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¿Sabes para qué te ha pasado lo que te ha pasado?

Cascada sobre el río

Hay quien se resiste a la vida.

Hay quien no deja que las cosas sucedan.

Hay quien se empeña en no entender que todo tiene un “para qué”.

Y que el Universo es mucho más sabio de lo que nos imaginamos.

Y que, si te dejas llevar, la vida te muestra el camino.

Y que en realidad vivir es mucho más sencillo de lo que a veces lo hacemos…

Porque todo eso que hoy no tiene ningún sentido, algún día encajará. Y de pronto, con una sonrisa, lo entenderás todo…

El para qué de esa adversidad.

El para qué de esa enfermedad.

El para qué de esa separación.

El para qué de ese despido.

Con el tiempo, mirando atrás, puedes ver que todo se coloca.

Que la vida nos coloca continuamente en nuestro camino.

Que no sirve de nada resistirse.

Que todo es por algo y todo es para algo.

Y que la magia sólo puede suceder si tú lo permites.

Esa es la clave para entender las cosas que te pasan. Y también las que no te pasan.

Como le pasó al portero de aquel prostíbulo… Igual, te va a pasar a ti.

 

EL PORTERO DEL PROSTÍBULO

No había en el pueblo un oficio peor conceptuado y peor pagado que el de portero del prostíbulo. Pero ¿qué otra cosa podría hacer aquel hombre? De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir, no tenía ninguna otra actividad ni oficio. En realidad, era su puesto porque su padre había sido portero de ese prostíbulo. Y, también antes, el padre de su padre.

Durante décadas, el prostíbulo se pasaba de padres a hijos y la portería se pasaba de padres a hijos. Un día, el viejo propietario murió y se hizo cargo del prostíbulo un joven con inquietudes, creativo y emprendedor. El joven decidió modernizar el negocio. Modificó las habitaciones y después citó al personal para darle nuevas instrucciones.

Al portero, le dijo:
– A partir de hoy usted, además de estar en la puerta, me va a preparar una planilla semanal. Allí anotará usted la cantidad de parejas que entran día por día. A una de cada cinco, le preguntará cómo fueron atendidas y qué corregirían del lugar. Y una vez por semana, me presentará esa planilla con los comentarios que usted crea convenientes.

El hombre tembló, nunca le había faltado disposición al trabajo pero…..
– Me encantaría satisfacerlo, señor -balbuceó- pero yo… yo no sé leer ni escribir.

– ¡Ah! ¡Cuánto lo siento! Como usted comprenderá, yo no puedo pagar a otra persona para que haga esto y tampoco puedo esperar hasta que usted aprenda a escribir, por lo tanto…
– Pero señor, usted no me puede despedir, yo trabajé en esto toda mi vida, también mi padre y mi abuelo…

No lo dejó terminar.
– Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Lógicamente le vamos a dar una indemnización, esto es, una cantidad de dinero para que tenga hasta que encuentre otra cosa. Así que, lo siento. Que tenga suerte. Y sin más, se dio vuelta y se fue.

El hombre sintió que el mundo se derrumbaba. Nunca había pensado que podría llegar a encontrarse en esa situación. Llegó a su casa, por primera vez desocupado. ¿Qué hacer?

Recordó que a veces en el prostíbulo, cuando se rompía una cama o se arruinaba una pata de un ropero, él, con un martillo y clavos se las ingeniaba para hacer un arreglo sencillo y provisorio. Pensó que esta podría ser una ocupación transitoria hasta que alguien le ofreciera un empleo.

Buscó por toda la casa las herramientas que necesitaba, sólo tenía unos clavos oxidados y una tenaza mellada. Tenía que comprar una caja de herramientas completa. Para eso usaría una parte del dinero recibido.

En la esquina de su casa se enteró de que en su pueblo no había una ferretería y que debía viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano a realizar la compra. ¿Qué más da?, pensó, y emprendió la marcha.

A su regreso, traía una hermosa y completa caja de herramientas. No había terminado de quitarse las botas cuando llamaron a la puerta de su casa. Era su vecino.
– Vengo a preguntarle si no tiene un martillo para prestarme.
Mire, sí, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar… como me quedé sin empleo…
– Bueno, pero yo se lo devolvería mañana bien temprano.
– Está bien.

A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino tocó la puerta.
– Mire, yo todavía necesito el martillo. ¿Por qué no me lo vende?
– No, yo lo necesito para trabajar y además, la ferretería está a dos días de mula.
– Hagamos un trato -dijo el vecino- Yo le pagaré a usted los dos días de ida y los dos de vuelta, más el precio del martillo, total usted está sin trabajar. ¿Qué le parece?.

Realmente, esto le daba un trabajo por cuatro días… Aceptó. Volvió a montar su mula.
Al regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa.
– Hola, vecino. ¿Usted le vendió un martillo a nuestro amigo?
– Sí…
– Yo necesito unas herramientas, estoy dispuesto a pagarle sus cuatros días de viaje, y una pequeña ganancia por cada herramienta. Usted sabe, no todos podemos disponer de cuatro días para nuestras compras.

El ex – portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Le pagó y se fue.

“…No todos disponemos de cuatro días para compras”, recordaba. Si esto era cierto, mucha gente podría necesitar que él viajara a traer herramientas.

En el siguiente viaje decidió que arriesgaría un poco del dinero de la indemnización, trayendo más herramientas que las que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo de viajes.

La voz empezó a correrse por el barrio y muchos quisieron evitarse el viaje. Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes.

Pronto entendió que si pudiera encontrar un lugar donde almacenar las herramientas, podría ahorrar más viajes y ganar más dinero. Alquiló un galpón.

Luego le hizo una entrada más cómoda y algunas semanas después con una vidriera, el galpón se transformó en la primer ferretería del pueblo.

Todos estaban contentos y compraban en su negocio. Ya no viajaba, de la ferretería del pueblo vecino le enviaban sus pedidos. Él era un buen cliente.

Con el tiempo, todos los compradores de pueblos pequeños más lejanos preferían comprar en su ferretería y ganar dos días de marcha.

Un día se le ocurrió que su amigo, el tornero, podría fabricar para él las cabezas de los martillos.
Y luego, ¿por qué no? Las tenazas… y las pinzas… y los cinceles. Y luego fueron los clavos y los tornillos…..

Para no hacer muy largo el cuento, sucedió que en diez años aquel hombre se transformó con honestidad y trabajo en un millonario fabricante de herramientas. El empresario más poderoso de la región.

Tan poderoso era, que un año, para la fecha de comienzo de las clases, decidió donar a su pueblo una escuela. Allí se enseñaría además de lectura y escritura, las artes y los oficios más prácticos de la época.

El intendente y el alcalde organizaron una gran fiesta de inauguración de la escuela y una importante cena de agasajo para su fundador. A los postres, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad y el intendente lo abrazó y le dijo:

– Es con gran orgullo y gratitud que le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primera hoja del libro de actas de la nueva escuela.
– El honor sería para mí -dijo el hombre-. Creo que nada me gustaría más que firmar allí, pero yo no sé leer ni escribir. Yo soy analfabeto.
– ¿Usted? -dijo el intendente, que no alcanzaba a creerlo- ¿Usted no sabe leer ni escribir? ¿Usted construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir? Estoy asombrado. Me pregunto, ¿qué hubiera hecho si hubiera sabido leer y escribir?
– Yo se lo puedo contestar -respondió el hombre con calma-. Si yo hubiera sabido leer y escribir… sería el portero del prostíbulo!.

Jorge Bucay

¿Y tú? ¿Qué es eso a lo que te estás resistiendo en tu vida? Puedes contármelo en los comentarios aquí debajo y estaré encantada de responderte.

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Acerca de Vanessa Carreño

Trabajo con mujeres que se sienten inseguras, no se valoran ni tienen confianza en sí mismas, le dan muchas vueltas a la cabeza y se preocupan mucho por lo que piensen los demás.

Con mis programas de Autoestima, Relaciones Personales y Dependencia Emocional consiguen ganar confianza en sí mismas y sentirse seguras y capaces de alcanzar sus objetivos. Aprenden a valorarse, se atreven a ser ellas mismas y empiezan a disfrutar de su vida y de sus relaciones.

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24 comentarios

24 comentarios
  1. Mafe Alvarez 24/03/2016

    Hermoso… Siempre encontrando las palabras adecuadas, citas adecuados y hoy tocó Bucay. Eso sí, no te quito nunca el mérito de todos tus post, que sin falta los leo y soy fan. Eres inspiradora Vanessa, gracias! 😀

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 28/03/2016

      Mafe, me he puesto colorada :-). Muchas gracias por tus palabras, me alegro mucho de que lo que escribo te sirva de inspiración. Muchos besos.
      Vanessa

      Responder
  2. mari carmen 24/03/2016

    Hola Vanessa! muy bonito el cuento, si que me identifico. Lo de que si me dejo llevar la vida me muestra el camino… ¿Y si la vida me lleva por otro sitio que yo no busco y salgo mal?

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 28/03/2016

      Mari Carmen,
      Fluir y dejar que la vida nos muestre el camino no siginfica dejar de tomar decisiones o de ser responsables de nuestra vida y de nuestro destino. Al revés, significa coger las riendas. Y si la vida te va diciendo que por ahí no, ser capaz de frenar y cambiar el rumbo. Y si la vida se empeña en llevarte por otro camino que tú no habías elegido, aprender a confiar en ella y tener una actitud que un día te permita descubrir que en realidad ese era el camino…
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  3. C.J. App 24/03/2016

    Muy bonito, pero mi experiencia no es así. Yo me he dejado llevar y ahora, sin estar mal, no tengo nada de lo que quería y mucho que no quería. Se contradice con lo de que hay que luchar y pelear por lo que uno quiere. Cosa que tampoco tengo tan claro que funcione. En fin, lo siento, me han abandonado hace poco y aun estoy gruñón y pesimista.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 28/03/2016

      Sí, hay que perseguir lo que uno quiere. Con perseverancia, constancia y compromiso. La idea que pretende transmitir este post es que no se trata de luchar, pelear y desgastarse en el camino a nuestros objetivos, sino de ser flexible, jugar con la vida y aprender a confiar en las señales que nos envía y en los caminos que nos marca… Es como encontrar el equilibrio entre lo que yo sé que quiero y lo que después la vida me da… Y así es cuando te das cuenta de que ese camino, que a veces nosotros hacemos difícil, en realidad es mucho más sencillo…
      Está bien estar gruñón y pesimista. Dale tiempo, escucha lo que hay debajo y no te abandones tú ;-).
      Un abrazo fuerte,
      Vanessa

      Responder
  4. Amaya 24/03/2016

    Precioso cuento…muy buenos consejos
    Personalmente, cuando me he resistido es cuando peor me ha ido…pero a veces es tan dificil!!

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 28/03/2016

      Muchas gracias, Amaya.
      Bueno, la vida no es fácil. Y ser feliz o sentirte bien contigo misma tampoco es pan comido. Lo que sí te puedo asegurar es que todas las dificultades del camino merecen la pena :-).
      Un saludo

      Responder
  5. Vilma 24/03/2016

    Hola Vanessa…
    Gracias porque este post, sí me reflejo en ese portero.
    Yo resisto a que las cosas fluyan porque siempre estoy mirando qué margen de error pueda existir y eso simplemente estanca porque uno se predispone.
    Linda frase el universo es muy sabio.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 28/03/2016

      Vilma,
      Entonces llevas ventaja porque ya sabes qué es lo que en tu vida hace que a veces las cosas no fluyan… Recuerda que no es necesario hacerlo todo bien ni que todo sea perfecto. Que todo se puede mejorar y que lo más bonito de la vida es bellamente imperfecto…
      Besos,
      Vanessa

      Responder
  6. Mary 29/03/2016

    Hola! Gusto en saludarle. Qué post tan interesante. Está historia me llenó de reflexión, me doy cuenta que es cierto lo que usted dice, la vida nos va acomodando, y las cosas que suceden en la vida no son casualidad. Es por algo. Gracias por está bella historia. Hasta pronto.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 29/03/2016

      Qué bueno, Mary. Me alegro mucho de esa reflexión y de que te haya gustado la historia. Es cierto, las cosas que nos pasan no son casualidad ;-).
      Un fuerte abrazo,
      Vanessa

      Responder
  7. Robby Mayorca 30/03/2016

    Hay 3 etapas en la vida de una persona, 1. trabajar para otros, 2 trabajar para si mismo (es cuando empiezas tu negocio) 3. o Tercera etapa es cuanto otros trabajan para ti. Saludos gracias por la reflexión
    .

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 31/03/2016

      Muchas gracias por tu comentario, Robby.
      Un abrazo

      Responder
  8. Miguel Angel 30/03/2016

    Increíble encontrarme con esta reflexión en estos momentos. Acabo de ser despedido (lo motivos nunca serán para uno los correctos) sin embargo con lo que acabo de leer hoy estoy seguro que la única pregunta que debo hacerme es para que??? Y también estoy seguro que agradeceré a la vida la respuesta. No tengo el gusto de conocerte Vanessa, de hecho es la primera vez que entro a este post. Sin embargo estoy feliz de que gente con la sensibilidad que muestras, nos comparta historias así y nos toque el corazón. Gracias por darme una razón (más) de seguir adelante, en verdad, muchas gracias.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 31/03/2016

      Miguel Angel,
      Qué buena esta “casualidad” que la vida te ha puesto en el camino. Me alegro mucho de que esta reflexión te haya llegado justo ahora, esto también forma parte de esos “para qués” mágicos que sólo podemos apreciar cuando, pasado el tiempo y la distancia, volvemos la vista atrás para entender. Ahora te toca confiar, buscar y descubrir el para qué de lo que te ha sucedido. Mucha suerte y muchas gracias a ti también por este comentario tan lindo.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  9. M. Cruz Fernández-Aragón Sánchez 25/04/2016

    Mi experiencia es como la de CJ App, así que no me siento muy identificada con el cuento. Digo levantándome cada día con entusiasmo, alzo la cabeza para que el sol me de en la cara y que me provoque una sonrisa; toco mil puertas…al final vuelvo muy cansada y con la sensación de que nada se ha movido a mi alrededor…En fín…y precisamente yo que creo que tango mucha capacidad de adaptación, precisamente porque sin eso, no habría llegado hasta aquí. Gracias de todas formas 🙂

    Responder
  10. Vanessa Carreño Andrés 12/05/2016

    Muchas gracias por tu comentario. Así, con lo poco que sé de ti, no puedo darte un consejo, una respuesta o una solución… Lo que sí te aseguro es que el cambio siempre es una puerta que se abre hacia dentro, que cuando no recibimos lo que deseamos es cuando tenemos que prestar atención a lo que estamos dando, y que en cuanto aprendes la lección que necesitas aprender la vida deja de hacerte siempre lo mismo… Todo esto lo sé porque lo viví…
    Espero que pronto encuentres tu camino.
    Un abrazo fuerte

    Responder
  11. Mariana 24/07/2016

    Hola Vanessa! Necesito un consejo, estoy de novia hace tres meses. Últimamente me siento muy asfixiada con él y mi familia porque si lo dejo mi familia se porta indiferente, me tratan mal y mi novio sólo me hace sentir mal diciéndome que solo busco estar mal con él cuando le reclamo algo o lo celo. Me la paso llorando de lo mal que me siento. No se que hacer. Ayudame?

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 10/08/2016

      Hola Mariana,
      Con los datos que me das no tengo suficiente para poder darte un consejo. Necesitaría saber más de lo que te está pasando, de cómo piensas y te comportas y cómo es la relación con tu novio y tu familia. Si quieres que hablemos para valorar un proceso de Coaching juntas puedes rellenar el formulario para la sesión de valoración gratuita (encontrarás el link al formulario en la home de Coaching to Be).
      Muchas gracias.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  12. Zulay Robles 12/05/2017

    Hola Vanessa. En el momento justo te encontré, quisiera que me ayudarás. Estoy pasando por un momento triste de mi vida. Espero contactarme contigo. Un abrazo.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 15/05/2017

      Hola Zulay,
      Muchas gracias por tu comentario. Si quieres que hablemos puedo invitarte a una sesión de valoración gratuita. Sólo tienes que rellenar este formulario y cuando lo hayas hecho me pondré en contacto contigo para concertar la cita.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  13. Angela 12/07/2018

    Estoy sin palabras… cada vez que me llega tu correo es justo y adecuado al momento que estoy viviendo… Sé que todo pasa por algo, lo creo firmemente y sé también que me resisto a muchas cosas y que cuando me logro dar cuenta, intento soltar y fluir con lo que llega -cosa que no me ha resultado fácil-.

    Sólo darte infinitas gracias por este espacio maravilloso que has construido.

    Dispongo de tiempo escaso y no había podido escribirte. Gracias nuevamente 🙂

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 12/07/2018

      Muchas gracias de corazón, Angela. Me alegro mucho de acompañarte en tu camino. Es un espacio para personas como tú, y yo también me siento muy agradecida por ello.
      Besos y sonrisas,
      Vanessa

      Responder

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