A ver si te suena esto…
¿Sueles pensar que todo, ABSOLUTAMENTE TODO, lo que hacen los demás es por ti y por tu culpa?
¿Te ocurre eso de que cuando alguien cercano tiene un comportamiento extraño o cambia de actitud contigo, tú te piensas que has hecho algo mal?
Por ejemplo, respondes un mensaje tan pichi y sin pensar demasiado en lo que pones. Super espontánea. Pero pasan unas horas y esa persona no te ha respondido. Y entonces empiezas a repasar el mensaje analizando si puede ser que te equivocaras con algo o que hayas dicho algo inoportuno.
Es decir, buscando la culpa y el fallo en ti.
Porque, cuando pasa algo raro en tu relación con alguien, o lo que ocurre no es lo que tú esperabas que ocurriera, te da miedo perder ese vínculo y asumes que la culpa es tuya y que algo has hecho mal.
Por ejemplo, te enteras de que dos amigas han hecho un plan sin decirte nada. Y empiezas a darle vueltas a lo último que habíais hablado en el grupo de whatsapp o a lo que pasó el último día que os visteis, en busca de algo tuyo que pueda explicar que no te hayan avisado.
¿Te pasa esto? Si es así, seguro que muchas veces lo haces sin tan siquiera darte cuenta.
Porque, cuando están metidas a fuego las creencias de que “tú haces las cosas mal” y de que “si haces algo mal, te dejarán de querer”, ese miedo te sale por todas partes sin que te enteres.
Y, también, porque hay un sentimiento muy profundo de que nadie está para ti de forma incondicional y de que en algún momento te abandonarán o te rechazarán.
Da igual lo que hagas
Y, ojo, que esto que te estoy contando no depende de que hagas A o B.
No. Es que cuando tienes mucho miedo a hacer algo mal que estropee el vínculo, da igual lo que hagas, que siempre vas a dudar de ti.
Si has dicho algo, empiezas a pensar si deberías haber dicho eso, si no fue apropiado, si al otro le molestó, si pensó que tal…
Y si no has dicho nada, empiezas a pensar que tendrías que haber dicho algo, que igual se pensó que no te importaba, que igual le pareció mal que no contestaras nada más…
Vaya, la típica conversación por whatsapp que el otro dice “ok, te aviso” y tú cuando no te avisa piensas si sería porque no contestaste “vale”.
Vamos, que te vas a poner pegas sí o sí, hagas lo que hagas.
Por ejemplo, que me contaba una coachee: “mi hermana me llama todas las semanas algún día, pero esta semana no me ha llamado. Y ya le estoy dando vueltas a si le parecería mal lo que le dije el otro día cuando me contó una cosa de mi sobrino. Pero es verdad que si no le hubiera dicho nada me estaría sintiendo culpable por no haberle dado mi opinión”.
(Atención: si tú también quieres cambiar estos patrones tan tóxicos de creer que todo lo que pasa a tu alrededor es culpa tuya, rellena esto para tener una sesión de valoración conmigo).
O puede ser que te pase en el trabajo. En plan que tienes una compañera que siempre te espera a la salida y os vais caminando juntas porque vivís cerca. Pero un día no te dice nada. Y empiezas a pensar si se habrá pensado que eres una trepa porque esta mañana te ofreciste voluntaria cuando la jefa preguntó quién podía encargarse de una tarea (pero vaya, que si no te hubieras ofrecido estarías pensando que tu compañera pensó que vaya morro que tienes que te quieres escaquear del trabajo extra…).
¿Lo ves? La cosa es pensar mal de ti y encontrarte algún fleco suelto para echarte las culpas de algo.
Porque el problema aquí es que te crees que el mundo gira en torno a ti, pero para mal.
Que todo lo que pasa a tu alrededor y lo que hacen los demás es culpa tuya.
Y, además, es que tu criterio sobre lo que es hacerlo bien o hacerlo mal está completamente distorsionado, porque todo se basa en que no te dejen de querer.
Vaya, que asocias que hacerlo bien es que te sigan queriendo y hacerlo mal es que a alguien no le guste cómo lo has hecho.
Así es imposible poner un límite
Pero espera, que el asunto todavía puede ser más grave.
¿Sabes cuándo? Cuando tú habías puesto un límite o habías expresado algo que te incomodaba y después de eso ves un cambio de actitud en la otra persona.
¡Entonces es cuando la culpa ya campa a sus anchas y sin límites ni fronteras!
En plan que tienes una amiga que siempre te deja los wasaps sin contestar. Y un día por fin se lo dices, que te molesta cuando le propones un plan y no te responde nada, porque así tú no puedes organizarte.
Y parece que no se lo toma mal, pero a las dos semanas le preguntas si quiere ir al cine a ver la última de Almodovar y te dice que no. Y a ti te entran los siete males pensando que es que está enfadada porque le pusiste un límite.
Nada de pensar que no le gusta Almodovar. No. Tú piensas que la que no le gusta eres tú. Y que mejor te callas las cosas porque cuando las dices es peor.
Total, que vives reprimida y como si caminaras de puntillas para no hacer nada que moleste a alguien o por lo que después te puedas sentir culpable.
En vez de pensar que tal vez es la otra persona quien lo está haciendo mal.
O que simplemente es que le ocurre algo que no tiene nada que ver contigo.
O mil motivos posibles.
Y, ojo, porque este patrón tan dañino es un terreno super fértil para las relaciones tóxicas.
Por ejemplo, suponte que los viernes sueles quedarte en casa con tu pareja. Pero esta semana unas amigas han propuesto quedar a cenar el viernes. Y tú se lo comentas a él y te dice algo un poco ambiguo en plan “pues yo había pensado una película para que la viéramos juntos el viernes”.
Y a ti no te queda claro si le parece bien o no, pero a partir de eso empiezas a analizar todo lo que hace: si es que está raro, si es que está menos hablador, si es que se ha dormido sin darte un beso de buenas noches…
Cuidado, mucho cuidado con esto, porque el creer que “todo lo que pasa es por mi culpa” es caldo de cultivo de las relaciones de manipulación emocional.
Sí, cuando has aprendido que la culpa de todo es tuya, te cargas con tanta responsabilidad que liberas al otro de su parte de responsabilidad para que no te deje de querer.
Y así es como se vuelve muy fácil terminar al lado de alguien que no se haga responsable de nada.
Porque tu mirada está muy distorsionada, como si llevaras tus gafas totalmente empañadas por el miedo y la culpa, y te olvidas de que cada parte tiene un 50% de la responsabilidad y cada uno ha de hacerse cargo de cómo se siente con lo del otro y de expresarlo.
Y, así, hasta que tú desapareces de la relación…
…
¿Te has sentido identificada con alguno de estos ejemplos? Me lo puedes contar en los comentarios aquí debajo, me encantará leerte :-).
Me identifico totalmente, al punto que casi estoy aislada e intento no dar opinión ni decir nada aunque me moleste. Pienso que el tema poner likite está muy de moda, pero si intentas dar un paso y decir algo desde la sinceridad y educación, no way. Me la como igual. Por diferentes motivos llevo años en tratamiento y en los últimos psicológico y psiquiátrico con la ss, claro. Cada vez en los últimos tiempos he sufrido de agresiones culpabilizadoras que me han llevado a la profunda oscuridad. Entiendo mi mente, todo lo que viví desde mi nacimiento, intento sanar y no lo logro. La culpa, el miedo y la soledad me van aislando cada vez más. Me siento agredida como al que le hacen un regalo de cumpleaños, normalizado. Tengo 63 años. Gracias. Lo que he leído es total.
Muchas gracias, Maria José. La agresión y la culpabilización seguramente también sean la forma en la que tú te tratas a ti. Y de ahí la culpa, como un círculo vicioso… Te dejo aquí la página de Amor, encaja muy bien en lo que cuentas y te ayudará mucho.
Un abrazo y feliz día,
Vanessa
Bueno, hace poco fui avergonzada por mi suegra, me sentí humillada, me siento más cómoda contando mi situación y mi vida, había una visita, y no supe servir el café en una taza, estamos acostumbrados a servir y tomar el café de forma distinta, y la nieta vive aquí con nosotros y pues no sabía, por cortesía y amabilidad invite café y me dijeron: como eres grosera Yolanda, así no se sirve el café, y otras palabras. Claro, solo dije en voz baja eso me pasa por ser gentil y amable, mi esposo me regañó y me dijo atiendeme a mi y despreocupate de lo demás, lo malo es que vivimos aquí mismo, no puedo hacerme qué no veo a mi suegra para no atender, se sentirá mal y me lo dirá, todo me reclama 😁, muchas gracias por entender.
Hola Yoly,
Al leerte parece que te colocaras en una posición de niña frente a ellos, que te dicen lo que haces bien y lo que no. Solo observa eso con cariño y compasión hacia ti.
Un abrazo,
Vanessa