¿Qué crees que tienen en común las personas que te hacen sentir bien?
¿Qué hace que muchas veces te apetezca más contarle algo a una persona que a otra?
¿Cómo son esas personas con las que sabes que, siempre, te vas a sentir bien?
Piénsalo. Párate unos instantes a pensarlo.
Piensa en una de esas personas con las que te sientes a gusto, de esas a las que primero llamas para compartir lo que te preocupa, de esas con las que siempre te apetece quedar…
¿Cómo es?
Ultimamente he reflexionado mucho sobre esto, y al final siempre llego a la misma conclusión: las personas con las que mejor nos sentimos son aquellos que nos quieren y nos aceptan como somos. Ni más ni menos.
Esas que nos permiten ser como somos, sin necesidad de aparentar ni de esconder nada.
Esas que, cuando les contamos lo que nos pasa, nos entienden y nos comprenden como si ellas también pudieran sentirse así.
Esas que nos escuchan como si en ese momento fuéramos la persona más importante del mundo.
Las que nos prestan atención sin poner caras, sin criticarnos y sin decir “tu verás, pero yo creo que te estás equivocando”.
Las que no hacen juicios de valor, ni te dicen esto está bien o eso está mal, o no deberías hacer aquello o no deberías pensar esto.
Las que no esperan que seamos de otra forma.
Las que nos respetan y nos dejan ser exactamente como somos, como sentimos y como pensamos.
Las que no juzgan nuestras decisiones ni nuestras acciones.
Las que aceptan que no hagamos lo que ellas harían.
Las que nos permiten elegir nuestro camino, aunque no sea el suyo.
En definitiva, las personas que mejor me han hecho sentir en mi vida son aquellas que me han aceptado tal y como era.
Y me apuesto lo que sea a que a ti, si lo piensas bien, también son esas las que mejor te han hecho sentir, las que te han aceptado tal y como eras.
Porque al final lo que todos queremos es sentir que está bien ser como somos.
Que no pasa nada por hacer lo que has hecho, por pensar lo que piensas o por sentir lo que estás sintiendo…
Que está bien que sea así…
Que lo entiende…
Que se interesa por ti y por cómo te sientes, sin valorar si es lo correcto y si deberías o no sentirte así…
Simplemente eso… Que no es poco…
De hecho, pocas personas son capaces de querer y aceptar a los demás tal y como son…
Te entiendo y estoy contigo
Muchas veces, cuando le contamos algo a alguien, ni siquiera estamos buscando un consejo, sino simplemente compartir, sentirnos escuchados y sentir que hay alguien que nos comprende…
Es algo así como sentir que conectamos con esa persona y que esa persona conecta con lo que le contamos.
Que, aunque nunca haya pasado por lo que nosotros estamos pasando, entiende que nos sintamos de esa manera, porque ella también podría sentirse así.
Y que nos acompaña sin juzgarnos.
Incluso aunque no sepa qué decirte, que muchas veces ni siquiera hace falta decir nada, sino simplemente estar ahí y cogerte de la mano…
Como un “Te entiendo. Y estoy aquí, contigo, para que sepas que no estás sola”, aunque sea sin palabras…
Con respeto, con cariño, con generosidad, con una sonrisa… Incluso con una lágrima… Con lo que sea.
Personas de esas que después se acuerdan y te preguntan cómo estás y cómo va eso que te preocupaba.
Que están ahí porque lo sienten, no por cumplir ni por que se sientan obligadas. Y se les nota que lo hacen de verdad.
¿Las reconoces?
Y eso no significa que una de estas personas, en un determinado momento, no pueda confrontarte contigo mismo o con lo que no estás queriendo ver o reconocer.
Claro que sí.
Claro que no se trata de que tenga que darte siempre la razón o decirte algo que no piensa.
Claro que puede pellizcarte para que despiertes.
Pero no lo hace desde su mapa. No lo hace desde lo que ella sentiría si fuera tú, ni desde lo que a ella le dolería si fuera tú, ni desde lo que a ella le preocuparía si fuera tú.
Lo hace desde lo que tú sientes, desde lo que a ti te duele y desde lo que a ti te preocupa. Porque sabe ponerse en tu lugar.
Así son las personas con las que mejor nos sentimos.
Las que se ponen en nuestro lugar para ver las cosas como nosotros las vemos.
Las que nos acompañan en nuestro sentir, ya sea de alegría o de tristeza, sin juzgarlo y sin valorarlo.
Y, sobre todo, las que nos quieren y nos aceptan como somos.
Esas son las que todos queremos a nuestro lado, porque nos hacen sentir bien, a gusto, tranquilos, en paz…
Esas son las que sacan lo mejor de nosotros… Dando lo mejor de sí mismas.
Las que nos hacen sentir que con alguien así al lado todo pasará y todo merece la pena…
El “para qué” de este post
Y no creas que éste es un post para que aprendas a identificar a este tipo de personas.
No, este no es un post para que te des cuenta de quién te hace sentir bien porque te quiere y te acepta como eres.
Este es un post para que seas tú quien haga sentir bien a los demás porque les quieres y les aceptas como son.
Sin juzgarles, ni valorarles, ni darles los consejos que tú querrías que te dieran a ti.
En definitiva, éste es un post para que tú también seas de esas personas que saca lo mejor de los demás.
Porque tú también puedes serlo, claro que sí.
¿Qué opinas? ¿Cómo son para ti las personas que mejor te hacen sentir? Si quieres puedes compartirlo conmigo en los comentarios aquí debajo :-).
Me ha encantado tu post. Qué difícil es encontrar las personas que te hacen sentir bien. Y qué difícil es ser el que hace sentir bien a los demás, evitar el aconsejar, opinar, juzgar…
Muchas gracias, B. Prueba, de verdad que no es tan difícil… Además hay algo mágico que hace que cuando uno empieza a ser así las personas que se encuentra también son cada vez más así… ;-).
Un abrazo grande,
Vanessa
Excelente post como siempre, Vanessa. Creo que para sentirte bien con los demás, debes sentirte bien contigo mismo. Ese trabajo silencioso que realizas durante toda tu vida para mediante, como yo por ejemplo con mindfulness, indagar en qué eres con tus luces y sombras, reconocerlo, cambiar lo que este en tu mano y aceptar lo que no puedes cambiar. Cuando estamos bien con nosotros mismos, es más fácil estarlo con los demás, porque tú no eres un nombre, una profesión, un curso bien o mal realizado, eres muchas más cosas y desde esa consciencia tu relación contigo y con los demás se hace más fácil y mas sana.
Que pases un buen y feliz verano y sigas deleitándome con tus post semanales.
Un afectuoso abrazo.
Qué bien lo has explicado, Andrés. Mil gracias por tu aportación. Sí, el camino para sentirte bien con los demás pasa por sentirte bien contigo mismo, yo también lo creo así.
Feliz verano para ti también y un fuerte abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa. Me llega este post justo en el momento adecuado… Me identifico con la persona que acompaña sin juzgar y empatiza y escucha sin dar consejos -aprovechando la ocasión para ponerse por encima-. Sé lo que es eso, lo he vivido en mi propia piel y para nada es empatía o amar o aceptar al otro. He pasado por una gran crisis y apenas he tenido esa clase de compañía sana en mi vida por no decir ninguna. Me he dado cuenta de como con los años he dejado de expresarme por evitar el comentario dañino o el juicio, bloqueando parte de mi personalidad por estar rodeada de gente que poco a poco te va limando y no haber puesto limites. Siempre he estado rodeada de amigos y amigas bastante egocentricos o con un punto histrionico o narcisista bastante importante y yo he sido siempre la que acoge, la que gira alrededor, la que finalmente se queda vacía dándolo todo. No sabes hasta que punto he llegado a sentirme vacía y agotada después de haberme dado tanto a cambio de nada: ningún tipo de nutrición emocional. He empezado a hacer cambios. Ellos me buscaban por eso que yo daba y yo imagino seguía buscando figuras con cierta autoridad para sentirme segura, pero nada más lejos de la realidad cuando finalmente me he dado cuenta que estas personas solo buscaban mi atención, admiración, mi empatía incondicional: el hambre con las ganas de comer. Quería consultarte algo para si pudieras darme tu punto de vista. Dentro de este tipo de relaciones la que me parece mas dañina de todas es la que está en el otro extremo: la que cree que te da (respecto los que no dan nada) o que te ayuda pero en el fondo no deja de ser prepotencia disfrazada de benevolencia. Para mi las peores y mas complicadas. Bajo el querer ayudar te controlan y te hablan de forma condescendiente tratandote siempre como una niña, te colocan siempre en un lugar de inferioridad, sin dejarte CRECER, sin dejarte salir de ahí y evolucionar. Digo es la peor clase porque si te atreves a poner limites entonces viene la factura: “Despues d todo lo que yo he hecho por ti” “si te sientes asi conmigo es tu problema” etc etc. Cuando sabes que eso no es empatía es una forma de reafirmarse ellos de crecerse o alimentar su ego con sus “consejos”. Muy maternal en el sentido negativo de controlar y corregir constantemente, un ahogo emocional. Que hacer con alguien que usa siempre esta actitud contigo? Cual es la solucion? He intentado no compartir tanto lo que siento pero siempre hay un interrogatorio, he intentado decir que todo va bien que estoy bien para no abrir esa puerta por donde siempre se cuela. Pero creo es muy dañino para mi no poder expresarme. Podrias decirme tu opinion por favor? Un abrazo.
Hola Vanessa, pensandolo mejor te agradecería si pudieras borrar este comentario y no publicarlo. Si puedes me encantaría saber tu opinion d forma privada y sino lo entiendo no pasa nada, pero por favor no lo publiques, prefiero mantenerlo en mi privacidad…. Un abrazo y gracias por tus posts.
Muy bueno y muy de acuerdo contigo. La importancia de las personas es la que debe de prevalecer en nuestro día a día. Regalar sonrisas para recibir sonrisas. Hacer sentir bien, para que te hagan sentir bien.
Muchas gracias por hacerme pensar en las veces que yo no hago sentir bien.
Un saludo
Muchas gracias, Jesús, por tu generosidad y tu honestidad. Felicidades.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Me ha encantado el post! Es maravilloso saber que cuentas con gente así a tu lado. A veces nos centramos en las cosas materiales que no tenemos, pero no nos paramos a valorar estas “grandes cosas” que nos dan felicidad. Gracias!
Sí, Carol. Al final la felicidad es más sencilla de lo que parece… y tiene mucho que ver con sentirte bien contigo mismo y con los que te rodean :-).
Me alegro de que te haya gustado el post.
Un abrazo grande,
Vanessa