¿Eres una persona congruente?
¿Sientes que te comportas como piensas?
¿Qué haces lo que dices que vas a hacer?
¿Que eres fiel a tus valores y a tus ideales?
En esto consiste la Integridad personal, el sexto pilar de tu autoestima.
Antes ya te he hablado de los otros cinco pilares.
El primero era Vivir conscientemente.
El segundo, la Aceptación de ti misma.
El tercero, la Responsabilidad de ti misma.
El cuarto, tu Autoafirmación.
El quinto, Vivir con propósito.
Y, como te decía, el sexto es tu Integridad personal.
Es decir, que tus ideales y tus convicciones de vida se reflejen en tu conducta.
O, dicho de otra forma, que lo que dices que te importa se refleje en tu comportamiento y en tu manera de vivir.
Como es obvio, para eso lo primero es que tengas claros tus principios y tus valores, porque si no los conoces ni siquiera te puedes plantear si estás siendo congruente o no.
Y, por supuesto, es necesario que tengas claro que son tuyos, que son los que tú eliges de forma consciente en tu edad adulta, y no en lo que otros te educaron y tú asumiste como propios (ojo, este es un caso muy, muy frecuente) o los que crees que hay que tener para que los demás te quieran (ojo, esto también es muy frecuente).
Y, una vez que los conoces, una vez que tienes claras cuáles son las normas y los valores respecto a los que quieres vivir tu vida, es cuando ya puedes valorar si tu comportamiento está siendo congruente con ellos, o no.
Pero cuando te das cuenta de que no lo está siendo, duele, y mucho.
Las personas que se comportan de una manera que entra en conflicto con cómo quieren ser y con cómo creen que deberían ser se sienten muy mal consigo mismas. Tanto que dejan de respetarse. Y tanto que, si esto lo mantienen en el tiempo, poco a poco van perdiendo la confianza en sí mismas.
Por ejemplo, si delante de otras personas no te muestras como eres, te callas tu opinión o dices cosas que no piensas simplemente porque crees que es lo que los demás esperan de ti.
O si sabes que estás dedicando tu tiempo a cosas que en realidad no te llenan ni te satisfacen, pero que no estás haciendo nada para cambiarlo.
O si le dices a tu pareja lo importante que es la lealtad para ti a la vez que le mientes y le ocultas algo importante.
Este tipo de comportamientos incongruentes dañan profundamente nuestra autoestima.
Y, ojo, esto no significa que no te estés aceptando. Puede ser que te aceptes y que no seas congruente. De hecho, como ya te expliqué, la aceptación es condición previa a cualquier cambio o mejora.
Lo importante, lo que te tiene que quedar claro, es que si no estás siendo congruente, la única manera de que sanes tu autoestima es que empieces a ser congruente. No hay otra.
Por ejemplo, que sientas que eres una persona honesta si la honestidad es un valora para ti.
Que sientas que cumples tus promesas si el compromiso es un valor para ti.
Que sientas que dices lo que piensas si la sinceridad es un valor para ti.
O que dejes de criticar cómo son los demás si la tolerancia y la aceptación son un valor para ti.
Lo que sea en lo que no estés siendo congruente, necesitas empezar a serlo.
¡Ah! Y una aclaración importante antes de que me preguntes qué hacer cuando quieres ser congruente con tus valores pero no sabes cómo.
Por supuesto que muchas veces podemos encontrarnos en un conflicto de valores y no saber qué hacer o cómo resolverlo.
Pero esto no significa que no estemos honrando nuestra integridad personal.
Porque la integridad personal no implica que vayas a hacer la elección perfecta o la más correcta, sino que de verdad y de corazón te vas a esforzar por hacer la mejor elección. Y que lo vas a hacer de un modo consciente y asumiendo la responsabilidad de tu elección.
Lo peor de no ser congruente
Piensa en una persona a la que conozcas y en la que confíes plenamente.
¿La tienes?
Muy bien. Ahora piensa en una persona a la que conozcas y en la que no confíes del todo.
¿La tienes? ¿Qué crees que las diferencia?
Pues, sobre todo, la diferencia tiene que ver con esa congruencia de la que te estoy hablando.
Es decir, confiamos más en las personas cuyas palabras concuerdan con su comportamiento que en aquellas que dicen una cosa y después hacen otra.
Esto es lo que, por ejemplo, hace que muchas veces perdamos la confianza en nuestros jefes, porque dicen una cosa y después hacen otra y porque prometen pero después no cumplen.
Pero no solo con nuestros jefes. En todas nuestras relaciones sospechamos de las personas que no son congruentes y confiamos en las que sí lo son.
Confiamos en quienes mantienen su palabra, en quienes cumplen sus compromisos, en quienes hacen lo que prometen y en quienes, además de dar consejos, siguen sus propios consejos.
Esto es lo que nos hace fiables y confiables ante los demás.
Y esto es lo mismo que la integridad personal, el sexto valor de tu autoestima.
Por eso es tan importante, pero no sólo porque afecta a cómo te ven los demás, sino sobre todo porque afecta a cómo te ves tú.
Porque cuando haces algo en contra de lo que tú consideras correcto, de tus valores o de tu propio criterio, te estás traicionando a ti mismo.
Es como que te rechazaras. Y, aunque te sorprenda, esto le hace muchísimo más daño a tu autoconcepto que si es otra persona la que te rechaza.
Por ejemplo, si les dices a tus hijos que sean honestos pero después tú mientes.
Si te enfadas cuando los demás no cumplen sus compromisos contigo pero después tú incumples los tuyos con los demás.
Si le pides a alguien que sea sincero contigo y después te parece mal lo que te dice.
O si le pides a tu pareja que te diga la verdad y eres tú quien le miente.
Son maneras de faltarte al respeto a ti mismo con las que te cargas tu autoestima. Incluso aunque sólo lo sepas tú seguirás haciéndote el mismo daño, porque tú lo sabes y con eso es suficiente.
Tu juicio es el que más cuenta a la hora de construir tu propia autoestima. Y puedes evitar el juicio de los demás, pero nunca puedes evitar el tuyo propio.
Incluso aunque el resto también lo hagan, aunque ellos tampoco sean congruentes, te seguirás haciendo el mismo daño.
Es decir, que otros no sean íntegros o coherentes con sus valores, no hará que tú te sientas mejor si no lo eres con los tuyos. Es simplemente una excusa, pero el hecho de que otros no se preocupen de su integridad no hará que tú te libres de cargarte tu autoestima.
Por ejemplo, si alguien es infiel a su pareja y se engaña diciendo que todo el mundo lo hace, eso no evitará que se cargue su propia integridad personal.
Ni siquiera hace falta que sean grandes cuestiones en las que no estás siendo congruente. Vamos, que no hace falta que sean asuntos trascendentales de tu vida. De hecho, las que más cuentan son las pequeñas cuestiones. El peso de todas esas pequeñas elecciones de nuestro día a día en las que no estamos siendo congruentes es el que más perjudica nuestro sentido de la identidad.
Qué hacer cuando ya has sido incongruente
Así que sí, tu autoestima depende de ti, pero cargártela también. En ambas direcciones, tu autoestima depende principalmente de ti.
Y la hipocresía y la falta de honestidad son caminos que te dirigen irremediablemente a sentirte defectuoso y culpable contigo mismo.
Culpable en el sentido de reprocharte, aunque sea en lo más profundo de tu ser, algo que podrías haber hecho diferente. Algo en lo que elegiste actuar de una determinada manera y sabes que eras responsable de ello.
Es decir, la incongruencia es una elección que genera culpa, porque sabemos que somos responsables de haber sido incongruentes. Y en este caso la única manera de recuperar nuestra integridad personal implica cinco pasos:
1.Admitir que yo he elegido comportarme así. Aceptarlo y responsabilizarme de ello.
2.Comprender por qué lo hice desde la compasión, sin juzgarme ni justificarme.
3.Si ha habido otras personas implicadas, reconocer ante ellas el daño que he hecho.
4.Poner en marcha todas las acciones posibles para enmendar ese daño.
5.Comprometerme conmigo misma y de manera firme a actuar de forma diferente en el futuro.
Sea lo que sea en lo que no he sido íntegra, comprometerme a serlo y cumplirlo es lo único que puede restablecer la imagen que tengo de mí misma.
Y sí, las decisiones y los comportamientos que honran nuestra moralidad muchas veces no son fáciles.
Lo que está claro es que en último término todos somos responsables de nuestros actos.
Y que la integridad alimenta nuestra autoestima, a la vez que el ser seres íntegros es señal de que tenemos una buena autoestima.
Es decir, como el resto de pilares, la integridad también es causa de nuestra autoestima, y efecto a la vez. Porque cuanto más vivo con integridad mejor es mi autoestima, y si tengo una buena autoestima, me resulta natural vivir con integridad.
Y, ahora que te he contado cuáles son los seis pilares de la autoestima, quiero hacer dos puntualizaciones:
–La primera es que cuanto más practiques cada uno de ellos más fácil te resultará tenerlo integrado en tu vida, y más difícil te resultará volver atrás. Es decir, cuanto más a menudo seas consciente, te hagas responsable o seas congruente, más sencillo te resultará seguir haciéndolo.
–Y la segunda es no tienes que cumplir con los seis pilares de forma perfecta todos los días de tu vida. Con que hagas progresos y avances es suficiente para que beneficien a tu autoestima.
Dicho esto, y volviendo al sexto pilar, me gustaría terminar con una pregunta para que te la respondas a ti, en primera persona, cada mañana:
¿Qué haría diferente si a partir de hoy me comprometiese a ser leal con mis valores?
…
¿Qué me dices? ¿En qué medida estás siendo congruente? ¿Cuál de los seis pilares es en el que sientes que necesitas trabajar más? Me gustaría mucho que lo compartieras conmigo en los comentarios aquí debajo.
Me ha parecido muy interesante este enfoque en 6 pilares para ser congruente y vivir de acuerdo a nuestros principios. Es dificil encontrar a alguien así. Porque, como tú dices, dicen una cosa y luego actúan de forma distinta a la que predican. Lo que hace dificil confiar y tener ejemplos a seguir.
Muchas gracias, Elisenda. En realidad la intención del post es que nos enfoquemos en nuestra propia integridad personal. Que cada uno mire hacia dentro y se pregunte en qué está siendo congruente, en qué no, y cómo podría serlo más. Esto es lo que nutre nuestra autoestima, independientemente de lo que hagan los demás :-).
Un abrazo grande,
Vanessa
Hola Vanessa, agradezco tanto estos post, Ando en la búsqueda de mejorar los pilares de mi autoestima. Orientarme por favor, soy médico, tengo 22 años de graduado, de 48 años, y soy gay, conozco desde hace hace 9 años a una persona que es paramédico, muy guapo, heterosexual, dueño de una Empresa de ambulancias que trasladan pacientes. Hace tiempo le declare que me atraía sexualmente pero me rechazó, alegando que no eran sus gustos. Aaún así no me alejé de él, al contrario me involucré apoyandolo en su empresa al tiempo que me le insinuaba esperando que me diera una oportunidad. Eso nunca ha pasado ni estoy seguro si pasará, a pesar que él me deja tocarlo, acariciarle el cabello, los brazos y de cuando en cuando tocarle los genitales pero por encima del pantalón. El es casado pero es un mujeriego, mitómano, ególatra y controlador, en ocasiones trasladamos pacientes y no me paga honorarios por mis servicios sólo se deja tocar por mí de la forma que describí antes y listo. En dos oportunidades me alejé porque siento que me utiliza pero vuelvo de nuevo a hacer lo mismo y considero que es denigrante para mí como persona, pero siento que me falta voluntad para alejarme porque he dado mi palabra de apoyarlo en su empresa a pesar de sentirme mal porque en el fondo quiero estar con el íntimamente pero a la vez siento que me utiliza y no deseo que suceda más, ¿qué puedo hacer para frenar está conducta de mi parte?
Fortalecer tu autoestima y aprender a valorarte. Y para eso yo te animaría a hacer algún tipo de terapia individual enfocada a mejorar la autoestima. Donde sea que vivas seguro que hay profesionales que pueden ayudarte. La mayoría de las personas, a no ser que hayamos tenido una infancia llena de cariño y respeto, necesitamos en algún momento fortalecer nuestra autoestima.
Un abrazo grande,
Vanessa
Buenos días;
Volver a recuperar la autoestima requiere de un gran trabajo por nuestra parte, y también de la ayuda de un profesional. Me gustaría enlazar este post, si no te importa, con el anterior sobre pedir perdón.
Y me gustaría saber sobre la confianza. Porque creo que muchas veces cada una de estas palabras tienen mucho que ver con la autoestima.
Si confias, si eres capaz de pedir perdón, y no entiendes qué está pasando. Si la persona que supuestamente te quiere juega, pero no estás siendo consciente. O tal vez solamente quieras creer en palabras mientras que las acciones progresivamente van por caminos que no son coherentes. Cuando tu autoestima se cae, te sientes pequeña, muy pequeña, pese a que contradictoriamente te sientes bien porque sabes qué estás siendo sincera, honesta contigo misma. Gracias a la ayuda, te das cuenta que has entrado en un círculo insano. Qué da igual en ese momento las razones, la responsabilidad ahora es salir de ahí. Salir corriendo y pedir ayuda.
Sabes que la responsabilidad de no verlo antes es tuya, pero no eres la culpable de que jueguen de esa manera tan fea. Porque de ciertas situaciones, con la autoestima tan tocada, el sentimiento de culpa termina siendo demasiado alto, muy alto.
Y vas recuperando tu autoestima, muy rápido de escribir por aquí, pero que lleva mucho tiempo.
Te sirve para aprender a estar más alerta, para que nunca vuelva a pasar que tu sexto pilar se caiga, en realidad que ninguno de los pilares se caiga. Que vuelva a confiar y que puedo perdonar, pero aprendiendo a no pedir perdón a mi propio verdugo. No sé si se entenderá bien esto.
Porque no ayuda para nada a la autoestima pedir perdón a quién te está mintiendo, confiar en quien mintió y jugó y jugó, y da la vuelta a la tortilla. Y ahora es dónde te solicito consejo en este punto, porque me sigue constado mucho. ¿Cómo se puede volver a confiar? o mejor ¿cómo puedo volver a confiar sin levantar muros y cerrojos alrededor? Sin sentir miedo. ¿Sin sentir miedo a conocer a alguien que no sea lo que se vende, y que en realidad resulte tan perverso?.
Gracias y un saludo
Muchas gracias por compartir, Susanna. Cuando estás siendo sincera y honesta contigo misma, tu autoestima derrumbada se fortalece. Y efectivamente no eres la culpable, pero sí la responsable de salir de ahí. Eso has de entenderlo, que cuando entramos en una relación de dependencia emocional, que es a lo que me recuerda tu comentario, no somos culpables. Puede haber muchos motivos en nuestro interior que nos han llevado ahí, muchas heridas, pero no somos culpables de nada. Nos ha pasado y punto, no se trata de buscar culpables sino de buscar soluciones. Y, comprendido esto, para poder seguir adelante y volver a confiar creo que muchas veces hace falta la ayuda de un profesional que nos lleve a entender qué pasó para que cayéramos en eso, a curar nuestras heridas, a fortalecer nuestra autoestima y a mirar a las nuevas personas que aparezcan en nuestra vida desde el amor y la confianza, y no desde el miedo y la necesidad. Creo que sí que se puede volver a confiar, y que eso pasa por volver a confiar en ti, perdonarte, saber que no había nada malo en ti y curarte para poder elegir a otra persona desde un lugar más sano. Para que, una vez hecho ese proceso, elijas a personas en las que tu corazón sabe que puedes confiar. Cuando no hacemos esto es cuando sí tenemos peligro de volver a elegir a la persona equivocada.
Un abrazo grande,
Vanessa