¿Qué ves al mirar a los que te rodean?
Esa persona con la que te cruzaste ayer, ¿qué te despertó?
Esa persona tan cercana en tu vida, ¿qué te refleja de ti?
No es que todo lo que hacen los demás tenga que ver con nosotros, porque cada uno es responsable de sus actos y de sus decisiones.
Pero sí es cierto que lo que vemos en los demás, lo que nos despiertan, habla de nosotros más que de ellos.
Por ejemplo, te pregunto si te ha molestado algo de mí, y en realidad lo que está pasando es que a mí me ha molestado algo de ti.
O, para no contactar con mi propio egoísmo, porque no me lo permito, lo que hago es señalar y juzgar el egoísmo de los demás.
O estoy cansada y le aconsejo a todo el mundo que descanse, porque eso es lo que estoy necesitando yo.
O que me sienta mal que tú te atrevas porque yo no lo hago.
O que me sienta mal que tú te rindas porque yo no me doy permiso para ello.
De mil maneras proyectamos en los demás lo que llevamos dentro…
Y me encanta esta historia, que lo refleja tan bien:
UNA HISTORIA DE PATOS
Cuando vivía en una granja comunitaria de agricultura orgánica, una mañana, sentado en el porche del edificio donde se encontraban los dormitorios, observé a los otros miembros cruzar el césped para ir al comedor. A un lado del camino estaba sentado el pato Pete, que saludaba a los transeúntes con un “cuac”.
El primero que pasó frente a Pete esa mañana fue un cantante profesional. Al oírlo, se detuvo y le dijo: “Qué detalle por tu parte cantarme esta canción”.
La siguiente persona que se cruzó con el fue una mujer con bastante sobrepeso. Cuando oyó a Pete graznar a su paso, le regañó. “Siempre estás graznando para pedir comida, Pete. ¡Ya va siendo hora de que te ciñas a tu dieta!”.
La última persona que pasó frente al pato fue un arquitecto muy intelectual. Al oír a Pete, le dijo: “Preguntas, Pete, ¡siempre preguntas! ¿Qué te parece alguna respuesta para variar?”.
Umm…
Cada uno veía a Pete bajo el prisma de su propia percepción de sí mismo. Proyectaba su visión del mundo sobre el pato y le atribuía sus creencias sobre su persona. Estaba hablando consigo mismo. Todos hablamos únicamente con nuestro propio ser.
Alan Cohen (extraído de su libro “Un curso de milagros fácil”)
Así es. Por más limpia que esté nuestra mirada, no podemos desprendernos de nosotros mismos al ver a los demás.
Somos, y desde lo que creemos que somos, así miramos y así vemos.
Desde ahí lo mágico es que los demás son libros abiertos que nos cuentan algo de nosotros mismos.
Siempre, en cualquier relación, aunque también haya una parte que es del otro y que no tiene nada que ver conmigo, podré aprender algo de mí.
Darme cuenta de algo que saco fuera, porque no lo acepto de mí.
Observar algo que está en mí, y que hasta ahora no quería ver.
Reconocer algo con lo que necesito atreverme a contactar más, en vez de rechazarlo.
Curar alguna herida que sangra, porque aún no se ha cerrado.
Sí, cada cosa que me mueve de alguien, viene a contarme algo de mí.
Igual que cada cosa que les mueve a los demás de mí, viene a contarles algo de sí mismos.
Y hay que ser muy honesto con uno mismo para ser capaz de confesarse esto…
Pero qué bien aprender a volver la mirada hacia dentro para entender qué me pasa a mí con lo tuyo.
Y qué bien cuando también sé discernir lo que es tuyo y no tiene nada que ver conmigo, (aunque también me toque a mí como fruto de nuestra relación).
Qué bien saber que en cuanto contacto con alguien ya somos tres: tú, yo y la relación. Y entonces el aprendizaje se vuelve infinito para mí, si así lo decido.
Qué bien.
Hola Vanessa, estoy en tratamiento para depresión y ansiedad y en cada artículo tuyo encuentro algo nuevo que aprender.
Muchas gracias y disfruta de tus vacaciones.
Qué bien, Cristina. Me alegro mucho de que te sirvan. Espero que vaya muy bien ese camino de sanación, abrázate fuerte en él :-).
Besos y sonrisas,
Vanessa