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Esta es la primera vez que me atrevo a pedirte algo

Pajaro posado - me atrevo a pedirte algo

Soy muy mala pidiendo. Lo odio. Y lo evito a toda costa.

De ahí, de esa dificultad para pedir, nace una capacidad de autonomía que me ha dado mucho, pero también me ha quitado otro tanto.

Y hoy quiero hablarte de ello y pedirte algo, porque sé que será sanador para mí hacerlo y porque tal vez a ti, si también te cuesta pedir, te sirva de alguna forma 💕.

(Mientras escribo esto ya me tiembla todo y siento esa vergüenza que hasta hace unos años no identificaba y que ahora veo que está por todas partes…

Pero sí, allá vamos).

Todos los días recibo algún email dándome las gracias por compartir tanto contenido desinteresadamente.

Tipo a este:

Muchas gracias Vanesa. Gracias por querer ayudarme desinteresadamente. Leo todo lo que publicas, eres un Ángel para mi, gracias de todo corazón. Sara.

O a éste:

Hola Vanessa,

Simplemente quería escribirte para felicitarte. Soy lectora de tu blog y para mi es el mejor que he leído, todos los temas que tratas me parecen clave en este momento de mi vida y cuando tengo un rato libre, en el que me siento vacía, o triste o al contrario, con energías y con ganas de hacer algo bueno por y para mi, te leo porque es lo que mas me apetece.

Para mi el momento de leerte es un momento de autocuidado de los mejores que me puedo dedicar porque es tiempo para conocerme a mi misma y las entradas de tu blog son como las instrucciones jeje, van guiando el camino 😊

Se agradece mucho la forma de escribir las cosas, tan reales y de forma tan directa pero tan sensible, los ejemplos de otras coachees… Ah! Y las guías de mejora tu autoestima y la de los límites, son muy valiosas.

No sé, en definitiva solo decirte que mola lo que haces, que muchas gracias y que ojalá sigas mucho tiempo haciéndolo.

Un abrazo
Elisa

Y me emociono y me lleno de amooor con cada email como estos que recibo…

Pero, a ver, desinteresadamente del todo tampoco es que lo haga. Me doy a conocer a través de lo que escribo y es así como muchas personas me contactáis para hacer uno de mis programas.

O os apuntáis a alguno de mis cursos.

Así que algo me llevo a cambio.

Además de que recibo muchísimo cariño, alegría y ternura con emails y comentarios como estos que te he compartido. Y que hacen que me salten chispitas de luz del corazón.

Pero es verdad que, aunque también reciba mucho, pedir, pido poco.

Aquí, y en mi vida cotidiana.

(Lo cual no quiere decir que siempre me quede bien… Sobre todo hace años, cuando no era consciente de mi dificultad para pedir, lo que hacía era esperar que el otro adivinara lo que yo necesitaba… Como si la gente que te quiere tuviera que leerte la mente… 😱. Y no, ya te digo yo que eso no funciona, y además te genera roces innecesarios con tu entorno).

Total, que se me da muy mal pedir.

Es de mis puntos débiles. De esas cosas que aun me quedan por pulir.

Tengo que tener mucha confianza con alguien o estar muy desesperada para atreverme a pedirle algo.

Cuando hay un trauma muy fuerte de rechazo (hace tiempo que tengo ganas de escribir un post sobre el bullying y sus secuelas, y prometo hacerlo pronto, así que si tienes algo que decir al respecto, estaré encantada de escucharte), una de las consecuencias es que haces todo lo posible por evitar que te vuelvan a excluir.

Sí, la pertenencia queda muy tocada.

Así que, para no dejar de pertenecer, haces todo lo posible por no molestar.

Y pedir, a veces, molesta. Así que no pides.

Muerto el perro, se acabó la rabia :-(.

Y no, esa no es la solución. Esto me lo sé bien. Y sé que tengo pendiente el aprender a pedir. Y el arriesgarme a ser excluida o rechazada por pedir.

Y ese es el reto de este post.

En los doce años que llevo escribiendo en este blog, he pedido muy poquito.

Y hoy quiero hacer una excepción y pedirte algo importante para mí.

En la página de Google de Coaching to Be casi no hay valoraciones. Por eso mismo, porque nunca las he pedido.

Así que, si en algún momento te ha servido algo de lo que comparto, si en algún momento te ha dado luz en tu camino, quiero pedirte que me dejes ahí un comentario.

AQUÍ tienes el link para hacerlo.

Te estaré eternamente agradecida, porque me ayudarás a sentir algo que en el fondo ya sé: que podemos pedir cuando necesitamos algo, y que siempre hay alguien al otro lado para dárnoslo ❤️.

Besos y sonrisas, de corazón,
Vanessa

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Acerca de Vanessa Carreño

Trabajo con mujeres que se sienten inseguras, no se valoran ni tienen confianza en sí mismas, le dan muchas vueltas a la cabeza y se preocupan mucho por lo que piensen los demás.

Con mis programas de Autoestima, Relaciones Personales y Dependencia Emocional consiguen ganar confianza en sí mismas y sentirse seguras y capaces de alcanzar sus objetivos. Aprenden a valorarse, se atreven a ser ellas mismas y empiezan a disfrutar de su vida y de sus relaciones.

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4 comentarios

4 comentarios
  1. Eliana 05/09/2024

    Es muy valioso tu contenido para mí. Me ha ayudado mucho. Gracias.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 06/09/2024

      Me alegro mucho, Eliana. Muchas gracias por decírmelo. Si me puedes dejar el comentario aquí sería maravilloso.
      Un abrazo,
      Vanessa

      Responder
  2. Mariluz 05/09/2024

    Hecho, me identifico con lo de costarme trabajo pedir, me lo estoy trabajando, también el entender que aunque pida, eso no implica que me den, solo que expongo mi deseo y el que recibe mi petición verá lo que hace con ella. Gracias por tu contenido.

    Responder
    • Vanessa Carreño Andrés 06/09/2024

      Eso es, Mariluz. Lo que dices de entender que el otro tiene derecho a no dar, y que eso no significa que te esté rechazando a ti como persona, es super importante. Solo desde ahí tú también te darás permiso para no dar sin sentir que rechazas al otro.
      Gracias por contármelo.
      Un abrazo,

      Responder

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