¿Crees que puedes cambiar lo que pasó hace dos mil años por pensar mucho en ello? ¿Verdad que no? Bueno, pues lo que pasó hace dos días tampoco puedes cambiarlo, por más vueltas que le des.
Y aun así hay quien nunca descansa. Quien sigue dándole vueltas a lo que pasó ayer, a lo que pasó hace un mes, a lo que pasó hace un año y a lo que pasó hace diez. O incluso más…
¿Para qué? Para nada. Le da vueltas sin la más mínima intención de encontrar una salida o una solución, sino por el simple placer de darle vueltas.
En algunos casos lo hace desde el modo sufrimiento. Es decir, de todo lo que pasó filtra lo que más sufrimiento le causa y olvida todo lo demás. Primero, por esa tendencia que tenemos a quedarnos con lo negativo. Y, segundo, porque las experiencias, de una forma exacta, sólo permanecen en nuestra mente dos o tres días. A partir de ahí ya sólo recordamos fragmentos. Total que hay quien filtra y se queda con los peores, y les da vueltas una y otra vez como si su mente fuera una centrifugadora…
También hay quien lo hace desde el modo víctima. Es decir, esa persona que sigue culpando a su pasado de lo que le pasa hoy. Que se siente impotente ante su vida, que se regodea, llora y se lamenta una y otra vez… Es espectador en vez de ser protagonista de su propia vida.
O quien lo hace desde el modo “cuánto me arrepiento de lo que pasó”, “toda la culpa es mía”, “ojalá pudiera dar marcha atrás”…
Hay muchas maneras de quedarnos anclados al pasado y son muchas las personas que creen que por algo que les pasó ya no podrán ser felices ni sentirse bien. Por algo que no hicieron, por algo que no consiguieron, por algo que perdieron o por el daño que les causó otra persona… Por lo que sea, es como que su vida no puede continuar con normalidad.
Por ejemplo, alguien que rompe con su pareja y piensa que nunca más volverá a enamorarse, que se quedara solo para siempre y que mejor evitar cualquier tipo de contacto con alguien nuevo.
O alguien a quien le despiden de su trabajo y saca la conclusión de que no sirve y de que nunca más volverá a tener una oportunidad laboral que merezca la pena.
La vida no es sólo color de rosa
Como si alguien nos hubiera dicho que la vida es como un campo de flores, todo precioso y maravilloso… Pues no, en la vida también hay cardos, sequías y plagas que lo destrozan todo. Y, aun así, pueden volver a salir flores en el campo…
Es decir, la vida tiene momentos maravillosos y también golpes muy duros. Para unos más que para otros, pero es así para todos. No podemos pretender que no lo sea.
Lo bueno es que cuando la vida te da un golpe te puedes volver a levantar y seguir caminando. Eso es lo único que funciona.
Pero para eso necesitamos tener tolerancia a la frustración (yo la primera, de hecho es una de mis principales áreas de mejora) y aprender a aceptar que las cosas no siempre pueden salir como queremos.
Es irracional pensar que sí, que las cosas van a estar siempre a tu gusto, y deprimirte o enfadarte cuando eso no pasa.
Y necesitamos entender que a veces nos equivocaremos, que a veces alguien nos hará una mala jugada, que a veces las circunstancias no nos serán favorables… Pero que otras veces sí.
Y que es mucho más útil ser flexible y saber que no todo lo puedes controlar.
Y que vivir en el pasado es muy doloroso y nada productivo, porque nada se puede cambiar ya.
Además de que mientras vives en el pasado te estás perdiendo el presente, que en realidad es lo único que tienes…
Porque la vida se vive aquí y ahora, no en lo que pasó antes de ayer, en lo que deberías haber hecho o en el dolor que aquello te causó.
Da igual si no aprovechaste esa oportunidad, ya llegará otra… El problema es que mientras sigas mirando hacia atrás no serás capaz de verla…
Pasos para dejar de darle vueltas al pasado
Así que, si te das cuenta de que has vivido demasiado tiempo aferrado al pasado y ahora quieres recuperar las riendas de tu vida, levantarte y volver a andar, voy a darte diez claves para conseguirlo:
1.No generalices. Es decir, no permitas que algo que pasó condicione tu presente y lo que esperas en tu futuro. Por ejemplo, no pienses que porque cometiste un error tienes más probabilidades de cometer otro o que porque hiciste algo de lo que te arrepientes tienes que seguir culpándote para siempre y ya nada te saldrá bien.
Lo de ayer es lo de ayer y lo que te pase hoy no tiene (casi) nada que ver.
2.Sal del victimismo. Una persona victimista es la que echa balones fuera porque entiende que su vida no depende de ella y que no puede hacer nada para cambiar lo que no le gusta.
Sus argumentos más habituales son “no puedo hacer nada para cambiarlo”, “tengo que resignarme”, “vaya injusta que es la vida”, “yo no me merezco esto”, “¿por qué a mí?”, “la culpa es de ellos”… Y así todo el día (lo sé bien porque yo era una víctima en toda regla). El problema es que desde esa actitud es imposible encontrar una respuesta y, mucho menos, una salida que te sea útil para avanzar.
3.Acepta lo que ya pasó. Ya está, ya pasó. El pasado, pasado está. Ahora son sólo recuerdos. Acéptalos como tales, como algo que fue y que ya pasó. Lo más probable es que lo que recuerdas no se ciña a la realidad. Y, desde luego, lo que es seguro es que no es lo que está pasando hoy… Y lo de hoy te lo estás perdiendo…
4.Aprende de ello. Hazte preguntas que te sirvan. ¿Qué conclusiones saco de lo que pasó? ¿Qué me llevo? ¿Qué aprendo? ¿Qué haría diferente la próxima vez? ¿Qué recursos tengo para afrontar esto de otra forma? ¿Qué recursos necesito desarrollar?
Por ejemplo, en vez de pensar como una víctima y preguntarme “¿por qué a mí?”, seguramente me resulte más útil pensar que mis experiencias son las que han hecho que me dedique a acompañar a personas que pasan por situaciones parecidas. Y que gracias a ello podré comprenderles mejor que si mi autoestima hubiera sido siempre fuerte o nunca hubiera tenido dificultades en mis relaciones con los demás.
En realidad la clave aquí es darte permiso para crecer con lo que te ha pasado. Esa es, en mi opinión, una de las claves que diferencia a las personas que tienen éxito en la vida (lo que sea que para cada uno signifique el éxito): que los obstáculos no les frenan, sino que refuerzan su meta y hacen que se impliquen aún más en alcanzarla.
5.Búscale un “para qué”. Todo nos pasa para algo, estoy convencida de ello. Hay quien se queda atascado en el “por qué a mí” y es incapaz de llegar al “para qué”, o quien tarda años en encontrarlo… Pero cuando buscas tu “para qué” al final aparece (date tiempo, todavía me acuerdo de este amigo que lo pasó tan mal cuando le dejó la novia y gracias a eso dos años después conoció al amor de su vida ;-).
6.Hazte responsable de tu parte. Tú siempre tienes la habilidad de responder de una forma u otra ante cualquier cosa que te pase. En eso precisamente consiste la responsabilidad (la “responsabilidad” de la buena, no esa otra más relacionada con la autoexigencia y el “debería” que tanto suele limitarnos a la hora de ser felices y de ser quien queramos ser).
Y sí, claro que la suerte influye, pero tú también creas tu suerte. Cuando actúas a pesar del miedo, cuando avanzas y cuando reconoces tus errores. En esto consiste ser valiente.
7.Perdona. Ya sea a ti o a los demás, aprende a perdonar.
Si es a ti, recuerda que lo hiciste lo mejor que sabias en ese momento y que tomaste esa decisión sin saber lo que sabes hoy.
Deja de pensar en lo que pudo haber sido o en lo que podrías haber hecho diferente. Yo también perdí muchos años en una relación muy tóxica con mi madre, llena de culpas, reproches y castigos, de la que ahora me reconozco en gran parte responsable. ¿Me serviría de mucho lamentarme por el tiempo perdido? ¿Haría eso que lo recuperara? No. Así que mejor me centro en disfrutar y aprovechar el que me queda con ella.
Y si es a los demás recuerda que todos nos equivocamos, que casi siempre hay una intención positiva detrás de nuestros actos y que juzgar es mucho más fácil que perdonar, así que tiene menos mérito.
8.Elige cómo quieres sentirte. Una vez que hayas reconocido como te sientes cuando piensas en el pasado (triste, culpable, enfadado o lo que sea), piensa en cómo quieres sentirte a partir de ahora al recordarlo. ¿Qué podrías hacer para sentirte así? ¿Qué necesitarías para sentirte bien?
9.Recuérdate que puedes superarlo. Si a día de hoy supiéramos las cosas que vamos a ser capaces de superar en nuestra vida, estoy segura de que no daríamos crédito. Y es que nuestra capacidad de superación es mucho mayor de lo que pensamos.
De hecho hay quien dice que la vida sólo te pone delante de ti aquello que eres capaz de superar (y aquello que necesitas aprender). Que la vida nunca te trae una adversidad que no puedas superar. Que por más difícil que sea una situación siempre habrá un camino que te lleve a la salida…
Además, si haces memoria y recuerdas los momentos más complicados de tu vida, seguramente te darás cuenta de que al final, de un modo u otro, saliste adelante… Primero, porque la vida consiste en salir adelante y, segundo, porque tenemos muchos más recursos de los que imaginamos.
10.Elige un paso que quieras dar para avanzar y comprométete con él.
Es decir, pon el foco en la solución y no en el problema. Piensa “me ha pasado esto, pero soy capaz de salir de aquí. Lo he hecho en otras ocasiones. Si quiero, puedo hacer algo, puedo esforzarme y puedo pedir ayuda. Y lo primero que voy a hacer es…” (lo que sea, los puntos suspensivos te toca rellenarlos a ti ;-).
Recuerda que eres, porque todos lo somos, perfectamente capaz de adaptarte a momentos de crisis y de cambio, pero primero tienes que salir del “qué he hecho yo para merecer esto” y enfocarte en lo que quieres que pase a partir de ahora. Porque, incluso aunque tengas razón en que no ha sido justo, tener razón no te va a servir de nada si no obtienes resultados.
En definitiva, regálate el derecho a crecer con lo que paso y a sumar experiencias y aprendizajes en tu mochila. Y vete soltando las piedras por el camino…
¡Ah! La próxima semana escribiré sobre las personas que siempre están pensando en el futuro, temiendo lo que pueda pasar y anticipándose a todo. Si te interesa el tema y no estás suscrito al blog puedes hacerlo pinchando aquí.
Muchísimas gracias por todo lo q públicas… me sirve para mucho. Un beso
Me alegro mucho, Ana. Muchas gracias a ti por decirme.
Un abrazo fuerte,
Vanessa
Hacía tiempo que no te leía Vanessa. Tiempo es lo que nos falta y el que no sabemos organizar muchas veces…
He leído tu post, que hago mío a partir de ya. La verdad que es muy útil y te hace pensar. Siempre me he sentido culpable de que mi ex me dejara. Pero eso ya pasó y llevo 7 meses en una nueva relación, con una chica estupenda.
Lo dicho, gracias. Qué al final acabo escribiendo un post en una respuesta ?
Muchas gracias, Fernando, te recuerdo y me alegro mucho de que hayas vuelto a pasar por aquí :-).
Y enhorabuena por haber dejado de mirar atrás. Ni nutre, ni aporta, ni te lo mereces. Y esa nueva chica tampoco.
Un abrazo y hasta pronto,
Vanessa
Fantástico post, como siempre 🙂
Me acabo de leer los dos últimos y desde mi nueva perspectiva de vida me he dado cuenta lo importante y unidas que van las dos cosas… perdonar, para dejar atrás el pasado.
No sé cuando ha sido… pero de repente me he dado cuenta de que he perdonado… que ese malestar y esa tristeza y esa frustración que me ocasionaba algo del pasado ya no existe, así, como por arte de magia. Y puedo ver a personas que me habían lastimado sin sentirme herida. No sé como ha ocurrido, ni cuando… pero sinceramente… me alegra :).
Gracias otra vez por tus palabras y por tus enseñanzas.
Es cierto, Eva. Perdonar para dejar atrás es pasado son dos cosas que van unidas y que nos permiten liberarnos del malestar y de la tristeza. Felicidades por haberlo conseguido, es para que te sientas orgullosa :-).
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Hola, soy Pilar. ¿Sabes? Descubrí tus post por casualidad buscando en Google personas que imitan a los demás. Al principio lo tome como algo negativo pero luego fui cambiando mi pensamiento con lo tuyo es tuyo y lo mio es mio. A partir de ahí fui leyendo tus post y fui descubriendo cosas en que me sentía identificada. Voy leyendo estas pautas o consejos y me están ayudando mucho. Muchas gracias, eres increíble. Un fuerte abrazo.
Qué bien, Pilar. Qué bonito lo que dices y que te hayas permitido darte cuenta de ello. Confundimos lo de los demás y lo hacemos nuestro y no es así.
Muchísimas gracias por tus palabras, espero que lo que lees te siga ayudando.
Un abrazo grande y cariñoso,
Vanessa
Muchas gracias por la información, pero la verdad me cuesta perdonar a la persona que me hizo tanto daño. Al mismo tiempo deseo borrar de mi mente todo lo que pasó. Al pasar el tiempo me doy cuenta que no puedo seguir así, nada de lo que haga me devolverá a mi hijo… Pero no sé cómo poner fin a esto… Recuerdo que no sabía odiar antes y vivía libre como las aves.
Hola Alicia,
Muchas gracias por compartir. No sé bien lo que te ha pasado, y es complicado decirte algo así. Pero si lo que sientes es rencor y lo que quieres es ponerle fin, te dejo dos post que pueden ayudarte: éste y éste.
Un cariñoso abrazo,
Vanessa
Hola, Vanessa: otra vez me encuentro atrapada en tus posts… Es que en tus palabras me descubro, a veces muy bien parada, y en muchas otras “bebiendo” cada línea con sed de mejorar todo aquello que no suma…
Gracias por tu generosidad, haces tanto bien, ayudas a sanar… ¡¡¡Me ayudas a sanar!!!
Te sigo leyendo…
Un cariño grande
Muchas gracias, Angélica. Qué bonito lo que dices, me alegro mucho de que lo que lees aquí te ayude a sanar. Eso es porque estás preparada y dispuesta a ello, enhorabuena.
Un abrazo grande,
Vanessa
Me ha gustado mucho lo que he leído. Mi vida desde hace unos años se basa en quedarme con lo “malo” y tener la necesidad de darle vueltas una y otra vez a las cosas, echándome la culpa, o preguntándome por qué lo hice así… Y todo para intentar quedarme tranquila, segura…
Muchas gracias por compartir, Belén. Eso que dices se puede cambiar. De donde sea que viene esa exigencia y esa necesidad de control, puedes trabajarla y cambiarla. No necesitas seguir dándole vueltas a lo malo ni echándote la culpa :-).
Un abrazo,
Vanessa
Hola,
Soy Yovana. Este articulo es muy hermoso y más cuando una necesita palabras de aliento para salir adelante. Y sí, aferrarnos al pasado es feo, trae dolor y sufrimiento. Muchas veces no tienes ganas de seguir ni continuar, sientes culpa y piensas que tu vida siempre sera así y que nunca saldrás de esto. He pasado por muchas cosas y siempre me culpo por las cosas que he hecho y al mínimo problema o dolor siempre lo relaciono con el pasado. No quiero seguir así, quiero salir adelante, ufffffffff, pensar que un día podré ser feliz, conmigo misma y con los míos (familia). He sufrido mucho en el amor, tengo el corazón herido, y siempre digo que cómo me gustaría retroceder el tiempo, o cómo me gustaría volver a ser niña para así hacer bien las cosas, pero ya no se puede volver al pasado, ni retroceder el tiempo, quiero seguir adelante desde ahora, elevar mi autoestima, ser otra persona… Bonito articulo Vanessa, hasta solté lágrimas al leerlo… Quiero olvidarme del pasado y ser otra persona… sólo quiero ser feliz.
Muchas gracias, Yovana. La culpa es muy mala amiga si viene acompañada de esa voz enjuiciadora y crítica que nos hace tanto daño. Es importante aprender a rebajarla, a hablarnos con una voz más compasiva y a no ser tan exigentes con nosotros mismos. Esa es la manera de que te dejes de sentir culpable… Hay muchos post en el blog sobre la culpa, espero que te sirvan.
Un abrazo grande,
Vanessa