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Esto es lo que pasa cuando NO confías en ti

Cuando no confias en ti - chica en el campo

¿Qué pasa cuando no confías en ti?

¿Cuál es la consecuencia irremediable de quien pierde la confianza en sí mismo?

De quien la pierde, o de quien nunca ha llegado a tenerla…

Uno de los patrones que más me ha costado superar es ese de que, si alguien no estaba de acuerdo conmigo, el que tenía razón era el otro y la que estaba equivocada era yo.

Que si yo digo que siento esto o que pienso lo otro, y tú dices que eso que estoy diciendo no es correcto, acabo dudando de mí.

Esto es lo que pasa cuando no confías en ti…

Me pasó durante mucho tiempo, como fruto de esas programaciones tan limitantes que aprendemos de niños, tipo “lo que yo pienso no está bien” o “el otro sabe más que yo”.

Cuando piensas así tienes muchas probabilidades de dejarte manipular por los demás y de acabar creyendo que el problema está en ti

Claro, si no confías en ti y les das a ellos un voto de confianza que a ti te quitas, ¿cómo no va a haber quien te falte al respeto o te manipule?

Y, ojo, que no quiero decir que esto sea responsabilidad del otro… Porque si yo no confío en mí, y confío más en ti, y tú me manipulas, la responsabilidad es de ambos en igual parte (de hecho, en cualquier relación, lo que pasa es responsabilidad de ambos por igual).

¿Cómo salir de ahí? Pues es de cajón. Cuando no confías en ti la única salida es aprender a confiar en ti.

En mi caso, me costó mucho sacudirme todas esas creencias y darme cuenta de que lo que yo pienso, lo que yo siento y lo que yo necesito es correcto y está bien, simplemente porque yo lo pienso, lo siento y lo necesito así. Y no deja de ser así por más que el otro opine lo contrario.

Precisamente esto, ese confiar en ti, en tu criterio, en cómo tú ves algo, en lo que te dice tu corazón, en lo que estás sintiendo en estos momentos, es una de los objetivos que más trabajo con mis Coachees.

Porque la confianza en ti no solo condiciona tus relaciones con los demás, sino también lo capaz que te sientes de alcanzar tus objetivos, de superar obstáculos y de comprometerte a dar los pasos que te lleven a tener la vida que sueñas.

Por eso priorizo tanto que mis Coachees confíen en sí mismos. Para que nunca más vuelvan a dejar que otra persona les haga dudar de lo que piensan, sienten, merecen o necesitan. Para que no vuelvan a renunciar a sus derechos ni a su propia dignidad. Para que nunca más vuelvan a dar un objetivo por imposible.

En definitiva, para que conecten con su propio poder interior. Con su Esencia, con su Ser, con su Alma.

Y cuando veo que alguien está permitiendo que otra persona le haga desconfiar de sí mismo, le cuento este cuento, que hoy quiero compartir contigo. Por si a ti también te hace falta ;-).

 

LA APUESTA

Cuentan que hace muchos años vivía un califa avaro y cruel que sentía verdadera pasión por las apuestas. Se decía que sólo apostaba cuando tenía la certeza absoluta que iba a ganar. Y para ello imponía las condiciones de la apuesta para asegurarse que siempre la victoria.

Una mañana, al salir a uno de los patios, vio una enorme pila de ladrillos. Al instante gritó: “¿Quien quiere apostar conmigo?”. Ninguna de las personas que estaban en el patio respondió dado que conocían sus temibles condiciones a la hora de apostar.

El califa enfadado por el silencio de las personas ante su ofrecimiento, volvió a decir: “Apuesto a que nadie es capaz de transportar esta pila de ladrillos con sus manos de un lado al otro del patio antes de que el sol se ponga”.

Un joven albañil que se encontraba ahí, le preguntó:“¿Cuál sería la recompensa?”

-“Diez tinajas de oro si lo consigues”, le respondió el califa.

-“¿Y si no lo consigo?”, le preguntó el joven albañil.

-“Entonces te cortaré la cabeza”, le contestó el califa.

El joven albañil, tras dudar unos minutos, le contestó: “Acepto la apuesta con una condición: podrás detener el juego en cualquier momento y, si lo haces, sólo me darás una tinaja de oro”.

El califa, sorprendido por la condición impuesta por el joven y tras meditarlo para tratar de encontrar donde estaba la trampa, aceptó la condición solicitada por el joven albañil. Y la apuesta empezó.

El joven empezó a transportar los ladrillos con sus manos y tras una hora de trabajo, sólo había transportado una pequeñísima parte de los ladrillos. Y sin embargo, sonreía.

-“¿Por qué sonríes?”, le preguntó el califa. “Está claro que vas a perder la apuesta. Nunca lo conseguirás”.

-“Te equivocas”, le contestó el joven albañil. “Estoy seguro de que voy a ganar”.

-“¿Cómo es eso posible?”, le preguntó el califa sorprendido.

-“Porque te has olvidado de algo muy sencillo y por eso sonrío”, contestó el joven albañil y siguió transportando los ladrillos.

Ante esa respuesta, el califa empezó a inquietarse. ¿Se habría olvidado de algo? la condición parecía sencilla y era imposible poder transportar los ladrillos en el día. Harían falta varios hombres más.

Al cabo de varias horas, el califa le volvió a preguntar al joven albañil si seguía convencido de ganar. La respuesta fue la misma acompañada de una gran sonrisa.

El califa se sentía cada vez más agitado. ¿Cómo era posible que fuese a ganar? Empezó a sudar ante la posibilidad de perder la apuesta y diez tinajas de oro. Consultó con varios matemáticos, astrólogos y todos le dieron la misma respuesta: es imposible que un sólo hombre pueda cumplir la apuesta.

A medida que iba pasando el día, el califa se sentía cada vez más turbado, pese a que la pila de ladrillos estaba casi entera. Estaba claro que no iba a ganar la apuesta, entonces ¿por qué sonreía?

-“¿Por qué sonríes?”, le preguntó nuevamente el califa cuando quedaban ya unas pocas horas para que se escondiese el sol.

El joven albañil, pese al cansancio, le respondió:

-“Sonrío porque voy a ganar un tesoro”.

-“Eso es imposible”, le dijo el califa. “El sol está en la segunda mitad del cielo y la pila de ladrillos es muy alta todavía”.

-“Has olvidado algo muy sencillo”, le contestó nuevamente el joven albañil.

-“¿Qué me he olvidado?”, le preguntó el califa consumido por la posibilidad de perder.

-“¿Quieres detener el juego, entonces?”, le contestó el joven. “Eso significará que habré ganado la apuesta y habrás perdido una tinaja de oro”.

-“¡Sí, sí!, ¡Dime qué me he olvidado! ¿Es algo sencillo?”, le preguntó el califa.

-“No has prestado la suficiente atención a la condición que puse”, le dijo el albañil.

-“Pero si no he hecho otra cosa que pensar en ello”, protestó el califa.

-“Sí, pero sin comprender que para mí una tinaja de oro es un inestimable tesoro. Desde el principio sabía que no podía ganar la apuesta, pero yo sólo quería una tinaja. Y tú te jugabas diez tinajas”, le dijo el joven.

El califa le escuchaba con muchísima atención.

-“Te has olvidado de lo más sencillo”, prosiguió el joven. “Te has olvidado de que podías perder la confianza en ti mismo”.

 

¿De qué te has dado cuenta? ¿Has recordado algún momento en el que tú también dejaras de confiar en ti y le dieras ese poder a la otra persona? Puedes compartirlo conmigo en los comentarios aquí debajo, me encantará responderte.

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Acerca de Vanessa Carreño

Trabajo con mujeres que se sienten inseguras, no se valoran ni tienen confianza en sí mismas, le dan muchas vueltas a la cabeza y se preocupan mucho por lo que piensen los demás.

Con mis programas de Autoestima, Relaciones Personales y Dependencia Emocional consiguen ganar confianza en sí mismas y sentirse seguras y capaces de alcanzar sus objetivos. Aprenden a valorarse, se atreven a ser ellas mismas y empiezan a disfrutar de su vida y de sus relaciones.

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15 comentarios

15 comentarios
  1. Ana 12/09/2019

    Hola, Vanessa.
    Me ha gustado mucho tu artículo. Entiendo lo que dices, o eso creo. Pero ¿qué ocurre cuando estás en sesión con tu psicólogo y sientes que en ese momento él se equivoca? Por supuesto, dudas de tu sensación porque sabes que él está para ayudarte, sin embargo te sientes así. Y por eso mismo comienzas a dudar de ti. Esto no quiere decir que no lo consideres un buen profesional, ni que dudes de él o no confíes; al menos yo lo veo así. Pero yo quiero poder decirle: “no, esto no siento que me ayude, creo que esto otro es lo que necesito” (y es evidente que mi forma de comunicárselo será torpe. Eso me preocupa).
    La autoridad no siempre sabe lo que te conviene, y es preciso aprenderlo también; es necesario dialogar con ella y ver los distintos puntos de vista. Esto que parece tan sencillo y que entiendo perfectamente, no soy capaz de llevarlo a la práctica con mi psicólogo. Necesito una charla con él y no sé cómo plantear el tema sin herir. Aquí lo planteo y no me parece tan crudo.

    Gracias, Vanessa.

    Saludos.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 14/09/2019

      Hola Ana,
      Es maravilloso como todo lo que nos pasa nos habla de nosotros mismos y de nuestras dificultades, y nos pone sobre la mesa una oportunidad para crecer. Tu psicólogo está ahí para ayudarte, también a expresar tus sentimientos y tus necesidades, a afirmarte a ti misma. Si se lo planteas tan cual lo estás planteado aquí, él podrá ayudarte a ver qué es lo que te pasa cuando tienes que plantearle algo a alguien que consideras una autoridad, y a la vez podrá saber lo que te ocurre. Si no lo compartes con él no puede saberlo y por lo tanto no puede ayudarte. Y esa es precisamente su función. Estate tranquila y confía en ti.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
      • Ana 03/10/2019

        Muchas gracias, Vanessa.
        Me preocupa mucho ser una bruta y herirlo. Pero como tú dices: es necesario que confíe en mí.
        ¡Un saludo!

        Responder
  2. Karen Dianela 12/09/2019

    Yo he pasado una situación similar. Sin embargo, no sabía que se debía a la confianza en mí misma, tal vez porque al escuchar a esta persona en muchas ocasiones, su forma de ver la vida me ha hecho mejorar mucho, pero de pronto hay situaciones en las que sé que yo no estoy mal, incluso sé que le digo la verdad y soy honesta con él, pero él no me cree. Eso me hace sentir triste y sí, incluso me pone a dudar del trasfondo de mis acciones aunque yo las haya hecho sin intención malévola. Al final, dudo de “qué pueda haber en mi inconsciente” como él me dice… ¿Existirá manera de que arreglemos esto por el bien de la relación?

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 14/09/2019

      Hola Karen,
      Claro, en cualquier relación hay manera de resolver lo que pasa, para eso está la comunicación abierta, honesta y asertiva. Alguien puede ayudarte a crecer como persona en algunos aspectos y eso no quita que puedas estar en desacuerdo con él en otros. Siempre puedes expresarlo, confía en ti.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  3. Ana 12/09/2019

    Claro que me pasa, me he visto reflejada en todo lo que has contado, tanto en lo personal como en lo profesional. Siempre pienso que los demás saben mucho más que yo… y que yo más tarde o más temprano voy a meter la pata. Y si por casualidad alguien mete la pata, yo ya me posiciono o digo algo para que se sienta bien y que vea que en realidad ha podido ser culpa mía, o que nos puede pasar a todos -a mí la primera- o algo así.
    Actuando de manera contraria o queriendo llevar razón me siento una sobradilla o borde… y aunque en realidad es lo que me gustaría no veo que tenga sedimento o profundidad moral -que siento que los demás sí tienen- para actuar así…, no sé si me he explicado.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 14/09/2019

      Hola Ana,
      Te explicas bien, y sí, suena a que necesitas confiar más en ti y valorarte más ante los demás. No pasa nada por meter la pata, ¡somos humanos y vivimos aprendiendo hasta que morimos! Los demás pueden saber de una cosa y tú de otra, de unos podemos aprender y con otros podemos compartir lo que sabemos. Y para nada de esto hace falta tener la razón :-).
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  4. María 12/09/2019

    Sí, me ha fallado la confianza en varios momentos importantes. Me he recompuesto poco a poco porque no fue total, algo en mi interior me llamaba a rebelarse y, gracias a eso, he salido reforzada.
    Pero me doy cuenta de que cíclicamente me pasa a medida que íntimo con alguien.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 14/09/2019

      Hola María,
      Entonces ya sabes lo que necesitas trabajar para aprender a confiar en ti como te mereces cuando intimas con alguien y que sigas saliendo reforzada. No pasa nada por tropezar, lo importante es recordar que siempre puedes volver a levantarte.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  5. Ane 12/09/2019

    Me ha gustado mucho el post. En realidad, a mí también me ha pasado. Oí comentarios de personas altamente inseguras y manipuladoras que me han hecho pensar que la culpa era mía, por ser como soy. No sólo contaminando el entorno en contra mío, como haciéndome dudar de mi.
    Justo ahora que me estoy dando cuenta de eso, me ha llegado tu mensaje.
    La confianza en uno mismo es base de todo el reconocimiento, dignidad y empuje para el autoconocimiento.
    Nunca más me dejaré llevar por eso. Gracias!!

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 14/09/2019

      Qué bien, Ane. Me alegro mucho de que estés tan motivada en ese camino para fortalecer la confianza en ti misma, muchas gracias por compartirlo.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  6. Mila 13/09/2019

    Hola Vanessa, me ha encantado el post y me siento reflejada.
    Porque si algo me caracteriza es la falta de autoestima, la falta de confianza en mi y que por eso mismo me he ganado la vida que llevo.
    Por ser imbécil, y perdona la expresión.
    Feliz de leerte todas las semanas aunque me cuesta llevarlas a cabo.
    Un abrazo
    Mila

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 14/09/2019

      Hola Mila,
      Espero que te hables mejor a ti misma de lo que parece en tu comentario :-). Está bien lo que ha sido hasta ahora, pero lo que de verdad importa es lo que quieres que sea a partir de ahora. Y eso lo construyes, entre otras cosas, con tu lenguaje y con la confianza que te transmitas a ti misma. Empieza por algo, pon en práctica una sola cosa de todo lo que has leido, y sobre todo háblate con amor.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  7. Trinidad 24/09/2019

    Buenas.
    Gracias por este mensaje, en el momento en el que me encuentro me sirve de gran apoyo. Por favor, más como este. Gracias, saludos.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 25/09/2019

      Me alegro mucho, Trinidad. Gracias por compartirlo conmigo. Si estás suscrita te seguirán llegando mensajes como éste.
      Un abrazo grande,
      Vanessa

      Responder

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