¿Cuándo fue la última vez que sentiste envidia hacia alguien? ¿Lo recuerdas?
Con la envidia sirve mucho eso de “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”, porque creo que todos hemos sentido envidia alguna vez en nuestra vida.
La envidia es un sentimiento normal y natural. Es cierto que tendemos a tacharla de negativa, pero no tiene por qué serlo. Porque no pasa nada por sentir envidia, siempre y cuando sepas descifrarla y responder a ella de una forma útil, en vez de reaccionar de una forma inútil, que es lo que solemos hacer.
Para ello lo primero que tienes que hacer es entender por qué sientes envidia. Dice Norberto Levy, y estoy completamente de acuerdo, que la envidia aparece cuando se cumplen tres condiciones:
1.Tú tienes algo que yo quiero y no tengo.
2.Creo que no tengo recursos suficientes para conseguir eso que tú tienes y que nunca lo conseguiré.
3.No me siento lo suficientemente satisfecha en otras áreas de mi vida como para compensar lo insatisfecha que me siento en ese área en la que te envidio…
¿Identificas estas tres condiciones cuando has sentido envidia?
Yo misma me doy cuenta de que antes sentía envidia porque las tres se cumplían.
Es decir, me sentía inferior porque otra persona tenía algo que yo no tenía y no me sentía capaz de conseguir. Y entonces le envidiaba.
En resumen, me siento inferior porque tú tienes algo que yo no tengo o porque tú eres capaz de algo de lo que yo no me siento capaz. Y entonces te envidio.
Diez cosas que no sabías sobre la envidia
Estos diez puntos te ayudarán a comprender qué hay detrás de la envidia y a entender mejor por qué a veces la sientes:
1.La envidia, como todos los sentimientos, es la suma de una emoción (la parte instantánea e inevitable) más un pensamiento (la parte evitable). En este caso la emoción que se esconde detrás de la envidia es la tristeza que, ensuciada por un pensamiento en el que te comparas con alguien, se convierte en envidia.
2.Si eres capaz de observar e identificar cuáles son los pensamientos que te provocan la envidia estarás poniendo luz sobre tus creencias limitantes. ¿Ha sido algo como “ojalá yo pudiera conseguir eso”? ¿O más bien algo como “es injusto que él tenga tanta suerte y yo no”?. Ahí, en esos pensamientos, se esconden tus creencias limitantes, como “no soy capaz” o “lo que cuenta es tener suerte”.
3.La envidia no es mala ni es algo de lo que debas avergonzarte. Al revés. La envidia es estupenda cuando nos lleva a volver la mirada hacia nosotros mismos, en vez de ponerla en los demás. Es decir, cuando se convierte en una señal de algo que anhelamos y nos estimula para conseguirlo.
4.Es una interpretación y siempre surge de una comparación con alguien. Te comparas con esa persona, interpretas que tiene más que tú y sientes envidia. Y eso te provoca un sentimiento de angustia e inferioridad.
5.Cuando sientes envidia es porque estás poniendo el foco en tus carencias más que en tus fortalezas. Si aprendes a valorarte dejarás de sentir envidia.
6.Por lo tanto… cuánto menos autoestima tienes, más fácil es que sientas envidia. Es decir, la frustración que sientes por no creerte suficiente la canalizas odiando al otro. Este es el camino fácil, mientras que el autoconocimiento es el camino útil.
7.La envidia mal gestionada hace que te vuelvas incapaz de alegrarte por los éxitos ajenos… En cambio, cuando aprendes a gestionarla puedes sentir envidia y a la vez alegrarte por alguien. Pero para eso necesitas aceptar ese sentimiento e interpretarlo como un mensaje de lo que te falta, a la vez que comprendes que el hecho de que otro tenga algo no significa que tú no puedas tenerlo también. Hay pastel para todos ;-).
8.La envidia no nos gusta. Primero porque nos han dicho que no está bien sentirla y segundo porque nos hace sentirnos vulnerables ante los demás.
9.Como no quiero aceptar que me siento inferior y que eso me duele, elijo juzgar al otro y criticarle. Es cuando decimos cosas como “no se lo merece”, “no es para tanto” o “seguro que ha hecho trampas para lograrlo”.
10.Si quieres gestionar la envidia de una forma sana sólo tienes dos opciones. La primera es que te muevas para conseguir eso que deseas y no tienes. La segunda es que aceptes que es algo que no puedes conseguir.
Por ejemplo, en mi caso siempre deseé tener hermanos o unos padres más jóvenes. ¿Me sirve de algo sentirme mal por ello y envidiar a los que lo tienen? No, no me va a cambiar nada. Por eso, en casos así, lo mejor que puedes hacer es aceptar tu situación y valorar otras cosas que sí te van bien.
Claves para superar la envidia
Como puedes observar, la envidia puede construir o destruir, dependiendo de lo que hagas con ella.
Te destruye cuando crees que es injusto que el otro tenga eso que tú no tienes, cuando no eres capaz de reconocer lo que otra persona ha conseguido, cuando en el fondo de ti deseas que le vaya mal, cuando necesitas quedar por encima…
Es decir, el mal envidioso se entretiene en criticar y odiar a los demás mucho más que en esforzarse por cambiar su propia situación.
En cambio, la envidia construye cuando te sirve para saber qué necesitas, cuando te mueves para cambiar lo que puedes cambiar, cuando aceptas lo que no puedes cambiar y aprendes a valorar el resto de cosas y cuando eres capaz de admirar los éxitos ajenos y de alegrarte por ellos…
Así que, si quieres empezar a gestionar la envidia de una forma sana y efectiva para ti, sigue estos siete pasos:
1.Acepta la envidia. Si la escondes, la rechazas o la niegas será imposible que empieces a gestionarla bien.
2.Pregúntate qué deseo insatisfecho se esconde detrás de ese sentimiento de envidia. ¿Qué es eso que me falta? ¿Qué es lo que me gustaría conseguir? ¿Qué me haría sentir bien, pleno y satisfecho?
3.Después piensa qué podrías hacer para cumplir ese deseo. Empezando, por supuesto, por creerte capaz de conseguirlo, saberte valido y sentirte merecedor… Sólo cuando creas que puedes conseguir eso que anhelas sentirás que tienes control sobre tu vida… Y entonces la envidia se esfumará…
4.Esfuérzate por cambiar el pensamiento que te provocaba la envidia. Por ejemplo, en vez de pensar aquello de “es injusto que él tenga tanta suerte y yo no”, piensa “es normal que eche de menos esto. Me gustaría mucho conseguirlo y voy a encontrar la manera”. En cuanto empieces a hacer algo tu autoestima crecerá y la envidia se irá haciendo más pequeñita.
5.Observa lo que les ha servido a otros para conseguir lo que tienen. En vez de mirarles con envidia, admírales y cópiales si hace falta.
6.No te juzgues ni te sientas mal por sentir envidia. Al revés, compréndete y desarrolla compasión hacia ti.
Recuerdo a varias Coachees que se juzgaban por sentir envidia. Que se culpaban por no ser capaces de alegrarse de los éxitos de los demás o por desear lo que otros tenían. Y no, este no es el camino… Recuerda que no hay nada malo en ti por sentir envidia.
7.Valora lo que tienes. Toma conciencia de lo que va bien, de tus capacidades, de tus éxitos, de tus fortalezas y de todo aquello de lo que te sientes orgulloso. Ese es el mejor antídoto para la envidia.
Y, sobre todo, date cuenta de que la felicidad no está en conseguir eso que envidias, sino en el hecho de sentirte capaz de alcanzarlo. Es decir, no serás más feliz cuando tengas un trabajo mejor o una pareja más atractiva, sino cuando te sientas capaz de lograr eso… Esta es la clave de todo… Si te sientes capaz, ya no volverás a sentir envidia…
¿Qué opinas? Me encantará qué me cuentes tu experiencia con la envidia en los comentarios aquí debajo :-).
Vanessa siempre es un placer leer tus artículos. Te expresas con profundidad, frescura y acierto. Gracias por la gran labor que haces 🙂
Muchísimas gracias por tus palabras, Rosa. Me alegro mucho de que lo recibas así.
Un abrazo grande,
Vanessa
Me encantan tus artículos!!!
Qué bien, Milka. ¡¡¡Muchas gracias!!!
Besos y sonrisas,
Vanessa
Vanesa, me gustan tus artículos, pero este me hace pensar más allá, ya que no imaginaba que se podía sentir envidia por no tener hermanos o tener padres mayores, circunstancias que se dan en mi hijo. Si me puedes decir algo más sobre esto. Gracias, Car.
Hola Carmen,
El ejemplo que puse es mío, no significa que se tenga que dar en todas las personas que no tengan hermanos o cuyos padres sean mayores. En mi caso recuerdo que era algo que anhelaba y que envidiaba de mis amigos. Y es un buen ejemplo de cuando hemos de aceptar esa envidia y comprender que eso forma parte de nuestra historia y que en muchas otras cosas nos sentiremos afortunados. Si tú hijo no te ha dicho que se sienta así, no te adelantes, porque tal vez a él no le pase. Simplemente, si en algún momento lo deseas, puedes hablar con con él para saber cómo vive esta circunstancia.
Un abrazo cariñoso,
Vanessa
Buenas tardes Vanesa
Es muy interesante y todo lo que dices son verdades como puños. Lo que veo más complicado es ser constante con ello.
Todo camino de superación requiere esfuerzo y constancia, y así ha de ser… Cada uno elige si caminar o quedarse quieto, si mirar hacia adelante o hacia atrás, si buscar apoyos o fijarse en los obstáculos… Si decides intentarlo el camino se irá dibujando delante de ti. Estate segura de que siempre puedes hacer algo, Isabel.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Siempre odié a la gente envidiosa hasta que yo me he convertido en una más y soy totalmente consciente de ello y me da rabia sentir hasta odio por ciertas personas porque no me reconozco. Anhelo ser madre y la naturaleza no quiere sin saber la razón, y hasta estoy dejando de salir para no sufrir viendo la felicidad ajena. Muchos días me obligo a salir de esta espiral, pero es complicado. Lo que sí hago es poner todo de mi parte para lograrlo y ponerme en manos expertas y seguir luchando a pesar de tener pensamientos negativos de no conseguirlo nunca.
Me ayudan mucho tus artículos.
Muchas gracias, María. Es muy valiente por tu parte reconocer lo que sientes. Date permiso, no pasa nada… Normalmente aquello que odiamos termina materializándose de un modo u otro en nosotros, es algo curioso. Ahora compréndete, acéptate y perdónate por sentir lo que sientes. Somos humanos y no necesitamos ser perfectos.
Te deseo que pronto puedas cumplir tu sueño, confía en que será así.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Me encanta leer las cosas que usted escribe. Y, sobre todo, porque es la realidad de la vida cotidiana. Es muy cierto lo que dice, es verdad que la envidia es algo inevitable que a unos le afecta más que a otros. Pero yo no suelo ser una persona que se me note mucho cuando siento envidia de algo. O al menos eso creo, mientras que hay otras personas que se le nota de lejos. Y lo peor es que ellos mismo lo notan. Creo que yo era una de ellas pero con el tiempo lo he dejado de notar. Puede que con el tiempo eso madure, no lo sé, pero eso pienso.
Muchas gracias por tu reflexión. Sí, la envidia es algo inevitable. Es un sentimiento como cualquier otro y está ahí para decirnos algo… Es muy sabio escuchar su mensaje ;-).
Besos y sonrisas,
Vanessa
Tus artículos siempre son un rayito de luz ?. Me encantan y me ayudan mucho. Gracias.
Muchas gracias, Ana. Me alegro mucho. Tus palabras también son un rayito de luz para mí :-).
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Parece que me leyeras el pensamiento… Hace una semana sentí una envidia horrible por una amiga mía, ella va a tener algo que yo estuve a punto de tener y que al final no pudo ser…
Me sentí fatal por sentir envidia, además de sentirme triste porque aquello que va a conseguir mi amiga es algo que está cargado de sentimientos encontrados para mí.
Pero principalmente me sentí mala persona por tenerla envidia…
Me ha ayudado mucho tu artículo en darle un buen enfoque y saber que no soy mala por sentir envidia. Eso sí, ahora me toca trabajar en conseguir eso que quiero y terminar estando como mi amiga 🙂
Gracias!!
Felicidades, Tania. Estás interiorizando muy bien lo que significa la envidia y estoy segura de que esto que te ha pasado te servirá para conocerte mejor. Mucha suerte, espero que tú también consigas eso que quieres :-).
Besos y sonrisas,
Vanessa
Me había suscrito pero jamás había entrado a leerte, hasta hoy, me has hecho sentir mucho mejor!!!
Excelente redacción y el tema tabú al que mucho le rehuyen y tú abordas de una forma tan natural y benéfica. Tantas gracias por compartir tus conocimientos con nosotros! Besos !
Muchas gracias por tus palabras, Michelle. Me alegro mucho de que por fin te hayas animado a leer algo del blog ;-). Bienvenida.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa,
Hace muchos años tengo el problema de la envidia, soy joven y esto me está comiendo poco a poco a nivel psicológico, ya que me siento muy insegura y noto que mi autoestima baja cada vez más. Envidio a la gente conforme es en su vida cara a las personas, su forma de vestir, su posición economica o su pareja. De verdad que yo me siento fatal y no me gustaría sentir este sentimiento…
Hay días que intento autoconvencerme y ser yo misma y labrar mi propia personalidad, pero no puedo. Lo he intentado muchas veces, me gustaría que me aconsejaras y me ayudaras porque esto me supera. Quiero reforzar mi autoestima, estar segura de mi misma, tener una personalidad fuerte y no envidiar a los demás.
Hola Naiara,
Lo primero es que aceptes eso que sientes y que no te juzgues por ello. Sólo desde ahí podrás comprenderte y escuchar el mensaje que la envidia te manda. Si quieres que te acompañe a reforzar tu autoestima y estar segura de ti misma puedes rellenar el fomulario para tener una sesión de valoración conmigo.
Un abrazo grande,
Vanessa