Nos lo tragamos todo.
Vivimos la vida dando por hecho lo que nos han contado.
Sobre la pareja, sobre el amor verdadero, sobre la amistad… Incluso sobre nosotros mismos.
Que si me pasa esto tengo que responder así.
Que en una situación como ésta lo normal es que yo…
Que por nada del mundo debería querer a alguien que…
Pensamos lo que nos han dicho que tenemos que pensar, sentimos lo que nos han dicho que tenemos que sentir y hacemos lo que nos han dicho que tenemos que hacer.
En definitiva, vivimos como nos han dicho que tenemos que vivir.
¡Con lo revitalizador que es elegir en cada momento lo que quieres para ti! ¡Lo que quieres para tu vida! ¡Lo que decides pensar!
Con lo sencillo que es creer lo que tú eliges creer. Y construir tu vida. Y levantar cada ladrillo desde cero. Y colocarlo tú misma…
Sí, de verdad que cuando tomas la decisión es muy sencillo… mucho más de lo que crees.
Y sí, te aseguro que todos tenemos el poder para conseguirlo.
Que todos podemos hacer magia. Que todos tenemos una varita mágica en nuestro interior. Que todos podemos ser magos de nuestra propia vida.
Pero, para ello, primero tenemos que aprender la lección…
EL PRÍNCIPE Y EL MAGO
Érase una vez un joven príncipe que creía en todo, excepto en tres cosas. No creía en las princesas, no creía en las islas y no creía en dios. Su padre, el rey, le había dicho que esas cosas no existían.
Un día, el príncipe se escapó de su castillo y partió hacia el país vecino. Allí, ante su sorpresa, desde la orilla en la que se encontraba vio islas, y sobre ellas, extrañas y turbadoras criaturas que no sabía cómo calificar. Mientras buscaba una barca por la playa, se le acercó un hombre vestido con una amplia túnica.
– ¿Son reales esas islas? – pregunto el joven príncipe.
– Por supuesto que son reales – respondió el hombre de la túnica
– ¿Y esas extrañas y turbadoras criaturas?
– Son todas auténticas princesas, también reales.
– Entonces, ¡también Dios debe de existir! – exclamo el joven príncipe.
– Yo soy Dios – replico el hombre de la túnica, inclinándose para saludar.El joven volvió al castillo tan rápido como pudo.
– Así, ¿ya has regresado? – le dijo su padre, el rey.
– He visto islas, he visto princesas, he visto a Dios – le dijo el príncipe con un tono lleno de reproche.
El rey permanecía impasible.
– No hay islas reales, tampoco princesas ni un Dios verdadero.
– Yo los he visto.
– Dime cómo iba vestido Dios.
– Usaba una amplia túnica.
– ¿La llevaba arremangada?
El príncipe recuerda que así era. El rey le sonríe.
– Así visten los magos – te han engañado.Con estas palabras el príncipe vuelve a partir al país vecino, regresa a la misma playa y encuentra al hombre de la túnica.
– Mi padre el rey me ha contado quien eres – dijo el príncipe indignado -, me engañaste la primera vez, pero no lo volverás a conseguir. Ahora sé que esas islas que se ven no son reales, ni tampoco las princesas, porque usted es un mago.
El hombre de la playa le sonríe.
– Es tu padre quien te ha engañado, muchacho. En el reino de tu padre hay numerosas islas y princesas, pero estas bajo el influjo de un sortilegio que te ha hecho, y no puedas verlas.Pensativo, regresa al castillo. Cuando ve a su padre le mira a los ojos.
– Padre, ¿es cierto que no es usted un verdadero rey, solamente un mago?
El rey sonríe y se sube las mangas.
– Sí, hijo mío, no soy más que un mago.
– Entonces ¡el hombre de la otra orilla era Dios!
– El hombre de la otra orilla era otro mago.
– Tengo que saber la verdad, la verdad que se esconde tras la magia.
– No hay verdad más allá de la magia.
-Quiero morir – dijo el príncipe, lleno de tristeza.Usando la magia, el rey hace aparecer a la muerte. Esta se detiene en el umbral de la puerta y hace una seña al príncipe. El príncipe siente un escalofrío.
Recuerda aquellas islas magnificas, aunque irreales, y aquellas princesas, posiblemente irreales, pero maravillosas.
– Muy bien – dice – creo que he aprendido la lección.
– Ves, hijo mío – dice el rey – ahora tú también te estas convirtiendo en un mago.El príncipe y el mago (relato recogido del libro “El Mago”, de Jonathan Cape)
Pues eso, que tú también puedes ser un mago. Un mago de tu vida. Un mago que cada día elige qué quiere creer…
Si tú quieres. Si te atreves.
¿Qué me dices? Si hicieras magia ahora mismo, para cambiar algo que te hicieron creer y que ya no quieres seguir pensando así, ¿qué sería lo primero que cambiarías?
Muy relevantes tus aportes… estimada Vanessa.
Continúa en ese camino…
Gracias!!
Muchas gracias, Boyle.
Besos y sonrisas,
Vanessa
Muchísimas gracias, Boyle.
Besos y sonrisas,
Vanessa
Debemos creer en nosotros mismos y en lo que somos capaces de hacer… cada dia…
Exacto, Marco. Es un trabajo de cada día, de hoy, de mañana, de cada momento…
Un fuerte abrazo,
Vanessa
Hola,
Creo, desde siempre, que el cambio está en nosotros. Hemos crecido con creencias e identificaciones, pero llega un momento, si tenemos suerte, y considero que la he tenido, que la vida nos brinda la oportunidad de ver la realidad, de saber que tenemos la vida que queremos y que nunca es tarde para cambiar.
Cambiar significa vivir de acuerdo contigo,,.escuchar a tu ser interno y saber que esa, eres tú, la verdad es quien eres y aprendes. Aprendes a expresarte, a utilizar las palabras, a desarrollarte, a tropezar y levantarte…y saber que no pasa nada. Ahora, en la segunda mitad de mi vida, sé que puedo ser yo. Quiero ser yo.
Gracias por tu post y por esta web. La encontré por casualidad, o no… Otro regalo de la vida.
Un abrazo
Sally,
No te imaginas cómo he conectado con tus palabras… Felicidades por tomar conciencia de tu suerte y ser agradecida con ella… Sí, tenemos la vida que queremos, yo también lo creo así. Y también creo que cambiar significa vivir de acuerdo contigo, escucharte, saber quién eres, saber que no pasa nada, saber que puedes ser tú… Saber que eres tú… Saber que soy yo, que soy quien quiero ser…
Gracias de corazón, tú también has sido un regalo para mí hoy :-).
Besos y sonrisas,
Vanessa