¿Cómo son las cosas?
¿O somos nosotros quienes les damos forma con nuestra manera de mirarlas?
Piénsalo.
Cuando te observas a ti mismo…
Cuando observas tu realidad…
Cuando observas a las personas con las que te relacionas…
¿Son así o eres tú quien las ve así por cómo TÚ las estás mirando?
En mi opinión, la respuesta correcta es la B :-).
Cuando miras a alguien desde lo que tú crees que esa persona es…
Cuando te conformas con la versión del mundo que los demás te han dado…
Cuando persigues una felicidad que parece que nunca llega…
¿De qué forma TU manera de mirar te está condicionando?
¿Será que la realidad, como tal, no existe?
¿Será que tu realidad es subjetiva y depende de TU manera de mirarla?
¿Será que confundimos lo que vemos con nosotros mismos?
Cuidado, porque si algo de esto fuera cierto, significa que tu bienestar, en último término, depende de ti…
Y que solo TU tienes en tus manos el poder para crear la vida que quieres…
Como dice este cuento…
LA GAVIOTA Y EL ARCO IRIS
Una gaviota volaba inmersa en una hermosa bruma de otoño, cuando a lo lejos vio encenderse el arco iris. Asombrada por lo que creyó la entrada del cielo, se lanzó en su persecución. Pero cuanto mayores eran sus esfuerzos para alcanzarlo, tanto más escurridizo se tornaba el insólito fenómeno, hasta que por fin cayó al suelo exhausta. En aquella circunstancias límites, oyó una misteriosa voz que le dijo:
De la misma manera que el arco iris es una condición del que observa y no una realidad, también lo es vuestro mundo con los colores y las formas. Todo depende de las condiciones del observador, y de ella surge lo que llamáis realidad.
Entonces supo la gaviota que había alcanzado, por fin, el arco iris.
Del libro: Insignificancias, de Toni Bennássar.
Te invito a reflexionar sobre ello y a preguntarte qué aspecto de ti y de tu vida necesitas aprender a pensar y a mirar de otra forma… Para que, tú también, puedas alcanzar el arco iris ;-).
¿Qué te ha inspirado esta historia? Si te apetece puedes compartirlo conmigo en los comentarios aqui debajo.
Gracias Vanessa. Una historia muy bonita. Sin tí (el que observa) no hay arcoíris, pues el arcoíris eres tú.
Me resulta difícil mirar dentro de mi. Ver con claridad quien soy, sin aplicar los filtros habituales y aprendidos. Cómo podemos aprender a discernir y disolver estos condicionantes?
Hola Laura,
Entiendo que te refieres a cómo conocerte y saber quién eres sin quedarte sólo con lo obvio, con lo que te han contado… Creo que ese es un camino que empieza por mirar dentro de ti sin filtros ni gafas sucias. Por observarte, aceptarte, comprenderte y quererte como eres. Por entender que todos tus opuestos forman parte de ti, que todo está bien como es y que todo es así por algo y para algo. Por saber de dónde vienes, dónde estás y hacia dónde vas… Disolver esos condicionantes consiste en entender qué es tuyo, que está en tu Ser y en tu esencia, qué quieres que sea así, y qué forma parte de la máscara, de eso que nos hemos ido poniendo para que nos quieran y nos valoren… Despacito y con mucho mismo… Empezando por “yo soy… “, y continuando hacia donde necesites llegar… En mi opinión, la Autenticidad se sabe porque se siente, porque te conecta contigo y con tu centro, y cuando eso se va colocando tu Corazón te lo dice.
Un abrazo infinito,
Vanessa
Muchas gracias por tu considerada respuesta Vanessa, la he sentido tan plétorica y alentadora como la metàfora de la historia del arcoiris. Cada frase y cada palabra, han resonado por dentro, en el corazón o la intuición, asintiendo que, en efecto, lo que explicas, es así, y que en ese fondo sé ‘qué soy’ y ‘qué no soy’.
La cuestión que sigue para mi es; Si lo sé, ¿cómo es qué no soy capaz de practicarlo? Al menos, de forma consciente o cuando así quiero vivirlo, serlo.
Quizá esta es la diferencia, el puente entre ‘el saber’ y ‘el entender’. El recorrer este puente lo veo como el proceso de autoconocimiento y autocomprensión que describes. En ello estoy, caminando, pese a la frustración de no encontrar atajos, de los pasos hacia atrás, la niebla, las gafas empañadas… guiada por la intuición y armada de curiosidad; reconociendo que lleva perseverancia y paciencia; motivada con la certeza de que cuando entienda que es la compasión con uno mismo (¡y con los demás!) las recompensas serán infinitas. En cualquier caso, llegue o no llegue al otro lado del entendimiento, acordarme de disfrutar el camino. Confiar y ser consciente de cada paso es ya una recompensa.
Gracias de nuevo por este post y por tu respuesta. Es un regalo caminar a tu lado Vanessa.
Otro abrazo infinito,
Laura
Muchas gracias, Laura. Sí, yo también creo que es distinto saber a entender o integrar… Y no hay atajos, si los hubiera tampoco habría camino. Y precisamente el lugar también es el camino, a veces claro y a veces nublado. De ambos hemos de aprender a disfrutar, porque ambos forman parte de la vida. Con paciencia, con confianza y con compasión, como bien dices.
Explícame a qué te refieres con no ser capaz de practicarlo o de serlo cuando así quieres vivirlo. Tal vez si me pones un ejemplo me resulte más fácil responderte.
Besos y sonrisas,
Vanessa
Gracias Vanne, me has abierto los ojos. Gracias nuevamente y saludos desde México.
Muchas gracias, Antonio.
Un abrazo enorme,
Vanessa
Hola! Vanesa, espero que este bien ?. Tengo muchas dudas acerca de este post. Leeré muchas veces, hasta que me quede claro. Como siempre, gracias. Es muy interesante y hay mucho que reflexionar, le agradezco su tiempo de compartir estos post. De corazón mis mejores deseos para usted y mucho éxito en su trabajo.
Muchas gracias, Mary. Por favor, comparte tus dudas si siguen estando ahí cuando hayas reflexionado.
Un abrazo grande,
Vanessa
Gracias Vanesa!! Muchas gracias por tus consejos, me hacen mucho bien. Un abrazo.
Muchas gracias, Julia. Me alegro mucho :-).
Un abrazo,
Vanessa