Antes yo era una mujer carente.
Me sentía inferior, me comparaba un montón y a la mayoría las veía mil veces mejores que yo: más guapas, más divertidas, más seguras de sí mismas, más carismáticas y más todo.
En el fondo siempre estaba la sensación de que a mí me faltaba algo, de que yo no era suficiente, de que debería ser más esto o menos lo otro…
Y ahora, que eso ya es agua pasada y me siento igual de valiosa que cualquiera, me encanta observar las diferencias entre las mujeres a las que acompaño y ver cómo unas han aprendido a mirarse desde la abundancia y otras desde la carencia.
(Sí, esto se aprende. No naciste con ello puesto).
¿De cuál crees que eres tú?
Vale, pues te voy a contar tres diferencias muy claras para que lo descubras.
Ojo, puede parecer que la mujer que se siente carente lo pasa peor.
Y no te lo discuto. Yo, desde luego, siempre deseé ser de las otras.
Pero tampoco te creas que en la vida de una mujer que se siente sobrada todo es color de rosa.
Porque también tiene sus miedos y sus inseguridades, que se manifiestan sobre todo en las relaciones de pareja, donde su mayor pánico (oculto) es no gustar al otro.
Al grano, te cuento las tres diferencias entre una mujer sobrada y una carente, para que veas con claridad dónde estás tú.
1.La capacidad de seducción.
Y no me refiero solo a seducir a una pareja.
Es que una mujer sobrada seduce a todo el mundo. Pero no desde su autenticidad o desde un amor propio genuino, sino más bien desde un “para sentirme valiosa, necesito seducirte”.
Y puede ser una amiga que te hace sentir que eres super especial para ella o que te promete mil cosas que vais a hacer juntas, aunque después cumpla la mitad.
O puede ser una compañera de trabajo que parece que siempre está dispuesta a ayudarte y a la que le encanta sentir que la necesitas.
En cambio, una mujer carente, precisamente por sentir que le falta algo, no es capaz de seducir con ese desparpajo y esa aparente seguridad.
Y digo “aparente” porque no es que las mujeres sobradas no se sientan inseguras.
De hecho, se sienten así muchas veces, sobre todo en la pareja. La diferencia es que por fuera no se les nota tanto.
¡Ah! Y algo importante: si eres de las carentes, seguro que ante una mujer sobrada tú te sientes una mierda y te encantaría ser como ella. Mientras que, si eres de las sobradas, en caso de compararte, lo más probable es que te sientas por encima.
2.Quién tiene la culpa.
Esto no falla nunca.
Una mujer carente, si algo sale mal, (casi) siempre pensará que la culpa es suya.
Y te podría poner mil ejemplos de esto en mi yo del pasado.
Si una amiga se alejaba, yo pensaba en qué habría hecho mal y si sería que se aburría conmigo.
Si en clases de baile la de al lado hacía un paso diferente a cómo lo estaba haciendo yo, yo pensaba que la que estaba equivocada era yo y me moría de la vergüenza.
Si un chico se iba con otra, pues claro, “es que yo soy poco interesante y menos atractiva”.
Así que tenía que esforzarme mucho para hacerlo bien, y que por mí no fuera…
Y lo mismo lo veo cada día en la mayoría de las mujeres que empiezan a trabajar su autoestima conmigo.
En cambio, una mujer sobrada, cuando le pasa algo, suele pensar que el problema lo tiene el otro.
Por ejemplo, si tiene un conflicto con un compañero en el trabajo, pensará que ella lo está haciendo bien y que la culpa es de su compañero.
O si su hermana se queja de ser la que siempre está cuidando de sus padres, pensará que es que su hermana es muy demandante.
Solo en las relaciones de pareja, cuando hay alguna dificultad, puede ser que se sienta pequeña y conecte con la sensación de que a ella le falta algo. Porque, claro, no está siendo capaz de seducir o de que el otro la quiera como a ella le gustaría.
Fíjate que ahí, en la misma situación, la carente siempre pensaría “si no me quiere, es culpa mía”.
¿Te das cuenta de la diferencia tan brutal entre una y otra y de que ninguna gestiona sus relaciones desde un lugar sano ni equilibrado?
Bien, seguimos con la última diferencia…
3.A la hora de ocupar espacio.
Una mujer sobrada no tiene ningún problema en ocupar espacio.
Si tiene que pedir, pide (donde la carente se corta por miedo a abusar o a que la rechacen).
Si tiene que molestar, molesta (donde la carente no soporta la idea de molestar a alguien o de ser pesada).
Si está hablando con alguien, no se fija en si es la que más espacio ocupa en la conversación (donde la carente, en cuanto habla un poco, empieza a pensar si estará ocupando demasiado espacio).
Por ejemplo, si estás en una cola muy larga, cuando por fin te toca a ti, ¿te das prisa por terminar para que los de atrás no se molesten? Eso es lo que haría una mujer carente. Mientras que una sobrada ni se plantearía esto y ocuparía el espacio que necesite.
…
¿Qué me dices? ¿Con cuál te identificas tú?
Mira, puede que las mujeres sobradas se sientan mejor consigo mismas, pero también tienen muchas dificultades para ver al otro y para relacionarse de forma horizontal, sobre todo en la pareja (de hecho, las que llegan a mí, suele ser por problemas de pareja).
Y por supuesto que sentirte carente es una mierda, porque toda la seguridad en ti que te falta se refleja en las relaciones que generas y en el miedo constante a que te rechacen o te dejen de querer.
Lo que quiero que te quede claro es que, en ambos casos, necesitas la valoración del otro para sentirte bien contigo misma.
Es solo que una lo tapa yendo de sobrada y la otra lo siente en todos los poros de su piel.
Pero ninguna de las dos tiene una relación sana consigo misma. Y, por ello, tampoco puede tenerla con los demás.
Así que si lo que quieres es un amor propio bien colocado que dependa de ti y que te haga sentir tan valiosa como cualquier mujer con la que te cruces (y que los demás también te vean así), me gustará mucho acompañarte hasta allí.
El primer paso para que lo consigas es que me lo cuentes AQUÍ.
PD: A veces me escribe alguien diciéndome que no es capaz de rellenar el formulario.
Y siempre le respondo esto: “Mi forma de trabajar es muy efectiva, por mi método y por el acompañamiento personalizado entre sesiones y, si empezamos a trabajar juntas, te garantizo que no te vas a quedar a medias. Pero, si no eres capaz de responder a las diez preguntas de ese formulario, entonces es mejor que ni empecemos”. Pues eso.



Un post muy interesante y descubridor. Siempre había pensado que lo de sobrada era algo de mala persona y que las otras mujeres difícilmente también se podían sentir así. Me identifico en general como una mujer sobrada, pero también con algunos rasgos de carente (sin necesidad de estar en pareja), ¿puede ser que a veces exista una mezcla de las dos en función de la situación? Gracias!
Hola Nùria,
Sí, en realidad ambos se mezclan dentro de la misma persona, y es habitual que a veces nos veamos en un extremo y a veces en el otro, porque son mecanismos de defensa aprendidos para sobrevivir.
Un mujer carente necesitará en determinados momentos colocarse por encima, para compensar ese sentimiento tan profundo de insuficiencia.
Y una mujer sobrada, como en realidad es una falsa abundancia y también tiene una herida de abandono, en muchos momentos sentirá el miedo a que la dejen de querer por no ser suficiente.
Por eso, que claro que puede dar lugar a confusión. Pero siempre hay uno que prevalece: o en el fondo me siento en abundancia (aunque sea falsa) o en el fondo me siento en carencia.
En cualquier caso nunca es desde un amor propio sano y bien colocado.
Un abrazo,
Vanessa