Cuando termina el día, ¿qué te hace pensar que ha sido un buen día?
¿Qué tiene que haber pasado?
¿Qué reglas se tienen que haber cumplido para que tú digas “oye, ¡qué buen día he tenido!”?
Te pongo un ejemplo real, de una coachee que me respondió a esto:
“Para que un día sea un buen día tengo que despertarme descansada.
Tengo que llegar a tiempo a trabajar, sin atascos ni imprevistos.
Tengo que ser eficiente y productiva en el trabajo. Y que mi jefa me lo reconozca de alguna forma.
Los niños tienen que portarse bien. Nada de rabietas.
Tengo que verme guapa con la ropa que me ponga.
Tengo que estar bien con mi pareja y que no discutamos.
Y que tengamos algún rato para nosotros solos.
Y me tiene que dar tiempo a ir una hora al gimnasio.
Y a hacer lo que me haya puesto para ese día.
Y no ver a mi suegra.
Y tomar un café con una amiga.
Creo que eso es todo”.
¿Ves cuántas reglas hay en este ejemplo?
Sí, hay personas que, para que un día haya sido un buen día, tienen que cumplir con un listado infinito de cosas.
Pero, como son tan exigentes, siempre habrá algo que lo estropee, aunque solo sea que el ascensor de casa no funcione.
En cambio, imagínate a otra persona que, si le preguntas qué necesita para sentir que ha tenido un buen día, te responde:
“Pues sentirme bien de salud. Sentirme fuerte, ágil y sana. Y que mi familia también lo esté”.
Y punto. No hay más exigencias.
¿Quién crees que tendrá más días buenos? ¿La primera o la segunda?
Está claaaro que la segunda.
Que, cuantas menos reglas tengas para valorar un día como un buen día, más fácil será que puedas decir que has tenido un buen día.
En mi caso, hace mucho que solo tengo buenos días. Porque (ahora) soy de las que lo único que necesita es sentirse bien de salud (toco madera 😊).
Si me apuras, si me pongo exigente y te digo una segunda cosa, sería algo como “sentir que me he acompañado con amor en todo momento. Que en ningún momento del día me he abandonado”.
Pero, ni siquiera eso, porque me valdría si, aunque en algún momento me haya desconectado de mí, después me he dado cuenta y me he comprendido y reconducido.
Pues eso, que lo que marca la diferencia entre una persona que tiene muchos días buenos al mes y otra que tiene pocos no son los días en sí, sino cómo los interpreta cada una, y si pone en sus días expectativas tipo tacón de aguja 😱.
Dicho esto, repito la pregunta, ¿cuántas reglas tienes tú para que un día sea un buen día?
Si quieres aprender a valorar tus días y a que lo más importante sea sentir que tú estás ahí contigo, AMOR es lo mejor que puedo recomendarte.
Amor es mi curso de autoestima para que lo hagas por tu cuenta en unos 3-4 meses. Práctico, entretenido y muy, muy efectivo. Con acceso a la plataforma para siempre.
“Estoy súper agradecida de haber hecho este curso. Brutal tanto cambio con algo tan sencillo y simple en realidad. Lo has hecho para mí super completo, fácil y al grano. En cada vídeo te sentía cerca siempre… Es más, sonreía nada más verte jajaja, sonreía desde algún lugar muy profundo de mí, me has ayudado mucho y eso no tiene precio. Felicidades por tu trabajo“. Jessica.
Si tú también quieres AMOR, es aquí.
Yo sé que mi esquema erróneo ha sido confiar en personas que no eran buena gente. En primaria y la universidad tuve dos “grupos de amistades” que se portaron fatal conmigo, haciendo de mi vida una pesadilla. Y eso es un trauma que luego hay que sanar. Por lo menos sé que no me volverá a pasar porque ahora confío en la gente si es de fiar, no porque yo quiera que sean de fiar.
Hola Eva,
Muchas gracias por comentar. La confianza se va construyendo y tejiendo a medida que avanza la relación. Sí hay una parte de entrega previa a pesar de que no sabes lo que va a pasar, pero es importante que te cuides y te escuches en ese proceso, porque cuando alguien va a traicionar tu confianza suele haber señales en el camino.
Un abrazo,
Vanessa
El problema para mí es que se nos plantea la ayuda, pero cuando recurrimos a ésta, al menos en mi caso, siempre es lo mismo: “busca tu camino tú misma, en eso yo no te puedo ayudar”. Y así es como no salimos del bucle. Precisamente porque estoy perdida busco ayuda, y si no me das ninguna indicación, seguiré sin saber qué hacer. A veces la respuesta no está dentro de ti y necesitamos que alguien nos señale por dónde ir.
Hola Maria Jesús,
No sé bien a qué te refieres porque no hay ningún comentario previo tuyo en este post.
Claro que a veces podemos escuchar lo que opina alguien en quien confiamos respecto a lo que nos está pasando. Pero el camino nunca va a pasar por tener que escuchar a otros para tomar decisiones sobre nuestra vida. De ser así, estaríamos alimentando una inmadurez y una dependencia malsana. Si es un amigo, por mucho que te conozca, nunca podrá sentir como te sientes tú. Y siempre es mejor para tu autoestima que te equivoques con una decisión propia a que aciertes con una ajena.
Y ya si es un profesional quien alimenta que dependa de sus consejos, en mi opinión, no está haciendo su trabajo como corresponde. Porque siempre el camino de crecimiento para ti estará en crear una guía interna que te sepa acompañar con amor desde tu propia sabiduría esencial, y no desde lo que opinen otras personas.
Tomar la responsabilidad sobre la propia vida, con confianza y autoestima, es uno de los pasos más importantes que puede dar alguien consigo mismo, y a eso sí que hay profesionales maravillosos que te pueden acompañar.
Un abrazo,
Vanessa