¿Qué es eso que siempre has creído de ti?
Eso que has dado por hecho sin la más mínima duda, ¿qué es?
Que no sirves para eso, que tú no eres tan valiosa como X, que no te mereces que te vaya bien, que tienes la culpa de todo lo que te pasa, que tienes que ser lo que los demás esperan de ti, que tienes que esforzarte para que te quieran, que tienes que cuidarles y ocuparte de que estén bien…
Hay tantas creencias que te pueden estar limitando, como estrellas en el firmamento…
¿Cuál es la tuya? ¿Cuál es esa estrella que no te deja ver?
Alguna hay, eso fijo. Y, seguramente, unas cuántas…
¡Pero son aprendidas! ¡No te pertenecen!
No forman parte de ti ni de tu esencia, aunque tú hayas creído que sí y cargues con ellas a cuestas…
Así que piensa cuáles son las tuyas. ¿Qué es eso que crees de ti y que te lleva pesando mucho tiempo?
Que todos nacemos con el mismo potencial ya me lo has oído alguna vez.
Que la mayor parte de ese potencial se queda castrado en el camino, también.
Por lo que nos dicen, por lo que nos pasa, por lo que vivimos, por lo que aprendemos, por lo que recibimos, por lo que no recibimos… por todas esas experiencias de la infancia y de la adolescencia que nos dan forma y contenido.
Eso es lo que marca la gran diferencia.
Y ojalá no fuera así. Ojalá todos tuviéramos, de niños, las mismas oportunidades para construir una autoestima y una autoconfianza sólidas y fuertes.
Para querernos, aceptarnos, tratarnos con cariño y vivir de acuerdo a nuestros valores y nuestros objetivos. Los nuestros, no los de nadie más.
Ojalá, pero no es así.
Por eso, para llegar a lo que es auténtico de ti, no queda otra que ir quitando todas las capas de educastracion que llevamos puestas.
Tú, las tuyas.
Cada uno, las suyas.
Porque cada uno es responsable de iluminar su parte, su mochila.
No somos responsables de lo que llevamos en ella, pero sí lo somos de lo que hacemos con ella a día de hoy.
El camino del autoconocimiento es infinito, diría que no se termina nunca.
Pero sí que hay un punto en el que, por fin, has sacado tanta porquería, que sabes manejarte con el polvo que queda.
Y entonces es cuando descubres el águila que siempre fuiste, aunque lo hubieras olvidado…
EL AGUILA REAL
Un hombre se encontró un huevo de águila. Se lo llevó y lo colocó en el nido de una gallina de corral. El aguilucho fue incubado y creció con la nidada de pollos.
Durante toda su vida el águila hizo lo mismo que hacían los pollos, pensando que era un pollo. Escarbaba la tierra en busca de gusanos e insectos, piando y cacareando. Incluso sacudía las alas y volaba unos metros por el aire, al igual que los pollos. Después de todo, ¿no es así como vuelan los pollos?
Pasaron los años y el águila se hizo vieja. Un día divisó muy por encima de ella, en el límpido cielo, una magnífica ave que flotaba elegante y majestuosamente por entre las corrientes de aire, moviendo apenas sus poderosas alas doradas.
La vieja águila miraba asombrada hacia arriba. “¿Qué es eso?”, preguntó a una gallina que estaba junto a ella.
“Es el águila, el rey de las aves”, respondió la gallina. “Pero no pienses en ello, tú y yo somos diferentes de él”.
De manera que el águila no volvió a pensar en ello. Y murió creyendo que era una gallina de corral.
Anthony de Mello
Pues eso.
Que no te mueras sin haberte encontrado…
Que no te dejes limitar por la ceguera de los que te rodean…
Que descubras tu poder y tengas la valentía de reconocerTE en él…
Vanessa, este post me ha encantado, y en mi caso particular me puso a pensar que es importante escucharnos y no permitir que nadie nos diga hasta dónde podemos llegar, y de qué somos capaces, porque somos capaces de llegar donde sea que queremos llegar, super importante revisar nuestra mochila y ver con qué cosas de los demás estamos cargando, muchísimas gracias Vanessa por tu trabajo.
Gracias a ti, Debbie. Me encanta en resumen que has hecho :-).
Un abrazo,
Vanessa
Me gustó mucho todo lo que me envió, Vanesa, y estoy interesada en recibir la valoración de mi persona, gracias.
Muchas gracias, Mirta. Puedes rellenar el formulario para tener una sesión de valoración conmigo aquí.
Un abrazo,
Vanessa
Hola,
Me ha encantado el post y creo que las tres últimas frases del final resumen lo más importante.
Con tu permiso, las “copio” para tenerlas presentes día a día.
Muchas gracias 😊
Gracias a ti, encantada de que te quedes con esas frases y las tengas muy presentes :-).
Un abrazo,
Vanessa
Hola, pues si que tengo estos problemas: tengo creencias como de complacer a los demás, de sacrificarme por ellos. Es decir, lo hago por los demás, ya que los demás eso quieren, no por mi, yo ni siquiera existo. Ya estoy harta de esto, no tengo lo que yo quiero, es una sensación de molestia que tengo por mi vida…me gusta tu escrito…ya que esto es mi problema…el sacrificarme por los demás..
Hola Nancy,
Muchas gracias por compartir. Espero que el post te haya servido para conectar con el malestar que te generan esas creencias limitantes y tomar la decisión de hacer lo necesario para cambiarlas.
Un abrazo,
Vanessa
Maravilloso post Vanessa! Enhorabuena!!!
Estoy de acuerdo. Creo que lo que nos dicen desde pequeños nos limita, lejos de darnos un empujón para hacernos mejorar.
En mi familia por ejemplo creen que soy una víctima. Lo fui algún tiempo en el pasado. El libro de El triángulo dramático de Karpman me abrió los ojos. Haga lo que haga, me comporte como me comporte o diga lo que diga ellos me han puesto el cartel y no hay mucho que hacer al respecto. Ante cualquier conflicto soy yo la culpable, porque como soy una víctima. Me siento totalmente desactualizada. Me produce tristeza saber que piensan así, y me bloquea. Me digo… para qué si haga lo que haga dará igual. Como el águila, pasó su vida creyendo que era una gallina.
Un beso fuerte Vanessa y gracias por tus fantásticos artículos
Hola Pilar,
Muchas gracias por compartir. Una víctima, en el sentido de la etiqueta que te han puesto, es quien culpa a los demás o a la vida de lo que le pasa, quien se resiste a aceptar y hacerse responsable de las elecciones que puede hacer en cada momento. Es distinto a hacer una petición o formular una queja sobre algo. Legitima y defiende ante tu familia tu derecho a esto último, porque lo tienes.
Un abrazo,
Vanessa