¿Hay algo en tu vida que no te satisface? ¿Te gustaría hacer algún cambio? ¿O lo dejarías todo tal y como está a día de hoy?
La mayoría de las personas cambiaríamos algo en nuestra vida. Puede ser algo relacionado con nuestra forma de ser, con lo que hacemos, con nuestros comportamiento, nuestro trabajo, nuestras relaciones familiares o nuestra pareja…
Otra cosa es que pongamos los medios para ello…
Son muchas las personas que están insatisfechas con su vida, pero no cambian nada.
Que van en piloto automático. Que dejan que los días pasen. Que están tristes, aburridas y desmotivadas con su vida. Pero no hacen nada.
¿Por qué? Principalmente, y excusas a parte, por miedo.
Porque no se atreven…
Porque no quieren correr riesgos…
Porque más vale lo malo conocido…
En definitiva, por miedo al cambio.
Por miedo hay quien prefiere seguir mal sin arriesgarse a nada antes que cambiar para estar bien.
¡Como si tuviéramos otra vida en la que vivir lo que no hemos vivido en ésta!
Ay, cuanto nos gusta perder el tiempo…
Ojo, que afortunadamente no todas las personas son así. También las hay que cambian sin titubeos y en cada momento que van queriendo o necesitando un cambio. Unas veces ganarán y otras perderán, pero no se quedan estancadas donde no quieren estar.
Y no es que a ellas no les de miedo cambiar, es que lo hacen a pesar del miedo.
Aunque, claro está, a más capaz eres de adaptarte al cambio menos te cuesta hacerlo. Así que estas personas tienen menos miedo porque se han acostumbrado a hacer las cosas con miedo.
Porque, igual que el cuerpo se pone en forma con el deporte, la mente se pone en forma cuando le ponemos retos que la saquen de su zona de confort. Y es que allí, donde sólo hay rutinas y no pasa nada nuevo, la mente no necesita esforzarse y se relaja. Y ese, como te puedes imaginar, es un caldo de cultivo excelente para los miedos.
Es decir, a menos me enfrente a mis miedos, más grandes se irán haciendo.
Ese día que explotas y lo cambias todo
Seguro que tú también conoces algún caso de alguien que de la noche a la mañana da un cambio de ciento ochenta grados en su vida.
Véase el típico caso de un hombre de unos cuarenta años que de repente deja a su familia, cambia de amigos y, a pesar de tener un trabajo de éxito, empieza a dedicarse a lo que de verdad le apasionaba.
¿Sabes por qué creo yo que pasan estas cosas? Porque no nos escuchamos. Porque de tanto mirar para otro lado y estar ciegos a nuestros deseos y necesidades, a lo que de verdad queremos en nuestra vida, un día explotamos y lo mandamos todo a freír espárragos.
Claro, llevas tanto tiempo viviendo en una cárcel de la que eras prisionero y carcelero a la vez, que cuando te decides a salir, sales por la puerta grande y te vas al polo opuesto, en busca de la mayor libertad posible, toda la que te faltó este tiempo. La que tú te negaste.
Estoy convencida de que si nos conociéramos, si fuéramos conscientes de lo que nos pasa y de lo que sentimos, si nos hiciéramos preguntas para saber qué es lo que estamos necesitando en cada momento, no pasarían estas cosas. No necesitaríamos entrar en crisis tan profundas para empezar de nuevo.
Porque todo proceso de cambio empieza por ser conscientes de lo que nos pasa y de que necesitamos un cambio (y no vale que el vecino se dé cuenta si tú no te la das… La necesidad la has de sentir tú, que eres quien ha de poner en marcha el motor del cambio… Así que da igual que tú veas claro que fulanito necesita un cambio, porque el que ha de verlo es él).
Vaya, que cualquier cambio nace dentro de ti y empieza cuando tomas conciencia de la necesidad de ese cambio.
¿Es esto lo que quiero? ¿Tengo la vida que quiero? ¿Qué puedo hacer para mejorarla?
Y si te das cuenta de que no tienes la vida que quieres y de que lo que te está limitando para tenerla es el miedo al cambio, es el momento de hacerte preguntas que te ayuden a despertar la fuerza que hay en ti:
¿Qué me hace ilusión? ¿Qué pequeñísimo sueño me gustaría cumplir? ¿Qué le aportaría más sentido ahora mismo a mi vida?
Y, una vez que lo sabes…
¿Para qué quiero eso? ¿Qué beneficios me va a aportar? ¿En qué va a mejorar mi vida? ¿Qué me separa de ello? ¿Qué miedos he de enfrentar para conseguirlo?
¿Qué tal te llevas tú con los cambios?
Dicho lo dicho, seguro que ya estás tomando conciencia de qué tal te llevas tú con los cambios.
¿Los aceptas cuando llegan y no son deseados?
¿Los promueves cuando son deseados pero te dan miedo?
Si necesitas cambiar algo en tu vida, ¿lo reconoces, lo aceptas y lo cambias? ¿O te empeñas en seguir por el camino por el que ibas?
Hay personas con tal de no cambiar lo que necesitan cambiar, se ponen a cambiar cualquier cosa. Desde las cortinas hasta el coche. La cosa es cambiar algo, para quedarse “tranquilas”.
¿No sería más fácil cambiar lo que hace fala cambiar y dejarte de tonterías?
¿No te das cuenta de que todos, tú también, podemos aprender a cambiar? Claro que sí, ¡todos tenemos ese potencial dentro de nosotros!
Y creo que una de las claves que marca la diferencia y el éxito en un proceso de cambio es que sea algo elegido, algo que nazca de mi deseo y mi necesidad de cambio, de haber visto que ya no quiero seguir como estaba…
Por eso muchas veces las personas no cambian por más que su comportamiento esté afectando a sus relaciones, porque no lo harán hasta que el beneficio del cambio sea mayor que la pérdida de la comodidad que supone no hacer nada… No lo harán hasta que se den cuenta de que estaban equivocadas y de que ya no les compensa seguir viviendo así.
Entonces, y solo entonces, es cuando puede comenzar un proceso de cambio. Y muchas veces hace falta tocar fondo para ser conscientes de esa necesidad.
Por ejemplo, recuerdo a una Coachee que quería cambiar la manera en la que se relacionaba con su pareja, porque era tan exigente con él como lo era consigo misma. En realidad quería que él cambiara, y no se dio cuenta de que el cambio estaba en ella hasta que el la abandonó. Entonces fue cuando empezó su verdadero proceso de cambio.
Es decir, claro que las personas podemos cambiar, pero siempre y cuando el cambio nazca de nosotros y lo veamos como algo positivo.
Tú y yo, todos estamos en un constante proceso de cambio
Las personas estamos cambiando constantemente. Yo no soy la misma que era ayer. De hecho, no tengo nada que ver con la que era hace diez años y soy muy distinta a la que era hace dos años.
Es normal que sea así y me siento orgullosa y satisfecha de haber ido cambiando a medida que lo he ido necesitando, por dentro y por fuera, incluso cuando las decisiones tomadas no me llevaron a donde quería llegar.
Y para mí, en mi proceso de cambio, fue fundamental empezar a escuchar lo que sentía, elegir lo que quería, moverme hacia lo que creía que me iba a hacer feliz y empezar a tomar mis propias decisiones… Todo desde mí.
Porque cambiar es genial cuando eres tú quien elige ese cambio. Y unas veces no podrá ser así, pero la mayoría sí.
Nuestra necesidad de cambio es infinita. Cambiamos por dentro porque ya no queremos lo mismo ni nos hacen felices las mismas cosas. Y, en consecuencia, también cambia nuestro entorno, nuestras actividades y las personas que nos rodean.
Por ejemplo, puede que hace unos años tu prioridad fuera hacer cambios profesionales que te llevaran a trabajar en algo con lo que te sintieras realizada. Y puede que ahora estés enfocada en cambiar cómo gestionas tu tiempo de ocio para disfrutarlo más. Y probablemente mañana tu deseo de cambio tenga el foco en otro aspecto de tu vida.
Y es que es natural que las cosas que hace unos años nos hacían felices hayan dejado de hacerlo. Así es la vida. Nada permanece para siempre. Tal vez durante un tiempo sí, pero después vuelves a necesitar un cambio. Y está bien que sea así, forma parte de nuestra necesidad de evolución.
El problema empieza cuando nos ignoramos a nosotros mismos y nuestras necesidades…
Porque lo que no cambia no evoluciona, y se estanca, como un río que no fluye… Así que una de las cosas más maravillosas que te pueden pasar es ser tú quien lidere y elija los cambios que quiere hacer en su vida, porque esa es la única manera de llegar a donde quieres llegar.
Por eso creo que a todos nos ayudaría estar más abiertos al cambio y quitarnos tantas creencias limitantes como tenemos sobre él.
Por ejemplo, hay personas que tienen la creencia errónea de que si has elegido algo tienes que quedarte con eso para toda la vida. Que cambiar sería caprichoso, irresponsable o infantil.
¡Como si estuviéramos obligados a querer lo mismo toda la vida! ¡Claro que no!
Nuestras prioridades cambian. Yo no quería lo mismo con dieciocho años que con veinticinco ni con veinticinco que ahora. Por ejemplo, cuando estaba en la universidad deseaba vivir en una gran ciudad como Nueva York o Buenos Aires, y ahora lo que más ilusión me hace es irme a vivir a la montaña en plan ermitaña… He cambiado, claro que sí, y es maravilloso que así sea. Si lo rechazara, si no lo aceptara, me estaría rechazando a mí misma…
Por eso lo que no es natural es que nos resistamos a los cambios y nos atemos a los contratos que hemos firmado en base a lo que queríamos ayer.
Creo que deberíamos aprender a bailar más con lo que la vida nos trae y con nosotros mismos.
Porque lo ideal sería que fuéramos nosotros quienes marcáramos el rumbo hacia la persona que queremos ser, con conciencia de lo que queremos y con la confianza para enfrentar el miedo que nos dé.
Confianza, oh si. Esa es, una vez más, la palabra clave… Y es que cualquier cambio parecería pan comido si tuviéramos la suficiente confianza en nosotros mismos.
Porque cuando se nos presenta un reto lo que hacemos es compararlo la imagen que tenemos de nosotros mismos. Y si el reto es más grande que lo que creemos que somos, asumimos que no podremos superarlo. Así es como nos rendimos antes de empezar…
Pero vamos a ver, ¿es que la imagen que tienes de ti no puede cambiarse? Si crees que tal y como eres no podrás hacer algo, cambia cómo eres. Conviértete en una persona más flexible, más valiente o más positiva. Todos tenemos ese poder y esa capacidad para ganar confianza en nosotros mismos.
Siete cosas que necesitas saber sobre el cambio
1.Cambiar significa pasar de la situación presente a otra deseada. Y lo que ha de cambiar no son tus circunstancias, sino tu manera de enfrentarte a ellas.
Porque, si lo que quieres que cambie es lo externo, estás poniéndote en la postura de víctima. En cambio, si lo que quieres cambiar es tu respuesta, te conviertes en protagonista.
2.Todo proceso de cambio implica pasar por una situación intermedia de inestabilidad. Es imposible pasar del estado actual al deseado de un solo salto. Siempre habrá miedo, siempre habrá incertidumbre y siempre habrá incomodidad.
3.Los cambios pueden ser elegidos o forzados. Obviamente es más fácil adaptarse a los primeros, pero en ambos casos puedes afrontar el miedo y conseguir tu objetivo.
4.El proceso de cambio ideal es aquel en el que tú eliges el cambio y además lo entiendes como un cambio positivo.
5.Cuanto más capaz te sientas de conseguirlo, mejor te adaptarás al cambio y más agradable será tu camino.
6.En un proceso de cambio influyen muchas variables:
En primer lugar, tu historia y cómo te llevas tú con los cambios. Si crees que te adaptas a ellos o si crees que no se te dan bien.
En segundo lugar, el grado de insatisfacción que sientas en tu situación actual. Obviamente, a mayor sea, más fácil será el cambio.
En tercer lugar, el deseo que tienes de cambiar, tu motivación y tus ganas.
Y en cuarto lugar, los recursos que tengas para afrontar ese cambio.
Para que te atrevas a cambiar, estos cuatro factores han de ser mayores que el coste del cambio.
7.La primera clave es cambiar la manera en la que miramos los cambios y empezar a verlos como algo positivo, como a un amigo, como el ingrediente indispensable para tener la vida que queremos.
Es decir, pasar del “enfoque amenaza”, que te bloquea porque magnifica lo que puedes perder, al “enfoque reto”, que te pone en acción porque resalta lo que podrías ganar con ese cambio.
Y hasta aquí el post de hoy… Quería contarte cuales son las principales creencias que nos limitan a la hora de hacer cambios y cuáles son las claves para superar el miedo al cambio. Pero mejor te lo cuento en el post de la próxima semana, para que éste no se haga infinito :-).
Ahora me gustaría que me contaras cómo afrontas tú los cambios, qué te ayuda y qué hace que se te resistan. Puedes compartirlo en los comentarios aquí debajo.
Hola. Gracias Vanesa por tus excelentes post.. Lo mio es complicado, pero estoy en ello. En cambiar porque mi vida así es un desastre y no quiero seguir sin hacer nada al respecto… Me produce mucho miedo, ansiedad.. Pero sé que cuando cambie mi firma de ver la vida y dejar ya de ir de víctima.. Pues todo me sonreirá… Muchas gracias y un beso grande.
Muchas gracias, Ana. Ese cambio de pasar de víctima a protagonista de tu vida es mágico. De repente te vuelves dueña de todo lo que te pasa. Merece la pena enfrentar ese miedo, te lo aseguro.
Un abrazo grande,
Vanessa
¿Y cuándo no es miedo, sino que quieres un cambio pero no sabes de qué? Es como tener un tablero y no saber que ficha mover: trabajo, pareja, casa, tú, y/o todas a la vez!
Pd: me emocionan tus artículos. Lo bien que están escritos y las molestias que te tomas. Además, parece que adivinas lo que necesito, para escribir de ello. Mil gracias.
Mil gracias, Penélope. Me alegro de esa conexión entre lo que escribo y lo que necesitas…
Puede ser que de verdad no lo sepas o que lo sepas, pero no quieras aceptarlo… Sea cómo sea todo pasa por ser honesta contigo misma y hacerte preguntas enfocadas a qué te ilusiona, cuáles son tus sueños ahora mismo y qué te gustaría haber conseguido en dos o tres años. Y también a escucharte y observar cómo te sientes en cada una de esas áreas que nombras, para comprender en cuál de ellas no te sientes del todo satisfecha.
Tal vez este post te sirva.
Un abrazo y feliz finde,
Vanessa
Quiero cambiar, no me gusta la vida que llevo, tengo miedos y puedo ser consciente de ello, pero LO PEOR ES QUE NO SE A QUé CAMBIAR, no sé a qué me gustaría, no quiero llegar a esos fondos emocionales terribles que en ocasiones he tocado (obvio, al tiempo fueron positivos, puedo dar fe de ello). Estoy a la vez deseoso de tocar fondo, pero no llega, como si pusiera algún tipo de resistencia. Por otro lado, algo que me vengo imaginando hace tiempo es cruzarme con ese YO de antes del cambio y preguntarme ¿que le diría?. Miedo que también aparece en cruzarme con alguna persona que me haya conocido antes, o cambiar y que los demás sigan viéndome como antes… El cambio debe generar esa actitud para poder enfrentar esas situaciones sin desestabilizarme, quizás sea ahí cuando uno es consciente de que en verdad cambió.
Saludos y gracias por los post
Muchas gracias, Daniel. El cambio has de sentirlo y valorarlo tú, en sentirte mejor contigo mismo, más satisfecho con quién eres y cómo eres, y más feliz con tu vida. Creo que cualquier cambio externo ha de estar precedido por un cambio interno, de aceptación, de comprensión y de amor a uno mismo, que nos permita enfrentar diferentes situaciones manteniendo nuestro centro.
No dejes de andar ese camino, por supuesto que mirando atrás siempre habrá merecido la pena.
Besos y sonrisas,
Vanessa
Hola, Vanessa, escribo porque me gustaría tener otra opinión. Desde pequeña he sido una niña estudiosa, muy responsable y con mucha fuerza de voluntad, pero muy nerviosa, insegura e indecisa… Termina el colegio, el Instituto, me voy a otra ciudad a hacer la carrera y justo al final de la misma exploté. Empecé a ir una psicóloga (me diagnosticaron tag y a los 5 años toc). No paré de hacer cosas, por supuesto. Me fui Londres unos meses, másters y cursos, diferentes trabajos por cortos periodos de tiempo. Encontre hobbies que me ayudaron muchisimo a reducir la ansiedad y a divertirme (la pintura, el pilates y el yoga), algunos proyectos personales… Pero en todo voy con miedo, inseguridad y rigidez. Me cuesta muchísimo el cambio. Actualmente, tengo 33 años y estoy trabajando en la docencia. Por un lado estoy muy contenta porque a parte de haber metido cabeza, estoy consiguiendo tomarme las cosas con calma y dedicando tiempo al descanso y actividades que me relajen. A pesar de ello y todos mis logros, que al escribirlo hasta yo me he sorprendido, sigo viviendo la vida como una carrera de obstáculos, y con muchos miedos. Cuando estoy bien, me apunto a un bombardeo, eso sí, pero cuando no, me encierro en mí misma. Me gustaría vivirla con más ilusión, ahí el cambio buscado, de forma más relajada… Ya sea en solteria, en pareja o familia (como imaginarás, mi estado actual es el primero… los otros no son buscados, la verdad, por los mismos motivos).
Después de este rollo, muchas gracias Vanessa de antemano.
Hola Laia,
“Vivir mi vida con más ilusión y de forma relajada” sería un objetivo a conseguir. A partir de ahí toca empezar a desgranar qué significa eso para ti, qué es lo que necesitas para alcanzarlo y qué obstáculos te lo están impidiendo, para ver cómo superar cada uno de ellos. Ese ya es una trabajo personal, un camino a andar, y es difícil para mí ayudarte simplemente con una respuesta aquí. Si te planteas hacer un proceso de Coaching y quieres que hablemos para valorar si encajas en mis programas estaré encantada de escucharte. Puedes rellenar este formulario y después me pondré en contacto contigo para concertar la cita.
Un abrazo grande,
Vanessa
Hola Vanessa, gracias por el post. Indudablemente me pasa a mí. Estoy en camino al cambio que deseo realizar en mi vida personal y laboral a veces tengo el temor o el miedo que no me salgan bien las cosas. Pero debo afrontar el reto y espero lograrlo.
Gracias por los tips porque me ayudarán a ver mejor las cosas que deseo lograr con mucha confianza y perseverancia…
Te envió un abrazo.
Muchas gracias, Marco. Ese temor es lógico y comprensible, te indica que eso que quieres conseguir de verdad te importa y lo deseas. Usalo para eso, para darte fuerza y motivarte, porque sabes que tu vida será mejor cuando hagas ese cambio. Y confía, confía mucho.
Un abrazo grande,
Vanessa
Hola Vanesa,
La verdad que no me resisto a escribirte. Me inspiras a hacerlo con cada post que pones. Y te agradezco lo que nos aportas en todos y cada uno de ellos. A mí, como al resto de lectores que te escriben muchas veces, me ocurre eso de no saber qué deseo o quiero en mi vida. Ahora mismo me encuentro en un proceso de cambio en mi crecimiento personal. A nivel psicológico y a nivel espiritual. Mi vida hace unos 3 años dio un giro (gran cambio inesperado de 180º). Hace casi 4 años pasé por una depresión que a día de hoy aún me pregunto por qué. Lo tenía todo en aquel momento. Tenía una pareja de casi 10 años de relación con la que convivía y nos llevábamos muy bien. Pero de la noche al día, después de pasar esa depresión que me duró unos 6 meses y aún medicada, decidí dejar a mi pareja e irme con una persona que no conocía pero que en aquel momento pensé que era el amor de mi vida. Hice mucho daño por esto. Ni yo misma sabía lo que estaba haciendo y a pesar de ser consciente del daño ocasionado a mi ex pareja y su familia, seguí para adelante. A día de hoy sigo con la persona por la que arriesgué todo. Y sinceramente no me ha ido demasiado bien con él. Por él porque, como todos, también tiene sus sombras, y por mi parte porque no hace mucho empecé a despertar y a preguntarme que fue lo que hice con mi vida. Pero ya está hecho y no puedo volver ni mirar atrás. Seguir con mi vida hacia delante, y aquí es donde entra en juego otro proceso de cambio para mí. Porque me he dado cuenta de que muchas veces yo he autosaboteado mi relación de pareja actual, quedándome estancada en la anterior. Tengo que cambiar y crecer, y en ese camino estoy. Gracias por todo lo que nos aportas.
Un abrazo enorme Vanesa.
Hola Jani,
Muchas gracias por compartir. Si me sueles leer sabrás que pienso que todo es para algo y que todo viene a enseñarnos algo… Está muy bien que reflexiones y te des cuenta de lo que hiciste bien y lo que te gustaría haber hecho diferente… Y también que te comprendas y te perdones por ello. En mi opinión, sólo cuando lo resuelvas en ti dejará de manifestarse en tu exterior, por ejemplo con ese autosabotaje que comentas.
Creo que vas por muy buen camino y me transmites mucha intención y mucha honestidad, enhorabuena de corazón.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Muy buen día, Coach Vanessa. Le quiero felicitar por sus excelentes consejos, tips y terapias. Estoy satisfecho con todo el material que me ha enviado y me ha servido de mucho, pero quiero su ayuda y/o consejo en lo siguiente. Yo estoy pasando por un problema de separación familiar y lo que más me lastima es la no aceptación de mis hijos; quiero cambiar en muchas cosas, pero la verdad le pienso mucho o, mejor dicho, tengo miedo al cambio y no sé por dónde empezar. Quiero ser feliz los pocos años que me quedan de vida. Le pido ayuda por favor.
Hola Octavio,
Muchas gracias por compartir. Creo que el primer paso es saber en qué quieres cambiar y para qué. Si es para que tus hijos te acepten, para sentirte mejor contigo mismo o por otro motivo. Lo que sea, que sepas lo que es y que sepas para qué lo quieres. Desde ahí ya podrás construir a la persona que quieres ser, empezando poco a poco, pasito a pasito, y pidiendo ayuda si es necesario.
Un abrazo grande,
Vanessa
Gracias Vanessa. ¿Y cuando te arrepientes de no haber hecho un cambio y sigues con tu vida estancada porque no hay vuelta atrás? Perder tiempo y calidad de vida por miedo y ansiedad ante un cambio que a cualquier persona le beneficiaría y a mí me produce terror… ¿Qué haces cuando has metido la pata y eres muy consciente de ello y ya no puedes volver atrás? He perdido el tiempo y ahora me arrepiento y estoy muy triste.
Aprender, Angela. APRENDER. No importa que hayas metido la pata, todos lo hacemos… Importa que te hayas dado cuenta de ello y te pongas manos a la obra para que no te vuelva a pasar… Trabaja tu mente y lo que necesites para que la próxima vez tus miedos no decidan por ti.
Un fuerte abrazo,
Vanessa