también personas que han nacido en lugares y en circunstancias taaaaan diferentes a las tuyas que darían todo por ser tú durante un sólo día. Sí, todo por un sólo día.

Y también quiero decir que pedimos que la vida sea justa como si en algún momento alguien nos hubiera garantizado que lo sería.

Como si alguien nos hubiera dicho que estamos aquí para que la vida sea justa y nos trate bien. Y no, dudo mucho que alguien haya podido garantizarte eso.

Porque en la vida siempre habrá imprevistos, dificultades y, muchas veces, desgracias con las que no contabas.

Y lo único que puedes hacer con ello es aceptarlo y superarlo de la mejor forma posible, creciendo y mejorando con cada adversidad que la vida te traiga.

Pero a pesar de esto siempre te encuentras a personas que no aceptan que la vida no es justa.

Que no asumen que no todo va a salir como les gustaría.

Y que no comprenden que las circunstancias dolorosas también forman parte de la aventura de vivir.

¿Crees que si eres bueno, la vida será buena contigo?

Tal vez esta mentalidad de que la vida ha de ser justa con nosotros viene de la creencia de que si soy buena, la vida será buena conmigo.

Tal vez, de tanto haber escuchado cuando eramos pequeños cosas como que “si te portas bien, habrá premio y no habrá castigo”, nos hemos convencido de que si lo hacemos bien la vida nos recompensará y no nos traerá nada malo.

Y muchas veces es así, pero muchas otras no lo es.

Porque la vida no es justa, y eso nadie puede cambiarlo.

Lo que sí podemos cambiar, todos y cada uno de nosotros, es cómo respondemos ante nuestras circunstancias.

Eso es lo único sobre lo que todos nosotros tenemos capacidad de elegir.

Todos podemos aprender a ser positivos (que no es lo mismo que vivir en yuppilandia).

Todos podemos aprender a confiar en la vida, en que todo es para algo, en que de todo puedes sacar un aprendizaje, y en que todo pasa.

Eso es lo importante, recordar siempre, y a pesar de todo, que aunque la vida no sea justa, tú sigues siendo libre.

Sí, eres libre porque tus circunstancias no lo son todo.

Eres libre porque puedes elegir cómo responder ante lo que te pasa.

Eres tan libre como yo y tan libre como todos.

Ocho claves para aceptar que la vida no es justa

Por eso, si tú también estás en el camino de interiorizar que muchas veces la vida no es justa, me gustaría darte ocho claves para lograrlo:

1.Cambia el foco.

Es decir, cambia aquello a lo que prestas atención, porque de eso depende cómo te vas a sentir.

Aprende a interpretar las adversidades como algo que forma parte de la vida.

Que puede doler, sí, claro que sí. A mí misma, ahora mismo, me duele mucho haberme quedado sin familia cercana y no tener padres ni hermanos. Me duele, pero acepto que forma parte de mi vida, de mi camino, y que nadie me había dicho que fuera a ser diferente.

Y reconozco que tiene que haber cosas que duelan muchísimo más, como perder a un hijo o a una pareja joven, o enfermar y saber que te vas a ir cuando tu hijo aun es un bebé. Cosas cuyo dolor no puedo ni imaginarme…

2.Date permiso para crecer con lo que te sucede.

Estoy convencida de que las experiencias más difíciles también son las que más nos hacen crecer, pero para eso has de aprender a verlas como una oportunidad, no como un problema o como algo injusto.

Sí, si te fijas en tu entorno seguramente te des cuenta de que las personas que han sufrido grandes golpes en su vida han crecido más que aquellas a las que la vida se lo ha puesto fácil.

Como decía Séneca, “te juzgo desdichado por no haber sido nunca desdichado”.

Y por supuesto que no quiero decir que tengas que desear desgracias para que te ayuden a desarrollarte.

Pero sí creo que es imposible crecer igual en la comodidad que en la adversidad.

Que las personas nos hacemos más grandes cuanto mejor aprendemos a recibir los duros golpes que nos da la vida.

Que la adversidad y el dolor son el camino para comprender el sentido de la vida.

Que somos quienes somos gracias a lo que hemos vivido.

Y que pasado el tiempo, si te das permiso para aprender, cuando miras atrás comprendes que todo lo que pasó, incluso lo peor, fue para algo.

3.Contempla el conjunto.

Muchas veces cuando nos pasa algo doloroso sólo somos capaces de ver eso. Dejamos de ver el conjunto y vemos sólo un parte. Dejamos de ver el bosque y vemos sólo un árbol.

No nos damos cuenta de que ni todo va bien siempre, ni todo va mal siempre.

Por ejemplo, recuerdo a alguien que se vino abajo cuando la filial de la empresa en la que trabajaba cerró y tuvo que cambiar de ciudad para mantener el trabajo. Su única “desgracia” era eso, tener que cambiar de ciudad junto a su familia, cuando ya tenían una casa y una vida hecha donde vivían. Sin valorar que su familia estaba bien, que todos estaban sanos, juntos, unidos, que tenía un buen trabajo con el que mantenerles a todos, que tenía muchísimo por lo que dar las gracias… Y así, sin ni siquiera plantearse la opción de buscar otro empleo, comenzó a quejarse de que la vida no era justa.

4.Valora lo que tienes.

Y esto, que lo habrás leído mil veces, no sirve si no lo haces…

No sirve si no lo integras en tu día a día.

No sirve si no aprendes a valorar todo lo bueno que hay en tu vida.

No sirve de nada si no te lo recuerdas cada vez que, por una tontería, te quejas y dices que la vida no es justa.

Por eso mismo hay gente que lo tiene todo y no es feliz, y otros que son felices con casi nada.

5.Ama la vida como es, y no como querrías que fuera.

La vida es maravillosa. Con sus luces y sus sombras, la vida es un regalo.

Quien llega a sentir esto así, a sentir la vida como un don de valor incalculable, se siente inmensamente agradecido siempre, incluso cuando la vida duele.

6.Cree en algo superior, en algo más grande que nosotros.

En lo que tú quieras, llámalo Dios, Universo o Vida.

La fe en algo superior te ayuda a creer que todo es para algo y a confiar en que todo tiene un sentido, aunque desde nuestro pequeño lugar en el mundo muchas veces seamos incapaces de saber cuál es.

7.Mira lo que siembras, no lo que cosechas.

Hay personas que valoran cada día mirando a lo que han cosechado, a lo que han recibido de ese día.

Y esto va de lo contrario, de valorar los días por lo que siembras, de mirar y observar lo que tú le das a la vida cada día.

8.Confía y espera.

Cuando te pase algo doloroso, confía y espera.

Porque el dolor solo se cura con tiempo y con confianza.

 

Y mientras tanto, amor, mucho amor… Ama lo tuyo, ama lo que tienes, ama tu vida, ámate a ti, y nunca desees ser otra persona.

Por supuesto que se puede amar la vida siempre, incluso cuando duele.

Porque la alegría, el agradecimiento y la confianza no dependen de que tu vida sea justa, sino de que tú decidas sentirlos.

No están fuera de ti, están dentro de ti.

Y dependen de que elijas enfocarte en lo que te hace sentir alegría.

De que elijas dar las gracias por lo que tienes.

Y de que elijas confiar.

Incluso cuando la vida te duela.

¿Qué piensas de esto? ¿Eres de los que aceptan que la vida no siempre es justa? ¿O de los que no? Me gustaría mucho que compartieras tus reflexiones conmigo en los comentarios aquí debajo.

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Acerca de Vanessa Carreño

Trabajo con mujeres que se sienten inseguras, no se valoran ni tienen confianza en sí mismas, le dan muchas vueltas a la cabeza y se preocupan mucho por lo que piensen los demás.

Con mis programas de Autoestima, Relaciones Personales y Dependencia Emocional consiguen ganar confianza en sí mismas y sentirse seguras y capaces de alcanzar sus objetivos. Aprenden a valorarse, se atreven a ser ellas mismas y empiezan a disfrutar de su vida y de sus relaciones.

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18 comentarios

18 comentarios
  1. Paula 01/11/2018

    Que cierto, la vida no es justa y mirar siempre adelante y más allá de nuestras narices es básico. De todo, hasta de lo peor (o de lo q a nosotros nos parece lo peor aunque luego no lo sea) siempre hay una buena enseñanza que extraer 😉

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 04/11/2018

      Así es, Paula. Hasta lo peor nos sirve para crecer. De hecho, lo peor suele ser lo que más sirve, porque ahí sacamos a flote nuestras fortalezas y nuestro petencial.
      Un cariñoso abrazo,
      Vanessa

      Responder
  2. Martha 01/11/2018

    Muchas gracias la lectura de hoy, fue un bálsamo para mi vida. Grandes bendiciones para usted

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 04/11/2018

      Me alegro mucho, Martha. Gracias a ti por compartirlo.
      Un abrazo grande,
      Vanessa

      Responder
  3. Yan 01/11/2018

    Me encanto! Increíble tu post. Simplemente me encantó, Gracias, muchas gracias!

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 04/11/2018

      Qué bien Yan, me encanta tu entusiasmo :-). Gracias a ti por mostrarlo.
      Un fuerte abrazo,
      Vanessa

      Responder
  4. Io 01/11/2018

    Hola!!,
    Buaaaaa… Leer el post de hoy ha sido como ir en una montaña rusa. La salida fuerte y liberadora de emociones, hasta me han dado ganas de gritar por miedo a salirme del vagón; en las últimas vueltas el corazón me ha vuelto a su sitio y ya podía respirar con tranqulidad y la llegada a la meta ha sido catártica.

    Gracias por el post, como siempre me ha llegado en el momento justo porque llevaba unos días de óle, como digo yo 😉

    Algún día vas a tener que escribir algo sobre las casualidades, causalidades… en el mundo de las emociones porque a mí ya me ha pasado varias veces con tus post y por lo que han escrito otrxs compañerxs veo que también les sucede, siempre publicas el post justo que necesitamos en algún momento determinado. Será casualidad, causalidad…? 😅
    De verdad, muchísimas gracias porque me has aclarado y serenado el día con el post de hoy 😃
    Un abrazo fuerte 🤗

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 04/11/2018

      Muchas gracias, Io. Tienes una capacidad para transmitir emociones muy especial, me encanta cómo lo cuentas. Y para mí es un honor esta causalidad de llegar en el momento adecuado. Me alegro mucho de que sea así.
      Besos y sonrisas,
      Vanessa

      Responder
  5. Luz 05/11/2018

    Qué gran verdad dice el escrito. Se mira más aquello que no se tiene y no te das cuenta de lo que tienes, sea lo que sea y esté como esté. Algunos quisieran tenerlo y te haces cruces de cómo van a querer una tele vieja, un piso viejo o la madre enferma y sin más familia. Todo está en saber el valor que tú le das, pero si no sabes valorar ¿cómo hacer para sí saber valorar?

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 05/11/2018

      Luz,
      Creo que cuando te das cuenta de la importancia del agradecimiento, de todo aquello por lo que puedes dar las gracias y de lo afortunada que eres (aunque tu vida no sea perfecta), a la vez buscas que cada día sea una nueva fuente de agradecimiento. Es decir, si quieres aprender a valorar lo que hay en tu vida empieza por hacer cada día tu ritual de agradecimiento, tu momento para recordarte todo aquello por lo que dar las gracias. Así se irá integrando en ti :-).
      Un cariñoso abrazo,
      Vanessa

      Responder
  6. Laura 05/11/2018

    Sin duda, el mejor post que he leído en muchísimo tiempo. Enhorabuena, en pocas palabras has ayudado tantísimo… ¡Gracias, gracias y gracias!

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 13/11/2018

      Qué bien, Laura. Me alegro mucho :-).
      Besos y sonrisas,
      Vanessa

      Responder
  7. Elena Narros 09/11/2018

    Cada semana espero ansiosa tus consejos, que son como un bálsamo para mis agitadas emociones. El de hoy ha sido el que necesitaba para olvidarme de lo mal que estoy en el trabajo y en la relación con mi jefa. Muchas gracias por recordarme que hay muchas facetas en mi vida por las que estar agradecida. Gracias por tus sabias palabras.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 13/11/2018

      Qué bien, Elena. Me alegro mucho de que este post te haya servido para valorar y agradecer. Disfrútalo y recuérdalo siempre.
      Un abrazo grande,
      Vanessa

      Responder
  8. Mujer desesperanzada 10/12/2018

    Hola:
    No entiendo y/ comparto este punto que mencionas: ” Ama la vida como es, y no como querrías que fuera.” porque para mí es prácticamente imposible hacerlo en el caso de que la vida que vivo es terriblemente peor a la que me hubiera gustado vivir. Y no puedo evitar preguntar muchísimas veces: ¿Por qué a mí? ¿Qué hice mal? ¿Dónde está el error para subsanarlo si hay tiempo? Aceptar que mi vida es un mierda (porque literalmente así es, aunque tenga un pedazo de pan para llevar a la boca y un techo), no la exime de vivir un auténtico sufrimiento diario prácticamente el 95% del tiempo que llevo viva… Si no ha sido por una cosa, ha sido por otra… Y no, no soy capaz de ver el lado positivo, porque no lo tiene… Y me cambiaría por cualquier persona que tenga una vida más superflúa pero feliz, y no una vida amarga, llena de soledad no buscada, de ser una persona incomprendida y sentirme una mierda, porque así me lo han grabado a fuego en mi mente…
    ¿Es eso vida? Haber sufrido el maltrato de una madre narcicista, abusos sexuales, bulling, etc, etc.. Enfermedades crónicas que he tenido que encarar sola, nulos apoyos emocionales… Y toda esta mierda (perdona la rabia y la tristeza que expresan mis palabras) ¿para qué? Lo siento, no logro ver el vaso medio lleno…. Solo siento que mi vida ya se ha desperdiciado y tirado completamente a la basura… que poco puedo hacer… Muchas veces he pensado y he intentado acabar con este sufrimiento… pero hay que ser muy valiente para dar el paso… así lo veo… y yo, también soy una cobarde.
    Gracias por leerme.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 12/12/2018

      Hola,
      Muchas gracias por tu comentario. Es cierto que muchas veces la vida no es justa y que muchas personas no han tenido la oportunidad de elegir la vida que querían vivir. Pero sí la tenemos, todos, de elegir cómo nos levantamos cada día, de elegir nuestros pensamientos, nuestra manera de afrontar un nuevo reto que la vida nos trae, nuestra manera de mirar y estar con los demás… Y, sobre todo, nuestra manera de interpretar lo que nos pasa. Muchas personas saben que lo que les ha pasado en su vida es lo que les ha permitido ser quien son y llegar a donde han llegado. Solo que unas lo saben desde el agradecimiento, porque incluso las mayores desgracias te pueden servir para algo, y otras lo saben desde la queja del victimismo… Yo antes eras de éstas, de las que pensaba “¿por qué a mí?”, y con el tiempo comprendí que “¿por qué a mí no?”, que lo que recibes de niña no es consecuencia de nada, que es aleatorio y que me pueden haber pasado muchas cosas, pero también hay muchas otras que no… Y que mientras siguiera haciéndome esa pregunta seguiría mirando al problema sin resolver nada. Pero en tu vida o te haces responsable tú o nadie lo va a hacer por ti. Y eso implica decirte “con lo que tengo, lo voy a hacer lo mejor que pueda… Voy a hacer que mi pasado me levante, en vez de que me lastre”… El único motivo para hacerlo eres tú, y fijate si es un gran motivo ;-)… Quererte lo suficiente como para liberarte de ti misma.
      Un fuerte y cariñoso abrazo,
      Vanessa

      Responder
  9. Marisa 11/01/2021

    Me encanta cómo te explicas, tan natural y sin rodeos, un estilo fantástico. Yo también he perdido a mis padres, con quienes he vivido siempre, y mis dos hermanos y respectivas familias casi es mejor que no los tuviera pues son los que me están haciendo sufrir muchísimo. Me siento ignorada y despreciada por no haber cumplido algunas de sus expectativas y evitan tener contacto cercano conmigo no vaya a ser que en algún momento los necesite y así,de esa manera, no tendrían que implicarse en nada.
    Por lo tanto, en estas circunstancias tan dolorosas, aparte de otras ya pasadas, han acabado con mi energía cuando normalmente yo era una persona proactiva y “echada para adelante” como suele decirse. Lo he intentado todo,y sigo poniendo lo máximo de mi parte,sigo queriendo ser “buena” para que las circunstancias cambien, pero no hay manera.
    Gracias por tus consejos Vanessa, son muy buenos, pero a la hora de la verdad parece que nada funciona.
    Un abrazo

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 14/01/2021

      Muchas gracias, Marisa. Cuando parece que nada funciona suele ser porque en algún lugar dentro de ti sigues haciendo lo mismo, porque no estás tocando la tecla que necesitas tocar… El cambio siempre ha de empezar por ti, no sé si en “ser buena” o la cosa va por otro lado.
      A veces no es fácil verlo una misma, cambiar el enfoque por ti misma. Pero ten por seguro que el cambio empieza dentro de ti y que es posible. No tanto para que cambien tus circunstancias, sino para que tú te sientas tranquila y poderosa dentro de ellas.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder

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