¿Qué es para ti la suerte?
¿Suerte es que todo te salga bien a la primera?
¿Suerte es, por ejemplo, que hayas ido enlazando un trabajo con otro y no hayas estado sin currar más de dos meses en tu vida?
¿Suerte es que el vecino de tu amigo deje su piso justo cuando tú empezabas a buscar?
En mi opinión, nada de eso es suerte. Son circunstancias, que a veces miramos y llamamos suerte. Pero no podemos saber si lo es. Porque no sabemos qué habría pasado si no hubiera pasado eso.
No sabes qué te habría pasado si eso no te hubiera salido bien a la primera.
No sabes qué te habría pasado si hubieras tenido que estar sin trabajar más tiempo (¿tal vez habrías encontrado el trabajo de tus sueños?).
No sabes qué te habría pasado si hubieras tenido que buscar piso en vez de que te pusieran ese en bandeja.
Con la suerte no se sabe.
No se sabe si es haber elegido esto y no lo otro.
No se sabe si es que te despidan o que seas de los que se salvan.
Y, al menos para mí, suerte no es que las cosas sean fáciles ni sencillas.
Porque miles de veces lo peor que te ha pasado es lo mejor que te podría haber pasado.
Ya lo decía Steve Jobs en su archiconocido discurso en Standford (por favor, si no lo has visto te recomiendo encarecidamente que lo hagas). Muchas veces hace falta esperar y lidiar con eso que a priori llamamos “mala suerte” para que después todo encaje.
Cada vez que echo la vista atrás y pienso en aquello que pasó, aquello que me dolió tanto, aquello que creí que no podría superar, me doy cuenta de la suerte que he tenido.
De que las cosas no son ni buenas ni malas, sino como son como cada uno queramos verlas.
Como cada uno seamos capaces de esperar a verlas.
Porque lo que hoy es gris, tal vez mañana sea de colores.
Por eso ahora confío en que la buena suerte está de mi lado. Aunque hoy no sea capaz de verla.
Y estoy segura que, si quieres, también estará de tu lado.
Puede ser
Un granjero vivía en una pequeña y pobre aldea, sus paisanos lo consideraban afortunado porque tenía un caballo que utilizaba para labrar y transportar la cosecha. Pero un día el caballo se escapó. La noticia corrió pronto por el pueblo, de manera que al llegar la noche los vecinos fueron a consolarle por aquella grave pérdida. Todos le decían: “¡qué mala suerte has tenido!”.
La respuesta del granjero fue un sencillo: “puede ser”.
Pocos días después, el caballo regresó trayendo consigo dos yeguas salvajes que había encontrado en las montañas. Enterados los aldeanos acudieron de nuevo, esta vez a darle la enhorabuena y comentarle su buena suerte, a lo que él volvió a contestar: “puede ser”.
Al día siguiente, el hijo del granjero trató de domar a una de las yeguas, pero ésta lo arrojó al suelo y el joven se rompió una pierna. Los vecinos visitaron al herido y lamentaron su mala suerte, pero el padre respondió otra vez:
“puede ser”.Una semana más tarde aparecieron en el pueblo los oficiales de reclutamiento para llevarse a los jóvenes al ejército. El hijo del granjero fue rechazado por tener rota la pierna. Al atardecer, los aldeanos que habían despedido a sus hijos se reunieron en la taberna y comentaron la buena estrella del granjero, más éste, como podemos imaginar, contesto nuevamente: “puede ser”.
Cuento taoísta
Ya ves, con la suerte nunca se sabe…
Por eso me encantaría conocer tu opinión en los comentarios… ¿Qué es para ti la suerte? ¿Qué fue eso que ayer pensaste “¡qué mala suerte!” y hoy te das cuenta de que es lo mejor que te pudo haber pasado? Te espero aquí debajo.
Es verdad. Ahora pensando en ello hay muchas cosas que en su momento no me parecieron tener suerte y ahora sí.
Gracias por el post.
¿A que sí? Eso es porque has conseguido que las piezas encajen. Felicidades 🙂
Tienes toda la razón, la suerte o mala suerte depende de nosotros, de la forma en que la miremos, puedes tomarla de una manera o de otra.
Saludos Vanessa.
Muchas gracias, Joaquín. Es curioso como nos puede cambiar la perspectiva al darnos cuenta de esto. Al final todo depende de la forma en la que lo miremos.
Un abrazo,
Vanessa
Que buena suerte haber elegido leer este artículo, muy bueno y positivo.con la energía que necesitamos para enfrentar cada día. Felicitaciones!
Muchas gracias, Marvin. Estoy segura de que tú también has tenido mucho que ver en esa suerte de la que hablas ;-).
Un abrazo
Hola!
Pues sí, la “suerte” es relativa, como la belleza… Por ejemplo, el otro día hablábamos con mi marido de lo “gafe” que es Carlos Sanz porque siempre se le rompe el coche y tal. El decía que el “pobre” tenía muy mala suerte porque siempre le pasaban cosas en los dakar y yo decía que depende, porque había ganado alguno, y porque a pesar de sus problemas no había pasado a mayores, vamos, que seguía vivo… Y para mi en ese sentido creo que ha sido muy afortunado.
Muy bueno el post, ¡como todos los que escribes! Ya tienes una seguidora más, ¡y gracias! ¡Me estás ayudando mucho!
Claudia,
Desde mi manera de verlo sería algo así como que el Universo le está regalando a Carlos Sainz situaciones y obstáculos para que se supere a sí mismo y crezca con ellos. Y él lo está haciendo muy bien porque sigue adelante y no se deja vencer. Así que si yo fuera Carlos me sentiría orgullosa, confiada y agradecida. En su caso creo que él sería de los que crea su suerte.
Me alegro mucho de que mis post te ayuden, encantada de ternerte por aquí.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Pues a ver, yo no creo ni en la buena suerte ni en la mala. Creo en mi trabajo y en mi esfuerzo. Nadie me ha regalado nada, todo lo he conseguido porque me lo he currado. Aprobar ese examen a la segunda, cuando me quedé en un 4,9. Y mientras yo me dejé los ojos por un aprobado, mi compañero del 5.0 estaba de vacaciones. Irme de un trabajo y encontrar otro porque tengo un buen curriculum. Tener mi dinero porque me lo he ganado, no por la lotería…
Sinceramente, no es que la suerte nos la hagamos nosotros. Es la actitud con la que te tomes la vida y no ponerte la tirita antes de hacerte el corte. No vamos a salir vivos de ésta, así es que si algo no me cuadra, es que no pierdo ni el tiempo. Bastante dura es ya la vida como para buscarte gente o situaciones que te den más problemas.
“Ya saldrá”, “las cosas de palacio van despacio” y “todo tiene solución menos la muerte” son frases que mi padre me ha repetido mucho y con toda la razón.
Muchas gracias por compartir, Blanca. Y felicidades por esa filosofía de vida.
Un abrazo,
Vanessa