¿Cuántos sueños has abandonado porque alguien te dijo que no ibas a poder?
¿Cuántos objetivos has dejado a un lado porque pensabas que eso no era para ti?
¿Cuánto de lo que querías ser se ha quedado olvidado en el camino?
Si hay algo aún más triste que no conseguir lo que deseamos, creo que es no conseguirlo porque alguien nos dijo que no íbamos a ser capaces.
Todos tenemos sueños que hemos dejado atrás porque nos dijeron que era imposible y nosotros nos lo creímos.
Porque le dimos más valor a lo que opinaban los demás que a lo que nosotros queríamos y sentíamos.
Creer es poder, estoy convencida.
Y si crees, creas. De eso también estoy convencida.
Pero para eso tu confianza en ti y en que podrás tiene que ser mucho más grande que lo que nadie te pueda decir.
Casi todo es posible, siempre y cuando lo sepas en lo más profundo de ti, y no dejes que nadie te diga lo contrario.
¿O quieres que te pase lo mismo que a esta bailarina?
LA BAILARINA
Había una joven que sentía pasión por la danza y practicaba sin cesar, soñando con que un día se convertiría en una gran profesional. Cada día anhelaba tener la oportunidad de mostrar su habilidad ante alguien que pudiera cambiar su destino. Un día se enteró de que el joven director del prestigioso ballet de un país con larga tradición en este arte se encontraba en su ciudad, en busca de nuevos talentos. La joven se apuntó con enorme ilusión para bailar ante tan distinguido visitante. Llegado el día, se puso sus zapatillas y, llena de entusiasmo, dio varios pasos de baile en su presencia. Cuando terminó, le preguntó al director del ballet:
—¿Qué le ha parecido? ¿Cree que tengo talento para convertirme en una estrella de la danza?
El director la miró a los ojos y le dijo:
—Lo siento, tú no tienes ningún talento para la danza.La joven se alejó llorando y tiró sus zapatillas de baile a un cubo de basura en su camino de vuelta a casa.
Los años pasaron y aquella mujer aceptó un trabajo sencillo para poder sobrevivir. Se casó y tuvo dos hijos. Un día, leyó en el periódico que aquel director que ella conoció años atrás había llegado con su prestigioso ballet para dar una función en su ciudad. Ella acudió entusiasmada y se emocionó al ver la belleza y elegancia con la que se movían las bailarinas. Al finalizar la función, y gracias a que conocía a uno de los empleados que trabajaba en el teatro, pudo acercarse a saludar al director.—Buenas noches, usted no se acordará de mí, pero hace muchos años vino usted a esta misma ciudad en busca de jóvenes talentos.
—Sí, me acuerdo perfectamente —contestó el director.
—Yo quería ser una gran bailarina, pero renuncié a mi sueño porque usted me dijo que no tenía talento.
—Sí, eso se lo digo a todos.
—¡Cómo que se lo dice a todos! Yo renuncié a mi carrera de bailarina porque creí lo que me decía.
—Naturalmente —replicó el director—, la experiencia me dice que al final los que triunfan son los que dan más valor a lo que ellos creen de sí mismos que a lo que otros creen de ellos.Mario Alonso Puig
El Cociente Agallas
No creo que los que han alcanzado sus sueños sean mejores que los que no. Creo que unos confiaron en sí mismos y otros tomaron el camino fácil, el de dejarse llevar por lo que creían o por lo que alguien les dijo que era posible.
¿Y tú? ¿Cuál fue ese sueño que abandonaste porque creías que era imposible?
Sea aquel sueño o sea cualquier otro…
¿Qué podrías hacer, hoy, para recuperar aquella ilusión y aquella confianza en ti?
Puedes compartirlo conmigo en los comentarios aquí debajo, será un placer responderte :-).
Pienso que ese director es condescendiente, arrogante y un tirano, como muchas de las personas que abusan de su poder. Buena moraleja tb, sí. A ella le hubiese ido mejor de creer en ella misma, pero eso no justifica el comportamiento del director. ¿Quién se cree que es para decidir sobre la vida de los demás? No me parece un buen ejemplo al fin y al cabo. A veces si es necesario recibir unas palabras de aliento. ¿O nos hemos vuelto todos locos con tanta autosuficiencia? Hay mucha información sobre autoestima, terapias, espiritualidad, new age etc. Y hay que tener la cabeza bien amueblada para no perder ante todo la humanidad, la empatía. El director podría haberle dado el mismo mensaje de otra manera. Le podría haber dicho por qué le importaba tanto lo que él pensara de ella con una sonrisa cálida y fin de la conversación para que ella aprendiera a sostenerlo sola. Podría haberle mirado a los ojos y sentir ese miedo y sonreirle. Podría haber dicho mil cosas más. Son esta clase de ejemplos los que hacen que luego gente que no tiene bien integrado su “poder” se crean con el derecho a ir dando lecciones a los demás. No porque un coche tenga las llaves puestas significa que podamos llevárnoslo, así como ver que un niño no pueda valerse por si mismo implique que podamos aprovecharnos de él. Y lo mismo con una persona adulta, que no porque veamos una persona vulnerable significa que podamos abusar de ella, entendiendo el abuso desde mil formas. Supongo que Mario Alonso Puig tb venía a decirnos que por el mundo nos encontraremos con toda clase de personas que nos pisarán y querrán destruir nuestros sueños. Pero que el final del cuento él se atreva a decir “se lo digo a todos” con esa condescencia, pues bueno señor director, si quería practicar de gurú o guía espiritual haberse dedicado a otra cosa. Cada cosa en su sitio. Ojo con los mensajes sutiles que a veces esconden según que relatos. Luego habrá mucha gente que viéndose reflejado en el director y no la bailarina, se creerá con derecho a ir de gurú por la vida. Cuantas películas del gurú frío inquisidor que trata mal a sus alumnos para que aprendan. ¿Acaso no hay un modo más amoroso de aprender? Abuso de relaciones de poder. Y no, en lo que a mi respecta, la bailarina habrá perdido su sueño, pero el director ante todo ha perdido su humanidad. ¿Qué opinais?
Me parece coherente lo que opinas, creo tambien q las personas necesitan su reconocimiento. Eso pasa mucho en el trabajo donde nunca parece que lo hiciste bien. Aunque lo hayas hecho y sabes, no falta el perfeccionista que quiere corregirte para sentirse importante o que su egocentrismo no le permite y que te dice un “está bien” a regañadientes. Eso desmotiva y, ¿cómo lidiar con gente asi? A mí me resulta bastante desmotivante.
Me gusta pensar que el director simplemente la estaba retando o poniendo a prueba, como un filtro para ver quién confía en sí mismo y quién no. Creo que sus intenciones no eran malas, aunque puede haber personas sensibles a las que su comentario nos duela, en eso estoy de acuerdo.
Pero sea como sea creo que la decisión siempre es de uno mismo, que ella fue la que tomó la decisión sobre su propia vida, confiando más en otra persona que en sí misma. Que pase lo que pase, sólo yo tengo la última palabra.
Muchísimas gracias por tu reflexión, em ha encantado.
Un abrazo,
Vanessa
Hola de nuevo. Gracias por vuestras respuestas. Sinceramente me ha dado un poco de apuro volver a leer el comentario que escribí hace días, pues he tenido la sensación de lanzar mi enfado a los cuatro vientos. Mis disculpas si el tono se ha salido un poco fuera de órbita por momentos. Quería posicionarme simplemente con respecto al director y esa actitud, en fin. Supongo que cuando empiezas a poner límites y a hablar es como dejar que estalle un volcán que lleva mil años dormido y al principio me doy cuenta te sale así, un poco perdiendo los nervios. Sigo enfadada con muchas cosas, sobre todo conmigo misma por no haber sabido defenderme de situaciones en las que había mucho abuso por parte de otras personas, situaciones como la que describe el relato, más o menos.
De verdad creo que todo al final es con nosotros mismos, pero en mi proceso me he dado cuenta de la importancia de detectar comportamientos dañinos en los demás como una oportunidad para aprender, crecer y quererme a a mi misma. Dentro del mundo “espiritual” o “terapéutico” o también porque no de la “docencia”, creo hay mucho abuso de poder. Dentro de mi círculo social con el que comparto este tipo de temas, me he visto envuelta en situaciones muy confusas donde parecía que se usaba determinada información para des-responsabilizarse del propio comportamiento. La típica conversación dónde alguien se defiende, por ejemplo, de una actitud condescendiente y autoritaria (lecciones, manipulación y control) aludiendo a “si te sientes así es tu problema, deberías ver que tan condescendiente o autoritaria eres tú contigo (espejo-sombra etc) o eres muy susceptible, etc.” sin dar pie a ningún tipo de diálogo real u oportunidad de crecimiento mutuo, a ningún tipo de empatía, ningún encuentro de igual a igual verdadero. Cero escucha, en fin. “El mundo al revés”. Y es justo en ambientes dónde en principio deberían ser seguros para expresarse y abrirse, donde este tipo de mensajes confusos pueden ser muy peligrosos, pues no hacen más que empequeñecer y empequeñecer a los que simplemente como todos, también están aprendiendo, depositando su confianza y vulnerabilidad en alguien que se supone está ahí para guiarles, enseñarles, etc. Los demás son un reflejo de nuestra sombra, nuestras inseguridades sí, pero eso no justifica en ningún caso el comportamiento del otro y también hay que aprender a defenderse y posicionarse. Si no crecemos juntos, si no podemos aprender juntos, ¿qué sentido tiene?. Que nos encontremos alguien que por lo que sea está en una posición vulnerable, ya sea por un momento de crisis personal, salud, económico, social, profesional, madurez, inteligencia, edad o lo que sea, no nos da derecho a ponernos por encima. Es quitarle al otro su propia capacidad, es quitarle su poder a costa del crecimiento del nuestro. Creo que eso es lo que esconden muchas de las -relaciones de ayuda- mal enfocadas. La verdadera ayuda o la verdadera sabiduría es todo un arte, eso creo, y para mi siempre pasa por el respeto al otro, a su momento, a lo que siente, a sus errores, como los nuestros. Pocas personas he conocido en mi vida sabias y humildes de corazón. No sé si sabéis a lo que me refiero. He estado en ambos lados (en mayor o menor medida) y es todo un arte amar y aceptar al otro y su momento. Las crisis personales deberían servirnos para ser más empáticos y comprensivos con los demás, a mirar a todos por igual, y no a usar la información (tesoros) que hemos recogido de ellas (las crisis) para ponernos por encima de los demás, pues no deja de ser un acto agresivo y violento. El conocimiento es poder. Creo que estamos viviendo una época dónde a veces todo el tema espiritual o terapéutico se nos va un poco de las manos. Tener conciencia de ello para no hacer con los demás lo que no nos ha gustado que nos hicieran a nosotros es lo que quería aportar. Decir también que si sigo desde hace dos años este blog es porque justamente siento que en la escritura se destila dulzura, comprensión y humildad. Y hoy en día falta mucho de eso. Hoy en día me falta mucho ser comprensiva, paciente, dulce y humilde conmigo misma. Por eso mientras aprendo, si alguien me lo muestra desde fuera diré que No, pues decir No es decirme Sí a mi también. Un abrazo.
Gracias Viviana y Vanessa. Tenemos la última palabra. Un abrazo
Muchísimas gracias por esta reflexión, por compartir tu camino de crecimiento y aprendizaje, y por las palabras tan bonitas que dedicas al blog. Te lo agradezco de corazón y me alegra mucho que lo sientas así.
Y felicidades por ese compromiso de reconciliarte contigo misma y decirte SI ;-).
Un abrazo grande,
Vanessa
Lo que viene a decir, es que en este mundo te vas a encontrar con personas despiadadas, y o eres lo suficiente fuerte por dentro para que sus acciones y comentarios te resbalen, o te hundirás. Las cosas son así, y hay que estar preparado para toda esa mierda, luego ya te encontrarás con bellas personas, pero lo primero es armarte hasta los dientes.
Hola Antonio Jose,
Sobre todo es darte cuenta de que cada uno te habla desde él mismo, y quien en último término ha de definir lo que eres y lo que quieres para ti eres tú.
Un abrazo,
Vanessa
Creo que tan importante es alimentar los sueños y las motivaciones como saber tus propias limitaciones. De la fábula no se deduce si realmente ella tenía talento o no lo tenía, pero obviamente tuvo más en cuenta un no de otros que un sí interior que saca recursos de donde a veces no los hay. Me ha gustado mucho éste post.
Exacto, Bet. Un SI interior saca recursos de donde muchas veces no los hay, qué bien lo has dicho. Por eso mismo creo que muchas veces lo que crees de ti mismo es más importante que el talento que tengas. Que si crees, creas.
Besos y sonrisas,
Vanessa
Enhorabuena Vanessa por el post, me ha encantado. Eso creo yo también: nunca renuncies a tus sueños a persar de lo que te diga tu entorno. Un saludo.
Muchas gracias, Francisco.
Un fuerte abrazo,
Vanessa
A mí me pasó eso Vanessa, renuncié a un sueño por hacer caso a los demás.
Las veces que me he arrepentido….
Es esencial creer en una misma y poderte equivocar si no es tu camino.
Mil gracias por mostrarte y reconocerte, Mila. Sí, es esencial creer en una misma y, como bien has recordado, darte permiso para equivocarte y cambiar el rumbo cuando haga falta.
Un abrazo grande,
Vanessa
He renunciado a muchos sueños. Sé que ha sido por mi temor a fracasar y, a pesar de saber las consecuencias de no seguir mis sueños, continuo con el temor al fracaso. Me reflejé plenamente con la bailarina.
Entonces, Neila, tal vez sea momento de preguntarte, ¿qué quiero que dirija mi vida? ¿El Amor o el Miedo? ¿Qué quiero ver cuando miré atrás al final de mis días? ¿De qué quiero sentirme satisfecha?
El miedo se supera a pasitos pequeños, no a grandes bocados. Recuerda eso :-).
Un abrazo,
Vanessa
Hola Vanessa. Mi sueño siempre fue cantar. Estudio canto hace unos años y la gente me halaga, pero yo no creo en mí misma. De pequeña nunca me alentaron, no me puedo sacar esa mochila de encima y tengo muchos miedos. Sí, quizás sea también miedo al qué dirán.
Gracias por tu post. Me gustó mucho. Un abrazo.
Adriana.
Hola Adriana,
Entonces necesitas aprender a alentarte tú, a apoyarte en las personas que ahora creen en ti y a reconocerte todo lo que vales. Poco a poco, pasito a pasito, día a día. Llenando tu mochila de todo lo bueno que hay en ti :-).
Un abrazo grande,
Vanessa