Si piensas en una persona emocionalmente fuerte, ¿cómo te la imaginas?
Por ejemplo, ¿te la imaginas sentada en una silla llorando? ¿O más bien piensas en alguien capaz de mantenerse imperturbable y de no alterarse, ni siquiera en los momentos dolorosos?
Pues atención a esto: es muuuy posible que la persona que está sentada llorando tenga más fortaleza emocional que la que no se altera ni se despeina, ni siquiera en un momento de pérdida o de mucho dolor.
¿Qué te quiero decir? Que ser emocionalmente fuerte NO es que no te afecte lo que te pasa, ni que nunca te derrumbes o que parezca que no sientes ni padeces.
Ni tampoco es que las cosas que te pasan no te hagan daño, o que nunca te agobies, o que puedas con todo.
Pero, ojo, ser emocionalmente fuerte TAMPOCO es que explotes o que pierdas el control de lo que haces o de lo que dices.
¿Qué SI es ser emocionalmente fuerte? Pues es reconocer lo que sientes en cada momento, aceptarlo SIN CONDICIONES y ser capaz de gestionarlo de una forma saludable para ti y para los que te rodean.
Es escucharte, darte cuenta de lo que te pasa y saber canalizarlo y acompañarte como necesitas en esa situación, hasta que la emoción se pase.
Por ejemplo, si tu madre empieza a decirte que no le parece bien esa decisión que has tomado y que deberías hacer esto y lo otro y blablabla, ser emocionalmente fuerte es reconocer cómo te estás sintiendo en ese momento, aceptarlo y darte lo que necesitas, ya sea decir “mamá, me molesta que me hables así, tengo la sensación de que contigo no hago nada bien” o retirarte a otra habitación hasta que te calmes.
Si, en vez de eso, lo que haces es explotar y ponerte a gritar o salir dando un portazo, o si te aguantas el malestar, te tragas el daño que sus palabras te hacen, haces como que te da igual o te dices que no debería afectarte tanto, NO estás sabiendo acompañarte en lo que te sientes.
Es decir, las personas emocionalmente fuertes escuchan lo que sienten y responden a lo que les pasa con autocontrol (en vez de reaccionar sin control o de reprimirlo y meterlo para dentro).
No se obligan a ser fuertes, ni a poder con todo o a que nada les afecte.
No niegan lo que sienten, ni se distraen con otra cosa para dejar de sentirlo, ni se escapan a otra emoción con la que se sienten más cómodas (por ejemplo, como no quiero estar triste, me enfado o me pongo a hacer bromas).
Y, desde luego, no se sobrecargan con emociones que no han gestionado ni escuchado y después las vomitan en otro lugar y con otra persona que no tiene nada que ver con lo que pasó (en plan, que después de estar con tu madre ves a tu pareja y terminas sacando con él el enfado que no sacaste con tu madre).
¿Quién está siempre contigo?
¿Te imaginas que, durante el día, siempre llevaras a tu lado a alguien que está pendiente de cómo te sientes y de lo que te va pasando y que se ocupa de darte lo que necesites en cada momento?
Pues ser una persona emocionalmente fuerte es que ese alguien que te acompaña seas TÚ MISMA. Que estés ahí contigo, pendiente de ti, y sabiendo lo que necesitas cuando estás triste, cuando te sientes insegura, cuando algo te duele, cuando te enfadas o cuando te frustras…
Mira, a veces, en algún momento del día, de pronto, siento algo raro y me doy cuenta de que me siento diferente a hace un rato. Y me paro y escucho.
A veces, en esa escucha, caigo en que acaba de pasar algo me ha dejado triste, o algo que me ha avergonzado, o que me he cruzado a alguien que me ha incomodado…
Lo que sea, como tengo esa brújula emocional dentro de mí y estoy pendiente de ella, lo acepto y observo qué necesito hacer en ese momento para calmarme y acompañarme en lo que estoy sintiendo.
A esto me refiero. Y es algo que siempre, siempre, trabajo con mis coachees, porque la mayoría llegan muuuy desconectadas de esa brújula emocional que todos llevamos dentro (y es obvio que no puedes gestionar algo ni saber cómo acompañarte si ni siquiera estás reconociendo qué te pasa o no sabes por qué te sientes así).
Mi pareja y las vacaciones
Te aseguro que la diferencia cuando aprendes a escuchar esa brújula emocional es bestiaaal, como si hubieras descubierto una voz interior que tiene todas las respuestas sobre ti y sabe lo que necesitas en cada momento (atenta: si tú también quieres aprender a escucharla y a estar contigo en lo que te pasa cada día, rellena ESTO y hablamos).
Por ejemplo, si una amiga ha hecho algo que te ha dolido, no te dices que no es para tanto o que no deberías sentirte así o que a este paso te vas a quedar sola, sino que sabes acompañarte y abrazarte en esa tristeza y te das cuenta de qué es lo que te ha hecho tanto daño.
Y entonces, una vez que eres capaz de escuchar, de identificar y de aceptar lo que sientes y lo que se está moviendo dentro de ti, el siguiente paso es que lo gestiones y sepas cubrir tus necesidades en esa situación.
Que sepas qué te funciona a ti cuando estás triste, si por ejemplo necesitas silencio o necesitas desahogarte con alguien.
Que sepas qué te ayuda cuando alguien hace algo que te duele.
Que sepas qué te calma cuando estás nerviosa. Y cuando te enfadas. Y cuando algo no te sale bien…
¿Sabes acompañarte en esos momentos con cariño y con compasión? ¿Sabes decirte algo que te sirva? ¿Eres capaz de reconocer con claridad lo que necesitas hacer o dejar de hacer?
Vale, pues esto es lo que SI saben hacer las personas emocionalmente fuertes.
Se saben acompañar en lo que sienten, saben elegir sus pensamientos, saben lo que les sirve y lo que no les sirve y sienten que están de su parte (y no en su contra), siempre y sin excepciones.
Y son capaces de hacer esto primero consigo mismas, masticándolo por dentro, para después ver si también necesitan hacerlo con el otro.
Es decir, en vez de soltar lo primero que se les pasa por la cabeza y después arrepentirse, o de quedarse calladas y también arrepentirse, son capaces de pensar sus palabras y de elegir las que quieren decir y las que quieren callarse.
Por ejemplo, si llevo varias semanas detrás de mi pareja para que pida las vacaciones de verano, pero todavía no lo ha hecho, no exploto mientras estamos cenando y le digo que estoy harta o que ya vale de que la única que se preocupe por las cosas soy yo.
Más bien, soy capaz de escuchar que este tema y su actitud me están enfadando y que quiero sentir que pone de su parte y que no tengo que ir detrás de él… Y primero, me lo escucho y veo qué necesito conmigo y, después, ya hablo con él desde un lugar mucho más amable y calmado que si no hubiera hecho esto…
Pues eso. Primero contigo, escuchando lo que te pasa y cuidando de ti.
Y después, si lo sientes así, también con el otro.
Ni te imaginas cómo cambia tu manera de sentirte (y tus relaciones) cuando interiorizas esto y es tan parte de ti que te sale solo…
Puedes estar triste, o cansada, o lo que sea, pero estás bien, porque sabes que tú estás ahí contigo y que eres capaz de gestionar tus emociones.
Y ya no te asusta sentirte mal, porque sabes que te tienes a ti y que te sabes cuidar hasta que se pasa.
Que ya no tienes que evitar lo que sientes, ni negarlo, ni tragártelo o hacerte la fuerte y tirar para adelante…
Que ahora las emociones ya no te desbordan ni se quedan estancadas, porque sabes qué hacer con ellas en cada momento.
Esto, SI, es ser una persona emocionalmente fuerte.
Y da mucho, pero que mucho, gusto ;-).
…
Lo que quieras preguntar y compartir, puedes hacerlo en los comentarios aquí debajo. Estaré encantada de leerte y responderte 💕.
Brutal este post, querida Vanessa, valiosisimo!! Muchas gracias Bella!
Mil gracias, Susana. A mí también me parecía un post muy útil y necesario :-). Gracias por molestarte en comentar.
Un abrazo grande,
Vanessa
Yo le he alzado la voz a mi madre porque me frustra haber sufrido acoso en el trabajo y que las individuas que me acosaron sigan ahí tan campantes cobrando cada mes, hoy hemos tenido que reunirnos en el hall por el apagón y ahí las tenía detrás alegre y malignamente. Me da mucha rabia.
Pero me he disculpado con mi madre. Y le he dicho el motivo. Y me ha dicho que avance ya.
Cuando alguien traspasa mis límites me arde la cara y la lengua. Me he puesto a leer un libro, en lugar de centrarme todo el rato en sentir mi rabia. ¿Es incorrecto no acompañar todo el rato a una emoción que va a durar mucho? La verdad es que nunca se me va la rabia del todo por esta injusticia, pero hoy me he ido envenenada a casa.
Hola Lidia,
Puede ser tan desadaptativo o incorrecto acompañar demasiado una emoción como evitarla… Las emociones se escuchan, se acompañan y se gestionan, para que puedan seguir su curso y no se queden eternamente contigo. Pero cuando no sabemos transitar eso y seguimos dándole vueltas a lo que pasó, las emociones se estancan y van erosionándote poco a poco.
Lo más probable es que esa rabia no tenga que ver solo con lo que te ha pasado en el trabajo… Te animo a que pidas ayuda para gestionar lo que está pasando, para darte cuenta de lo que necesitas para salir de ahí, liberarte de esa carga y que no perjudique tus relaciones.
Un abrazo,
Vanessa